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Mensajes del libro «Lo ilimitado y todo-inclusivo que es Cristo»
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CAPÍTULO CUATRO

EN SUS RIQUEZAS Y PLENITUD

  Lectura bíblica: Col. 2:9; Jn. 1:16; Ef. 3:8; Jn. 16:15; Ef. 1:23; 4:13; 3:19b, 21

BOSQUEJO

  1. Toda la plenitud de la Deidad del Dios Triuno habita corporalmente en Cristo—Col. 2:9.
  2. La plenitud de la Deidad del Dios Triuno es la expresión de las riquezas del Dios Triuno—Jn. 1:16.
  3. Sus inescrutables riquezas (Ef. 3:8) incluyen todo lo que el Padre tiene (Jn. 16:15), todo lo que Él es y todo lo que Él ha experimentado y logrado.
  4. Al disfrutar Sus riquezas, llegamos a ser Su plenitud—Ef. 1:23; 4:13.
  5. Su plenitud es Su Cuerpo como Su expresión, la cual es la plenitud, la expresión del Dios Triuno—3:19b.
  6. El Dios Triuno eterno e infinito es expresado eterna e infinitamente en esta plenitud—v. 21.

RIQUEZAS

  En este mensaje vamos a considerar las riquezas y la plenitud de Cristo. Las palabras multiplicación, aumento, riquezas, y plenitud son términos ordinarios que se escuchan comúnmente. Sin embargo, cuando estos términos se colocan en la exposición de la Biblia o más bien en la teología, ellos no son ordinarios. Es posible que algunas de estas palabras nunca se hayan utilizado, mientras que otras han sido utilizadas sin ser entendidas por los maestros de la Biblia ni por la teología que se enseña de forma general. Las palabras multiplicación y aumento nunca han sido utilizadas en la teología común. No sólo no se han usado en la teología china, sino que tampoco se han usado en las teologías de los lenguajes occidentales, como el latín y el inglés. Parece que las palabras multiplicación y aumento no han sido utilizadas para describir lo ilimitado y todo-inclusivo que es Cristo. Aunque las expresiones riquezas y plenitud sí han sido utilizadas, es posible que aquellos que han estado en el cristianismo por un periodo considerable de tiempo, jamás hayan escuchado ni un solo mensaje o leído ni un solo libro que predique sobre las riquezas de Cristo. No obstante, Pablo dijo que él fue comisionado por Dios para predicar y anunciar las riquezas inescrutables de Cristo como evangelio a los gentiles. El evangelio que Pablo anunció no es solamente que Cristo murió en la cruz por nosotros para eliminar nuestro pecado. Más bien, incluye todas las riquezas de Cristo, y estas riquezas son inescrutables. Damos gracias al Señor que pese a que ni siquiera podemos imaginarnos estas riquezas, las podemos predicar y las podemos disfrutar.

  Sin embargo, entre los cristianos actuales casi nadie presta atención a las riquezas de Cristo. Todos leen Efesios; es raro encontrar un cristiano genuino que ame la Biblia, que no haya empleado mucho tiempo estudiando Efesios. Sin embargo, aunque la expresión las inescrutables riquezas de Cristo está en el libro de Efesios, muchas personas la leen sin prestarle atención o le prestan atención sin comprenderla. Es un hecho que muchos cristianos, aun los hermanos y hermanas entre nosotros, no tienen un conocimiento adecuado de las riquezas de Cristo, y aún su experiencia personal de ellas es menos adecuada. No obstante, Pablo habló enfáticamente de esto en Efesios 3. Él dijo: “A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar a los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo” (v. 8). ¡Gracias al Señor que hoy nosotros somos los creyentes gentiles que están calificados para disfrutar estas riquezas!

  ¿Y qué podemos decir del término plenitud? Éste es un término problemático. He estado estudiando los libros del cristianismo por décadas y he leído algunos que hablan sobre la plenitud de Cristo. Pero lamentablemente, cuando las personas hablan de la plenitud, mayormente la confunden y la usan como un sinónimo de riquezas. Para ellos, riquezas y plenitud se refieren a lo mismo; riquezas es igual a plenitud, y plenitud es igual a riquezas. Este caso es tan fuerte que en las enseñanzas y escritos cristianos contemporáneos, la palabra riquezas se usa muy pocas veces y la expresión riquezas de Cristo se menciona aún más raras veces. En su lugar, la mayoría de las personas utiliza la palabra plenitud, pero la plenitud de la cual ellos hablan en verdad se refiere a las riquezas.

