
Lectura bíblica: Ro. 9:21, 23; Zac. 12:1; Gn. 2:7; Pr. 20:27
En este universo existen muchos misterios. Si ustedes no creen esto, me gustaría hacerles unas cuantas preguntas que creo que ninguno de ustedes podrán contestar. ¿Con qué propósito existe el universo? ¿Qué es Dios? ¿Qué es el hombre? ¿Qué son ustedes?
El universo es un misterio. Los científicos, los físicos y los grandes filósofos no pueden decirnos cuál es el propósito del universo. Podemos ver muchas cosas en los cielos y en la tierra, pero, ¿qué es el universo? Ha sido un misterio para todos las generaciones.
Sin duda, Dios también es un gran misterio. Dios está aquí. El está en el universo, sin embargo, nadie lo ha visto jamás y nadie puede explicarlo. Nadie puede darnos una definición plena, completa, absoluta y definitiva de Dios.
El hombre también es un misterio. Nadie puede definir al hombre a lo máximo. ¿Qué es el hombre? ¿Por qué está aquí el hombre? Tienen que darse cuenta de que ustedes son un misterio. Si no me creen me gustaría preguntarles cuántos corazones tienen. Si dicen que tienen uno, están equivocados. Tienen más de un corazón. En realidad, tenemos dos corazones. La Biblia dice que el corazón del hombre es corrupto a tal grado que es incurable. El corazón del hombre es corrupto más que todas las cosas (Jer. 17:9). Si un médico le examina tal vez le diga que su corazón está sano. Pero la Biblia dice que su corazón es corrupto debido a que la Biblia está hablando de su corazón psicológico. ¿Ahora entienden que tienen dos corazones? Uno es su corazón físico y el otro es su corazón psicológico. Físicamente, quizás nuestro corazón esté sano. Pero el corazón psicológico es corrupto. Un corazón es visible, físico; el otro corazón es invisible, psicológico.
Usted es muy misterioso. Tiene una mente, pero, ¿puede decirme dónde está? Quizá usted me diga que está en su alma, pero, ¿qué es el alma y dónde se encuentra? ¿Cuál es la diferencia entre la mente y el alma? Esto es un misterio. ¿Qué es la parte emotiva y dónde está? Usted tiene una voluntad, pero ¿dónde está? El corazón, la mente, la emoción, la voluntad, más el alma y espíritu del hombre son todos misteriosos. Esto muestra que usted es muy misterioso. Yo no lo conozco bien a usted, ni usted me conoce bien a mí. Ni siquiera usted mismo se conoce. No solamente Dios es un misterio, sino usted también.
Ahora necesitamos ver lo que la Palabra dice que somos. La Palabra santa nos dice claramente que somos vasos. El hombre es un vaso (Ro. 9:21, 23). No muchos cristianos han puesto adecuada atención al hecho de que somos vasos que contengan a Dios. Los cristianos hablan acerca de que el hombre es criatura de Dios o que es el pueblo de Dios. Algunos incluso llegan al punto máximo al decir que el hombre puede ser un hijo de Dios. Pero en Romanos 9 se nos dice que el hombre es un vaso de Dios. Un vaso es un recipiente. Esto es diferente de un utensilio o un instrumento. Un vaso no se usa para hacer algo, sino para contener algo.
Se supone que no tenemos que hacer nada por Dios. Olvídese de sus obras. Nuestro destino consiste en contener a Dios. Fuimos hechos para ser los envases que contengan a Dios. El concepto humano es que tenemos que hacer algo para Dios. Incluso en el cristianismo muchos maestros les dicen a las personas una y otra vez que necesitan hacer algo para Dios, obrar para Dios. No digo que esto sea incorrecto, no obstante, esto no toca el pensamiento central de Dios. Tenemos que darnos cuenta de que somos vasos para Dios. Hablando con propiedad, Dios no necesita que nosotros hagamos algo por El. El necesita unos vasos. Según Romanos 9, Dios desea que seamos vasos para honra, vasos para gloria y vasos de misericordia que le obtengan. Hermanos y hermanas, ¡tienen que darse cuenta de que son vasos para Dios!
