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Mensajes del libro «Lecciones de vida, tomo 3»
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LECCION VEINTIOCHO

EXPERIMENTAR A CRISTO

  (Se sugiere que esta profunda lección se lea en dos partes, comenzando la segunda con la sección “Vivir a Cristo” en la página 30).

  Nosotros creemos y somos bautizados en Cristo para estar unidos a El y para permanecer en El, con el propósito de experimentarle. Cuando experimentamos a Cristo le ganamos y le disfrutamos de manera práctica para que El se exprese por medio de nosotros.

I. LOS DIFERENTES ASPECTOS DE EXPERIMENTAR A CRISTO

A. Cristo es revelado en nosotros

  1) “...agradó a Dios ... revelar a Su Hijo en mí” (Gá. 1:15-16).

  Nuestra primera experiencia de Cristo es que El es revelado en nosotros. Este es el punto crucial de nuestra salvación y regeneración, y es el resultado central de nuestra salvación y unión a Dios. Esto es también el comienzo de nuestra experiencia de Cristo.

B. Cristo está en nosotros

  1) “Pero si Cristo está en vosotros, aunque el cuerpo está muerto a causa del pecado, el espíritu es vida a causa de la justicia” (Ro. 8:10).

  Una vez que Cristo se revela en nosotros, inmediatamente experimentamos que El está en nosotros, lo cual nos muestra que nuestro cuerpo está muerto a causa del pecado, o sea, el pecado que heredamos de Adán, y además experimentamos que nuestro espíritu es vida a causa de la justicia, es decir, la justicia que obtuvimos de Cristo. Esta es una experiencia que Cristo nos da.

C. Cristo permanece en nosotros

  1) “ El que permanece en Mí [en Cristo], y Yo en él, éste lleva mucho fruto” (Jn. 15:5).

  Cuando permanecemos en Cristo conforme al hecho de que estamos en Cristo, entonces Cristo permanecerá en nosotros, poniéndose a Sí mismo en nosotros para ser nuestra vida y nuestro suministro de vida, para que El llegue a ser nuestra experiencia en vida a fin de que llevemos mucho fruto.

  2) “El que me ama, Mi palabra guardará; y Mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él” (Jn. 14:23).

  Cristo con el Padre permanece en nosotros. Nosotros experimentamos esto cuando le amamos a El y guardamos Su palabra.

D. Cristo es nuestra vida

  1) “...Cristo, nuestra vida...” (Col. 3:4).

  La primera y principal cosa que hace Cristo al permanecer en nosotros es ser nuestra vida para que le tomemos a El como vida y vivamos por El, no andando más en nuestra vida natural. Debemos experimentar esto día a día y momento a momento.

E. Cristo vive en nosotros

  1) “...ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí...” (Gá. 2:20).

  No solamente debemos experimentar a Cristo permaneciendo en nosotros para ser nuestra vida, sino también debemos experimentar a Cristo viviendo en nosotros para ser nuestro vivir. Para experimentar a Cristo de esta manera, tenemos que negarnos a nosotros mismos quedándonos en Su muerte, y ser capaces de decir que “ya no vivo yo”. Tenemos que morir a fin de experimentar a Cristo viviendo en nosotros.

F. Cristo hace Su hogar en nosotros

  1) “Para que Cristo haga Su hogar en vuestros corazones por medio de la fe ... para que seáis llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios” (Ef. 3:17-19).

  También necesitamos experimentar a Cristo haciendo Su hogar en nuestros corazones. El no sólo vivirá en nosotros, sino también ocupará interiormente cada parte de nuestro ser, hará Su hogar en nuestros corazones, y se establecerá en nosotros, saturando y llenando todo nuestro ser para que lleguemos a ser la plenitud de Dios.

G. Cristo es formado en nosotros

  1) “Vuelvo [yo, el apóstol Pablo] a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros” (Gá. 4:19).

  También debemos experimentar a Cristo formándose en nosotros, que es Su crecimiento en nosotros hacia la madurez, hasta que alcancemos Su misma estatura. (Ef. 4:13).

H. Vivir a Cristo

  1) “...para mí el vivir es Cristo...” (Fil. 1:21).

  Esta frase vivir es Cristo, significa el vivir a Cristo. Debemos experimentar a Cristo interiormente en todo aspecto y también debemos experimentar el vivirle exteriormente.

I. Magnificar a Cristo

  1) “...ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte” (Fil. 1:20).

  Exteriormente, no sólo debemos tener la experiencia de vivir a Cristo, sino también de magnificar a Cristo. Todas las cosas que nos ocurren son para que magnifiquemos a Cristo. Cuanto más difícil es el ambiente y más ocupado es el trabajo, más podemos magnificar a Cristo. Esta es la cumbre de nuestra experiencia exterior de Cristo.