  Por supuesto que hay razones para esto. En el Nuevo Testamento los términos riquezas y plenitud se usan de una manera particular tan profunda que a veces es fácil que la gente entienda plenitud como riquezas. Por ejemplo, Juan 1:14 dice: “El verbo se hizo carne, y fijó tabernáculo entre nosotros [...] lleno de gracia y de realidad”. Si ustedes se fijan en el contexto, ¿cómo no podrían entender que estar “lleno de” es ser “rico en”? Pudiéramos cambiar la oración de la siguiente manera: “El Verbo se hizo carne y fijó tabernáculo entre nosotros, rico en gracia y realidad”. Cuando ustedes leen esto, no tienen ni la menor idea de que está incorrecto. Entonces en Juan 1:16, la versión en chino traduce: “Porque de Su gracia plena recibimos todos”. Si ustedes leen esto en su contexto, Su gracia plena obviamente denota Su gracia rica. No nos sorprenda que casi todos los cristianos entiendan que la palabra plenitud en el Nuevo Testamento sea un sinónimo de riquezas, pensando que plenitud y riquezas se refieren a la misma cosa. Sin embargo, en realidad éstas no son lo mismo. Hay muchas cosas involucradas aquí.

  Hace treinta años, cuando llegué a Taiwán, no podía explicar estos dos términos. Me desconcertaba el hecho de que había plenitud y también riquezas; me pregunté si en verdad eran sinónimos en el Nuevo Testamento. Sin embargo, después de leer repetidamente estos pasajes, encontré que no son sinónimos. En particular, cuando leí Efesios 1:22b-23, que dice: “La iglesia, la cual es Su Cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo”, vi que iglesia, Cuerpo y plenitud son verdaderamente sinónimos. La iglesia es el Cuerpo, y el Cuerpo es la plenitud. La iglesia es el Cuerpo de Cristo, y el Cuerpo de Cristo es la plenitud de Cristo. Pero aquí no dice: “Cristo”; en su lugar dice: “Aquel que todo lo llena en todo”. Por lo tanto, en este versículo hay tres términos: la iglesia, el Cuerpo y la plenitud, todos los cuales se refieren a lo mismo: la iglesia.

LO QUE LA IGLESIA ES

  Por supuesto, la iglesia aquí no es lo que ordinariamente entienden los cristianos actuales como la iglesia. En forma general, cuando los cristianos, especialmente los del Occidente, hablan de la iglesia se refieren a una capilla. Cuando ven una capilla en la carretera, dicen que ésa es una iglesia. Cuando alguien les pregunta: “¿Dónde queda su iglesia?”, le contestarían: “Nuestra iglesia está en la calle Chin Shan”. Para muchas personas la iglesia es el edificio donde se reúnen. Cuando llegamos a Taiwán, empezamos a construir un salón en la calle Ren Ai. Primero construimos un salón de reunión con ladrillos y lozas. Después de un año o dos, no podía satisfacer más la necesidad pues se quedó pequeño. Así que lo derrumbamos y lo cambiamos por uno más grande hecho de madera. Yo dibujé el diseño del salón de reunión, pero después que se lo di al ingeniero, él lo miró, sacudió su cabeza y dijo: “Esto no tiene la apariencia de una iglesia, sino de un almacén. Si usted quiere construir una iglesia, el techo debe de ser alto, y debe tener un campanario ya sea al frente o al lado derecho. Entonces de inmediato la gente puede decir que ésta es una capilla”. También he visto cuadros dibujados por varios cristianos. Cuando ellos representan la iglesia, usualmente dibujan una capilla con un campanario. Por lo tanto, a los ojos de la mayoría de los cristianos, una capilla es una iglesia. Esto es verdaderamente un gran error, aun una gran herejía.

  La iglesia no es un edificio físico, sino el Cuerpo de Cristo. Por favor, consideren cómo es que un edificio puede ser el Cuerpo de Cristo. ¿Les gustaría tener un edificio como su cuerpo? Por esto lo que generalmente se enseña, entiende y habla en el cristianismo, está muy lejos de la meta. Por esta razón, el Señor tiene un recobro. No podemos seguir las tradiciones del cristianismo. En el siglo pasado, alrededor de la década de 1830, el Señor levantó un grupo de hermanos a quienes la historia se refiere como la Asamblea de los Hermanos. Cuando fueron levantados, estos Hermanos estaban llenos de luz. Basados en la Biblia, le dijeron a la gente que la iglesia de ningún modo es un edificio físico. Entonces, ¿qué es la iglesia? Ellos explicaron esto de acuerdo con el significado de la palabra griega. En griego, la palabra es ekklesía, que significa la congregación de los llamados. Por tanto, cuando hablaban acerca de la iglesia, los Hermanos no usaban la palabra iglesia, sino que usaban la palabra asamblea. Entonces, después de aproximadamente setenta años, en América surgieron las Asambleas de Dios, procedentes de un grupo de personas del movimiento pentecostal. Cuando vinieron a la China a predicar el evangelio, ellos tampoco usaron la palabra iglesia, sino que usaron la palabra asamblea. Creo que el término asamblea es más exacto que el término iglesia.

