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Mensajes del libro «Línea central de la revelación divina, La»
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La línea central de la revelación divina

LA ECONOMÍA DIVINA Y LA IMPARTICIÓN DIVINA

MENSAJE SEIS

LA CREACIÓN DEL HOMBRE DE PARTE DE DIOS CON LA PERSPECTIVA DE LA IMPARTICIÓN DIVINA, CONFORME A LA ECONOMÍA DIVINA

(2)

  Lectura bíblica: Gn. 2:8-24; Ap. 22:1-2a; Jn. 7:38-39; Ro. 5:14b; 1 Co. 15:45; Ef. 5:25-32; 1:22-23; Ap. 19:7; 21:2, 9b-10, 18-21

  Oración: Señor, cuánto te agradecemos que Tú, por Tu misericordia, has estado con nosotros todo el tiempo en los años pasados. No obstante, Señor, te confesamos que somos muy lentos en comprender lo que Tú eres. También tardamos mucho en conocernos a nosotros mismos. Hoy venimos a Ti para aprender a estar en temor y temblor delante de Ti. Señor, enséñanos conforme a Tu mente y conforme a Tu economía. Te damos gracias por tener una economía divina para todo el universo. Señor, hay tantos secretos, tantos misterios, escondidos en Tu Palabra santa. Necesitamos que Tú nos los abras y reveles. Aun necesitamos que nos señales estos misterios lentamente. Gracias, Señor, que hiciste esto mismo cuando estuviste en la tierra tres años y medio con los discípulos antiguos. Señor, te rogamos que hagas lo mismo con nosotros hoy. Captúranos y mantennos en Tu mente para este estudio difícil. Señor, sentimos mucho que nos sea tan difícil vencer el miserable trasfondo que nos rodea. Hemos adoptado muchas cosas del cristianismo de hoy en los Estados Unidos, el mejor país cristiano con su ciencia, cultura y religiones. Ten misericordia de todos nosotros, y quita todos estos velos y preocupaciones. Estamos a favor Tuyo y te decimos enfáticamente que aborrecemos todas estas cosas que nos ocupan. Señor, sé con nosotros de una manera nueva y total. Deseamos estar vacíos, sin nada en nuestro entendimiento. Nos dijiste que los pobres en espíritu son bienaventurados. Señor, concédenos el ser pobres en nuestro espíritu. Dinos algo, enséñanos y úngenos. Danos un corazón vacío y una mente humilde. Amén.

  Fui salvo en abril de 1925. Desde el primer día en que fui salvo, me ha gustado conocer la Biblia. Durante los últimos sesenta y cinco años y medio, he pasado casi todos los días en la Biblia. Algunos días, tal vez no abrí la Biblia exteriormente, pero interiormente, desde la mañana hasta la noche, la Biblia estaba en mis consideraciones. En los primeros años de mi estudio de la Biblia, no me di cuenta de que la Biblia no es fácil de entender correctamente. Pero cuanto más he continuado mi estudio de la Biblia, más me he dado cuenta de que la Biblia es difícil de entender. La Biblia es como una mina profunda; es completamente ilimitada. Cuánto más me profundizo en la Biblia, más me doy cuenta de que no tiene fin. Aunque he estudiado la Biblia muchos años, siento como si este año fuera mi primer año de estudiar la Biblia.

CRISTO ES LA IMAGEN DEL DIOS INVISIBLE EN LA ESENCIA DE SUS ATRIBUTOS

  Durante los últimos años me ha sido difícil entender lo que es la imagen de Dios. Colosenses 1:15 dice que Cristo es la imagen del Dios invisible. Cuando estudié este versículo hace varios años, pregunté: “¿Cómo es posible que el Dios invisible tenga una imagen?”. Para mí una imagen debe ser visible; pero me preguntaba cómo era posible que el Dios invisible tuviera una imagen visible. No tenía a nadie que me pudiera ayudar a encontrar la respuesta a esta pregunta. Pero a través de más de cincuenta años de estudio, he obtenido un mejor entendimiento. La imagen de Dios es simplemente la forma de los atributos de Dios. Dios tiene muchos atributos, y el ser interior de Dios es la totalidad de Sus atributos. Un atributo es un elemento que pertenece a Dios. Dios es amor, luz, santidad, justicia, poder, potencia y fuerza. Éstos y cientos de otros puntos son los elementos que pertenecen a Dios; así que, son Sus atributos. Cuando estos atributos son expresados, llegan a ser virtudes. En 1 Pedro 2:9 se nos dice que somos linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios, a fin de que anunciemos las virtudes de Aquel que nos llamó de las tinieblas a Su luz admirable. Aquí Pedro usó la palabra virtudes en lugar de atributos. Las virtudes son los atributos expresados, y los atributos son las virtudes escondidas u ocultas. Cuando Cristo vivía en la tierra, Él expresaba los atributos de Dios en Sus virtudes; expresaba los atributos divinos en Su humanidad como virtudes. Todos los atributos divinos tienen una imagen. Esta imagen es Cristo el Hijo como expresión del Dios invisible en la esencia de Sus atributos (2 Co. 4:4b; Col. 1:15a).

