
El evangelio es Cristo mismo, la corporificación del Dios Triuno, quien llega a nosotros como el Espíritu consumado. Este Espíritu es la consumación del Dios Triuno para nuestro deleite. Con respecto a la verdad, el evangelio abarca todo el Nuevo Testamento. Los cristianos acostumbran decir que hay cuatro evangelios, pero Pablo nos dijo que el libro de Romanos es el evangelio de Dios (1:1, 15). En este evangelio se hallan la proclamación de Dios, la condenación divina que pesa sobre el hombre caído, y la vida del Cuerpo que incluye las iglesias locales mencionadas en el capítulo dieciséis. ¿Jamás había contemplado usted una visión tan amplia acerca de lo que es el evangelio? Desde la perspectiva personal, el evangelio es una Persona maravillosa; y desde la perspectiva de la verdad, el evangelio consiste en toda la revelación divina contenida en los veintisiete libros del Nuevo Testamento. El evangelio es la economía neotestamentaria de Dios. Debemos creer en este evangelio, predicarlo y vivir exclusivamente para propagar este evangelio. El Espíritu consumado, quien es Dios mismo que viene a nosotros, llega a ser finalmente los siete Espíritus de Apocalipsis (Ap. 1:4; 4:5; 5:6). Estos siete Espíritus forman también parte del evangelio.
Con respecto a la verdad, el evangelio es la revelación completa de la economía neotestamentaria de Dios, desde el primer versículo de Mateo: “Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham” hasta el último versículo de Apocalipsis: “La gracia del Señor Jesús sea con todos los santos. Amén”. Jesucristo, el hijo de David e hijo de Abraham, según Mateo 1:1, es la gracia misma mencionada en Apocalipsis 22:21. En el primer capítulo de Mateo, el cual es el primer capítulo del Nuevo Testamento, también se nos dice que Dios se engendró en María (v. 20). Que Dios se engendrara en María es parte del evangelio. La concepción del Salvador fue la encarnación de Dios (Jn. 1:14). El Evangelio de Mateo incluye también el tema de la iglesia. En Mateo 16 Jesucristo nuestro Señor les dijo a Sus discípulos que El edificaría Su iglesia sobre la roca; es decir, sobre la revelación concerniente a Sí mismo como el Cristo, el Hijo del Dios viviente (vs. 16-18). En Mateo 24:14 el Señor nos dijo que el Evangelio del reino de los cielos, el cual es el Evangelio de Mateo, sería predicado en toda la tierra habitada.
Consideremos el Evangelio de Juan, especialmente del capítulo catorce al dieciséis, para ver lo mucho que se nos revela de la verdad en cuanto a la Trinidad Divina y con respecto al hecho de que usted y yo somos “pámpanos” del Dios Triuno procesado. ¿Se da cuenta de que somos pámpanos del Dios Triuno procesado? (15:5) Siempre que considero en detalle todo lo contenido en Juan, del capítulo catorce al dieciséis, me entusiasmo. El Hijo está en el Padre, el Padre está en el Hijo (14:10-11), y finalmente el Hijo nos es hecho real como el Espíritu (14:17-20); así que, el Dios Triuno en Su totalidad, viene a nosotros, a hacer Su morada con nosotros (14:23). ¿Dónde están ustedes ahora? Debemos decir que estamos en el Dios Triuno procesado. ¿Y dónde está El ahora? En nosotros. Esta morada mutua —nosotros en el Dios Triuno y El en nosotros—es la iglesia. Este es el tema central, el enfoque, del Evangelio de Juan.
Quisiera que se den cuenta de la importancia que tiene el hecho de que en este universo y, específicamente, hoy en esta tierra, tenemos el evangelio; y a nosotros se nos recuerda y ordena que debemos vivir con miras a su propagación. El Señor nos manda a vivir exclusivamente para este evangelio. ¿Para qué vivimos en esta tierra? ¿Vivimos dedicados a nuestra profesión o a nuestro trabajo con el fin de ganar mucho dinero? ¿Para qué vive el hombre hoy? Esta pobre sociedad humana está llena de actividades, pero no tiene una meta. Y nosotros, ¿tenemos una meta? Nuestra meta es el evangelio, y nuestro evangelio consiste en esto: el Dios Triuno se ha procesado para ser el Espíritu que mora en nosotros como nuestra salvación, nuestra vida, nuestro suministro de vida y todo el disfrute que necesitamos.