  Los Hermanos dijeron que la iglesia es un grupo de personas escogidas y redimidas por Dios, quienes han sido llamados por Dios para congregarse. Esta clase de exposición es mucho más avanzada; no contiene error y es exacta. No obstante, esta explicación aún no le ha dado al blanco y es muy superficial. Hoy somos aquellos que han sido escogidos por Dios, y todos hemos sido salvos. Más aún, hemos sido llamados por Dios a reunirnos en nuestra localidad. Ésta es la iglesia en un sentido verdadero. Sin embargo, si ustedes tienen su carne y opiniones, yo tengo mi filosofía y puntos de vista, y alguien más tiene sus preferencias y disposición, ¿cómo podemos llevarnos bien cuando nos reunimos, si ustedes están en su carne, yo en mi filosofía y alguien más en sus preferencias? En tal caso discutiríamos o pelearíamos. Por favor consideren esto; cuando todos están peleando o discutiendo, ¿es esto la iglesia? Esto es un club de carne, un club de pelea y un club de argumentos, pero no es la iglesia. Sí, según nuestra posición, somos los llamados de Dios y nos reunimos como el pueblo de la iglesia. No obstante, según la realidad de la condición que tenemos de vida, ésa no es la iglesia.

  He observado el conflicto entre los blancos y negros en América. Hasta el día de hoy ningún moreno puede visitar ciertas iglesias Bautistas del Sur en la parte sur de los Estados Unidos. Un presidente reciente de EE. UU. era miembro de la iglesia Bautista del Sur. Cuando se postuló, le prometió a los negros que les daría la posición que les corresponde, y muchos morenos les dieron sus votos. Sin embargo, ni él pudo cambiar la situación. Por esto, hasta el día de hoy los negros y los blancos todavía tienen muchos conflictos. Ustedes no pueden decir que los blancos que creen en el Señor Jesús no han sido llamados por Dios, ni tampoco pueden decir que los negros que creen en el Señor Jesús no fueron llamados por Dios. Todos han sido llamados por Dios. Sin embargo, cuando se reúnen, no son la iglesia porque sólo son cristianos en cuanto a posición. En realidad no pueden decir: “Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí”. Si pudieran decir esto, no habría diferencia entre blancos y negros. Yo simplemente digo esto para demostrar la situación deformada del cristianismo actual; ha errado el blanco por completo. Decir que la iglesia es meramente la asamblea de Dios, la reunión de los llamados, por un lado es correcto, pero por otro, es incorrecto. ¿Estos llamados se reúnen por el Espíritu y Cristo, o se reúnen en su mente, inteligencia, punto de vista, preferencia y disposición? Si se reúnen en su perspectiva, inteligencia, disposición y otros rasgos, ellos no son la iglesia.

DISFRUTAR LAS RIQUEZAS DE CRISTO PARA LLEGAR A SER SU PLENITUD

  He hablado estas cosas para demostrarles lo que es la iglesia. La iglesia es el Cuerpo de Cristo, la plenitud de Cristo. La medida de la estatura de una persona es su plenitud. Una persona pequeña y delgada no parece ser muy saludable; sin embargo, una persona alta y robusta tiene plenitud. Una persona que tiene grandes dimensiones, no nació así, sino que gana su plenitud al comer alimentos con sus riquezas por muchos meses y muchos años. Tenemos miles de hermanos y hermanas que son llamados y que se reúnen. Le damos gracias al Señor y le alabamos porque nosotros no peleamos ni discutimos; más bien, todos nos reunimos para escuchar tranquilamente la palabra de Dios. No obstante, esto no es la base que determina la medida de la estatura entre nosotros. Efesios 4:13 dice: “Hasta que todos lleguemos [...] a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”. La plenitud de Cristo es el Cuerpo de Cristo. Ya que es el Cuerpo, tiene una estatura con una medida. Varios miles de cristianos que aman al Señor se pueden reunir, pero ¿cuánto contenido, cuánta plenitud de Cristo, y cuánto de la medida de la estatura de Cristo tienen entre ellos? Esto es algo importante. Nos hemos estado reuniendo por muchos años y, a diferencia de otros que están fuera de la iglesia, nosotros no discutimos o actuamos de manera suelta. Ésta es una situación buena que es admirable. Sin embargo, ¿cuánto de la estatura del Cuerpo de Cristo tiene cada uno de nosotros dentro de sí? Esto es difícil de decir; ello depende de cuánto Cristo tengamos dentro. Si cada uno de nosotros está lleno de Cristo, si cada uno vive a Cristo y si cada uno puede decir: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí”, entonces todos habremos llegado a la medida de la plenitud de la estatura del Cuerpo de Cristo.

