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Mensajes del libro «Mensajes de vida, tomo 1 (#1-41)»
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CAPÍTULO QUINCE

EL LIDERAZGO ENTRE LOS SANTOS

  En la economía neotestamentaria nada es más grave que insultar la autoridad de Cristo, la Cabeza. En el mensaje anterior señalamos que la iglesia se edifica con Cristo como vida y con la unidad como su base. Hay otro aspecto que debemos mencionar. A fin de que la iglesia sea salvaguardada, ella debe ser edificada conforme a la verdad. De todas las verdades relacionadas con la iglesia, la más importante es la autoridad de Cristo como Cabeza. La vida es crucial, la unidad es importante; pero sin la autoridad de Cristo como Cabeza, la iglesia no es salvaguardada. Como algunas de las siguientes preguntas lo muestran, este asunto está relacionado con el liderazgo entre los santos.

PREGUNTAS Y RESPUESTAS

  ¿Por qué nosotros, que seguimos a las iglesias, vamos en una dirección y después en otra?

  Sucede con demasiada frecuencia que nos hallamos oscilando de aquí para allá. Finalmente, al no tener ningún sentido de dirección, todos nos desanimamos. Este movimiento innecesario a la derecha y a la izquierda es una enfermedad en las iglesias. La causa de ello es que hemos fracasado en practicar la verdad. Todos debemos regresar no sólo a la vida y a la unidad, sino también a la verdad. Cualquier movimiento, cualquier dirección que tomemos o cualquier hablar que conduzcan a la jerarquía constituyen un insulto para la autoridad de Cristo, la Cabeza; por ende, tiene que ser rechazado. Al practicar la verdad de esta manera, cada iglesia local será salvaguardada de fluctuar y será guardada para la única meta.

  ¿Cuál es la función que corresponde a un obrero que sirve a tiempo completo?

  Conforme a la Biblia, para que alguien sea un obrero de tiempo completo, debe tener un ministerio o una carga de parte del Señor que ocupe todo su tiempo, y también debe hallarse en un entorno que pueda proveerle para su sustento. Ustedes recordarán cómo Pablo estaba plenamente ocupado con la obra del Señor. No obstante, después de cierto tiempo, su entorno no le proveyó para sus necesidades materiales, y él continuó en su oficio de hacer tiendas (Hch. 18:3).

  ¿Cómo puede alguien servir e incluso ayudar a otros a servir de una manera apropiada en espíritu y bajo la autoridad de Cristo como Cabeza?

  Con respecto al servicio en la iglesia, cuanta menos dirección se dé, mejor. Sin embargo, hay necesidades prácticas como, por ejemplo, saber dónde se guardan los trapeadores y los artículos de limpieza. Si usted puede ayudar diciéndoles a otros dónde están, tal dirección no es una ofensa contra la autoridad de Cristo, la Cabeza. Por otra parte, debe tener cuidado de no dar instrucciones como si fuera un rey: “Hermanas, ustedes pueden ir a limpiar allí. Después vayan y ayúdenles a terminar a los que están abajo en el primer piso”. Esto tiene que ver con la actitud que usted tenga en su espíritu. Si usted ayuda a otros porque necesitan ayuda, eso está bien. Pero si al ayudar a otros usted comunica con su actitud que es el líder del equipo de servicio, eso es deplorable.

  El hecho de que no debemos asumir el papel de ser cabeza es una verdad que se aplica a todos. Se aplica a los ancianos, a los colaboradores, a los santos y a las iglesias. Esto exterminará la ambición que está en todos nosotros como seres humanos caídos.

  Si usted ve una necesidad y toma la iniciativa de atenderla, ¿eso estaría en la misma esfera de asumir el papel de ser cabeza?

  Es al Señor que le corresponde iniciar las cosas. Presentarle al Señor lo que nos proponemos hacer y pedirle que lo bendiga, lo cual es la práctica común del cristianismo, es un insulto para Su autoridad como Cabeza. Debemos respetar Su señorío permitiendo que sea Él quien inicie las cosas; mientras Él no lo haga, nosotros debemos abstenernos de hacer cualquier cosa.

  Supongamos que cuando usted estuvo en nuestra localidad, no hubiera hablado conforme a la verdad. ¿Cómo deberían los hermanos tratar la situación?

