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Mensajes del libro «Mover de Dios en el hombre, El»
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CAPITULO TRES

EN SU VIVIR HUMANO

  Lectura bíblica: 1 Ti. 3:16; Fil. 2:7-8; Jn. 3:17; Mt. 9:10-13; Lc. 4:19-22a; Hch. 10:38; Is. 53:2; Lc. 2:7, 12, 40, 42, 46-47, 49, 52; 3:23; Is. 53:3; Mt. 13:55-57; Lc. 4:28-30; Mt. 26:4, 16; 4:1, 11

BOSQUEJO

  1. Dios se manifestó en la carne—1 Ti. 3:16:
    1. Tomó forma de esclavo, haciéndose semejante a los hombres, hallado en Su porte exterior como hombre—Fil. 2:7-8.
    2. Para expresar al Dios eterno, infinito, invisible, glorioso, omnipotente, omnisciente y omnipresente, por medio del hombre mortal, finito, visible y carente de gloria, cuyo poder, conocimiento y presencia son limitados:
      1. Lo divino se mostró en lo humano.
      2. Los atributos divinos fueron exhibidos en las virtudes humanas.
      3. La vida divina se mezcló con la vida humana en un solo vivir, sin que se formara una tercera entidad.
    3. En misericordia, amor y gracia, y no en la condenación de la ley—Jn. 3:17:
      1. Muestra que Dios desea misericordia—Mt. 9:10-13.
      2. Proclama el año de jubileo, el año aceptable a Dios, mediante las palabras de gracia que proceden de Su boca—Lc. 4:19-22a.
    4. Bajo la unción del Espíritu Santo y bajo el poder divino, con la presencia de Dios—Hch. 10:38:
      1. Para dar a conocer al Dios Triuno al hacer el bien.
      2. Para mostrarle al hombre el poder de Dios.
      3. Para sanar a los oprimidos por el diablo.
  2. En las etapas de la vida humana:
    1. Crece delante de Jehová como renuevo tierno y como raíz en tierra seca—Is. 53:2.
    2. En la infancia—Lc. 2:7, 12:
      1. Envuelto en pañales.
      2. Acostado en un pesebre.
    3. En la mocedad:
      1. Crece en sabiduría y estatura, en la gracia de Dios y en favor de Dios y de los hombres—Lc. 2:40, 52.
      2. Se ocupa de las cosas de Dios a los doce años de edad—Lc. 2:42, 46-47, 49.
    4. En la madurez:
      1. Empieza Su ministerio para Dios a los treinta años—Lc. 3:23.
      2. Es un varón de dolores, y sufre el menosprecio, el rechazo y la persecución de los hombres—Is. 53:3; Mt. 13:55-57; Lc. 4:28-30; Mt. 26:4, 16.
      3. Fue tentado por el diablo:
        1. Guiado por el Espíritu—Mt. 4:1.
        2. Derrota al diablo, y los ángeles le ministran—Mt. 4:11.

  En este mensaje queremos tener comunión con respecto al vivir humano de Cristo. Podríamos pensar que el vivir humano de Cristo fue algo común, sin embargo, fue algo completamente extraordinario. Y esto se debe a que Su vivir humano fue el vivir humano de Dios. El era un hombre, pero vivía a Dios. Nosotros los cristianos somos hombres, pero también debemos vivir a Cristo, y a Dios. Decir que vivimos a Cristo, que vivimos a Dios, significa que nosotros y Cristo somos uno solo. Cuando decimos que vivimos dedicados a Cristo, eso indica que Cristo y nosotros somos dos. Pablo dijo en 2 Corintios 5:15 que debemos vivir para Cristo. También dijo en Filipenses 1:21: “Porque para mí el vivir es Cristo”. Filipenses 1 muestra que magnificar a Cristo (v. 20) es vivir a Cristo, no vivir dedicado a Cristo.

