
Ahora llegamos al último aspecto objetivo de la salvación completa que Dios ha efectuado, a saber, la reconciliación. La reconciliación es la acción mediante la cual dos entidades vuelven a estar en unidad o armonía.
El apóstol Pablo dijo: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” (Ro. 5:1). También dijo: “Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de Su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos en Su vida. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación” (Ro. 5:10-11).
[Nuestra posición inicial no era sólo la de pecadores, sino también la de enemigos de Dios. Por medio de la muerte redentora de Cristo, Dios nos justificó, a nosotros los pecadores, y nos reconcilió, a nosotros Sus enemigos, consigo mismo (5:1, 10-11). Esto ocurrió cuando creímos en el Señor Jesús. Por medio de la fe recibimos la justificación y la reconciliación de Dios. Esto nos ha abierto el camino y la entrada a la esfera de la gracia, a fin de disfrutar a Dios].
Por causa de la caída, el hombre no sólo pecó contra Dios sino que también se convirtió en Su enemigo. El perdón es suficiente para resolver el problema de los pecados; pero debido a que el hombre se convirtió en enemigo de Dios, se requería algo más, a saber la reconciliación.
Si usted se convierte en enemigo de alguien, necesita reconciliarse con él. A no ser que se reconcilie, nunca más podrá hablar con él. Siempre que lo vea, tratará de evadirle el paso. Si están en la misma escuela, le evadirá la mirada. Pero si un amigo los ayuda a reconciliarse, volverán a estar en paz y serán amigos nuevamente.
Dios ama al hombre y desea ser su vida. La única forma en que el hombre puede llevar a cabo el propósito eterno de Dios, es al ser lleno de El. No obstante, debido a que nos convertimos en Sus enemigos, no había manera de que Dios pudiera cumplir Su propósito con nosotros. Por consiguiente, requeríamos de la reconciliación, la cual nos trajo de vuelta a Dios. Alabamos al Señor por haber venido en el Hijo a morir por nosotros.
La muerte de Cristo resolvió el problema de la ofensa que el hombre causó a la justicia de Dios. Así que, por medio de Su muerte podemos ser reconciliados con Dios (Ro. 5:10a). El hombre fue reconciliado con Dios a fin de que ambos, el hombre y Dios, vuelvan a estar en armonía. ¡Aleluya por Su muerte redentora! Esta muerte resolvió todos los problemas objetivos que había entre nosotros y Dios. Cristo pagó el precio por nuestros pecados para redimirnos y traernos de regreso a Dios. Cuando creemos en El, Su redención es aplicada a nosotros, y somos perdonados y limpiados de nuestros pecados. Una vez que esto sucede, Dios nos considera tan justos como El. ¡Aleluya! Satanás aún tiene un gran problema con Dios, pero el nuestro ya ha sido resuelto. Ahora podemos acercarnos libremente a El para recibirle como nuestra vida. ¡Alabado sea el Señor! Dios está feliz y Sus ángeles también lo están. ¡Su iglesia entera está feliz!
Compendium of God’s Full Salvation [Compendio de la salvación completa que Dios efectúa] (LSM), capítulo 15.
o