La era actual es la era del recobro. Hoy en día, el recobro del Señor consiste en hacer volver a la generación joven a Su propósito. Los seres humanos, la raza humana, se han estado alejando continuamente del propósito de Dios. Ahora, en los últimos tiempos, el Señor va a hacer volver a los seres humanos a Su propósito. El propósito de Dios para con el hombre es tener al hombre como Su envase para contenerle.
En los Estados Unidos los jóvenes disfrutan y prueban todas las cosas materiales. Después de disfrutar todas esas cosas, después de experimentar todas las cosas inventadas en la cultura humana, no reciben nada. Existe un vacío, un hueco, dentro de ellos. Esto se debe a que ellos fueron hechos para ser vasos de Dios. Lo único que puede llenarlo a usted es Dios. La educación, la religión, la ciencia, la física, el matrimonio y todas las cosas de la cultura humana no pueden satisfacer al hombre. Nada puede llenar al hombre y satisfacerlo, sino solamente Dios mismo. Ahora es el fin de los tiempos, el fin de todas las edades. Dios va a hacer algo de una manera muy rápida, para hacer volver a esta generación a Su propósito.
Romanos 9:21 indica que cuando Dios creó al hombre, El lo formó como un vaso. El hombre es un vaso de barro, pero fue destinado para honra y para gloria. Así que, Pablo dice que somos vasos para honra y vasos para gloria. Por supuesto, somos vasos de misericordia (v. 23). Dios tuvo misericordia de nosotros porque El nos destinó para ser los que le contienen.
Una botella de Coca-cola es un vaso hecho para contener dicha bebida. El hombre no es una botella de Coca-cola. El hombre es una “botella de Dios”. El hombre es una botella hecha de barro. Pero esta botella es diferente de la botella de Coca-cola. Esta botella tiene algo maravilloso dentro de ella. Génesis 2:7 dice que cuando Dios creó al hombre, El formó el cuerpo del hombre del polvo de la tierra y sopló en su nariz el aliento de vida. La palabra hebrea que se traduce aliento en Génesis 2:7 es la misma palabra que se traduce espíritu en Proverbios 20:27, lo cual se refiere al “espíritu del hombre”. Esto prueba que el aliento de vida soplado en la nariz del hombre es el espíritu dentro del hombre. Dios sopló en el hombre el aliento de vida debido a que el hombre necesita un espíritu a fin de contener a Dios.
Un radio tiene un receptor dentro de él para que pueda recibir, contener y expresar las ondas del aire. La caja externa del radio no es suficiente. Este necesita un receptor interno, un recipiente interno. Dentro de nosotros también existe un receptor, y este receptor es nuestro espíritu. El hombre tiene un espíritu humano (Job 32:8).
Darwin nos dice que el hombre es descendiente de los monos. Por supuesto, esto carece de sentido. Al final, cuando Darwin agonizaba se arrepintió de su enseñanza diabólica acerca de la evolución. El hombre no es un descendiente del mono. Los monos no tienen espíritu, pero todo hombre tiene espíritu.
Casi todos los cristianos han descuidado Zacarías 12:1. Este versículo de la Biblia coloca al espíritu del hombre con los cielos y la tierra. Dice que el Señor es Aquel que extendió los cielos, fundó la tierra y formó el espíritu del hombre dentro de él. Los cielos, la tierra y el espíritu del hombre son tres cosas muy grandes. ¿Se da cuenta usted de que tiene algo por dentro que es igual de importante que los cielos y la tierra? ¡Oh, los cielos! ¡Oh, la tierra! ¡Oh, mi espíritu! ¡Tengo un espíritu que es tan importante como los cielos y la tierra!
Según Zacarías 12:1 parece que Dios solamente creó tres cosas importantes: los cielos, la tierra y el espíritu del hombre. Esto muestra que solamente estas tres cosas son importantes y vitales en este universo. Los cielos están destinados a la tierra, la tierra está destinada al hombre, y el hombre tiene un espíritu para Dios. Este es el propósito del universo, el significado del universo. Los cielos junto con todas las estrellas y las planetas están destinados a la tierra. La tierra no está destinada a los cielos sino al hombre. Sin la tierra, el hombre no podría existir. La tierra es apropiada para que vivamos y llevemos a cabo nuestro propósito. El hombre no está destinado a la educación, ni al vestido, a la comida, a la casa ni al entretenimiento. El hombre solo es bueno para Dios. El hombre es una botella de Dios, un vaso para contener a Dios.
