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Mensajes del libro «Lecciones de vida, tomo 3»
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LECCION TREINTA Y TRES

OBEDECER LA ENSEÑANZA DE LA UNCION

  Obedecer la enseñanza de la unción se relaciona íntimamente con obedecer el sentir de vida tratado en la lección anterior. Obedecer el sentir de vida se relaciona con Cristo como vida dentro de nosotros, mientras que obedecer la enseñanza de la unción se relaciona con el mover del Espíritu Santo dentro de nosotros. El primero es un asunto de vida y el último, un asunto del Espíritu. Juntos estos dos son simplemente una cosa, esto es, vivir en el Espíritu de vida, vivir y andar siguiendo la operación de la ley de vida, y tener una vida espiritual y victoriosa que manifiesta al Dios Triuno en Cristo.

I. EL SIGNIFICADO DE LA UNCION

  1) “Pero vosotros tenéis la unción del Santo”(1 Jn. 2:20); “Pero la unción que vosotros recibisteis de El permanece en vosotros” (v. 27).

  En la tipología bíblica, el ungüento significa el Espíritu Santo, con quien Dios unge a los que El va a usar (Lc. 4:18). El ungir del ungüento santo es el mover de este Espíritu Santo como ungüento dentro de nosotros. Esto no es meramente el ungüento sino el ungir, y no solamente significa el Espíritu Santo sino también el mover del Espíritu Santo. Esto es el ungir y mover continuo que permanece en nosotros, el cual recibimos del Santo, quien es el Padre y el Hijo.

II. LA ENSEÑANZA DE LA UNCION

  1) “La unción que vosotros recibisteis de El permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; pero como Su unción os enseña todas las cosas (1 Jn. 2:27) “Vosotros tenéis la unción del Santo, y todos vosotros tenéis conocimiento” (v. 20).

  La enseñanza de la unción es el sentir y el conocimiento que provienen del ungir y del mover del Espíritu Santo como el ungüento dentro de nosotros. Esta enseñanza no nos hace entender o conocer mediante la palabra escrita o por el hablar; más bien, nos hace sentir y entender por medio de su mover y de su suave acariciar, los cuales a menudo son comprensibles pero indecibles. El sentir que proviene de la unción y el sentir de vida que proviene de la vida del Señor en nosotros son en realidad uno. El mover y el suave acariciar del Espíritu Santo llegan a ser sentimientos que podemos percibir por el sentir de vida que proviene del Señor, dándonos a entender la mente de Dios y las cosas concernientes a Dios.

III. LOS ELEMENTOS DE LA UNCION

  La unción lleva consigo ciertos elementos, así como la pintura que se aplica a los muebles. Los elementos que la unción lleva consigo son precisamente Dios mismo, la esencia de Dios. Cuanto más nos acaricia suavemente esta unción por dentro, más se untan los elementos de Dios y la esencia de Dios a nuestro interior. Por consiguiente, esta unción no solo trae su enseñanza sino también los elementos de Dios, haciendo que no solamente conozcamos a Dios y las cosas relacionadas a Dios, sino que también obtengamos los ricos elementos de Dios. Esta unción no sólo hace que hagamos las cosas de Dios, sino que también obtengamos el incremento de Dios dentro de nosotros, lo cual resulta en nuestro crecimiento e incremento en estatura en los elementos de Dios.

IV. LA RELACION ENTRE LA UNCION DEL ACEITE Y LA APLICACION DE LA SANGRE

  1) “El sacerdote tomará de la sangre de la ofrenda por la transgresión, y la pondrá sobre el lóbulo de la oreja derecha del que se purifica, sobre el pulgar de su mano derecha y sobre el pulgar de su pie derecho. Y el sacerdote echará del aceite sobre la palma de su mano izquierda; y con su dedo derecho el sacerdote rociará del aceite que tiene en su mano izquierda, siete veces delante de Jehová. También el sacerdote pondrá del aceite que tiene en su mano sobre el lóbulo de la oreja derecha del que se purifica, sobre el pulgar de su mano derecha y sobre el pulgar de su pie derecho, en el lugar de la sangre de la ofrenda por la transgresión” (heb., Lv. 14:25-28).

