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Mensajes del libro «Manera práctica de llevar una vida conforme a la cumbre de la revelación divina contenida en las santas Escrituras, La»
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CAPITULO CINCO

CONFORMADOS A LA IMAGEN DEL HIJO DE DIOS PARA QUE EL SEA EL PRIMOGENITO ENTRE MUCHOS HERMANOS

  Lectura bíblica: Ro. 8:29

BOSQUEJO

  1. La imagen del Hijo de Dios:
    1. La imagen del Señor Jesucristo—Ro. 1:3-4:
      1. El Señor Jesucristo es Dios y hombre.
      2. Su imagen es la imagen de alguien que es tanto Dios como hombre.
      3. Llevó la vida de un hombre que expresaba a Dios:
        1. Un hombre que no vivió por su vida humana sino por la vida de Dios.
        2. Los atributos de Dios llegan a ser Sus virtudes humanas.
    2. Esta imagen es la imagen del primer Dios-hombre del universo, es decir, Cristo.
  2. La predestinación determinada por Dios:
    1. Los que creen en Cristo, quienes fueron llamados y justificados por Dios, fueron predestinados para ser conformados a la imagen de Jesucristo el primer Dios-hombre—Ro. 8:29-30.
    2. Llegan a ser los muchos Dios-hombres, es decir, los muchos hermanos (la producción en serie) del primer Dios-hombre (el prototipo).
    3. Por tanto, Jesucristo el Hijo unigénito de Dios (Jn. 1:18) llegó a ser el Hijo primogénito de Dios—Ro. 8:29-30:
      1. Cristo, como Hijo de Dios, se vistió de humanidad al encarnarse.
      2. Aunque El era el Hijo de Dios que posee la divinidad, Su parte humana no es divina ni es hijo de Dios.
      3. La parte humana de Cristo, como simiente de David, fue designada, elevada a Su divinidad, por el Espíritu de santidad (la esencia de Su divinidad) en la resurrección, para llegar a ser parte de Su filiación divina.
      4. Así que Cristo, como Hijo unigénito de Dios sin la humanidad, llegó a ser el Hijo primogénito de Dios con divinidad y también con humanidad.
      5. Todos los Dios-hombres, los creyentes, necesitan ser conformados a la imagen del Hijo primogénito de Dios, al vivir una vida humana crucificada, a fin de vivir por la vida divina para poder ser Dios-hombres en verdad y expresar a Dios en humanidad con los atributos divinos expresados a partir de la humanidad, a fin de ser la realidad de la iglesia como Cuerpo orgánico de Cristo, la cual tendrá su consumación en la Nueva Jerusalén, según se revela en los detalles abarcados entre los demás capítulos de Romanos y el final de Apocalipsis. Esto traerá el cumplimiento de la economía eterna de Dios.

  Ahora debemos ver la necesidad que tenemos de ser conformados a la imagen del Hijo de Dios para que El sea el Primogénito entre muchos hermanos (Ro. 8:29). Podemos dar un ejemplo de esto al considerar un grupo de ocho hermanos. El primero de ellos es un estadounidense grande, robusto y fornido, pero los otros siete son débiles y endebles. Si este estadounidense grande y robusto dijera que los otros siete son sus hermanos, nadie le creería. Pero si todos sus hermanos fueran iguales a él, todos dirían que cada uno de ellos parece su hermano gemelo, por ser todos tan parecidos.

  La situación entre los cristianos de hoy es lamentable. En la actualidad, en cierto sentido, Satanás puede “aplaudir” y decirle al Señor: “Tú eres el Primogénito entre muchos hermanos, pero mira Tus millones de creyentes. ¿Quién es igual a Ti?” Esta es la razón por la cual Romanos 8:29 dice que Dios predestinó a los que justificó, para que fuesen hechos conformes a la imagen de Su Hijo. Es como decir que los hermanos flacos y débiles tienen que conformarse a la imagen de su hermano corpulento. Cuando nosotros somos conformados a la imagen de Cristo, El puede ser el Primogénito entre Sus muchos hermanos. ¡Qué vergüenza debe de ser para Cristo que Sus hermanos, Sus hermanos “gemelos”, sean tan pobres y no tengan Su estatura!