CRISTO TIENE LA FORMA DEL SER DE DIOS

  El hombre fue creado conforme a la semejanza del Dios Triuno. La semejanza de Dios es la forma del ser de Dios (Fil. 2:6), la expresión de la esencia y naturaleza de la persona de Dios (He. 1:3). Anteriormente, yo pensaba que la semejanza se refería a la expresión exterior de Dios, y decía a la gente que en el Antiguo Testamento, antes de Su encarnación, Dios ya tenía la semejanza del hombre. Pero este modo de entender no es el correcto. La semejanza es la forma del ser de Dios, la cual es la expresión de la esencia y naturaleza de Dios. Así que, la semejanza es muy parecida a la imagen.

  En Filipenses 2:5-8 se usan las palabras forma, semejante y porte exterior. Estos versículos dicen: “...Cristo Jesús, el cual, existiendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a Sí mismo, tomando forma de esclavo, haciéndose semejante a los hombres; y hallado en Su porte exterior como hombre...”. Antes de Su encarnación, Cristo existió en la forma de Dios, pero cuando se encarnó, externamente se despojó de la forma divina y tomó forma de esclavo. La forma de Dios que se menciona en estos versículos es la expresión, no el porte exterior, del ser de Dios (He. 1:3). Esta forma está identificada con la esencia y naturaleza de la persona de Dios y, por eso, las expresa. Esto se refiere a la deidad de Cristo.

  La forma de Dios (Fil. 2:6) implica la realidad interna de la deidad de Cristo; la frase semejante a los hombres (v. 7) denota la apariencia externa de Su humanidad. Él se presentó a los hombres como un hombre exteriormente, pero interiormente como Dios tenía la realidad de la deidad. En el versículo 8, la expresión porte exterior se refiere a la apariencia exterior, la semblanza. Esto es una repetición específica de la noción de semejanza hallada en el versículo 7. La apariencia de Cristo en Su humanidad, lo que los hombres veían, era Su porte exterior de hombre.

  Hebreos 1:3 dice que Cristo es el resplandor de la gloria de Dios y la impronta de la sustancia de Dios. El resplandor de la gloria de Dios es semejante al resplandor o brillo de la luz del sol. El Hijo es el resplandor, el brillo, de la gloria del Padre. Esto se refiere a la gloria de Dios. La impronta de la sustancia de Dios es semejante a la impresión de un sello. El Hijo es la expresión de lo que Dios el Padre es. Esto se refiere a la sustancia de Dios. Si tengo un sello que tiene grabado mi nombre y tengo también la tinta, cuando pongo el sello en una hoja de papel, se deja una impresión en el papel. Dios mismo es el sello, y Cristo es la impresión, la expresión, del sello.

  El hombre fue creado a la imagen de Dios y conforme a Su semejanza. Dios creó al hombre de esta manera como preparación para impartirse Él mismo en el hombre con miras al cumplimiento de Su economía divina, Su plan divino. El hombre fue creado a la imagen y semejanza de Dios para que pueda expresar a Dios. El hombre es una foto de Dios. Se toma una foto de alguien con miras a tener una expresión. Del mismo modo, el hombre fue creado para expresar a Dios.

DIOS CREÓ AL HOMBRE A SU IMAGEN Y CONFORME A SU SEMEJANZA COMO UN VASO TRIPARTITO

  Hay dos puntos cruciales con respecto a la creación del hombre. El primer punto crucial es que Dios creó al hombre a Su propia imagen y conforme a Su semejanza. El hombre fue creado conforme a Dios, así como una foto de una persona sale conforme a esa persona. Por esto, la imagen y la semejanza del hombre son conforme a Dios.