  La sangre de la ofrenda por la transgresión aquí mencionada tipifica la sangre redentora que Cristo derramó por nosotros. El aceite aquí mencionado tipifica al Espíritu Santo, con quien Dios nos unge. El Espíritu Santo como el aceite que nos unge representa a Dios alcanzándonos como el Espíritu, quien es Su máxima expresión. El hecho de que Dios nos alcanza de esta manera debe estar basado en la sangre de la redención que Cristo realizó por nosotros. Esta sangre redentora de Cristo es la base sobre la cual Dios nos alcanza. En el tipo del Antiguo Testamento, primero la sangre era puesta sobre la persona, y luego el aceite de la unción era puesto sobre la sangre. En el Nuevo Testamento, primero la sangre de Cristo nos rocía (1 P. 1:2); luego el Espíritu, con quien Dios nos unge, es ungido a nosotros y sigue siendo ungido a nosotros basado en la redención de la sangre de Cristo. Por consiguiente, a fin de que obtengamos este Espíritu y a fin de que el Espíritu nos siga ungiendo, debemos confiar en la preciosa sangre de la redención de Cristo.

V. LA ENSEÑANZA DE LA UNCION Y EL ENTENDIMIENTO DE NUESTRA MENTE

  La enseñanza de la unción es el sentir que proviene del mover del Espíritu residente en nuestro espíritu, haciéndonos sentir profundamente por dentro las cosas que Dios desea que sepamos. El entendimiento de la mente es nuestra interpretación de la enseñanza de la unción. Esta interpretación se encuentra en la comprensión de nuestra mente, mediante la cual entendamos las cosas que Dios desea que sepamos a través de la enseñanza de la unción. Esto puede ser ilustrado por la experiencia de alguien que va al cine inmediatamente después de haber sido salvo. Profundamente en su espíritu se siente incómodo e inquieto, pero no entiende la razón. Finalmente, después de ser enseñado, su mente llega a comprender que hay muchos elementos impíos en el asunto de ver películas, y comienza a entender que la incomodidad e inquietud en su espíritu es la unción, el mover del Espíritu Santo dentro de él. De esta manera es enseñado por la unción, el mover del Espíritu Santo en él, y es santificado.

VI. OBEDECER LA ENSEÑANZA DE LA UNCION

  1) “La unción que vosotros recibisteis de El permanece en vosotros ... así como ella os ha enseñado, permaneced en El” (1 Jn. 2:27).

  Esta palabra nos dice que permanezcamos en el Señor conforme a la enseñanza de la unción por dentro. Andar conforme a la enseñanza de la unción es obedecer la enseñanza de la unción. Esto es necesario para que permanezcamos en el Señor y para que mantengamos comunión con el Señor. Cuando obedecemos la enseñanza interior de la unción, entonces seguiremos al Espíritu, viviremos en la comunión de la vida del Señor, y viviremos delante de Dios.

VII. EL RESULTADO DE OBEDECER LA ENSEÑANZA DE LA UNCION

  Ya que la unción es el suave acariciar y mover del Espíritu Santo en nosotros con el elemento de Dios, cuando obedecemos Su enseñanza, tenemos el incremento del elemento de Dios dentro de nosotros y somos guiados a vivir delante de Su faz en todo tiempo y en todo lugar, permaneciendo en El y teniendo comunión con El en un fluir ininterrumpido. De este modo, El permanece en nosotros y nosotros disfrutamos la más alta bendición de Su presencia. En ese momento entramos en la esfera mencionada en el coro de Himnos, #258, que dice: “Yo el velo crucé ya, / Siempre aquí la gloria está ... Hoy yo vivo en la presencia de mi Rey”. Esto es el cruzar a través del velo de la carne para vivir ante Dios, el entrar en el Lugar Santísimo, y el vivir en nuestro espíritu para tener comunión con Dios cara a cara.

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