J. Cristo lo es todo para el nuevo hombre

  1) “...habiéndoos despojado del viejo hombre ... y revestido del nuevo [el cual es corporativo] ... donde [en el nuevo hombre, la iglesia] no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro, escita [los más bárbaros], esclavo ni libre; sino que Cristo es el todo [todas las personas], y en todos” (Col. 3:9-11).

  Estos versículos dicen que los que hemos creído en el Señor y somos regenerados, nos hemos despojado de nuestro viejo hombre y revestido del nuevo hombre. En este nuevo hombre, la iglesia, no existe el viejo hombre de cierta raza, religión, cultura o clase, sino Cristo, quien es nuestra vida y el elemento que constituye este nuevo hombre. Cristo es todas las personas en este nuevo hombre corporativo, y El vive en todas estas personas. Debemos tener muchas experiencias de Cristo relacionadas con este asunto, y también debemos tener esta experiencia plena de Cristo cuando nuestras experiencias de El alcancen al punto más alto.

II. LAS CONDICIONES PARA EXPERIMENTAR A CRISTO

A. Permanecer en El

  1) “El que permanece en Mí, y Yo en él...” (Jn. 15:5).

  La primera condición para experimentar a Cristo permaneciendo en nosotros es que nosotros permanezcamos en El. Debemos permanecer en El, dándole el tiempo y espacio para que así El pueda permanecer en nosotros.

B. Permanecer crucificados juntamente con El

  1) “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí” (Gá. 2:20).

  La experiencia de nuestra crucifixión con Cristo también es una condición básica para nuestra experiencia de Cristo. Puesto que permanecemos en El, seguramente estamos en nuestra crucifixión con El, esto es, en Su muerte todo-inclusiva, la cual anula nuestra existencia para que así ya no vivamos más. De esta manera, permitimos que Cristo viva en nosotros para que le experimentemos y le disfrutemos como nuestra vida.

C. Amarle y guardar Su palabra

  1) “El que me ama, Mi palabra guardará; y Mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él” (Jn. 14:23).

  Amar a Cristo y obedecer Su palabra son también condiciones para que experimentemos a Cristo permaneciendo en nosotros. Si le amamos y guardamos Su palabra, El y el Padre vendrán a morar con nosotros para que disfrutemos todas las bendiciones del Dios Triuno morando con nosotros.

D. Ser fortalecidos en el hombre interior

  1) Que Dios el Padre “os dé ... el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por Su Espíritu; para que Cristo haga Su hogar en vuestros corazones...” (Ef. 3:16-17).

  Ser fortalecidos por Dios con poder por Su Espíritu en nuestro hombre interior (nuestro espíritu) es la condición para que experimentemos a Cristo haciendo Su hogar en nuestros corazones. Esta experiencia de Cristo es profunda, y por lo tanto la estipulación de ésta, o sea, que todo nuestro ser sea fortalecido en nuestro espíritu por Dios, es de mucho peso.

E. Tener toda confianza

  1) “...con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte” (Fil. 1:20).

  A fin de magnificar a Cristo, debemos tener confianza en todas las cosas, sin importarnos la vida o la muerte. Esta es la más alta condición para nuestra máxima experiencia de Cristo.

III. EL MEDIO POR EL CUAL EXPERIMENTAMOS A CRISTO

  1) “...por ... la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo, esto resultará en mi salvación” (Fil. 1:19).

  No experimentamos a Cristo por nuestra habilidad o por nuestro esfuerzo, sino por medio de la generosa suministración del Espíritu de Jesucristo. El Espíritu de Jesucristo es el Espíritu de Dios, quien participó en la encarnación, vivir humano y crucifixión de Jesús, y la resurrección, ascensión y glorificación de Cristo. Este Espíritu es el Espíritu todo-inclusivo, el Espíritu que es la expresión máxima del Dios Triuno. Este generoso suministro del Espíritu todo-inclusivo es el poder y el medio para que experimentemos a Cristo.

IV. EL RESULTADO

A. Cristo es formado en nosotros

  1) “...hasta que Cristo sea formado en vosotros” (Gá. 4:19).

  El primer resultado de nuestra experiencia de Cristo es que Cristo se forme en nosotros. Esto se refiere a Cristo creciendo y madurando en nosotros hasta la estatura plena (Ef. 4:13) de modo que El se exprese plenamente por medio de nosotros.

B. Nosotros llegamos a ser la plena expresión de Dios

  1) “...para que Cristo haga Su hogar en vuestros corazones por medio de la fe, a fin de que ... seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la altura y la profundidad [las ilimitadas dimensiones de Cristo] ... para que seáis llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios” (Ef. 3:17-19).

  El segundo resultado de nuestra experiencia de Cristo es que lleguemos a ser la plena expresión de Dios. Esto se refiere a que Cristo hace Su hogar en nosotros para que comprendamos con todos los santos Sus ilimitadas dimensiones, a fin de que seamos llenos de toda la plenitud de Dios para ser la expresión corporativa de Dios.

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