  A fin de evitar la confusión, los ancianos probablemente no interrumpirían la reunión. Pero no habría una segunda reunión. Después de esa primera reunión, los ancianos me invitarían a su casa y me dirían con mucha gracia que no hablé conforme a la verdad y que la iglesia no podría recibir mi hablar; luego me dirían: “¿Podría, por favor, abstenerse de continuar?”.

  No sería nada bueno que la administración de la iglesia interviniera en ese momento para detener al orador, pero sí sería conforme a la Biblia que cualquier santo lo hiciera. (“En cuanto a los profetas, que hablen dos o tres, y los demás disciernan”, 1 Co. 14:29). Un santo podría interrumpir al orador, diciendo: “Hermano fulano, tengo una pregunta, usted dijo esto y aquello, pero a mí me parece que eso no es conforme a la verdad. Por favor, demuéstremelo”. Si todas las iglesias y todos los santos están así de alertas, piensen en cuán cuidadoso sería el orador al hablar.

  Por otro lado, una iglesia que recibe todo lo que yo diga simplemente porque yo lo digo no es saludable ni conoce la verdad. Si ustedes siguen lo que yo les digo, debe ser porque se han cerciorado de que es conforme a la verdad. No debe ser un asunto de seguir a un hombre, sino de guardar la verdad divina. Si cada santo y toda la iglesia examinan lo que es hablado para asegurarse de que sea conforme a la verdad, seremos guardados de falsedad.

  Asegúrense también de que sus preguntas sean hechas en el Espíritu. En la iglesia todo debe ser genuino y verdadero, pero también debe estar en el espíritu. Si ustedes ponen en tela de juicio al orador, deben hacerlo en su espíritu y con amor. No nos estamos oponiendo a nadie, simplemente estamos estudiando la verdad. Prosigamos, pues, creciendo en vida, guardando la unidad y procurando la verdad.

  Cuando hay algo que nos molesta y queremos presentárselo al Señor, eso no sería acudir al Señor con un propósito, ¿o sí?

  La mejor forma de contactar al Señor es hacerlo de manera sencilla. No importa cuáles sean las cargas o problemas que tenga, yo acudo a Él sin nada de estas cosas. Las pongo a un lado para acudir a Él sin ningún propósito. En realidad, el Señor es quien lleva nuestras cargas. Muchas veces yo he acudido a Él con mis cargas y Él me ha dicho: “No seas necio, hijo mío; ¿por qué llevas tú las cargas que están sobre Mis hombros? ¿Por qué no simplemente me disfrutas a Mí?”.

  Ésta es una lección básica que tenemos que aprender por el bien de toda nuestra vida cristiana. Si aprendemos a echar nuestras cargas sobre el Señor, creceremos. No piense que si usted no lleva esa carga, nadie la llevará. El Señor la llevará.

LA ORGANIZACIÓN

  Dondequiera que hay un grupo de personas, se necesita la organización. Aunque decimos que en la iglesia no hay organización, sí hay asuntos prácticos que atender y relaciones que necesitan ser establecidas. ¿Quién abrirá las puertas del salón de reunión? ¿Qué relación debe haber entre las iglesias del área de la bahía en San Francisco? ¿Quién debe tomar la delantera entre los ancianos en una iglesia local? ¿Cuál es la relación entre la iglesia y la obra?

  Todos estos asuntos, que aparentemente tienen que ver con la organización, en la iglesia están relacionados con la autoridad de Cristo como Cabeza. Cualquier relación que insulte o perjudique la autoridad de Cristo como Cabeza es incorrecta. No podemos establecer estas relaciones apropiadamente sin un entendimiento del significado de Su autoridad como Cabeza.

LA ÚNICA AUTORIDAD

  De todos los miembros de nuestro cuerpo físico, sólo uno de ellos es la cabeza. ¿Es el hombro la cabeza del brazo? ¿Es el brazo la cabeza de la mano, es la mano la cabeza de los dedos y son los dedos la cabeza de las uñas? ¡No! En el cuerpo no existen cabezas de menor rango; esto es algo que cualquier médico puede confirmar. La cabeza da órdenes incluso a las uñas directamente.

  Dios no permitirá que nadie comparta la autoridad con Cristo. Los ancianos deben tener cuidado de afirmar que ellos expresan la autoridad de Cristo como Cabeza; ellos ni siquiera tienen una participación indirecta en dicha autoridad. La enseñanza católica de que los papas representan a Cristo como sucesores de Pedro es una blasfemia. Pero las denominaciones, e incluso los pequeños grupos cristianos, insultan la autoridad de Cristo como Cabeza al tener ellos una cabeza.