¡Qué maravilla y gloria vivir exclusivamente para propagar este evangelio! Yo me he dedicado absolutamente a ello por más de cincuenta años. ¡Aleluya por esto! ¡Vale la pena! Cuando yo fui llamado por el Señor, pensaba que Dios me había llamado a predicar y enseñar solamente en las aldeas de mi distrito, ni siquiera pensaba en las aldeas de toda mi provincia. Si me hubiera limitado a hacer únicamente esto por el resto de mis días, me habría bastado para ser feliz. Nunca pensé que estaría ministrando en los Estados Unidos y en otras partes del mundo a una audiencia internacional. Por la misericordia del Señor ¡estoy viviendo única y absolutamente dedicado al evangelio!
Al final del Evangelio de Mateo, el Señor vino como la corporificación del Dios Triuno procesado, en resurrección, y nos dijo que toda autoridad le había sido dada en los cielos y en la tierra (28:18). El presidente de los Estados Unidos envía embajadores a muchos países para que lo representen plenipotenciariamente, pero ¿por qué nosotros necesitamos esta clase de autoridad, es decir, toda autoridad en los cielos y en la tierra? Necesitamos esta autoridad para hacer discípulos a las naciones. Todos nosotros tenemos que preguntarnos a cuántos hemos hecho discípulos. ¿Usted ha creído en El? ¿Le ha recibido? ¿El está viviendo en usted? ¿Es usted un espíritu con El? ¿Permanece en El? ¿Está El ahora permaneciendo en usted? ¿Son ustedes uno? Si usted responde que sí a todas estas preguntas, entonces ¡usted tiene toda autoridad en los cielos y en la tierra para salir a evangelizar! El valor e importancia de la palabra “id” es inconmensurable. ¡Id! ¡Id! ¡Id! Id primero a Jerusalén, después a Judea, posteriormente a Samaria y hasta lo último de la tierra (Hch. 1:8). Debemos ir a todos los hogares de todos los países. Debemos ir a las casas de nuestros primos, debemos ir a los hogares de nuestros conocidos y parientes. Debemos ir a los hogares con el fin de hacer discípulos a las naciones.
Los ciento veinte discípulos mencionados en Hechos, recibieron autoridad y poder cuando el Espíritu Santo vino sobre ellos. Esto los capacitó y equipó para salir a evangelizar, y cuando lo hicieron, ocurrieron grandes cosas. Después de esto, sin embargo, la iglesia se degradó. La degradación ata y restringe al Cristo resucitado y ascendido, impidiendo que El lleve a cabo el deseo de Su corazón. Casi todo lo revelado en el Nuevo Testamento fue maniatado, restringido e incluso, aniquilado. Esto ocurrió durante muchos siglos, hasta la época de la Reforma que se inició con Martín Lutero. Pero incluso Lutero no pudo escapar a la influencia que la herencia y el entorno del cristianismo ejercían sobre él. Posteriormente, durante el siglo XVII, el Señor levantó la generación de los llamados “místicos”, entre quienes destacan la señora Guyón, el padre Fenelón y el hermano Lawrence, todos ellos estaban en la Iglesia Católica. En el siguiente siglo, surgió el conde Zinzendorf con quien se llegó a practicar la vida de iglesia hasta cierto grado. Esto representó un gran avance. Durante ese mismo siglo, el decimoctavo, Juan Wesley se erigió como gigante individual para predicar el evangelio. Después, en el siglo XIX, Darby y sus colegas fueron levantados para establecer la práctica de la vida de iglesia con la Asamblea de los Hermanos. La exposición de la Palabra que estos últimos hicieron abrieron el entendimiento de la Biblia y trajo mucha luz.
El desarrollo que del misticismo hizo William Law, ayudó al máximo a Andrew Murray. Desde entonces se desarrolló la línea de la vida interior, la cual contó con exponentes como la señora Penn-Lewis y todos los grandes oradores de la Conferencia de Keswick, tales como los señores G. Campbell Morgan, A. J. Gordon y S. D. Gordon. Fue con los escritos de T. Austin Sparks, acerca de la vida interior, que esta línea o escuela alcanzó su nivel más alto. A comienzos del siglo XX apareció el pentecostalismo y, desde el siglo pasado prevalecieron los grandes predicadores como C. H. Spurgeon, D. L. Moody y Charles Finney. Hoy tenemos otros evangelistas parecidos.