  Creo que muchos de nosotros hemos tenido esta experiencia: muchas veces nos hemos lamentado y arrepentido, no porque hemos hecho algo malo ni porque hemos cometido un pecado, sino debido a que hemos sentido que no hemos vivido por Cristo ese día. Hemos dicho: “Soy un buen hombre, amo a la gente y me comporto con propiedad; todo acerca de mí está bien, pero no vivo por Cristo”. No piensen que los que no viven por Cristo no tienen bondad. En la historia de China hay un hombre que se llamaba Liu Hsia-hwei de quien se decía que era tan refinado que él podía mantener su compostura frente a tentaciones extremas. Wang Yang-ming, un discípulo de Confucio de la dinastía Ming, también era excelente en su dominio propio y su refinamiento personal. En sus escritos, algunos de los cuales he leído, él dijo que uno no debe practicar el dominio propio solamente como una practica externa, pues seríamos como árboles sin raíces o manantiales sin fuentes. Él enseñó que uno debe cultivar algo desde adentro. Estoy convencido de que su dominio propio era mucho mejor del que vemos en muchos cristianos en la actualidad. Sin embargo, ¿era eso Cristo? No importa cuán bueno haya sido; ¿era eso Cristo? Wang Yang-ming no podía decir: “Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí”. Nosotros lo podemos decir, pero él no lo podía decir. Muchas veces no he hecho nada malo durante todo el día. No perdí mi paciencia; más bien, traté con humildad a las personas. Aunque logré hacer todas estas cosas por todo un día, en la noche antes de irme a dormir sentí remordimiento. Le dije al Señor: “Oh Señor, perdóname. Todo estuvo bien conmigo hoy, pero no te viví. Hoy he tenido humildad y paciencia, pero no tuve a Cristo. En mi vivir hoy, no viví a Cristo”. Hay una gran diferencia aquí.

  Hermanos y hermanas, estoy convencido de que el día en que ustedes se arrepientan no porque hayan pecado o hecho algo malo, sino porque lo han hecho todo sin Cristo, entrarán en una nueva etapa de vida. Ustedes orarán muchas veces: “Señor, perdóname. Mi vivir durante todo este día estuvo bien, pero sin Ti. No viví en el espíritu, no seguí al Espíritu y no ejercité mi espíritu para ser uno contigo. Me porté muy bien y fui humilde, paciente, amoroso; pero no te tuve a Ti. Te ofendí y Te contradije; aun Te reemplacé y Te sustituí”. Espero que tengan la experiencia de esta etapa.

  Pablo dijo: “Para mí el vivir es Cristo” (Fil. 1:21a). ¿Pueden decir que para ustedes, ser pacientes, ser humildes, amar a sus esposas o someterse a sus maridos es Cristo? La razón por la cual no pueden decirlo es porque en todas estas cosas son ustedes y no Cristo. Por lo tanto, si nosotros los cristianos verdaderamente amamos y vamos en pos del Señor, llegaremos a una etapa en la cual sentiremos que nos falta Cristo en nuestro vivir y que todavía tenemos muchos reemplazos que le sustituyen a Él. Cuando se enojan, su enojo no reemplaza a Cristo, pero cuando usted lo reprime apretando los dientes, usted está reemplazando a Cristo.

  Una vez, hace muchos años, un hermano invitó a varios de nosotros a su hogar para una fiesta de amor. Pero su esposa, quien aún no había recibido al Señor, estaba disgustada por que nos había invitado. Este hermano trabajaba en la aduana. Antes de recibir al Señor, él acostumbraba a llevar a su esposa a entretenimientos y fiestas. Pero ahora que era salvo, su vida había cambiado completamente y le gustaba invitar a aquellos que éramos colaboradores y ancianos a su casa para comer juntos. Tal vez él exageró un poco, así que su esposa estaba muy molesta. Aquel día yo estaba entre los invitados y vi la situación con mis propios ojos. Tan pronto los hermanos entramos en la casa, nos dimos cuenta de que algo andaba mal. Él vivía en una casa grande, y había unos cuadros preciosos colgando a ambos lados del pasillo, pero aquel día cuando pasé por la puerta vi que los cuadros estaban en el piso. Inmediatamente nos dimos cuenta de que esto era una mala señal. Los cuadros no se cayeron por sí solos; habían sido quitados por la esposa. Afortunadamente su esposa no nos corrió, así que pasamos a la sala y nos sentamos. Después de aproximadamente media hora fuimos al comedor para tener la cena. Para nuestra sorpresa, los platillos y el arroz que estaba sobre la mesa estaban fríos. La esposa nos había servido sobras frías del día anterior. Nos miramos el uno al otro sin atrevernos a decir nada. ¡Nos preocupaba que el hermano perdiera su temperamento y discutiera con su esposa al frente de nosotros, y lo embarazoso que esto sería! Nos volvimos al Señor esperando que Él pudiera “calmar el viento y el mar” de modo que ellos no discutieran frente a nosotros. El hermano estaba titubeando si debería utilizar sus palitos para comer porque estaba muy mortificado; así que nosotros empezamos a comer esperando que él no dijera nada, y él se unió a nosotros. ¡Fue algo tremendo para él resistir tal insulto y no decir nada esa vez! Lo observé y estudié para ver si su control al insulto procedía de sí mismo o de Cristo. Más tarde encontré la respuesta a mi estudio. La mitad de ello era Cristo, pero la otra mitad todavía era él mismo; aun así le damos gracias al Señor que vimos un poco de Cristo allí.