No debemos pensar en hacer algo para Dios. Hemos recibido muchas falsas impresiones de parte del cristianismo degradado. Creemos que tenemos que adorar a Dios, servir a Dios, hacer algo bueno para Dios, glorificar a Dios, ser agradables, amorosos y humildes. Yo les pediría que se olvidaran de todo esto. Dios no tiene la intención de que usted sea tan humilde o tan agradable. La intención de Dios es que sea lleno de El.
Nadie le enseñaría a una botella de Coca-cola a adorar la Coca-cola, servirla, y hacer bien para complacer a la Coca-cola. Si la botella de Coca-cola pudiera hablar, diría que esto no tiene sentido. Ella diría: “No fui hecha para esto. Sólo fui hecha para ser llena de Coca-cola. No sé de otra cosa más. Sólo sé una cosa: ¡Ser llena de Coca-cola! Mientras esté vacía, ¡no soy nada! Cuando estoy llena de Coca-cola, entonces es maravilloso”. De la misma manera, cuando somos llenos de Dios eso es maravilloso. Nosotros somos botellas de Dios que fuimos hechas para ser llenas de Dios. No me importa ser humilde u orgulloso. Solo me importa una cosa: ¡Tengo que ser lleno de Dios! ¡Soy un envase que contiene a Dios! ¡Contener a Dios es mi destino!
Algunos pueden argumentar conmigo diciendo que existen versículos en la Biblia que nos indican que tenemos que servir al Señor. Estoy de acuerdo con esto, pero ¿qué dirían de Romanos 9:21 y 23, los cuales dicen que somos vasos para honra y vasos de misericordia para gloria? ¿Y qué dirían de 2 Corintios 4:7, que dice que tenemos este tesoro en vasos de barro? En este capítulo no estoy poniendo énfasis al hecho de que somos siervos de Dios o hijos de Dios. Quiero oírlos declarar: “¡Aleluya!, ¡soy un vaso del Señor!, ¡soy un vaso de Dios!” Como vaso, ¿necesita usted postrarse y adorar? Necesitamos ser llenos de Cristo porque somos Sus vasos.
Como botellas de Dios, necesitamos un receptor de Dios. Dios es Espíritu (Jn. 4:24). Puesto que Dios es Espíritu, necesitamos un espíritu para recibirlo. Solamente nuestro espíritu puede recibir al Espíritu. Sólo nuestro espíritu puede tocar el Espíritu. Sólo nuestro espíritu puede contener al Espíritu. Así que, Dios creó los cielos y la tierra y luego al hombre con un espíritu.
Proverbios 20:27 dice que el espíritu del hombre es la lámpara de Jehová. Una lámpara es un contenedor. Contiene el combustible que da la luz. Tenemos un espíritu humano, y nuestro espíritu humano es un vaso. Es lo que contiene a Dios como el combustible que da la luz. La vida cristiana no es un asunto de obras externas, sino un asunto de contener algo en el interior. No es un asunto de cuánto hacemos, obramos y actuamos externamente. Es un asunto de cuánto combustible contenemos hoy. Tenemos un recipiente en nuestro interior. Ese recipiente es nuestro espíritu humano. El espíritu humano es la lámpara de Jehová.
Luego Ezequiel nos dice que en la salvación de Dios, lo primero que Dios hace es renovar nuestro espíritu amortecido, hacer que nuestro espíritu sea nuevo. El pone un espíritu nuevo dentro de nosotros y después de esto, El pone Su propio Espíritu, es decir, a El mismo, dentro de nuestro espíritu (36:26-27a). Luego, la Biblia dice claramente: “El Señor esté con tu espíritu” (2 Ti. 4:22). ¿Quién es el Señor Jesús? El es Dios. El es el tesoro. En 2 Corintios 4:7 dice que tenemos este tesoro en vasos de barro. Ahora todos podemos declarar: “Tenemos este tesoro en nuestros vasos de barro”. Soy terrenal, sin embargo, tengo el tesoro porque el espíritu dentro de mí es como un recipiente para recibir al Señor Jesús. Ahora El está aquí dentro de mí, y El es mi tesoro. Usted tiene que ejercitar su espíritu para liberar su tesoro, para compartir con otros el tesoro que tiene en su espíritu.