Estos son los hitos más notorios en lo que respecta al mover del Señor desde la Reforma. Todo esto ya es historia. La Reforma, sin embargo, se convirtió en algo muerto. El misticismo feneció. La vida de iglesia de la Iglesia de Moravia, que se había iniciado con Zinzendorf, hoy está muy lejos de ser lo que fue al principio. La línea de la vida interior se apagó, al punto que hoy ya ni se escucha el término “vida interior”. ¿Cuál ha sido el resultado de las grandes campañas evangelizadoras? Se ha reportado que estas campañas trajeron miles de personas al Señor, pero ahora ¿dónde están esos miles? Las estadísticas de todo el cristianismo escasamente reflejan algún crecimiento. Las Asambleas de Dios es la denominación con la tasa más alta de crecimiento entre los diversos grupos cristianos, pero ésta es de sólo seis por ciento anual. Se trata, pues, de una condición agonizante.
Ahora, pues, debemos considerar qué camino tomar. ¿Deberíamos adoptar el método de la Reforma? ¿o el de los místicos? ¿o el de la Iglesia Morava? ¿o el de los wesleyanos? ¿o quizás el método de la Asamblea de los Hermanos? ¿o tal vez el camino señalado por los de la vida interior? ¿o la manera pentecostal? ¿o el método de tener grandes predicadores? Hemos estado bajo la influencia del cristianismo durante años, y esta influencia todavía nos acosa. Es difícil salir de tal esfera. En 1927 yo abandoné el cristianismo, pero conservé la “cola” del cristianismo. Este “rabo” me siguió, aunque se fue reduciendo cada vez más. Se necesitaron treinta años para hacer desaparecer completamente aquella “cola”. Nosotros debemos adoptar la nueva manera. La nueva manera consiste, en primer lugar, en cercenar dicha “cola”. No posterguen esto. No digan que dado que a mí me tomó treinta años hacer desaparecer la cola, ustedes necesitan más tiempo. Ustedes lo pueden hacer mucho mas rápidamente. Sumérjanse en la nueva manera y visiten a la gente tocando puertas y estableciendo reuniones en los hogares. Entonces, la “cola” de ustedes desaparecerá.
Todos aquellos aspectos leudados del cristianismo constituyen parte de esta “cola”. Gran parte de las verdades que hoy se enseñan, están llenas de levadura. El nacimiento de Cristo ha sido leudado hasta convertirse en la Navidad, y la resurrección de Cristo ha sido leudada hasta convertirse en las festividades de Semana Santa. Esto es terrible. La manera en que hemos venido celebrando nuestras reuniones es todavía parte de aquella “cola”. Esta manera caduca consiste en reunir una congregación en torno a un predicador, fomentando que la congregación se reúna cada domingo por la mañana para escuchar un orador.
Quizás usted piense que no hay nada de malo en que un orador dotado les dirija mensajes los domingos. Pero todo lo que se practica en dicha reunión, no hace sino matarnos. La Biblia nos dice que todos nosotros somos miembros del Cuerpo de Cristo (1 Co. 12:27) y nos exhorta a funcionar como tales (Ro. 12:4-6). El primer aspecto en el que ejercemos nuestra función es predicar el evangelio, o sea, ponernos en contacto con los pecadores, visitarlos para traerlos a Cristo. ¿Hemos hecho esto? Al contrario, hemos estado ocupados celebrando grandes reuniones cada domingo. En realidad, este tipo de reuniones ha aniquilado nuestra función. Muchos de nosotros hemos estado asistiendo a grandes reuniones por muchos años, pero ¿cuánto fruto hemos llevado?
¿Está usted conforme con permanecer estéril durante años? Según 2 de Pedro es posible que nosotros estemos ociosos y sin fruto (1:8). Suponga que el Señor regrese mañana temprano. Entonces, conforme a Su palabra en Mateo 25, usted deberá rendirle cuentas de lo que ha estado haciendo. ¿Qué le dirá entonces? ¿Le dirá que tuvo una buena vida de iglesia en su localidad y que lo que El le dio no se ha perdido? ¿Le dirá que El es un hombre duro que siega donde no sembró y recoge donde no aventó? ¿Cómo responderá el Señor? ¿Dirá: Bien, esclavo bueno y fiel ... entra en el gozo de tu señor (25:23)? ¿O lo llamará esclavo malo y perezoso (25:26)? De acuerdo con Mateo 25 ¿adónde lo enviará el Señor? No se olvide que aquel que es enviado a las tinieblas de afuera es uno que recibió un bien legítimo, esto es, un talento. Se trata de alguien que no solamente ha sido salvo, sino que ha sido dotado. El Señor es real. El ciertamente regresará, y sin duda alguna lo que El dijo en Mateo 25 se cumplirá. Este es un asunto muy serio y solemne.