  ¿Qué es la iglesia? La iglesia es Cristo. La iglesia es el Cuerpo de Cristo, la cual crece y se forma cuando tomamos a Cristo como nuestro disfrute cotidiano al comer y beber de Él. Esto se puede comparar con nuestro comer y beber diario. La comida y la bebida que digerimos, se convierten en los elementos constituyentes de nuestro cuerpo. Cuando disfrutamos las riquezas de Cristo, llegamos a ser la plenitud de Cristo.

LO QUE SON LAS RIQUEZAS DE CRISTO

  Ahora quiero hablar un poco de lo que son las riquezas de Cristo. Hoy en día los pastores y predicadores en el cristianismo mayormente dicen que Cristo, quien es el Hijo de Dios, se encarnó y, debido a que amó a los pecadores, murió por nosotros en la cruz, resucitó al tercer día y luego ascendió a los cielos. Lo que ellos dicen es correcto, pero no le da a la gente la impresión de que Cristo es rico y que Sus riquezas son inescrutables. Lo que se predica hoy en el cristianismo no les puede dar a la gente esta impresión. No obstante, la predicación de Pablo sí le dio a la gente tal impresión. Por la misericordia del Señor, esperamos que el recobro del Señor también dé a las personas esta impresión.

  Entonces, ¿qué son las riquezas de Cristo? En estos últimos años muchos hermanos y hermanas han estado estudiando el Nuevo Testamento y todos han visto algo. En las últimas dos reuniones, por ejemplo, hemos expuesto lo que Cristo es y lo que Él ha logrado. Lo que Él es, es muy rico. Podemos enumerar algunos aspectos: Él es Dios, el Dios completo, esto es, el Padre, el Hijo y el Espíritu; Él es el Dios Triuno; Él es Jehová, Aquel que no tiene principio ni fin y que es existe en Sí mismo y para siempre; Él es el gran Yo Soy. Jehová es Yo Soy, y todo lo demás en el universo no es. Las cosas existen temporalmente, pero poco después dejan de ser; sólo existen por el día de hoy. Él es el Único que era, que es y que será. Él es también el Creador, el Dios omnipotente. La palabra Dios en hebreo es Elohim, que quiere decir el todopoderoso y fiel. Además, Él es el Ángel del Señor que es enviado para cuidarnos. Hasta cierto punto todos hemos experimentado estos puntos.

  Cristo también es un hombre; y esto es algo aún más complicado. Como hombre, Él fue concebido del Espíritu Santo. El Espíritu Santo entró en el vientre de la virgen María para producir esta concepción. Cristo nació como un hombre con dos naturalezas, la naturaleza humana y la naturaleza divina, debido a que Su concepción involucró a Dios y al hombre. Fue un gran misterio que Él poseyera ambas naturalezas, la divina y la humana. Esta persona especial era un “súper-hombre”. La sangre que Él derramó era sangre humana, la cual lo capacitó para ser la propiciación por nuestros pecados. No sólo eso, sino que como Hijo de Dios, Él poseía divinidad; la divinidad ilimitada y todo-inclusiva llegó a ser la eficacia de Su sangre. Por tanto, Su sangre puede redimir a todas las personas, y la redención que logró fue una redención eterna e infinita. Si Él solamente hubiera sido un hombre perfecto, Su sangre hubiera redimido solamente a una persona, no a millones; pero ya que es Dios, lo ilimitado y eterno que es Dios estaba dentro de Él. Por lo tanto, Su sangre llegó a ser una sangre eterna.

  Las riquezas de Cristo también incluyen el vivir humano completo por el cual Él pasó. Él dijo: “Venid a Mí todos los que trabajáis arduamente y estáis cargados, y Yo os haré descansar” (Mt. 11:28). ¿Cómo pudo decir tales palabras? Fue debido a que Él, siendo manso y humilde, pasó por el vivir humano. Podemos venir a Él y tomarlo como vida. Cuando entramos en Él, el elemento de Su vivir humano llega a ser nuestro elemento. Esto también es parte de Sus riquezas.