UN LIDERAZGO TRANSFERIBLE

  ¿No era Pedro el líder en los primeros días de la iglesia? Sí, ciertamente lo era; pero fíjense también en que su liderazgo no era oficial, permanente ni organizativo. Cuando Pedro se puso en pie con los once el día de Pentecostés (Hch. 2:14), él era el líder principal. Cuando su nombre se menciona con los otros apóstoles en los Evangelios o en la primera parte de Hechos, siempre figura primero (p. ej. Mt. 10:2; Lc. 6:13-14; Hch. 1:13; 3:1; 5:29). Esto se debe a que en aquellos tiempos la medida espiritual de Pedro excedía a la de los demás.

  Sin embargo, observen el orden en que aparecen los nombres en Gálatas 2:9: Jacobo, Cefas [Pedro] y Juan. ¿Por qué Jacobo reemplazó a Pedro como el primero? Pedro, como relata el resto del capítulo, decayó en su posición espiritual por temor de los judíos. Aunque él sabía muy bien que no había ninguna diferencia entre los creyentes judíos y los creyentes gentiles, se retiró de comer con los gentiles cuando los judíos vinieron de Jerusalén. Pablo, quien era más joven en la fe, lo reprendió cara a cara por no andar conforme a la verdad del evangelio. En ese momento el liderazgo fue transferido a Jacobo.

  En el relato de Hechos 15, vemos que de nuevo Jacobo fue aquel que tomaba la delantera. En aquella conferencia Pedro dijo algo y también Pablo; pero fue Jacobo quien dio las palabras de conclusión en el versículo 19: “Yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios”.

  Otro ejemplo de esta transferencia de liderazgo es el caso de Bernabé y Saulo. Fue Bernabé quien trajo a Saulo (Hch. 9:26-27) y cuyo nombre se menciona primero cuando ellos fueron llamados a la obra por el Espíritu Santo (13:2). Pero la secuencia de los nombres cambió en el versículo 43, lo cual indica que entre los dos apóstoles el liderazgo dependía de la medida espiritual, no de un nombramiento oficial.

LOS ANCIANOS

  “A unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, en segundo lugar profetas, en tercer lugar maestros, luego obras poderosas, después dones de sanidad, ayudas, administraciones, diversos géneros de lenguas” (1 Co. 12:28). “Ayudas” se refiere a los servicios de los diáconos, y “administraciones” se refiere a las funciones de los ancianos. ¿Por qué Pablo mencionó primero el servicio de los diáconos antes de las funciones de los ancianos? (Noten que “diversos géneros de lenguas” se menciona de último; ¡esto siempre sucede con el hablar en lenguas!). Probablemente en Corinto los ancianos pensaban demasiado en términos de rango. Pablo quería dejarles saber que ellos no eran la cabeza. Lo mejor es no decir que los ancianos representan la autoridad de Cristo como Cabeza; las Escrituras no dicen esto, y ellos no deben creerse cabezas de menor rango.

  Pedro subrayó esto en su primera epístola: “No como teniendo señorío sobre lo que se os ha asignado, sino siendo ejemplos del rebaño” (5:3). Los ancianos no son líderes, sino ejemplos. Cuando yo estuve en Escocia, vi cómo los pastores cuidaban de sus rebaños. Cada vez que se apartaba una de las ovejas, los pastores le daban órdenes a uno de sus perros pastores ovejeros para que fueran a traerla de regreso. ¡Ésta no es la clase de pastoreo a la que Pedro se refería! Por ejemplo, si hay necesidad de hacer algún trabajo de limpieza, los ancianos deben ser los primeros en hacerlo y no pedir a otros que lo hagan.

  El Señor dijo: “Ni seáis llamados instructores; porque uno es vuestro Instructor, el Cristo” (Mt. 23:10). “Todos vosotros sois hermanos” (v. 8). Estos versículos indican que, en la economía neotestamentaria, Dios no desea tener un liderazgo permanente ni oficial.