Tengo mucha carga para aquellos de ustedes que han recibido mi ministerio durante muchos años. Yo les debo esta palabra. Es peligroso y arriesgado no dar fruto. Me preocupa dónde terminará usted: si participará del gozo del Señor o si sufrirá en las tinieblas de afuera. Después de compartir con ustedes estas palabras, la sangre de ustedes será sobre sus propias cabezas y no será demandada de mi mano (Ez. 33:4-9). Llegará el día en que usted comparecerá delante de El para rendirle cuentas, especialmente acerca de cuántos intereses haya producido para El; esto es, cuántas personas haya llevado usted a El. Usted recibió de El un talento. El ha hecho una inversión significativa en usted, y ahora debe usted generar intereses. ¿Qué es lo que ha estado haciendo? Estoy en deuda especialmente con aquellos que han estado bajo mi ministerio por tantos años y todavía no han sido bien encaminados. Lo anunciado en Mateo 25 ciertamente se cumplirá.
En Mateo 28, el mismo Señor en Su resurrección nos dijo que El había recibido toda autoridad en los cielos y en la tierra, y que esta autoridad ahora nos pertenece a nosotros, así que debemos salir a generar intereses para El. El Señor no sólo nos dio el capital o talento, sino que además nos dio toda autoridad en los cielos y en la tierra. No tenemos excusa. Tenemos que salir a generar intereses, a producir fruto. El nos ha dado Su Espíritu, Su vida; El mismo se nos dio como talento, y además nos dio como porción la autoridad que El tiene en los cielos y la tierra. Somos más que capaces y hábiles para generar intereses, dado que el universo entero habrá de escucharnos. En los Estados Unidos, todavía se cuentan en millones los que no son cristianos. Tenemos que hacerlos discípulos del Señor. El nos mandó bautizarlos en el Dios Triuno y enseñarles lo que El, a su vez, nos enseñó. Luego, El nos prometió que estaría con nosotros hasta la consumación de esta era. Finalmente, ante el tribunal de Cristo (2 Co. 5:10), habremos de rendirle cuentas conforme a Mateo 25.
Debemos hacer discípulos a las naciones conforme a la nueva manera que el Señor nos ha mostrado. Lo primero que tenemos que hacer es olvidarnos de la vieja manera en todos sus aspectos, esto es “cortar la cola”. En octubre de 1984 yo fui a Taiwán con el fin de que nosotros “cortemos la cola” y adoptemos la nueva manera corporativamente. La manera ordenada por el Señor, tal y como se revela y consta en el Nuevo Testamento, consiste primeramente en tener reuniones de hogar. Para ello, debemos salir a visitar a las personas en sus casas. Nosotros no estamos únicamente tocando puertas, sino que salimos para ponernos en contacto con las personas, para visitarlas. De hecho, en el capítulo diez de Lucas el Señor envió a los setenta a visitar a las personas tocando sus puertas, a entrar en sus hogares y a quedarse con ellos. Habiendo estudiado este asunto en Taipéi, descubrí que esta manera funciona, pero que es necesario llevarla a cabo apropiadamente; esto es, no de la manera natural y caduca, sino conforme a las pautas del entrenamiento, de manera espiritual, conforme a la nueva manera. La nueva manera es una fórmula que ha probado categóricamente su eficacia durante los últimos cuatro meses del entrenamiento a tiempo completo en Taipéi.
Esperamos que uno de cada veinte santos deje su trabajo para dedicarse a servir a tiempo completo y que uno de cada cuatro santos salga a tocar puertas semanalmente. De cada cien que se reúnan en una localidad, debería haber cinco que sirven a tiempo completo y veinticinco que salen a evangelizar tocando puertas cada semana. Todo servidor a tiempo completo que salga a evangelizar por lo menos cinco días a la semana, por dos o tres horas cada día, podrá ganar un creyente nuevo cada semana. Un equipo de tres servidores a tiempo completo que salga durante cinco días, de dos a tres horas cada día, podría visitar por lo menos sesenta casas. De estos sesenta hogares es probable que ganen cuatro. Por lo tanto, cada servidor a tiempo completo puede ganar una persona cada semana y un total de cincuenta y dos personas cada año. De los cinco servidores a tiempo completo, se podría esperar entonces un total de por lo menos doscientos cincuenta creyentes nuevos en un año, el cual es un incremento de dos y media veces. Cada uno de aquellos veinticinco santos que salen a tocar puertas por dos o tres horas cada semana, podría ganar por lo menos una persona cada dos meses. Si cada uno de los veinticinco gana seis personas al año, habrán de ganar otros ciento cincuenta. Todo esto significaría un crecimiento cuádruple.