  Como ya hemos visto, Su muerte fue todo-inclusiva porque cuando Él murió en la cruz, Él murió con siete estatus. Su muerte fue una muerte que no sólo tenía un solo aspecto, sino que muchos. Cuando Él murió, quitó nuestros pecados, nuestros hechos pecaminosos; anuló nuestro pecado, nuestra naturaleza pecaminosa; y destruyó a Satanás y anuló la muerte; eliminó al viejo hombre, le puso fin a la vieja creación; y abolió todas las diferentes prácticas, costumbres y ordenanzas que existían entre las personas. Además, por el lado positivo, cuando murió Él liberó la vida divina que estaba dentro del cascarón de Su humanidad. Por medio de esto, podemos ver que Su muerte fue una muerte todo-inclusiva y la podemos disfrutar. La muerte de Cristo que predica la mayoría de los cristianos, parece tener un solo aspecto, que Él fue crucificado por nuestros pecados y castigado por Dios a nuestro favor a fin de que nosotros no sufriéramos un castigo eterno. Sin embargo, de acuerdo con a la revelación de la Biblia, la muerte de Cristo es muy rica y tiene muchos aspectos.

  Cristo también resucitó. Esto no quiere decir que Él se fue a acostar en la tumba, durmió por tres días y súbitamente salió del Hades. Es así como lo entendíamos antes. Pero esto no es lo que significa la resurrección. Si usted estudia la Biblia de forma cabal, verá que cuando Él fue clavado en la cruz y estaba muriendo, Su Espíritu dentro de Él fue activado. Era como un grano de trigo que es sembrado en tierra. Mientras el cascarón está deteriorándose en el suelo, la vida dentro de él es activada y comienza a crecer. Cuando Cristo estaba muriendo en la cruz, Su cuerpo pasó a través de la muerte, pero Su Espíritu dentro de Él se activó. Al tercer día, Él no se escapó de la muerte; más bien, Él vivía y, por el crecimiento de esta vida, salió de la muerte. Su resurrección también fue Su obra y poder. Nosotros frecuentemente tenemos problemas, cargas y sufrimientos; por esto oramos mucho, y mientras más oramos, más entramos en el Espíritu; mientras más entramos en el Espíritu, más tocamos a Cristo. Este Cristo que está dentro de nosotros, tiene como resultado la muerte y la resurrección; y éste es el disfrute que tenemos de Su muerte y Su resurrección.

  Además, Él ascendió. No podemos agotar nuestro hablar con respecto a todos estos aspectos. En Efesios 3 Pablo parece decir: “A mí, Pablo, se me ha dado gracia y he recibido el ministerio de anunciarles las riquezas inescrutables de Cristo. Yo no anuncio el judaísmo ni tampoco les anuncio el Antiguo Testamento, sino que les anuncio a Cristo, una persona viviente. Él era Dios y también hombre, y Él era hombre y también Dios. Él fue el único quien creó y redimió; se hizo carne y pasó a través del vivir humano; entró en la muerte y en Su muerte Él hizo varias obras. También resucitó y en Su resurrección logró una obra aún más grandiosa. Todos éstos son los elementos de Sus riquezas”.

  El Evangelio de Juan menciona muchos puntos de Cristo como el Yo Soy: Yo soy la vida, Yo soy la luz, Yo soy el pan de vida, Yo soy la puerta, Yo soy los pastos verdes, Yo soy el buen Pastor, Yo soy el Cordero de Dios. En 1 Corintios hay numerosos puntos de lo que Cristo es, tales como la sabiduría de Dios, la justicia de Dios, la santificación de Dios, el poder de Dios, las profundidades (las cosas profundas) de Dios, nuestro alimento, nuestra agua viva, el postrer Adán, el segundo hombre y el Espíritu vivificante en resurrección.

DISFRUTAR LAS RIQUEZAS DE CRISTO AL ORAR-LEER LA PALABRA Y ORAR EN EL ESPÍRITU

  Cristo es el Espíritu vivificante. ¿Dónde está Él hoy? Por un lado, Él es el Señor y Cristo en el trono en el cielo, mientras que por otro lado, Él es el Espíritu vivificante que ha entrado en nosotros para ser nuestra vida. De la misma manera, no importa cuán ricos sean el alimento y el agua que necesitamos; si no entran en nuestro estómago, no tendrán nada que ver con nosotros. Hoy en día Cristo no es solamente el Señor de todos que está sentado en el trono en los cielos, sino que también es el Espíritu vivificante real y viviente que habita en nuestro espíritu para ser nuestra vida. ¡Qué bueno y maravilloso es esto!

