
En este mensaje consideraremos la verdad en cuanto al ministerio en la economía neotestamentaria.
A los ojos del Señor sólo existe un ministerio en la era neotestamentaria. Al hablar sobre la necesidad de un hermano que reemplazara a Judas, Pedro dijo que Judas era “contado con nosotros, y se le asignó una porción de este ministerio” (Hch. 1:17). Los doce apóstoles tenían una parte en “este ministerio”. Esto indica que en el Nuevo Testamento sólo existe un ministerio. Hace años, yo todavía no había visto esto. Pero debido a la controversia que hubo en cuanto a recibir el ministerio de otros, he dedicado mucho tiempo a estudiar la Palabra pura en cuanto a este asunto. Entonces mis ojos fueron abiertos para ver que los doce apóstoles tenían una parte en “este ministerio”. Por ello, cuando los apóstoles oraron acerca de encontrar a alguien que reemplazara a Judas, ellos le pidieron al Señor que les mostrara a quién Él había escogido, para que tomara “la parte de este ministerio” (v. 25).
Algunos argumentarán que “este ministerio” se limita a los doce apóstoles. Pero Efesios 4:11 y 12 dicen: “Él mismo dio a unos como apóstoles, a otros como profetas, a otros como evangelistas, a otros como pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del Cuerpo de Cristo”. El versículo 11 se refiere al período completo desde la época de los apóstoles hasta la segunda venida del Señor. En la economía neotestamentaria de Dios hay muchos apóstoles, profetas, evangelistas y pastores y maestros. A través de los siglos, ha habido miles de ellos. Sin embargo, todos ellos han sido dados a fin de que sean perfeccionados los santos para la obra del ministerio. Observen que el versículo 12 no habla de “la obra de los ministerios”, sino de “la obra del ministerio”. Aunque hay miles de personas dotadas, todas ellas han sido dadas para la obra del único ministerio.
Durante la era neotestamentaria, la única intención de Dios consiste en edificar el Cuerpo. Dios creó el universo, formó al hombre y efectuó la redención con este propósito. Para lograr este único propósito, Dios tiene un solo ministerio. Dios no realiza dos operaciones distintas durante la era neotestamentaria; más bien, Él realiza una sola operación mediante un solo ministerio.
El ministerio en la economía neotestamentaria es un ministerio corporativo, un ministerio que incluye a miles de personas dotadas. Por esta razón, en 2 Corintios 4:1 Pablo dijo: “Teniendo nosotros este ministerio”. Pablo no dijo: “Teniendo yo este ministerio” ni: “Teniendo nosotros estos ministerios”, sino que dijo: “Teniendo nosotros este ministerio”. Pablo y sus colaboradores, así como los demás apóstoles, tenían este ministerio, el único ministerio que se halla en el Nuevo Testamento.
En 2 Corintios 3:6 Pablo nos dice que Dios “nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto”. El ministerio denota el servicio, y todos los ministros son los servidores que llevan a cabo este servicio. Los muchos ministros no tienen muchos servicios, sino uno solo, el único ministerio.
Me gustan mucho las palabras usadas por Pablo en 1 Timoteo 1:12: “Doy gracias al que me reviste de poder, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio”. En este versículo Pablo no dice: “Poniéndome en mi ministerio”; más bien, dice que el Señor lo puso en el ministerio neotestamentario, el cual es único y corporativo. Todos debemos alabar al Señor porque, por Su misericordia y Su gracia, nos puso en este ministerio corporativo que edifica el Cuerpo de Cristo.
Si bien estos versículos revelan que el ministerio en el Nuevo Testamento es un ministerio corporativo, otros versículos parecieran indicar que el ministerio es un asunto personal. Por ejemplo, en Hechos 20:24, Pablo dice: “De ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera, y el ministerio que recibí del Señor Jesús para dar solemne testimonio del evangelio de la gracia de Dios”. Este versículo se refiere al ministerio personal de Pablo, pues aquí Pablo habla del ministerio que él había recibido de parte del Señor. Por tanto, el ministerio mencionado en este versículo es el ministerio personal de Pablo.