Todos nosotros necesitamos despertarnos y tomar este asunto seriamente, es decir, necesitamos vivir exclusivamente con miras a la propagación del evangelio. Si usted afirma que vive exclusivamente para el evangelio, tiene que considerar su nivel de vida. No importa cuánto dinero usted gane, esto no deberá elevar su grado de bienestar. Un nivel de vida más elevado no sólo hará que desperdicie su dinero, sino que además pierda su tiempo. Hará que gaste mucho dinero y desperdicie su tiempo y energía. Entonces, con toda certeza, ya no tendrá tiempo para salir a evangelizar. Si usted adquiere un jardín más grande, por ejemplo, tendrá que ocuparse en mantenerlo o tendrá que contratar a alguien para que lo haga. Así pues, su dinero, energía y tiempo serán malgastados. Olvídese de elevar su nivel de vida. Reserve dos horas cada semana para salir a evangelizar. No quiero decir que abandone su jardín o su casa y otras pertenencias; pero el tocar puertas por dos o tres horas a la semana debe ocupar el primer lugar. Que todos hagamos esto primero. Y si hubiera más tiempo disponible, salgamos una segunda vez por dos o tres horas. Debemos vivir dedicados a propagar el evangelio. Si somos fieles al Señor, dedicándonos de manera absoluta a la difusión de Su evangelio, El nos bendecirá. El habrá de bendecirnos en nuestro trabajo o negocio y seremos cuidados por El. El cumplirá Su promesa registrada en Mateo 6:33. Si usted busca Su reino y Su justicia, El le dará Su reino y Su justicia añadiéndole, además, lo que necesite diariamente.
No tenemos ninguna excusa. Debemos aprender a vivir en esta tierra dedicados absolutamente a Su evangelio. Como esposos, es nuestra tarea cuidar de nuestras familias: nuestra esposa, los niños y su educación. Debemos cuidar de ellos, pero únicamente nuestra dedicación absoluta a evangelizar deberá ocupar el primer lugar. Suponga que tenemos cien santos en una determinada ciudad que viven dedicados a evangelizar. Algunos de ellos tal vez sean de edad avanzada, y les será difícil salir a tocar puertas. Otros tal vez sean demasiado jóvenes para ir. Quizás el cuarenta por ciento esté compuesto de personas que son demasiado ancianas o demasiado jóvenes. Por lo tanto, quedarán unas sesenta que no tendrán ninguna excusa. Dado que usted es serio con el Señor acerca de su dedicación a la difusión del evangelio, tiene que salir a evangelizar. Todos los otros métodos han fenecido. Nosotros debemos tomar el camino de salir a tocar puertas. Estoy convencido de que usted puede ganar un nuevo creyente cada mes si sale a evangelizar durante dos a tres horas cada semana. Hace poco, en cierta localidad, treinta santos salieron en equipos de tres y, en el curso de una hora y media, bautizaron siete personas y establecieron doce reuniones de hogar. Conforme a esta tasa, ellos podrían bautizar veintiocho personas en un mes, lo cual equivale aproximadamente a tener un santo bautizando un creyente nuevo cada mes. Si sesenta santos ganan una persona al mes, esto arrojaría un total de setecientos veinte personas ganadas cada año. Quizás usted vaya a decir que no todos éstos serán fieles, pero aun si descontamos el cincuenta por ciento de ellos, esto equivaldría a un incremento de trescientos sesenta personas al año, lo cual significa crecer más de tres veces y media por año. Estas estadísticas nos muestran que ésta es la manera que debemos adoptar.