  En el nuevo hombre Cristo es el todo, y en todos. No hay lugar para ninguna persona natural. En el nuevo hombre no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, esclavo ni libre. Todos son Cristo, y Cristo es todos los miembros y está en todos ellos (Col. 3:10-11). El lo es todo en el nuevo hombre. De hecho, El es el nuevo hombre, Su Cuerpo (1 Co. 12:12). No existe iglesia japonesa, ni iglesia china, ni iglesia portorriqueña, ni iglesia taiwanesa. En el nuevo hombre sólo hay lugar para Cristo. Todos debemos ser conformados a la imagen de Cristo, el Hijo de Dios, para que El sea el Primogénito entre muchos hermanos. Si no somos conformados a la imagen del primer Dios-hombre, el prototipo, entonces este Dios-hombre no tendrá hermanos “gemelos”. En tal caso, no podrá ser el Primogénito. Este es el significado de Romanos 8:29.

I. LA IMAGEN DEL HIJO DE DIOS

  La imagen del Hijo de Dios es la imagen del Señor Jesucristo (Ro. 1:3-4). El Señor Jesucristo es Dios y hombre. Por lo tanto, Su imagen es la imagen de alguien que es tanto Dios como hombre. El llevó la vida de un hombre que expresaba a Dios; fue un hombre que no vivió por su vida humana sino por la vida de Dios. De modo que los atributos de Dios llegan a ser Sus virtudes humanas. La imagen del Hijo de Dios es la imagen del primer Dios-hombre del universo, es decir, Cristo. Todos los creyentes, Sus muchos hermanos “gemelos” deben ser conformados a Su imagen.

II. LA PREDESTINACION DETERMINADA POR DIOS

  Los que creen en Cristo, quienes fueron llamados y justificados por Dios, fueron predestinados para ser conformados a la imagen de Jesucristo el primer Dios-hombre (Ro. 8:29-30). Ellos llegarán a ser los muchos Dios-hombres, es decir, los muchos hermanos (la producción en serie) del primer Dios-hombre (el prototipo).

  Por tanto, Jesucristo el Hijo unigénito de Dios (Jn. 1:18) llega a ser el Hijo primogénito de Dios (Ro. 8:29-30). Sin nosotros El no puede llegar a ser el Primogénito. Para poder ser el hijo primogénito uno necesita hermanos “gemelos”. Si alguien es hijo único, no es hijo primogénito sino hijo unigénito. Cristo el primer Dios-hombre necesita que nosotros, Sus hermanos “gemelos”, seamos conformados a Su imagen, para poder ser el Hijo primogénito de Dios.

  Cristo, como Hijo de Dios, se vistió de humanidad al encarnarse. Aunque El era el Hijo de Dios y poseía la divinidad, Su parte humana no era divina ni era hijo de Dios. La parte humana de Cristo, como simiente de David, fue designada, elevada a Su divinidad, por el Espíritu de santidad (la esencia de Su divinidad) en Cristo, para llegar a ser parte de Su filiación divina. Así que Cristo, como Hijo unigénito de Dios sin la humanidad, llegó a ser el Hijo primogénito de Dios con divinidad y también con humanidad. Todos los Dios-hombres, los creyentes, necesitan ser conformados a la imagen del Hijo primogénito de Dios, al vivir una vida humana crucificada, a fin de vivir por la vida divina para poder ser Dios-hombres en verdad y expresar a Dios en humanidad con los atributos divinos expresados a partir de la humanidad, a fin de ser la realidad de la iglesia como Cuerpo orgánico de Cristo, la cual tendrá su consumación en la Nueva Jerusalén, según se revela en los detalles abarcados entre los demás capítulos de Romanos (9—16) y el final de Apocalipsis. Esto traerá el cumplimiento de la economía eterna de Dios.

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