  La Biblia nos muestra que debemos vivir dedicados a Cristo y vivir para Cristo, pero también nos muestra que debemos vivir a Cristo. Vivir dedicados a Cristo es algo superficial, vivir para Cristo es más profundo, y vivir a Cristo es lo más profundo. “Vivir a Cristo” es una expresión nueva que usamos para transmitir los hechos divinos en nuestra cultura espiritual. El lenguaje, como un medio, comunica los hechos en una cultura. Necesitamos el lenguaje espiritual y divino para expresar las cosas en nuestra cultura espiritual. Necesitamos hablar como Pablo hablaba cuando dijo que para él el vivir es Cristo. Todos necesitamos ser personas que viven a Cristo.

  Hubo un vivir humano sobre esta tierra que no era solamente un vivir llevado a cabo por el hombre sino por medio de Dios en el hombre. Este fue el vivir de Dios en la humanidad. En el vivir humano de Cristo, la vida divina se mezcló con la vida humana. En los mensajes anteriores acerca de la encarnación de Dios, vimos que el propósito de la encarnación era mezclar a Dios con el hombre para que Dios y el hombre pudieran ser uno. Podemos ver la mezcla de Dios y el hombre en el tipo de la ofrenda de harina (Lv. 2:4). La estrofa 5 del himno #86 de Hymns dice: “Tú como un hombre eres dulce y tierno, equilibrado en todo aspecto, completo, ofrenda de harina para llevarnos al Padre; Señor, ¡Te recordamos!” En la ofrenda de harina, había dos elementos. Un elemento era la flor de harina hecha de trigo. El otro elemento era el aceite de oliva. La ofrenda de harina se hacía de la flor de harina mezclada con aceite. La palabra mezclar significa combinar dos elementos para formar una entidad, sin producir un tercer elemento. Los dos elementos se combinan; sin embargo, permanecen distintivos. Dios y el hombre están mezclados como uno; no obstante, siguen siendo distintivos.

  Dios al encarnarse, entró en el vientre de una virgen y estuvo allí nueve meses. Después nació como Dios-hombre y vivió una vida humana en el hombre durante treinta y tres años y medio. Tenemos que prestar atención a Su vivir humano y tener comunión con respecto a esto porque hoy día nosotros los cristianos estamos reproduciendo Su vivir humano. Hoy día Dios se mueve en el hombre y vive una vida humana en el hombre.

  Quizá tengamos la osadía de decir que Cristo era Dios expresado en la vida humana; sin embargo, no decimos esto con respecto a nosotros mismos. En lugar de eso decimos: “Soy un hombre que vive la vida divina”. Cristo es Dios, y nosotros somos hombres que vivimos a Cristo. Por lo tanto, podríamos decir que somos hombres que viven la vida de Dios.

  Parece que esto es correcto, pero necesitamos considerarlo desde otro ángulo. Nosotros tomamos a Cristo como nuestra persona. Todos debemos decir: “Cristo es mi persona”. Nuestra persona es Cristo, y El vive en nosotros. El vive en nuestra vida humana. Cuando tomamos a Cristo como nuestra persona, podemos decir: “Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (Gá. 2:20a). Esto significa que nosotros no vivimos, sino que es Cristo quien vive. En este sentido, nosotros somos Cristo, y Cristo vive una vida humana. Por lo tanto, nosotros somos Cristo expresado en la vida humana. Ya que Cristo es Dios, podemos decir que nosotros somos Dios expresado en una vida humana. En lugar de decir: “Soy un hombre que vive una vida divina”, deberíamos decir: “Soy Dios expresado en una vida humana”.

  Uno no debería ser la persona en su vida cristiana. El caso no es que nosotros vivamos una vida divina, sino que Cristo vive una vida humana. Si decimos: “Estoy viviendo una vida divina”, nosotros somos la persona que vive. En lugar de eso debemos decir: “Soy el Cristo que vive una vida humana”. La vida cristiana es Cristo expresado en una vida humana. No es un estadounidense, un chino ni un japonés que vive una vida divina. Todos los estadounidenses, los chinos y los japoneses están en la cruz. Han sido crucificados. No viven diferentes clases de personas en la iglesia. Solamente vive una persona: Cristo. Cristo, el propio Dios, está aquí viviendo una vida humana.