Necesitamos salir a predicar el evangelio elevado. El folleto que hemos publicado bajo el título El misterio de la vida humana es muy eficaz. Miles han sido salvos a través de él. Este folleto nos conduce a la manera en que podemos empezar a presentar el evangelio a partir de la creación del hombre. Expone, luego, las tres partes del ser humano, usando para ello un diagrama con tres círculos concéntricos que representan el espíritu, el alma y el cuerpo del hombre. Allí también se revela la intención divina de entrar en el espíritu del hombre para que dicha persona, en su calidad de vasija o recipiente, pueda contener a Dios mismo. Este evangelio elevado, que predica la economía de Dios, cautiva a las personas reflexivas y educadas. Después de haber adquirido alguna educación, casi todo ser humano comienza a reflexionar acerca del significado de la vida humana. Antes de que los participantes del entrenamiento les presentaran el folleto, las personas les decían que no estaban interesadas. Pero los hermanos les decían: “Concédanos sólo treinta segundos para leerles una porción de este folleto titulado El misterio de la vida humana”. Este es un tema que atrae a la gente. Al escuchar la lectura de la primera página, muchas personas muestran su aprobación. Cuando usted escuche que ellos digan “es verdad” esto significa que la persona es un hijo de paz. Cuando ellos digan “es cierto” o “tiene razón”, ése es el momento para que usted diga: “Vamos a orar”. Entonces usted puede ir al final del folleto y conducirlo a orar e invocar el nombre del Señor. A continuación, léanles la porción que trata sobre el bautismo y muéstrenles Marcos 16:16 acerca de creer y ser bautizados. Entonces, condúzcanlos a ser bautizados en su propia tina. Toda autoridad en los cielos y en la tierra les ha sido dada, por lo tanto ejerciten esta autoridad de la cual están investidos. Independientemente del estado social de esta persona, será como un corderito y estará de acuerdo con usted en cambiarse de ropa para sumergirse en el agua. Cuando lo bauticemos, debemos orar con autoridad: “Señor, ponemos esta persona en Ti. La bautizamos en el Dios Triuno”. Este es el modo de bautizar a la gente en quince minutos.
Conocí a un hermano que es un gerente de ventas encargado de cubrir la mitad del territorio estadounidense. Tiene a su cargo mil quinientos vendedores. El me dijo que la manera de hacer ventas a domicilio corresponde exactamente con nuestra manera de evangelizar de puerta en puerta. Yo me alegré al escuchar esto. Incluso me dijo que probablemente ellos podían aprender algunas cosas de nosotros. El primer tema que tocan cuando entrenan a sus vendedores para ir de puerta en puerta, es el relacionado con la manera de vestir y comportarse. Este hermano me dijo que instruyen a sus vendedores a no ser ni excesivamente informales ni extravagantes en su modo de vestir. Nosotros habíamos instruido a los participantes del entrenamiento en Taipéi de la misma manera. El segundo tema que se trata al adiestrar estos vendedores es respecto de la importancia de dedicarle un tiempo a la preparación; al punto que se les pide que antes de salir, sostengan una pequeña conferencia entre ellos. Nosotros habíamos compartido que necesitamos prepararnos en oración antes de salir. Luego, ellos aconsejan a sus vendedores ser breves al presentar su propuesta y que no den lugar a largas conversaciones, puesto que una conversación muy prolongada anulará el trato que estén por cerrar. Nosotros hemos señalado lo mismo. Finalmente, este hermano les aconseja a sus vendedores que se ciñan a las instrucciones dadas en el entrenamiento, las cuales son específicas y eficaces. Como hemos señalado, esto implica no usar nuestro propio vocabulario, sino el que se conforma a las pautas establecidas por el entrenamiento.
Hay un principio a seguir para cada cosa que se hace, si se quiere tener éxito en ello. Usted debe comprender tal principio y aprender cómo ponerlo en práctica. No crea que tocar puertas para lograr que la gente se bautice es algo fácil de realizar. No; hay un principio que debemos seguir. Así como hay principios que se debe seguir si se quiere aprender a tocar el piano, de igual modo ahora que nos esforzamos por dedicar nuestro vivir a evangelizar, no hay otra manera que prevalezca como la nueva manera que el Señor nos ha mostrado. El cristianismo, a lo largo de los siglos, ha comprobado con su historia esto mismo. Hemos estudiado y puesto a prueba mucho de lo que se practicó en el pasado. Tuvimos acceso a muchos libros escritos por los místicos más prominentes, los cuales fueron traducidos al idioma chino hace casi cincuenta años. De los libros más importantes en la línea de la vida interior, los estudiamos casi todos, habiendo aprendido muchísimo de ellos. También yo pertenecía a la Asamblea de los Hermanos, y el hermano Nee estudió muchos de los libros escritos por los grandes maestros de este grupo. Hasta probamos algunas cosas provenientes del movimiento pentecostal y descubrimos que las mismas no eran provechosas. Debemos cercenar “la cola” de la levadura del cristianismo para obtener una nueva manera, la cual concuerde totalmente con lo dispuesto por Dios y sea bíblica. Hoy, la nueva manera ha llegado aquí para que nosotros la pongamos en práctica. Nosotros hemos probado esta manera y sí funciona.