Hechos 21:19 hace referencia, de manera clara y definida, al ministerio personal de Pablo: “Después de saludarlos, les contó una por una las cosas que Dios había hecho entre los gentiles por medio de su ministerio”. Otros versículos que también parecen referirse a un ministerio personal son 2 Timoteo 4:5 y Colosenses 4:17. En 2 Timoteo 4:5 Pablo le encargó a Timoteo: “Cumple con perfección tu ministerio”, aparentemente animándolo a que cumpliera su ministerio personal. Colosenses 4:17 dice: “Decid a Arquipo: Mira que cumplas el ministerio que recibiste en el Señor”. Esto claramente hace referencia al ministerio personal de Arquipo.
Al considerar los versículos que se refieren al ministerio como algo personal, debemos tener presente que todos los creyentes son miembros del único Cuerpo. En general, el Cuerpo tiene un ministerio corporativo, y no muchos ministerios. Aunque en el Cuerpo se desempeñan diversas funciones, el ministerio en el Cuerpo es uno solo. Por ejemplo, cuando yo hablo, todo mi cuerpo habla; mis ojos, mi nariz, mis oídos, mis brazos, mis dedos, mis piernas y mis pies participan de una u otra manera en el acto de hablar. Así que, mi hablar es, de hecho, el ministerio de mi cuerpo. Este ministerio es corporativo. Sin embargo, cada una de las partes de mi cuerpo también tiene su propio ministerio. La boca habla, las manos hacen gestos, y los pies brindan el soporte necesario. Pero cuando los ministerios de todos los miembros se conjugan, la suma total de ellos es el ministerio único del cuerpo. Este ejemplo da a entender que los muchos ministerios de los miembros del Cuerpo no son ministerios independientes, sino que son parte de un solo ministerio corporativo.
El ministerio neotestamentario es uno solo y único, además de corporativo; sin embargo, debido a que este ministerio es el servicio del Cuerpo de Cristo, y debido a que este Cuerpo tiene muchos miembros, cada miembro desempeña su propio ministerio. Por tanto, en lo que se refiere a los miembros, hay muchos ministerios; pero en lo que respecta al Cuerpo en su totalidad, existe un solo ministerio. Así pues, el ministerio de cada miembro jamás debe considerarse como algo separado del ministerio corporativo. El Cuerpo tiene un ministerio corporativo, y todos los miembros del Cuerpo tienen sus propios ministerios individuales. Como hemos visto, todos estos ministerios ejercidos por los miembros, al ser conjugados, equivalen al ministerio corporativo.
En cuanto a la cuestión del ministerio, debemos entender claramente la verdad revelada en la Biblia como también la situación que impera en el cristianismo actual. Originalmente, en la época de los apóstoles, había un Cuerpo con un solo ministerio. Pero debido a la degradación de la iglesia, surgieron las divisiones y denominaciones. Ahora cada división tiene lo que ellos mismos llaman su propio ministerio. Los bautistas, los presbiterianos, los luteranos, los episcopales y los pentecostales, todos ellos, tienen sus propios ministerios. Los ministros, los pastores y los predicadores de las diferentes denominaciones laboran para edificar las denominaciones, no para edificar el Cuerpo. Debido a que cada uno edifica su propia denominación, ellos no pueden laborar con otros.
No debemos tener nada que ver con las denominaciones. En el recobro del Señor estamos a favor del recobro de Cristo como nuestra vida y nuestro todo con miras a la edificación de la iglesia. A fin de que se cumpla el propósito de Dios en Su recobro, debemos regresar al principio, debemos regresar a la Palabra pura. En el Nuevo Testamento sólo existe un ministerio que es único en su género. Desde los tiempos de los apóstoles hasta nuestros días, este ministerio aún no ha terminado. Yo creo que nosotros somos la continuación de este ministerio. Me siento contento de poder decir que estoy en este ministerio y que soy parte del mismo. Estamos en este único ministerio que es conforme a la economía neotestamentaria.
En la época de los apóstoles no había denominaciones. Sin embargo, debido a la degradación de la iglesia y la existencia de muchas divisiones, aparentemente hoy hay muchos ministerios. ¿Podríamos nosotros, quienes estamos en el recobro del Señor y participamos en el único ministerio, la continuación del ministerio de los apóstoles, aceptar los ministerios de las denominaciones y divisiones? No, definitivamente que no. Si los aceptamos, el recobro sufriría daño. El ministerio apropiado, el ministerio que es según la economía neotestamentaria de Dios, es aquel que edifica el Cuerpo de Cristo, pero los demás ministerios sólo procuran edificar las denominaciones. Por este motivo, no podemos recibir los ministerios que edifican las denominaciones.