  ¿Qué es la vida cristiana? La vida cristiana es Dios expresado en una vida humana. ¿Qué es la iglesia? La iglesia es Cristo expresado en la vida humana. La iglesia no puede llegar a existir y ser edificada por medio de dones y milagros, como lo afirma el movimiento pentecostal. La iglesia sólo tiene una manera de ser edificada. Esa manera es dejar que Dios viva una vida humana. Lo que edifica a los cristianos es que Dios viva una vida humana.

  Es posible que usted piense que la vida cristiana es un asunto de aprender a imitar a Cristo y que debe llevar la cruz para seguirlo. Esta es una idea natural. Debemos cambiar nuestra manera de pensar y darnos cuenta que la vida cristiana no consiste en que uno viva. La vida cristiana consiste en que Dios viva. No consiste, pues, en que usted viva una vida divina, sino en que Dios viva una vida humana. Los cristianos apropiados son aquellos en quienes Dios vive una vida humana. Dios se mueve en ellos como marido, como esposa, o como hijo apropiado en la familia. La vida cristiana consiste en que Dios viva una vida humana.

I. DIOS SE MANIFESTO EN LA CARNE

  En 1 Timoteo 3:16 dice que Dios se manifestó en la carne. Dios manifestado en la carne es Dios expresado en una vida humana. No debemos tratar de ser ángeles, porque Dios no se manifestó en los ángeles sino en la carne. Esto significa que Dios vive una vida humana.

A. Tomó forma de esclavo, haciéndose semejante a los hombres, hallado en Su porte exterior como hombre

  En Filipenses 2:7-8 Pablo dijo que el Señor Jesús tomó forma de un esclavo, haciéndose semejante a los hombres, y fue hallado en Su porte exterior como hombre. Pablo utiliza tres palabras particulares: forma, semejanza y porte exterior. Podemos pensar que éstos son sinónimos, pero cada uno tiene un significado específico. La forma es la apariencia externa, lo cual implica la realidad interna. Podemos usar un caballo como ejemplo. El caballo, por supuesto, tiene forma de caballo, y tiene la apariencia externa de un caballo, pero esta forma implica la realidad del caballo. Un caballo falso tendría solamente la forma del caballo pero no la realidad interna. La forma es la apariencia externa, e implica una realidad interior. Cristo existió en la forma de Dios. La forma de Dios es la apariencia externa de Cristo, la cual implica la realidad interna de la deidad de Cristo. Cristo, pese a que tenía la forma de Dios, tomó forma de esclavo en Su vivir humano. El no tenía solamente la apariencia de un esclavo; El era realmente un esclavo que servía a la gente como tal.

  Cristo también tenía la semejanza humana. El se hizo semejante a los hombres (plural). Los hombres significa la humanidad. La semejanza de los hombres denota la apariencia externa de la humanidad de Cristo.

  Cristo también fue hallado en Su porte exterior como hombre. El porte exterior es la apariencia externa, la semblanza. La semejanza y el porte externo son casi lo mismo, pero la semejanza es general. El Señor Jesús se hizo semejante a la humanidad en un sentido general, pero fue hallado en el porte exterior como hombre. Este hombre Jesús tenía semejanza de hombre, y todas las personas estaban observándolo, inspeccionándolo y vigilándolo. Mientras lo observaban, hablaban de El y se preguntaban quién era. Cuando lo observaron, lo hallaron en Su porte exterior como hombre. Cristo, en la apariencia de Su humanidad fue hallado por los hombres en Su porte exterior como hombre. Por lo tanto, porte exterior es un término más específico que semejanza. En Filipenses Pablo dio énfasis a que Cristo en la forma, en la semejanza y en el porte exterior, era un verdadero hombre.