Si durante algún tiempo, cada uno de ustedes determina salir a evangelizar por dos o tres horas cada semana, todos ustedes ganarán un creyente nuevo cada mes, lo que equivale a doce al año. ¡Qué magnífico crecimiento experimentaríamos! Tengo que cumplir fielmente en decirles esto. Después de este mensaje, son ustedes los que han de sobrellevar la responsabilidad. Debemos visitar a la gente para compartir con ellos el evangelio elevado, el cual consiste en que el propio Dios Triuno sea nuestra vida y contenido.
Nosotros compartimos el evangelio con las personas con el fin de conducirlas a creer y a ser bautizadas. En la Biblia no se registra un solo caso en el que una persona se hubiese arrepentido y creído, y que tuviera que esperar para ser bautizada. En todos los casos bíblicos, aquellos que se arrepentían y creían, eran bautizados (Hch. 8:36-38; 16:14-15, 31-33; 22:16). Esta es la manera bíblica. La ocasión propicia para que usted ejerza su autoridad y apruebe el bautismo de un nuevo creyente es el momento mismo en que éste se arrepiente y cree. El Espíritu Santo honra y confirma esto. Este bautismo nunca podrá ser un rito. Pero si usted pide a las personas que esperen cuatro meses para celebrar su bautismo, éste se convertirá en un rito y no tendrá el significado que el poder del Espíritu le otorga. No necesitamos esperar a llegar al bautisterio del salón de reuniones para bautizar a los nuevos creyentes; de inmediato podemos conducirlos desde la sala de su casa hasta el baño de la misma con el fin de ejercitar el poder del Espíritu en el bautismo. ¡Qué diferencia tan grande! Si usted adopta esta manera y la practica fielmente al salir tres horas cada semana durante un mes, le aseguro que usted ganará una persona para el Señor.
En seguida, establezca una reunión en la casa del nuevo creyente con el fin de enseñarle la verdad pura, comenzando con el libro titulado: New Life Lessons [un extracto de la publicación: Lecciones de Vida]. Estas son lecciones sobre cómo iniciarse en la vida cristiana. Posteriormente, tenemos que utilizar el material titulado Lecciones de la Verdad, el cual está orientado a enseñar las verdades a los nuevos creyentes, siguiendo una buena secuencia e hilo. Ya tenemos los primeros tres tomos [traducidos al español]. Si usted se limita a darles a los nuevos creyentes una hoja suelta de papel, detallando algunos aspectos de la verdad, tal vez ellos no le den mucha importancia y consideración. Luego de usarla durante la lección, quizás la dejen a un lado. Sin embargo, si usted les recomienda estos libros, explicándoles que se trata de una colección que sigue una serie en cuatro niveles para cuatro años y que a cada nivel le corresponden tres tomos, dejará en ellos una profunda impresión. Cuando ellos vean una colección de libros como ésta, les inspirará respeto, la guardarán y la valorarán como un tesoro verdadero.
No es necesario que usted enseñe estrictamente lección por lección, tal y como hemos hecho durante los últimos dos años. Use, por ejemplo, la línea del crecimiento en vida que aparece en el tomo tres, donde habla en detalle acerca de la verdadera condición de un pecador, la obra redentora de Cristo, el perdón, la regeneración y la justificación. No es necesario que abarque la lección completa. Seleccione ciertos párrafos y úselos para enseñar durante unos veinte años o al máximo, treinta minutos. Luego, asígneles una tarea, explicándoles que tienen que leer los párrafos restantes.
Debe familiarizarse con todas las lecciones de las Lecciones de la Verdad. Entonces, podrá usted decirles que este juego de Lecciones de la Verdad se halla en perfecto orden. Si los nuevos creyentes desean saber acerca de los orígenes de la Biblia, hay una lección que absolverá sus dudas al respecto. Para ellos, éste no será un texto de lecciones sino material de lectura. Estas lecciones se han redactado de tal modo que cualquiera pueda leerlas. Tal vez, en ocasiones, no entiendan ciertas frases o cierta terminología, pero poco a poco, se irán familiarizando con la misma.
