
Hasta ahora hemos visto que Dios es uno. Pero este Dios es triuno: el Padre, el Hijo y el Espíritu; los Tres son Dios, son eternos, coexisten y moran el Uno en el Otro eternamente. El Padre es Dios, el Hijo es Dios y el Espíritu es Dios. El Padre, el Hijo y el Espíritu no existen en diferentes tiempos como tres distintos modos o etapas sucesivas de un Dios. No son tres Dioses separados, sino un Dios Triuno. ¡Qué Dios tan misterioso! Pero aunque El es misterioso, podemos experimentarlo y disfrutarlo. ¡Aleluya! En esta lección veremos algo más de este misterio, que el Hijo también es el Dios Triuno.
Juan 1:1 dice: “El Verbo era Dios”. Juan 20:28 narra: “Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío!”. Filipenses 2:6 declara: “El cual, existiendo en forma de Dios”. Todos estos versículos nos dicen que el Hijo, Jesucristo, es Dios mismo; algunos piensan que es meramente el Hijo de Dios, descartando que sea Dios mismo. Pero la Biblia nos revela claramente que si bien El es el Hijo de Dios, es Dios mismo y no una Persona separada de Dios. El es el propio Dios: era Dios en el principio, en la eternidad pasada; era Dios mientras vivió en la tierra como hombre hace dos mil años; es Dios hoy en día, y seguirá siendo Dios por la eternidad.
Otra parte de este misterio es que el Hijo es el Padre. Isaías 9:6 dice: “Hijo nos es dado ... y se llamará Su nombre Padre eterno”. El mismo Señor Jesús dijo en Juan 14:9-10: “El que me ha visto a Mí, ha visto al Padre ... Yo estoy en el Padre, y el Padre está en Mí”.
Aquí la Biblia declara otra vez que Jesús el Hijo es también el Padre. El Padre y el Hijo son uno. El Hijo también es el Padre. No sabemos cómo el Hijo puede ser también el Padre, pero esto es lo que la Biblia declara, y nosotros simplemente lo creemos.
En Mateo 1:18 dice: “María ... se halló que estaba encinta por obra del Espíritu Santo”; el versículo 20 añade: “Porque lo engendrado en ella, del Espíritu Santo es”; y en Lucas 1:35 leemos: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti ... por eso también lo santo que nacerá, será llamado Hijo de Dios”. Estos versículos muestran que el Hijo nació del Espíritu Santo. Su fuente fue el Espíritu Santo. El Espíritu intervino y apareció el Hijo. En este sentido, podríamos decir que el Espíritu se hizo el Hijo en Su encarnación, esto significa que en el ser de Jesús está la esencia misma del Dios Triuno.
Juan 6:46 declara: “No que alguno haya visto al Padre, sino Aquel que vino de Dios; éste ha visto al Padre”. La palabra “de” en griego es “para ” que significa “al lado de”. El sentido aquí es “desde y con”. El Señor no sólo viene de Dios, sino también con Dios. Aunque procede de Dios, El todavía está con Dios (Jn. 8:16, 29; 16:27). Cuando usted recibe al Hijo, recibe también al Padre, porque el Padre está con El (1 Jn. 2:23).
Además, el Hijo también es el Espíritu. Algunos piensan que el Hijo está separado del Espíritu y es diferente del Espíritu. Ellos piensan que el Espíritu “representa” al Hijo. Pero de acuerdo con la Biblia, el Hijo no sólo nació del Espíritu, vivió conforme al Espíritu, y trabajó y luchó por el Espíritu (Lc. 4:14; Mt. 12:28), sino que también fue hecho el Espíritu por medio de la crucifixión y la resurrección. En 1 Corintios 15:45 dice que “Fue hecho ... el postrer Adán, Espíritu vivificante”. Aquí el “postrer Adán” se refiere al Hijo, a Jesús, quien murió para poner fin al linaje de Adán. El fue hecho el Espíritu vivificante en resurrección. En 2 Corintios 3:17 leemos: “El Señor es el Espíritu”. No queda la menor duda de que el Hijo no es solamente el Padre, sino también el Espíritu en resurrección.
Por medio de todos estos puntos debemos entender claramente que el Hijo es el Dios Triuno completo. El no es simplemente el segundo de la Trinidad, ni sólo la tercera parte de la Trinidad. Tampoco es un Dios separado o algo aparte de Dios. Más bien, El Señor Jesús es el Dios Todopoderoso, el Padre Eterno; El fue concebido del Espíritu Santo e incluso es el Espíritu; y vino “desde y con” el Padre. Por eso Colosenses 1:19 dice: “Por cuanto agradó a toda la plenitud habitar en El”, y 2:9 agrega: “Porque en El habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad”. Cristo es la corporificación del Dios Triuno; toda la plenitud del Dios Triuno mora en El corporalmente. Por consiguiente, El contiene todo lo que Dios es y expresa a Dios en todas Sus riquezas. ¡Qué maravillosa Persona es el Hijo!