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Mensajes del libro «Lecciones de vida, tomo 3»
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LECCION VEINTINUEVE

TOMAR A CRISTO COMO NUESTRO TODO

  La principal revelación en el Nuevo Testamento, especialmente en las epístolas de Pablo, es el mismo Cristo que Dios en Su economía ha preparado para nosotros para que El sea nuestra experiencia. Hemos visto este asunto de una manera concisa en la lección anterior. Veamos ahora en el libro de Filipenses su conclusión, la cual es tomar a Cristo como nuestro todo.

I. TOMAR A CRISTO COMO NUESTRO VIVIR

  1) “Porque para mí el vivir es Cristo” (Fil 1:21).

  Esta palabra nos revela que Pablo, quien experimentó a Cristo rica y abundantemente, tomó a Cristo como su vivir. En Filipenses 1 él dijo que vivía a Cristo.

II. TOMAR A CRISTO COMO NUESTRA EXPRESION

  1) “Como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte” (Fil. 1:20).

  Esta palabra nos muestra que Pablo, quien abundaba en la experiencia de Cristo, tomó a Cristo también como su expresión. Toda su vida y su obra no fueron para expresarse a sí mismo o para exhibir su conocimiento, habilidad, u otros méritos y puntos fuertes. Lo que él fue y lo que hizo fueron para expresar a Cristo, aun para magnificar a Cristo, a fin de que Cristo fuera no sólo expresado a través de él sino también magnificado en él.

III. TOMAR LA MENTE DE CRISTO COMO NUESTRA MENTE

  1) “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús” (Fil. 2:5).

  Este versículo significa que nosotros necesitamos tomar la mente de Cristo como nuestra mente. Pablo no solamente tomó a Cristo como su vivir y su expresión por fuera, sino que también tomó la mente de Cristo como su mente por dentro. Según el texto que sigue este versículo, el pensamiento en la mente de Cristo era el de Aquel que se cambió de la forma de Dios a la semejanza del hombre para ser un hombre, aun despojándose a Sí mismo para tomar forma de esclavo y humillarse, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.

IV. TOMAR A CRISTO COMO LA JUSTICIA EXPRESADA EN NUESTRO VIVIR

  1) “Y ser hallado en El, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por medio de la fe en Cristo, la justicia procedente de Dios basada en la fe” (Fil. 3:9).

  Pablo, al experimentar a Cristo, fue hallado por otros que era un hombre en Cristo, no teniendo una justicia que era por guardar la ley, sino teniendo la justicia de Dios por medio de su fe en Cristo, la cual simplemente era Cristo mismo vivido por él para ser expresado como su justicia. De tal manera, Pablo tomó a Cristo como la justicia que él expresó en su vivir.

V. ESTIMAR COMO EXCELENTE EL CONOCIMIENTO DE CRISTO

  1) “...por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo” (Fil. 3:8).

  Pablo, quien abundaba en la rica experiencia de Cristo, indudablemente consideró a Cristo como la persona más excelente. Así que, el texto que sigue Filipenses 3:8 nos muestra que él persiguió el conocimiento de Cristo. Su insistente búsqueda indica su consideración de la excelencia del conocimiento de Cristo. Debido al Cristo que conocía, él dejó todas las cosas, es decir sufrió la pérdida de todas las cosas y las tenía por basura, para ganar a Cristo.

VI. TOMAR A CRISTO COMO NUESTRA META

  1) “Una cosa ... olvidando lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, para alcanzar el premio del llamamiento a lo alto, que Dios hace en Cristo Jesús” (Fil. 3:13-14).

  Pablo, quien persiguió el conocimiento de Cristo para experimentarle más profundamente, consideró su insistente búsqueda de Cristo como su única faena. Así, él proseguía, olvidándose de lo que quedaba atrás y extendiéndose a lo que estaba delante. Su insistente búsqueda era hacia un fin, una meta, y esa meta era Cristo. El tomó a Cristo como su meta, prosiguiendo para obtener el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Este premio es también Cristo, o sea Cristo como el disfrute de los que le buscan. Pablo prosiguió hacia arriba, hacia los cielos, para ganar a Cristo, a quien él tomó como la meta y el premio.

VII. TOMAR A CRISTO COMO NUESTRAS VIRTUDES

  1) “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si alguna alabanza, a esto estad atentos” (Fil. 4:8).

  La veracidad, el honor, la justicia, la pureza, la amabilidad y aquello que es de buen nombre son seis virtudes laudables. Estas virtudes son las expresiones de los atributos de Dios que se expresan por el vivir de los que buscan a Cristo, quien es la corporificación de Dios. Pablo, quien persiguió la experiencia de Cristo, exhortó a los hermanos que pensaran en estas cosas, es decir, que vivieran estas virtudes y expresaran todos los atributos de Dios que están en Cristo. Ya que exhortó a los hermanos de esta forma, él mismo obviamente debe haber estado expresando los atributos de Dios tomando a Cristo como sus virtudes.

VIII. TOMAR A CRISTO COMO NUESTRO PODER

  1) “Todo lo puedo en Aquel que me reviste de poder” (Fil. 4:13).

  Pablo, quien experimentó a Cristo, fue fortalecido por Cristo; por consiguiente, pudo hacer todas las cosas en Cristo, lo cual es principalmente vivir las diferentes virtudes que expresan los atributos de Dios mencionados en el versículo 8 anterior a esta palabra. Esto nos muestra que Pablo experimentó a Cristo tomándolo como poder para vivirlo como su vivir magnífico.

IX. TOMAR A CRISTO COMO NUESTRO SECRETO

  1) “...he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé estar humillado, y sé tener abundancia; en todas las cosas y en todo he aprendido el secreto, así a estar saciado como a tener hambre, así a tener abundancia como a padecer necesidad” (Fil. 4:11-12).

  Aquí, la expresión estoy enseñado se refiere al hecho de aprender un secreto. En cualquier ambiente y en cualquier asunto, Pablo, quien experimentó a Cristo rica y abundantemente, aprendió el secreto de estar contento y de regocijarse siempre. Según lo que nos dice a lo largo del libro de Filipenses, el secreto que aprendió fue precisamente Cristo. Por lo tanto, tomó a Cristo como el secreto de experimentarle, y así pudo estar contento y regocijarse siempre en toda situación y en todo asunto.

X. TOMAR A CRISTO COMO NUESTRA EXPECTACION

  1) “Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos con anhelo al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transfigurará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea conformado al cuerpo de la gloria Suya, según la operación de Su poder con la cual sujeta también a Sí mismo todas las cosas” (Fil. 3:20-21).

  La vida que Pablo vivió en la experiencia de Cristo fue una que esperaba al Salvador, el Señor Jesucristo, quien vendría desde los cielos a transformar su cuerpo de humillación, haciéndolo semejante al cuerpo de Su gloria. De este modo, Pablo tomó al Cristo que él experimentó como su expectación.

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