  Lamentablemente, los cristianos en la actualidad han sido separados de Cristo por muchas cosas. No es necesario hablar del pecado y del mundo, pues aun la lectura de la Biblia los puede separar de Cristo. Esto se debe a que al leer la Biblia es posible que sólo utilicen su mente para estudiar, pero no usen su espíritu para orar con las palabras de vida. Por ejemplo, ustedes pueden leer Mateo 1:1 que dice: “Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham”. Cuando ustedes llegan al nombre de Abraham, quizás se rompan la cabeza; pues a lo mejor no entiendan lo que significa Abraham. Cuando era joven me encontré con este problema. Me desilusioné por completo cuando encontré la explicación. Encontré un sitio que decía que Abraham era el padre de Isaac. ¿Quién entonces es Isaac? Todavía no lo entendía. Por lo tanto, a menudo perdí mi tiempo. Yo estudiaba la Biblia por hora y media en la mañana, y el resultado era que me confundía. Hubiera sido mejor que no estudiara la Biblia. Si en lugar de eso hubiera orado unas cuantas oraciones, por lo menos hubiera tocado el Espíritu en cierto grado. Cuando estudiaba la Biblia, terminaba más lejos de Dios que cuando empezaba, debido a la manera en que la estudiaba. Traté de estudiar Mateo 1, pero el registro de la genealogía, el cual llega hasta el versículo 17 y contiene muchos nombres extraños, me aturdió. Además, el versículo 17 menciona tres eras de catorce generaciones cada una. Todas las generaciones de Abraham hasta David eran catorce generaciones; de David hasta la deportación a Babilonia eran catorce generaciones, y de la deportación a Babilonia hasta el Cristo eran catorce generaciones. Empecé a contar las tres eras de catorce generaciones. Sin embargo, no importaba cómo yo las contara, no me salía bien. Al final, estaba completamente confundido. Después dije: “Olvídate, no hay manera de estudiar los primeros diecisiete versículos de Mateo 1”. Por tal razón es que en los primeros años, cada vez que leía Mateo, yo siempre empezaba por el versículo 18.

  A veces leer la Biblia con la mente puede causar satisfacción. Como jóvenes, ustedes pueden ser salvos y estar entusiasmados para amar al Señor, y sus corazones pueden desear por completo honrar a sus padres, ser diligentes y hacer las cosas con un corazón sencillo. La Biblia contiene muchas de estas palabras, y cuando las leen, ustedes se pueden sentir cómodos y satisfechos. Cuando las hermanas leen la Biblia por primera vez y se encuentran con el versículo en Efesios 5 el cual dice que los maridos deben amar a sus esposas, toda aquella que es esposa sonríe y menea la cabeza de que está de acuerdo. Para ella, la Biblia es muy buena y es el mejor libro. Esto se debe a que no hay esposa que no espere que su marido la ame. Las palabras de la Biblia simplemente corresponden a lo que ama su corazón. Por el contrario, los esposos disfrutan leer el versículo en Efesios 5 el cual dice que las esposas deben sujetarse a sus maridos. Esto es verdaderamente bueno, porque lo que los esposos esperan diariamente es que sus esposas se sujeten a ellos.

  En cuanto a leer la Biblia, de las dos clases de sensaciones descritas anteriormente, una es muy árida y desconcertante, y la otra es muy interesante y satisfactoria. Estas dos sensaciones parecen diferentes en su totalidad, pero ambas los separan a ustedes del disfrute de Cristo. Necesitamos ver que la Biblia no fue escrita para este propósito. La Biblia son las palabras de Dios, y las palabras de Dios son espíritu. El Señor Jesús dijo: “Las palabras que Yo os he hablado son espíritu y son vida” (Jn. 6:63b). Cada frase de la Biblia es espíritu y vida. No importa si usted es viejo o joven, educado o analfabeta, les sugeriría que no pasaran por alto Mateo 1:1-17; más bien, lean cada versículo. Cuando usted lea: “Abraham engendró a Isaac; e Isaac engendró a Jacob”, aunque no lo entienda, no trate de entenderlo. Un día lo entenderá, y ése será un entendimiento real. Usted simplemente debe orar-leer: “Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham. Abraham engendró a Isaac; e Isaac engendró a Jacob; y Jacob engendró a Judá y a sus hermanos”. No se preocupe si entiende o no; simplemente ore-lea y tocará al Espíritu en su interior. Los hechos hablan más claro que las palabras. Trate de orar-leer y vea cuál de estas dos maneras de leer la Biblia le suministra más. Yo no tengo que orar-leer por media hora; puedo ser avivado con sólo orar-leer por cinco minutos.