B. Para expresar al Dios eterno, infinito, invisible, glorioso, omnipotente, omnisciente y omnipresente, por medio del hombre mortal, finito, visible y carente de gloria, cuyo poder, conocimiento y presencia son limitados

  El Señor Jesús era un hombre verdadero y perfecto que expresaba al Dios completo. El era Dios manifestado en la carne y expresaba al Dios eterno, infinito, invisible, glorioso, omnipotente, omnisciente y omnipresente, por medio del hombre mortal, finito, visible y carente de gloria, cuyo poder, conocimiento y presencia son limitados. Lo mortal está en oposición a lo eterno, lo finito a lo infinito, lo visible a lo invisible, y lo carente de gloria está en oposición a lo glorioso. Dios es omnipotente, omnisciente y omnipresente, pero el hombre está limitado en poder, conocimiento y presencia.

  Dios puede estar en los cielos y sobre la tierra al mismo tiempo. Pero cuando El se hizo hombre y entró en el tiempo, nada más podía estar en un solo lugar. Cuando estaba en Nazaret, no podía estar en Jerusalén, porque El se hizo un hombre limitado. En Juan 7 Sus hermanos le dijeron que fuera a Judea y se manifestara al mundo (vs. 3-4), pero el Señor dijo: “Mi tiempo aún no ha llegado, mas vuestro tiempo siempre está presto” (v. 6). El les estaba diciendo que Su tiempo estaba limitado. Aunque El era el Dios Todopoderoso, como un hombre bajo persecución, el Señor estaba limitado con relación a Su actividad. Aunque El era el Dios eterno, infinito e ilimitado, El vivió aquí sobre la tierra como un hombre limitado aun en el asunto del tiempo.

1. Lo divino se mostró en lo humano

  Es incorrecto decir que lo humano se manifestó en lo divino. Al contrario, lo divino se manifestó en lo humano. Si la vida cristiana es un despliegue de su humanidad, usted está equivocado. Si tal es el caso, usted recibe gloria y exaltación. Es usted quien se manifiesta. La vida cristiana es una vida en la cual lo divino se manifiesta en lo humano.

2. Los atributos divinos fueron exhibidos en las virtudes humanas

  En el vivir humano de Cristo, los atributos divinos fueron exhibidos en las virtudes humanas. Cuando El amaba a las personas, aquello demostraba Su virtud humana, pero dentro de esa virtud humana estaba el atributo divino como realidad. Podemos usar como ejemplo de esto un guante y la mano en éste. El guante se puede comparar con las virtudes humanas, y la mano con los atributos divinos. El verdadero contenido del guante es la mano, así como el verdadero contenido de las virtudes humanas de Cristo es los atributos divinos. Dios tiene muchos atributos. Un atributo es el amor, otro es la luz, y otro es la bondad. Todos éstos son atributos Suyos, y fueron expresados en la vida del hombre Jesús como Sus virtudes. Todos los atributos de Dios llegaron a ser las virtudes del hombre Jesús.

  Los Evangelios nos muestran al hombre Jesús amando a la gente, pero en realidad era el amor de Dios expresado en el amor de Cristo. La realidad interna es el atributo divino y la apariencia externa es la virtud humana. En 1 Pedro 2:9 se habla de las virtudes de nuestro Señor, no de Sus atributos. En Su naturaleza están los atributos, pero al expresarse éstos vienen a ser las virtudes. Los atributos son de Dios, y las virtudes son del hombre Jesús.

  Las virtudes del hombre Jesús están llenas de los atributos de Dios, mezcladas con ellos y saturadas con los mismos. No debemos amar a nadie sin el atributo interno del amor de Dios. De no ser así, nuestro amor por las personas es un amor vacío. Esta es una virtud en apariencia pero no hay realidad dentro de ella como un atributo.