Cuando yo estuve en Taiwán, algunos misioneros de ciertas denominaciones me dijeron que apreciaban la obra de mi ministerio y que querían invitarme para que diera un mensaje a su congregación y los ayudara. Asimismo me sugirieron que los invitara a ellos a venir a dar un mensaje. ¿Cómo responderían ustedes a esta sugerencia? La manera correcta de responder es decirles que el Señor ha comisionado al hermano Lee y sus colaboradores para que edifiquen el Cuerpo de Cristo. Sin embargo, los que están en las denominaciones están edificando las denominaciones, y nosotros no sentimos la carga de hacer eso. En lugar de ello, nuestra carga consiste en continuar el ministerio del Nuevo Testamento, el cual edifica el Cuerpo. Debido a que los ministerios de los que están en las denominaciones edifican las denominaciones, no podemos invitarlos a que nos den un mensaje. Si abriéramos la puerta a dichos ministerios, el Cuerpo sufriría daño. Ésta es la razón por la cual no podemos recibir tales ministerios. Reconocemos que hay algo genuino en ellos, pero en general su meta consiste en edificar las denominaciones. Esto estorba la edificación del Cuerpo e incluso se opone a ella.
Con respecto a la cuestión del ministerio, necesitamos la iluminación de parte del Señor. Debemos acudir al Señor y abrirnos a Él. Si hacemos esto, la luz brillará sobre esta enseñanza en cuanto al ministerio, y la enseñanza vendrá a ser para nosotros la verdad, la realidad. Desde que el Señor me aclaró respecto a este asunto hace muchos años, nunca me he desviado de ello, porque la luz resplandece intensamente. La luz resplandece sobre cada uno de mis pasos; es por ello que no puedo ayudar a las denominaciones. Además, no podemos invitar a los que están en las denominaciones para que vengan a darnos un mensaje, pues esto causaría daño al recobro del Señor. Debido a que los ministerios de los que están en las denominaciones tienen un propósito diferente al propósito eterno de Dios de edificar el Cuerpo de Cristo, nosotros no podemos laborar junto con ellos. No podemos ayudarlos ni tampoco recibir su ayuda. Algunos pensarán que al asumir esta postura somos demasiado estrechos. En realidad, no lo somos. Sin embargo, la luz en cuanto al ministerio resplandece sobre nosotros; no podemos negar que la hemos visto. Es debido a esta luz que no podemos cambiar de parecer en cuanto a este asunto.
Algunos han dicho que el recobro del Señor es una empresa llevada por un solo individuo, que únicamente se da cabida al ministerio de Witness Lee, y no al ministerio de nadie más. Esto es totalmente falso. Ésa no es mi intención ni mi manera de proceder. De hecho, en el recobro del Señor no me gusta ver que un mismo hermano ministre todo el tiempo. Por ejemplo, durante el Entrenamiento de verano de 1964 y 1965 yo invité a cierto hermano para que participara conmigo en el ministerio. Con el tiempo, él abandonó el recobro; pero nosotros no lo abandonamos a él. También hemos invitado a otros hermanos a que participen en el ministerio. Nuestra intención es tener un buen número de hermanos para que ministren la palabra. Sin embargo, todos los que comparten en el ministerio necesitan ministrar lo mismo.
Cuando digo que todos debemos ministrar lo mismo, quiero decir que debemos hablar una misma cosa conforme al Nuevo Testamento. Los cuatro Evangelios nos hablan de lo mismo, pero lo hacen desde diferentes ángulos. No podemos negar que hay diferencias entre Mateo y Marcos o entre Lucas y Juan. Mateo escribió desde la perspectiva del reinado; Marcos, desde la perspectiva del servicio; Lucas, desde la perspectiva de la redención a través de la humanidad apropiada; y Juan, desde la perspectiva de la deidad de Cristo. En los Evangelios tenemos cuatro biografías de una sola Persona; una Persona es vista desde diferentes ángulos. Espero que muchos sean levantados para hablar una misma cosa desde diferentes puntos de vista. Esta única cosa es el recobro de Cristo como vida y como el todo para nosotros con miras a la edificación de las iglesias locales.