  Nuestro Señor hoy es rico. Él es el Dios eterno, el Creador y el Único que reina sobre todo el universo, sustentando y sosteniendo todas las cosas por medio de la palabra de Su poder. Un día Él vino para encarnarse; entró en el vientre de una virgen, y estuvo dispuesto a nacer como un hombre. Él pasó a través del vivir humano por más de treinta y tres años; experimentó todo tipo de dificultades y probó todas las diferentes alegrías y tristezas. Después entró en la muerte e hizo grandes cosas en Su muerte, logrando una cosa tras otra. Los pecados fueron quitados, el pecado fue eliminado, todo llegó a su fin y la vida divina fue liberada. Entonces, Él entró en resurrección, y en Su resurrección nos regeneró y también llegó a ser el Espíritu vivificante para entrar hoy en nosotros. Pero eso no fue todo, Él ascendió al trono. El Cristo que mora en nosotros hoy, también es el Cristo que está sentado en el trono. Todos éstos son Sus riquezas.

  El punto central es que Él es el Espíritu, el Espíritu vivificante. Este Espíritu está en la palabra de Dios y en nuestro espíritu. Siempre que abran su boca para orar, ustedes pueden tocar este Espíritu. Por lo tanto, todos nosotros necesitamos orar. Ustedes deben orar y también deben orar-leer la Biblia. Ustedes necesitan tener contacto diariamente con este Espíritu, ser llenos de este Espíritu y permitirle a este Espíritu que opere interiormente para que los sature. Queridos hermanos y hermanas, si ustedes experimentan esto, ustedes disfrutarán las riquezas inescrutables de Cristo.

  Todos nosotros tenemos esposos, esposas, hijos, familias y profesiones; todos tenemos cargas y dificultades. Todo esto es ordenado por Dios para nuestra vida humana. ¿Cómo manejamos todos estos asuntos? Es extremadamente difícil manejarlos por nosotros mismos, por lo que debemos depender del Señor. Pablo nos dijo en Filipenses 1:19 que la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo nos capacita para disfrutar la salvación en nuestro vivir. Para obtener la suministración de este Espíritu, debemos orar, porque sólo nuestro espíritu puede tener contacto con este Espíritu. Siempre que tengamos contacto con este Espíritu, nos suministará, saturará, permeará y regará. Este Espíritu es Jesucristo, el Dios Triuno, el Aquel que es Dios y hombre y el Espíritu todo-inclusivo. Si ustedes le disfrutan diariamente de esta manera, ustedes disfrutarán Sus riquezas.

LLEGAR A SER LA PLENITUD DE CRISTO DESPUÉS DE HABER DISFRUTADO SUS RIQUEZAS

  Cuando disfrutemos así las riquezas de Cristo, seremos llenos por Cristo. Ustedes estarán llenos de Cristo, yo estaré lleno de Cristo, y todos estaremos llenos de Cristo. Como resultado, cuando nos reunimos, estaremos en Su Cuerpo, el cual es la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo. Esta plenitud es Su expresión. Un vaso puede contener agua; pero si el vaso no está lleno, el agua no rebosará. Si ustedes añaden más y más agua hasta que el vaso esté tan lleno que el agua rebose, entonces ésa es la plenitud. El rebosar del agua es la plenitud del agua. Esta plenitud expresa al agua para que las personas la vean.

  Hoy en día Cristo quiere llenarnos. Él es el Espíritu y, como tal, quiere llenarnos hasta que Él rebose desde nuestro interior. Este rebosar es la plenitud, y esta plenitud es Su expresión, la cual es la iglesia. La iglesia es la expresión de Cristo. Además, ya que Cristo es Dios, la iglesia también es la plenitud de la expresión de Dios. Espero que todos puedan ver que en las riquezas de Cristo vemos lo todo-inclusivo que Él es, y que en la plenitud de Cristo vemos lo ilimitado que Él es. Lo ilimitado y todo-inclusivo que es Cristo se manifiesta en Sus riquezas y en Su plenitud. La manifestación de Sus riquezas y plenitud, dependen del disfrute que tengamos de Él. Cuanto más lo experimentemos junto con los santos en la iglesia, más expresaremos lo todo-inclusivo que Él es. Agradecemos y alabamos al Señor que hoy en día Él desea recobrar esto. No podemos ser más cristianos superficiales que sólo “patinan sobre el hielo” y que siguen el modelo del cristianismo. Ustedes no deben ser así. Deben ser cristianos serios. Necesitan orar, leer la Biblia y entrar en la Biblia. Rompan el hielo y sumérjanse en las profundidades del agua para probar las riquezas que se encuentran allí. Cuando experimentamos a Cristo, disfrutamos Sus riquezas, y como resultado llegaremos a ser Su plenitud. ¡Le agradecemos y alabamos al Señor por esto!

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