3. La vida divina se mezcló con la vida humana en un solo vivir, sin que se formara una tercera entidad

  En el vivir humano de Cristo, la vida divina se mezcló con la vida humana en un solo vivir, sin que se formara una tercera entidad. Las virtudes de Cristo eran una mezcla de lo divino con lo humano.

C. En misericordia, amor y gracia, y no en la condenación de la ley

  Cristo en Su vivir humano era Dios manifestado en la carne y expresaba a Dios en misericordia, amor y gracia, y no en la condenación de la ley (Jn. 3:17). La misericordia es el origen del amor de Dios. Sin la misericordia de Dios no podría brotar el amor de Dios. Esto se debe a que las personas a quienes Dios ama son miserables. Nosotros somos miserables, pero El nos amó porque El tuvo misericordia de nosotros. La misericordia es el origen del amor de Dios, y la gracia es el instrumento del amor de Dios; por lo tanto, la misericordia, el amor y la gracia son en realidad una sola cosa.

1. Muestra que Dios desea misericordia

  El Señor Jesús les dijo a los fariseos que Dios desea misericordia y no sacrificio (Mt. 9:10-13). Su vivir humano exhibió el hecho de que Dios desea misericordia.

2. Proclama el año del jubileo, el año aceptable a Dios

  El jubileo es la liberación más grande. En el Antiguo Testamento los israelitas podían tener un jubileo cada cincuenta años (Lv. 25:8-17). Cincuenta es un número que se refiere a la plenitud en la edad de una persona. Esto indica que cuanto más vivimos, más llegamos a estar atados y presos. Un niño recién nacido no está atado ni es prisionero de nada. Sin embargo, cuanto más crece, más llega a estar atado y preso. Esta es la razón por la cual necesitamos el jubileo. Dios es misericordioso, y Dios desea traer a Su pueblo al jubileo, a un tiempo de liberación. Cuando el jubileo llega, todos, viejos y jóvenes, hombres y mujeres, fuertes y débiles, son liberados incondicionalmente y sin excepción. En Su vivir humano Cristo proclamó el año aceptable de Dios por medio de las palabras de gracia que procedían de Su boca (Lc. 4:19-22a).

D. Bajo la unción del Espíritu Santo y bajo el poder divino con la presencia de Dios

  Hechos 10:38 dice que Jesús fue ungido con el Espíritu Santo y con poder, y que anduvo haciendo bien y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con El. En Su vivir humano, El era el Hijo de Dios, estaba ungido con el Espíritu Santo, y estaba en la presencia de Dios el Padre. Aquí podemos ver a la Trinidad Divina en Su totalidad moviéndose en el hombre Jesús.

1. Para dar a conocer al Dios Triuno al hacer el bien

  El daba a conocer al Dios Triuno al hacer el bien. El bien que El hizo era una demostración de Sus virtudes saturadas de los atributos de Dios, las cuales proclamaban al Dios Triuno bajo la unción del Espíritu Santo.

2. Para mostrarle al hombre el poder de Dios

  El hizo muchos milagros bajo la unción del poder divino para mostrarle al hombre el poder de Dios.

3. Para sanar a los oprimidos por el diablo

  El derrotó al maligno para dar libertad a los que éste tenía cautivos, y sanó a los oprimidos por el diablo. Por un lado, Cristo en Su humanidad hizo muchas cosas buenas, lo cual expresa los atributos de Dios en Sus virtudes; y por otro, El llevó a cabo muchos milagros con poder para derrotar al enemigo de Dios y para liberar a todos los oprimidos.

II. EN LAS ETAPAS DE LA VIDA HUMANA

  Dios se manifestó en la carne en las etapas de la vida humana.

A. Crece delante de Jehová como renuevo tierno y como raíz de tierra seca

  Cuando El se hizo hombre, creció delante de Jehová como renuevo tierno y como raíz de tierra seca (Is. 53:2). El provenía de una familia muy pobre, y esa familia pobre era la tierra seca. El era un descendiente de la familia real de David, pero en Su tiempo, la familia real de David había llegado a ser una familia pobre; era la tierra seca.