Algunos critican a los hermanos y dicen que ellos no son más que cintas de grabación de Witness Lee. Eso no es cierto. Espero que en los próximos años muchos de nuestros jóvenes hablen acerca de Cristo para la edificación del Cuerpo. No tengo la intención de ser el único que ministra; al contrario, espero que el Señor levante a muchos otros que continúen llevando a cabo el único ministerio. Todos tenemos una parte en este ministerio, que es un solo ministerio con diferentes funciones, diferentes perspectivas y diferentes aspectos. Usted tiene su parte y yo tengo la mía. Cuando se conjugan todas estas funciones y aspectos, tenemos el ministerio del Cuerpo.
Algunos de los que abandonaron el recobro nos acusan de no haber aceptado su ministerio. Sin embargo, su ministerio era un ministerio que socavaba y perjudicaba el recobro del Señor. ¿Cómo podríamos aceptar los ministerios de aquellos que tenían la intención de socavar el recobro del Señor y echar por tierra los asuntos básicos de la vida, incluyendo la cruz? Digo esto no motivado por algún sentimiento personal, sino motivado por una preocupación por la verdad. En lo personal no tengo ningún sentimiento de enemistad contra estos hermanos; sin embargo, no puedo aceptar su “ministerio”, el cual derriba en lugar de edificar.
Debemos entender claramente la verdad en cuanto al ministerio, la situación del cristianismo actual y nuestra práctica. Nuestra práctica es conforme a la verdad revelada en el Nuevo Testamento. Nos alegra ver que diferentes hermanos compartan diversos aspectos y desde diferentes puntos de vista acerca de Cristo como vida con miras a la edificación de la iglesia en Sus riquezas. Reconozco que soy muy limitado. No obstante, por la misericordia del Señor, estoy haciendo lo que debo hacer. Ahora espero que otros ministren lo mismo desde diferentes perspectivas. De ninguna manera espero que otros me copien a mí y ciertamente no quiero estar rodeado de personas que a todo dicen amén. ¡Cuán ofensivo es decir que los hermanos son esta clase de personas! Les repito nuevamente que se necesita que muchos hermanos se levanten para ministrar acerca de Cristo para la edificación del Cuerpo. ¡Cuán maravilloso sería si muchos hicieran esto!
De joven, yo sentía un gran aprecio por la Biblia y la estudiaba tanto como podía. Lo último que hacía antes de acostarme en la noche era leer un pasaje de la Palabra, y lo primero que hacía al despertar en la mañana era leer otro pasaje. Por siete años y medio yo estuve recibiendo las enseñanzas de los maestros de la Asamblea de los Hermanos, quienes me enseñaron a interpretar las parábolas, las profecías y los tipos. ¡Cuánto me gustaban sus enseñanzas! Finalmente, conocí al hermano Nee y por medio de él llegue a conocer la vida, al Espíritu, a Cristo como mi experiencia, la iglesia y el recobro del Señor. Todas estas cosas vinieron a ser verdad para mí y trajeron un cambio completo a mi vida cristiana. Después que fue levantada una iglesia en el norte de China a través de mi ministerio, fui a visitar al hermano Nee a Shanghái y me quedé con él por varios meses. Al cabo de ese tiempo, él me dijo que él y los colaboradores sentían que debía mudarme con mi familia a Shanghái y laborar allí con ellos. Desde entonces, mi hablar siempre ha sido conforme a la línea del ministerio del hermano Nee. Yo sabía que él había sido levantado por el Señor para traer el recobro y que yo tenía que ser uno con él en el ministerio. Por esta razón, predicaba todo lo que él predicaba, aunque no como una grabadora. Era absolutamente uno con él y hablaba lo mismo que él. No me arrepiento de ello porque esto ha sido la causa de una gran bendición para mí y para las iglesias.
Debemos tener muy claro que no estamos siguiendo a un hombre ni imitando a nadie; más bien, estamos ministrando lo mismo desde diferentes ángulos y en diferentes aspectos. Al hacer esto, las riquezas se hacen manifiestas; sin embargo, tenemos una gloriosa unidad. Éste es el único ministerio, el cual abarca muchos ministerios. Todos estamos ministrando al Cristo que es vida y el todo con miras a lograr la edificación de las iglesias locales. Éste es el recobro del Señor, ésta es nuestra comisión, ésta es nuestra carga y éste es nuestro ministerio. ¡Cuán bienaventurados somos de tener parte en este ministerio!