  El segundo punto crucial con respecto a la creación del hombre es que Dios lo creó dotado de tres partes (Gn. 2:7). Así que, el hombre es tripartito. El cuerpo del hombre fue formado del polvo, y su espíritu fue formado a partir del aliento de Dios. El aliento de vida que provino de Dios no era el ser de Dios, pero era algo muy parecido al ser de Dios. El aliento que provino de Dios formó el espíritu del hombre. Esto se comprueba al comparar Génesis 2:7 con Proverbios 20:27. En los dos versículos se usa la palabra hebrea neshamah, lo cual indica que el aliento de vida que provino de Dios se convirtió en el espíritu del hombre.

  El cuerpo es físico, pero el espíritu no lo es. En el estudio de la medicina, los médicos estudian principalmente nuestro cuerpo físico. Pero el hombre no tiene solamente una parte física, sino también una parte metafísica, la cual es su espíritu. La palabra metafísica, en su uso común, se refiere al estudio de asuntos que van más allá de la realidad del mundo material. El espíritu del hombre está más allá del mundo material y, por lo tanto, es muy difícil de entender. El estudio del espíritu es más difícil que el estudio de la medicina. Si los médicos me preguntaran algo acerca de mi cuerpo, no podría decir mucho. Pero si yo les preguntara a ellos acerca del espíritu, no creo que podrían contestarme muy bien. Los médicos saben mucho del cuerpo humano, pero muchos de ellos no saben y ni siquiera creen que el hombre tenga un espíritu.

  El cuerpo es el órgano externo del hombre, y tiene la conciencia física para tener contacto con el mundo físico (Gn. 2:7a). El espíritu es nuestro órgano interno que sirve no sólo para tener contacto con Dios, sino también para recibir a Dios (v. 7b). Es como nuestro estómago, que es un receptor de alimentos y que también es el lugar donde el alimento que comemos se almacena hasta que es digerido. Nuestro espíritu sirve para que nosotros tengamos contacto con Dios, recibamos a Dios y conservemos a Dios.

  Esta mañana yo fui muy estricto conmigo mismo. Pensaba que cada minuto, aun cada segundo, el Señor Jesús está en mi espíritu, y aun así mi conversación fue muy descuidada. Por la manera en que hablé parecía como si el Señor no estuviera en mi espíritu. Esto quiere decir que me faltaba el temor de Dios. En Filipenses 2:12-13 Pablo dice: “Llevad a cabo vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros realiza así el querer como el hacer, por Su beneplácito”. Tenemos que estar llenos de temor y temblor porque Dios está obrando en nosotros. Si el presidente de los Estados Unidos nos visitara, inmediatamente cambiaríamos y nos corregiríamos. Tenemos que darnos cuenta de que el Señor Jesús, quien está en nuestro espíritu, tiene una posición mucho más elevada que la del Presidente. El Señor Jesús debe recibir nuestra estima más alta. Nosotros debemos estar llenos de temor cuando nos reunamos con el Señor. Pero muchas veces no tenemos miedo. Si no tenemos miedo en todo lo que hacemos, esto muestra que nuestra comprensión de que Cristo está dentro de nosotros no es seria. Si tuviéramos un sentir serio con respecto a este asunto, no podríamos discutir con nuestro cónyuge. Cada vez que perdemos la paciencia es un indicio de que hemos olvidado que el Señor Jesús vive en nosotros. Es una señal de que no estamos en temor y temblor, sabiendo que Él está en nosotros. Cristo vive en nosotros, y Él incluso vive para nosotros. Él no está en nosotros de vez en cuando, sino que está en nosotros cada minuto y en cada lugar. Es por esto que tenemos un espíritu. Nuestro espíritu, como nuestro órgano interno, está consciente de las cosas espirituales.

  El cuerpo es nuestro órgano externo, y el espíritu es nuestro órgano interno. Sin embargo, ninguno de estos dos órganos es nuestra persona, nuestro yo. Nuestra persona, nuestro yo, es nuestra alma. El alma no fue formada de ningún elemento. El alma fue producida por la combinación de los dos órganos, el cuerpo y el espíritu.