B. En la infancia

  Dios se manifestó en la carne cuando todavía era un niño. Lucas 2 nos dice que María lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre (v. 7). El ángel le dijo a los pastores: “Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, y acostado en un pesebre” (v. 12). El fue el único que nació en un pesebre. El pesebre fue una señal particular del Salvador-Hombre. Un niño en un pesebre, significa pequeñez y humildad, y fue una señal de la vida del Salvador-Hombre.

C. En la mocedad

1. Crece en sabiduría y estatura,en la gracia de Dios y en favor de Diosy de los hombres

  En Su mocedad, El creció en sabiduría y estatura, en la gracia de Dios, y en el favor de Dios y de los hombres (Lc. 2:40, 52). La sabiduría tiene que ver con el hombre interior, y la estatura con el cuerpo físico. La sabiduría de la deidad del Salvador (Col. 2:2-3) se revelaba en proporción a la medida de Su crecimiento corporal. En Su mocedad la gracia de Dios estaba sobre El. Como un niño El necesitaba la gracia de Dios para Su vida humana. El fue lleno de la sabiduría de Su deidad y necesitó la gracia de Dios en Su humanidad.

  El creció en sabiduría y estatura y en favor de Dios y de los hombres. El tenía el favor de Dios porque estaba creciendo en la expresión de Dios según el deseo de Dios. El tenía el favor de los hombres porque El estaba creciendo en las virtudes humanas, las cuales eran agradables a los hombres. El estaba creciendo como un Dios-hombre delante de Dios y delante de los hombres.

2. Se ocupa de las cosas de Dios a los doce años de edad

  El también se ocupó de las cosas de Dios cuando apenas tenía doce años de edad (Lc. 2:42, 46-47, 49). La edad de los doce años es la edad del crecimiento pleno de un muchacho. El joven Jesús se ocupó de los intereses de Dios cuando El tenía doce años de edad.

D. En la madurez

1. Empieza Su ministerio para Dios a la edad de treinta años

  En Su madurez como hombre a la edad de los treinta años, El comenzó Su ministerio para Dios (Lc. 3:23). Treinta años de edad es la edad plena para el servicio a Dios (Nm. 4:3, 35, 39-40, 43-44, 47-48). En el Antiguo Testamento un hombre empezaba a ser aprendiz para el sacerdocio a la edad de veinticinco años. El aprendía por cinco años y llegaba a ser maduro a la edad de treinta. El Señor Jesús llegó a la madurez, a la edad de treinta años, para llevar a cabo Su ministerio terrenal.

2. Es un varón de dolores

  Desde el momento en que llegó a ser un ministro de Dios, también llegó a ser un varón de dolores, y sufría el menosprecio, el rechazo y la persecución del hombre (Is. 53:3; Mt. 13:55-57; Lc. 4:28-30; Mt. 26:4, 16). El sufrió a lo largo de toda Su vida, especialmente en los últimos tres años y medio.

3. Fue tentado por el diablo

a. Guiado por el Espíritu

  Cuando llegó a los treinta años de edad, El fue tentado por el diablo, y esta tentación estuvo dentro de la dirección del Espíritu de Dios (Mt. 4:1).

b. Derrota al diablo, y los ángeles le ministran

  En esa tentación El derrotó al diablo; y después de ser tentado, los ángeles vinieron a ministrarle (Mt. 4:11).

  Podemos ver en El el mover de Dios en el hombre mientras El pasaba por el vivir humano en las diferentes etapas de la vida humana. El fue un hombre verdadero en Su infancia, en Su mocedad y en Su madurez mientras ministraba para Dios. Su vivir humano fue un vivir muy especial. Fue el vivir de Dios en Su mover dentro del hombre y por medio del hombre. Su vivir era el vivir de Dios en un hombre, y éste debe ser nuestro vivir hoy día. La vida cristiana debe ser una vida en la cual Dios vive una vida humana en Sus hijos.

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