
Después de haber creído y de haber sido bautizados en Cristo, tenemos una unión de vida con Cristo y estamos unidos a El. Ser unidos a El se basa en que El primero se unió a nosotros. Por tanto, debemos primero considerar cómo El se une a nosotros, y luego considerar cómo nosotros nos unimos a El.
1) “Y el Verbo [Dios] se hizo carne” (Jn. 1:14).
Cristo es el Verbo de Dios y es Dios mismo (v. 1). El primer paso que El dio para unirse a nosotros fue que se hizo carne, es decir, que se hizo un hombre de carne. Como Dios, El tomó un cuerpo humano con la naturaleza humana para unirse al hombre a fin de ser una sola entidad con él, llegando a ser de esta manera un Dios-hombre. Con esto El empezó a unirse a nosotros.
1) “Con Cristo estoy juntamente crucificado” (Gá. 2:20); “Nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con El” (Ro. 6:6); “...muerto con Cristo” (Col. 2:20).
Estos versículos nos revelan que en Su crucifixión, Cristo nos llevó consigo a través de la muerte de la cruz.
2) “Fuisteis resucitados juntamente con Cristo” (Col. 3:1).
Esta palabra nos muestra que en Su resurrección, Cristo también nos llevó consigo a la resurrección.
3) “...nos hizo sentar en los lugares celestiales en Cristo Jesús” (Ef. 2:6).
Esta palabra nos muestra que al ascender al cielo, Cristo también nos llevó consigo a la ascensión.
Cristo puede llevarnos a través de la muerte y la resurrección y aun a la ascensión porque El está unido a nosotros.
1) “...Cristo está en vosotros...” (Ro. 8:10).
Primero, Cristo se hizo carne para unirse a nosotros, y luego, nos llevó consigo a través de la muerte y la resurrección a la ascensión. Después que El realizó la redención eterna de Dios por medio de estos pasos, El entró en nosotros para unirse más a nosotros, aplicando a nosotros lo que El había realizado como la plena salvación de Dios. Con este propósito, El llegó a ser Aquel que está en nosotros, y que está unido a nosotros.
2) “...vive Cristo en mí...” (Gá. 2:20).
Al entrar y al unirse a nosotros, Cristo no sólo está en nosotros sino que también vive en nosotros, es decir, El está viviendo Su vida en nosotros.
3) “Para que Cristo haga Su hogar en vuestros corazones...” (Ef. 3:17).
Cuando Cristo se une a nosotros interiormente, El vive Su vida en nosotros, deseando también hacer Su hogar en nuestros corazones; es decir, quiere saturar cada parte de nuestro ser, mezclándose con nosotros haciéndonos una sola entidad. Esto demuestra que El se unirá a nosotros por completo.
1) “...los que en El [en Cristo] creen” (Hch. 10:43); “...bautizados en Cristo...” (Gá. 3:27).
Originalmente nacimos en Adán, alejados de Cristo (Ef. 2:12). Al creer y ser bautizados, hemos entrado en Cristo. Este es el comienzo de la experiencia de nuestra unión a Cristo.
1) “Y el que nos adhiere firmemente [a nosotros, los apóstoles] con vosotros [los creyentes] a Cristo, y el que nos ungió [con el Espíritu Santo], es Dios” (2 Co. 1:21).
Cuando creemos en el Señor y somos bautizados, Dios pone Su Espíritu en nosotros y nos unge, adhiriéndonos firmemente a Cristo. Por un lado, nosotros creímos y fuimos bautizados en Cristo, por otro, Dios nos une a Cristo al ungirnos con Su Espíritu.
1) “...en Cristo...” (2 Co. 12:2); “...en Cristo, nueva creación es” (5:17).
Al creer y ser bautizados en Cristo, llegamos a ser hombres de la nueva creación en Cristo. Llegamos a ser tales hombres por el hecho de estar unidos a Cristo en nuestra experiencia.
1) “Permaneced en Mí [en Cristo]” (Jn. 15:4); “Permaneced en El [en Cristo]” (1 Jn. 2:27).
Después que entramos en Cristo, para ser hechos una nueva creación en El, debemos quedarnos en El y permanecer en El, tomándole como nuestra morada y nuestro lugar de descanso. En Cristo disfrutamos de todo lo que El es para nosotros. Le disfrutamos a El como nuestra vida y nuestro suministro de vida, y además como la paz, el consuelo, el sustento, la guía, el gozo y la esperanza que necesitamos para vivir una vida celestial, espiritual, santa, victoriosa y trascendental, de tal manera que lleguemos a ser personas trascendentes que experimentan el estar unidos a El en nuestro vivir y andar.
1) “Porque Yo [Cristo] vivo, vosotros también viviréis ... y Yo en vosotros” (Jn. 14:19-20); “...viviremos con El [con Cristo]” (Ro. 6:8).
Estos dos pasajes hablan de nuestro vivir con Cristo. Estar unidos nosotros a Cristo comienza cuando entramos en El, continúa con que nos quedemos en El y permanezcamos en El, y es intensificado al vivir con El. Esta es la experiencia en nuestro vivir de estar unidos a El y de tenerle a El como vida (Col. 3:4).
1) “...vosotros también seréis manifestados con El [con Cristo] en gloria” (Col. 3:4).
El estado final del estar unidos nosotros a Cristo, de tenerle a El como vida, y de vivir en El, es ser manifestados con El en gloria cuando El sea manifestado. Esta es la máxima realización de nuestra experiencia de estar unidos a Cristo.