LA IMAGEN DE LOS ATRIBUTOS DE DIOS Y LA SEMEJANZA DEL SER DE DIOS

  Todos nosotros tenemos la imagen de los atributos de Dios. Esto es, tenemos la imitación de los atributos de Dios. Dios es amor, y nosotros también tenemos el amor. Dios es luz, y nosotros también tenemos algo dentro de nosotros que es brillante. Dios es santo, y a nosotros también nos gusta ser santos. A nosotros no nos gusta ser bajos ni comunes; más bien, nos gusta estar separados de las cosas comunes. Dios es justicia, y a nosotros también nos gusta ser justos. Nuestro amor, nuestra luz, nuestra santidad y nuestra justicia son imitaciones de los atributos de Dios. Lo que tenemos es sólo una foto de los atributos de Dios. Esto es la imagen de Dios.

  Aunque tenemos la imitación de los atributos de Dios, es posible que no tengamos la semejanza de estos atributos en nuestro comportamiento. Tal vez perdamos la paciencia o nos enojemos con nuestros padres. También es posible que hagamos muchas otras cosas indebidas. Este comportamiento es nuestra semejanza. No somos lo que debemos ser. Tenemos la imagen de Dios, pero en nuestro comportamiento no somos como Dios. Así que, todos nosotros tenemos la imagen de Dios, pero es posible que no tengamos Su semejanza.

EL ALMA DEL HOMBRE CONSISTE EN SU MENTE, SU PARTE EMOTIVA Y SU LIBRE ALBEDRÍO

  Al combinarse el cuerpo con el espíritu, el alma del hombre fue producida (Gn. 2:7). El alma es nuestro yo, nuestra propia persona. Cuando andamos, usamos nuestro cuerpo. Cuando pensamos, usamos nuestra mente, una parte de nuestra alma (Sal. 13:2). Cuando oramos a Dios desde lo más profundo de nuestro ser, ejercitamos nuestro espíritu. Por lo tanto, el hombre es un alma con dos órganos: el cuerpo y el espíritu. Por esto, él es tripartito, un ser de cuerpo, alma y espíritu. Quienes enseñan cosas seculares, tanto en China como en el Occidente, instruyen a la gente que el hombre sólo tiene la parte externa, el cuerpo físico, y la parte interna, el alma. La parte externa, el cuerpo del hombre, es la parte física y es visible. La parte interna, el alma del hombre, es la parte psicológica y no es visible. Para estos maestros el hombre sólo tiene dos partes. Pero según la Biblia, el hombre consta de tres partes (1 Ts. 5:23; He. 4:12b).

  Antes que nosotros fuésemos salvos, nuestra persona interna era nuestra alma con el cuerpo como órgano externo y con el espíritu como órgano interno. Nuestra alma era la persona interna con dos órganos. Pero cuando fuimos regenerados, Cristo entró en nosotros para ser nuestra vida y nuestra persona. Por lo tanto, en la regeneración nuestro espíritu fue hecho una persona y nuestra alma como viejo hombre fue crucificada (Ro. 6:6; Gá. 2:20). Por medio de la regeneración, nuestro espíritu, que era un órgano para el alma, llegó a ser la persona, con el alma y cuerpo como órganos. La mente, la voluntad y la parte emotiva del alma crucificada vinieron a ser nuestro órgano interno, y el cuerpo siguió siendo el órgano externo. Nuestra alma como viejo hombre fue crucificada (Ro. 6:6). En otras palabras, se le dio fin a la vida del alma, pero las facultades del alma todavía permanecen. Las tres facultades del alma —la mente, la parte emotiva y la voluntad— no deben ser puestas a un lado; más bien, deben ser renovadas. Esto se comprueba con Romanos 12:2, que dice: “Transformaos por medio de la renovación de vuestra mente”. Si es necesario que nuestra mente, siendo parte de nuestra alma, sea renovada, nuestra parte emotiva y nuestra voluntad también deben ser renovadas. Las tres facultades de nuestra alma deben permanecer para ser renovadas, pero en nuestro vivir, nosotros debemos aprender a negar nuestra alma crucificada, la cual es la vida del alma, el yo (Mt. 16:24-26; Lc. 9:25).