  En el Nuevo Testamento el ancianato siempre es plural. Lo que determina cuál anciano ha de ser principal depende de dos asuntos. Según nos lo muestra el ejemplo de Pedro, esto se decide conforme a la medida y condición espirituales. La posición de los ancianos puede variar de semana en semana. Es posible que aquel que estaba arriba la semana pasada esté peleando con su esposa esta semana, y el liderazgo puede pasar a manos de otro anciano. El liderazgo también depende de la capacidad espiritual. Un anciano puede tener capacidad en cierta área; por lo tanto, podrá tomar la delantera en dicha área, mientras que en otra área otro anciano será aquel que lleva la responsabilidad.

  Si la iglesia tiene este liderazgo flexible, será guardada de la jerarquía. También será salvaguardada de caer en el error. Si Pedro hubiera sido un líder oficial, probablemente habría introducido un concepto equivocado acerca del judaísmo durante su período de debilidad.

  En ningún otro círculo de la sociedad humana existe un liderazgo como éste. ¡Cuán sabio es nuestro Dios! Este liderazgo es plural, es decir, no recae sobre una sola persona; es temporal, es decir, no es inalterable; es condicional, es decir, no es organizativo; y es espiritual, es decir, no es oficial. Tiene una posición, mas no tiene rango. “El más grande de vosotros, será vuestro servidor” (Mt. 23:11). Si ustedes quieren ser grande entre los santos, tienen que ser un esclavo. En cuanto al servicio de la iglesia, ustedes pueden tomar la delantera para aspirar la alfombra; pero este “liderazgo” no tiene rango.

  Hebreos 13:17 nos amonesta a “obedece[r] a vuestros guías, y sujeta[arnos] a ellos”. Debemos obedecer a los que ejercen el liderazgo en el servicio, pero esto no significa que quienes ejercen el liderazgo sean señores, con un rango superior a los demás santos. Esto equivaldría a hacer de ellos la cabeza, lo cual es una ofensa a la autoridad de Cristo como Cabeza.

EL MINISTERIO

  Por más de quince años, el recobro ha estado en este país. A lo largo de este período he hecho todo lo posible por asegurarme de nunca darle órdenes a nadie. No soy un líder ni tengo ningún rango, aunque algunos de ustedes puedan considerarme así. Soy un esclavo de Cristo para servir a Su casa. Con frecuencia me han pedido que dé consejo a diferentes iglesias. También muchas veces las personas han venido a pedirme consejo. De hecho, muchos me han rogado que les diga qué hacer. Sin embargo, siempre he rehusado hacer esto, porque para mí dar una orden es insultar a mi Señor y menospreciar Su autoridad como Cabeza. Ustedes deben recibir órdenes directamente de parte de la Cabeza. Lo único que puedo decirles es que oren y que reciban dirección de parte de Él.

LAS IGLESIAS

  Todas las iglesias locales, independientemente de su tamaño, están en el mismo nivel. No piensen que Anaheim es la iglesia principal. ¿Qué le sucedió a Jerusalén cuando las primeras iglesias empezaron a acudir a ella para recibir dirección? El Señor envió a Tito con su ejército en el año 70 d. C. para que la destruyera. No existe ninguna base para que una iglesia esté por encima de otra.

LA OBRA

  Según la Biblia, la obra es regional. Pedro laboró en la región judía, mientras que Pablo laboró entre las regiones gentiles. Estas dos obras en estas dos regiones estaban en el mismo nivel y no llegaron a fusionarse. Si se hubieran combinado, eso habría hecho que surgiera una jerarquía. Las regiones no deben unirse. Las regiones de la obra existen hoy en Brasil, Alemania, Japón, Corea, Taiwán, las Filipinas, Malasia e Indonesia. En los Estados Unidos también hay regiones de la obra donde han sido levantadas iglesias: Ohio y Texas son ejemplos de esto. Si organizamos estas regiones para que sean una sola unidad, ello conducirá a la jerarquía con un liderazgo oficial. Esto sería una ofensa a la autoridad de Cristo como Cabeza.

CRISTO ES EL ÚNICO APTO PARA SER LA CABEZA

  ¡Cuán importante es que todos aprendamos a acudir al Señor y a recibir órdenes directamente de parte de Él! Dios le ha conferido la autoridad de Cabeza únicamente a Él. Esta verdad es una salvaguarda para la vida de iglesia. Una vez que la jerarquía se estableció en el cristianismo, ello introdujo toda clase de mal y de cosas diabólicas. Si tomamos a Cristo como el contenido de la iglesia y la unidad genuina como su base, y practicamos la verdad con esmero, la iglesia será firme y resguardada de todo mal.

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