
Romanos 8:29 dice: “Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de Su Hijo, para que El sea el Primogénito entre muchos hermanos”.
[Cada vida tiene su propia forma. Por ejemplo, el perro tiene una forma y la gallina tiene otra. El crecimiento de cierta vida resulta en la forma plena y madura de esa vida. Aunque ya somos hijos de Dios, aún no tenemos la forma plena y completa que Sus hijos deben tener; por lo tanto, necesitamos ser conformados a la imagen de Cristo por medio del crecimiento y la transformación. Finalmente, seremos plenamente conformados a Su imagen, y poseeremos Su forma plena, la cual proviene del poder y esencia de Su vida. Un clavel, una gallina y un perro tienen formas de vida diferentes, cada uno según su propia esencia de vida. Un clavel tiene la forma del clavel, debido a la esencia de la vida del clavel. La esencia del clavel se desarrolla y adquiere la forma característica del clavel, mediante el poder de la vida que está en dicho clavel. ¡Gloria al Señor que nosotros tenemos Su esencia de vida y Su poder de vida dentro de nosotros! Este poder de vida nos está moldeando a la imagen del Hijo de Dios, y es por medio de este poder de vida que seremos plenamente conformados a la imagen de Cristo.]
Hemos sido predestinados por Dios para ser conformados a la imagen de Cristo, y un día seremos tal como El es, interior y exteriormente. En primer lugar, Cristo murió para resolver el problema objetivo que teníamos con Dios. En segundo lugar, nos regeneró con Su vida divina por medio del Espíritu vivificante. En tercer lugar, nos está santificando con Su naturaleza santa. En cuarto lugar, está transformando nuestro viejo hombre en una persona nueva; es decir, que nos está cambiando en vida y en naturaleza, tanto en forma interna como externa. Y en quinto lugar, El nos está conformando a Su misma imagen. ¡Qué salvación tan maravillosa!
La vida que El ha depositado en nosotros es una vida que crece, y a medida que crece, nos santifica y nos transforma. Al ser transformados, somos conformados a Su imagen interiormente. Fuera de nosotros, en nuestras circunstancias, hallamos sufrimientos; pero en nuestro interior, el Espíritu siempre está operando. Cuando oramos e invocamos Su nombre, le damos la oportunidad de conformarnos un poco más a Su imagen.
[El Hijo primogénito de Dios es el prototipo, y nosotros somos la producción en serie. Cristo es nuestro modelo, molde o patrón. Dios nos ha introducido en El a fin de moldearnos a la imagen de Su Hijo primogénito. Finalmente, todos seremos conformados a este molde. Cuando las hermanas preparan algún pastel, ponen la masa en el molde. La masa toma entonces la forma e imagen del molde. Luego, la ponen en el horno para que el pastel adquiera definitivamente la forma del molde. Si la masa pudiera hablar, probablemente diría: “Hermana, tenga misericordia de mí. No aplique tanta presión; no puedo soportarlo. Por favor, no me presione”. Sin embargo, la hermana le respondería: “Si no lo hago, ¿de qué otra manera vas a tomar la forma del molde? Querida masa, después de moldearte debo todavía meterte al horno. Tal vez pienses que con la presión ya es bastante sufrimiento, pero todavía necesitas el fuego. Finalmente, después de que experimentes la presión y el calor intenso, conservarás la forma del molde definitivamente”. Del mismo modo, Cristo, el Hijo primogénito de Dios, es el prototipo, patrón o molde, y nosotros somos la masa. Todos hemos sido amasados y puestos en el molde, y ahora estamos siendo presionados por la mano de Dios.]
Cristo es el molde y nosotros somos la masa. Por medio de las situaciones de nuestro medio ambiente y mediante la operación del Espíritu en nuestro interior, estamos siendo conformados a Su imagen.
Cuando este proceso se lleve a cabo, nuestro cuerpo será también conformado al cuerpo de la gloria del Señor (Fil. 3:21). Este será el último gran paso de la conformación, y para entonces seremos ya iguales a El, tanto interior como exteriormente. Este paso culminará el propósito eterno de Dios. Seremos un hombre corporativo conformado a Su imagen para expresarlo, y tendremos Su autoridad plena para representarlo por la eternidad.
Compendium of God’s Full Salvation [Compendio de la salvación completa que Dios efectúa] (LSM), capítulo 19.
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