EL HOMBRE INTERIOR DE ROMANOS 7 Y EL HOMBRE INTERIOR DE 2 CORINTIOS 4

  Según la Biblia, nosotros los cristianos ahora tenemos dos hombres interiores diferentes (Ro. 7:22; 2 Co. 4:16). En Romanos 7:22 Pablo dijo: “Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios”. Aquí Pablo estaba describiendo una situación que él había experimentado antes de ser regenerado. En aquel entonces, como judío que era, él se deleitaba en la ley de Dios según el hombre interior. Este hombre interior es el alma. Esto se comprueba con el versículo 25, que dice: “Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado”. La mente del versículo 25 es el hombre interior del versículo 22. Luego, en 2 Corintios 4:16 Pablo dijo: “Por tanto, no nos desanimamos; antes aunque nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día”. El hombre exterior se compone del cuerpo como su órgano físico y del alma como su vida y persona. El hombre interior consta del espíritu regenerado como su vida y persona, y del alma renovada como su órgano. Así que, en el Nuevo Testamento el hombre interior mencionado en Romanos 7:22 es diferente del hombre interior mencionado en 2 Corintios 4:16.

LA CREACIÓN DEL HOMBRE FUE LA PREPARACIÓN PRELIMINAR QUE DIOS REALIZÓ PARA IMPARTIRSE A SÍ MISMO EN EL HOMBRE CONFORME A SU ECONOMÍA

  La creación del hombre como vaso tripartito fue la preparación preliminar que Dios realizó con miras a que el hombre recibiera al Dios Triuno dentro de su interior. La entrada del Dios Triuno en nuestro ser es Su impartición de Él mismo en nosotros. Antes que Él se impartiera en nosotros, nos creó con un cuerpo y un espíritu para producir un alma. Nosotros fuimos preparados por Dios de tal manera. Así que, nosotros los hombres somos un alma con dos órganos: el cuerpo como órgano externo y el espíritu como órgano interno. Nuestro espíritu como órgano interno tiene la capacidad de recibir y contener a Dios. Esto es la preparación que Dios realizó para impartirse a Sí mismo en el hombre conforme a Su economía divina.

IV. DESPUÉS DE SER CREADO, EL HOMBRE FUE PUESTO EN EL HUERTO DEL EDÉN

  Después de ser creado, el hombre fue puesto en el huerto del Edén (Gn. 2:8). Un huerto es un lugar placentero y hermoso. En la tierra recién creada por Dios, Dios puso al hombre en un huerto.

A. Frente a dos árboles

  El hombre fue puesto en el huerto del Edén frente a dos árboles (v. 9). Un árbol era el árbol de la vida y el otro era el árbol del conocimiento del bien y del mal. El árbol de la vida simbolizaba a Dios, quien iba a ser recibido por el hombre como su vida de dependencia (v. 16). El árbol del conocimiento del bien y del mal simbolizaba a Satanás como conocimiento de independencia, el cual da por resultado la muerte (v. 17).

B. Con un río, el cual representa el fluir de Dios como vida para producir tres materiales preciosos

  Un río fluía junto al árbol de la vida. Finalmente, este río se repartió en cuatro brazos, los cuales corrían hacia los cuatro extremos de la tierra (vs. 10-14). Uno de los brazos era el río Éufrates, el cual corre por el país actual de Irak. El río representa el fluir de Dios como vida para producir tres materiales preciosos (vs. 10-14; Ap. 22:1-2a; Jn. 7:38-39).

  El primero de los tres materiales preciosos era el oro (Gn. 2:11b-12a), el cual representa la naturaleza de Dios el Padre. El segundo de los tres materiales estaba junto al fluir del río y era bedelio (v. 12b). El bedelio se forma de una resina fragante y representa a Dios el Hijo en Su redención. El tercero de los tres materiales preciosos era ónice, el cual representa a Dios el Espíritu en Su obra transformadora (v. 12c). El oro, el bedelio y el ónice eran los tres materiales preciosos producidos por el fluir del río.

C. A fin de producir un complemento para Dios

  Inmediatamente después de crear al hombre y de poner al hombre frente al árbol de la vida, Dios dijo: “No es bueno que el hombre esté solo; haré ayuda idónea para él” (Gn. 2:18). Luego, Dios hizo un complemento para Adán al hacer caer un sueño sobre el hombre, abrir su costado, tomar una de sus costillas, y de la costilla extraída edificar una mujer (vs. 21-22). La mujer llegó a ser el complemento, la segunda parte, del hombre. La mujer, Eva, fue edificada con la costilla extraída de Adán y devuelta a Adán para que fuese una sola carne con él como su complemento.

  Adán, el primer Adán, tipifica a Cristo, el postrer Adán, quien es la corporificación de Dios (Gn. 2:20b; Ro. 5:14b; 1 Co. 15:45). Eva, que fue edificada con la costilla extraída de Adán y que regresó a Adán para que fuese una sola carne con él como su complemento, representa a la iglesia, la cual provino del costado de Cristo y regresó a Cristo para que fuese un solo espíritu con Él como Su complemento (el del Dios Triuno procesado). Este complemento es el Cuerpo orgánico de Cristo como Su novia, que tiene su consumación en la Nueva Jerusalén, la cual está edificada con el Dios Triuno procesado como oro, perla y piedras preciosas (Ap. 21:18-21), materiales que son tipificados por el oro, el bedelio y el ónice en varios pasajes, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento (Gn. 2:11-12, 21-24; Ef. 5:25-32; 1:22-23; Ap. 19:7; 21:2, 9b-10).

D. La compleción de la creación del hombre de parte de Dios con la perspectiva de Su impartición conforme a Su economía necesita toda la Biblia para definirla completamente

  ¿Por qué la narración de cuando Dios creó los cielos, la tierra, las plantas, los animales, el hombre y billones de cosas sólo ocupa dos capítulos del libro de Génesis? No creo que Dios haya escrito estos dos capítulos meramente para narrarnos la creación. En realidad, estos dos capítulos no hablan principalmente de la creación; más bien, nos revelan la impartición divina según la economía divina. Aunque no podemos encontrar las expresiones impartición divina y economía divina en estos capítulos, el hecho está allí. La intención de Génesis 1 y 2 es mostrarnos cómo Dios hizo los preparativos para la futura impartición de Sí mismo en conformidad con Su economía divina. Génesis 1 y 2 son una narración de cómo Dios creó al hombre con la intención de que Él fuese la vida y el contenido del hombre.

  Después de crear al hombre, Dios trajo al hombre a un huerto y lo puso en frente de dos árboles. Un árbol, el árbol de la vida, era bueno para comer (2:9), pero el otro, el árbol del conocimiento del bien y del mal, dio por resultado la muerte (v. 17). Dios advirtió al hombre que no comiera del árbol del conocimiento del bien y del mal.

  Dios mismo estaba corporificado en el árbol de la vida. El árbol de la vida se menciona de nuevo en el libro de Apocalipsis (2:7; 22:2). En Apocalipsis 2:7 el Señor Jesús dio una promesa a los vencedores, diciendo: “Al que venza, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en el Paraíso de Dios”. Luego, en Apocalipsis 22:1-2 un río de agua de vida procede del trono de Dios y del Cordero. A lo largo del río y en los dos lados del río, un árbol, una vid crece. El árbol produce fruto cada mes para abastecer a todos los habitantes de la Nueva Jerusalén, y el río fluye para apagar la sed de ellos. La Nueva Jerusalén misma está constituida del Dios Triuno como oro, perla y piedras preciosas (21:18-21). La mención de estos materiales preciosos, del río y del árbol de la vida, corresponde a la narración que se encuentra en Génesis 2. En Génesis los materiales preciosos están allí pero no están edificados. Pero al final de la Biblia, todos estos materiales han sido edificados y han venido a ser un solo edificio, la Nueva Jerusalén. La Nueva Jerusalén es la composición de estos tres materiales para ser la novia (19:7-8; 21:2; 22:17), la Eva verdadera, para complementar al hombre verdadero, el Dios Triuno. En ese tiempo, Dios tendrá un complemento con quien podrá pasar Su eternidad, para que Él tenga reposo, gozo y satisfacción.

  Toda la Biblia es una narración de la impartición divina del Dios Triuno procesado en el hombre tripartito transformado, lo cual resulta en una entidad que no solamente conlleva una combinación, sino también una compenetración, una mezcla del Dios Triuno con el hombre tripartito. Esta entidad satisface a Dios y hace que esté contento, y al mismo tiempo causa que el hombre descanse en Dios y que sea satisfecho y esté contento con Él.

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