Si ellos tienen alguna pregunta acerca de quién es Jesucristo, muéstreles la lección que les dice quién es Jesucristo. Pídales que lean con mucha oración dicho material. Esto hará que obtengan el pleno conocimiento de Jesucristo. Si ellos quieren saber qué es la iglesia, muéstreles una de las lecciones acerca de la iglesia. En otras palabras, use algunas porciones para enseñarles, pero asígneles los párrafos restantes de una determinada lección para que ellos mismos los lean.
Ellos necesitarán también una Biblia, con el Antiguo Testamento incluido. Además, anímelos a que adquieran un Nuevo Testamento Versión Recobro, de tal manera que puedan leer las notas de pie. Después de esto podría usted recomendarles que adquieran otras publicaciones nuestras; tales como el juego de folletos arco iris, los estudios-vida u otros libros que no sean muy voluminosos. Anímelos a que adquieran estas publicaciones gradualmente y guíelos a adquirir el hábito de leer la Biblia y libros espirituales.
Después de que usted haya visitado a los nuevos creyentes dos o tres veces, ellos comenzarán a salir con usted a tocar puertas. Ellos aprenderán a predicar el evangelio. En Taipéi pudimos ver que algunos de ellos, el mismo día de su bautismo, salían a bautizar a otros juntamente con aquellos que los habían bautizado. En medio año, ellos aprenderán cómo cuidar de su reunión de hogar. Desde el primer día, usted debe decirles que esta reunión es de ellos y que usted sólo viene a ayudarles. Ellos deben sentirse responsables de la reunión y cuidar de la misma ejerciendo, así, su función. Ellos tienen que aprender cómo orar, cómo cantar, cómo pedir que se cante un himno, cómo leer la Biblia y cómo hacer muchas otras cosas. Después de seis meses, habrán aprendido a cuidar de la reunión de hogar. Entonces, después de otros dos años, los nuevos creyentes serán capaces de enseñar a otros. Así, todos los nuevos creyentes que se bautizaron aprenderán a predicar el evangelio, a cuidar de su reunión de hogar y a enseñar las verdades bíblicas. Habrá, entonces, miles de hogares donde todos pueden funcionar; todos funcionarán y, de hecho, funcionarán porque habrán sido conducidos a tal práctica. Entonces, serán guiados espontáneamente al conocimiento de la iglesia y a la práctica de la auténtica vida de iglesia.
Si en determinada ciudad el número de los que se reúnen en las casas es considerable, entonces se podrían reunir una vez al mes o cada dos meses. Si no tienen un salón grande donde reunirse, podrían alquilar un lugar que acomode a todos los santos simultáneamente. Este año la iglesia en Taipéi ha decidido reunir a todos los santos una vez al mes; alquilando para ello un estadio que acomoda hasta trece mil personas. En noviembre pasado, más de trece mil santos se reunieron en ese estadio. Esperamos tener, dentro de dos o tres meses, una reunión de por lo menos diez mil personas que se congreguen allí por todo un día. Todos los otros días, todos ellos se reunirán en las casas. Esta es la manera de practicar la vida de iglesia.
Juan 15:16 dice: “No me elegisteis vosotros a Mí, sino que Yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidáis al Padre en Mi nombre, El os lo dé”. Ciertas expresiones en este versículo son cruciales. La primera es “os he puesto”. Nosotros no nos elegimos a nosotros mismos, sino que El nos eligió. Nosotros no elegimos ser pámpanos de Cristo, la vid, porque fue El quien nos cautivó. El nos eligió y nos designó para que llevemos fruto. Llevar fruto es por designación del Señor, es El quien nos asignó esta tarea. El no nos asignó otra tarea sino la de llevar fruto. El Señor nos encargó salir y producir fruto. ¿Es posible que una rama salga? Las ramas de un árbol físico no pueden salir, pero nosotros no sólo somos ramas vivas, sino también ramas móviles. Tenemos que salir. Esto significa que debemos acercarnos a las personas allí donde se encuentren.
En el pasado cometimos el error de no salir, y en lugar de ello le pedimos a la gente que viniera a nosotros. Andábamos por el camino equivocado. Pedíamos a la gente que viniera a nuestros ágapes (Jud. 12) en lugar de ir nosotros adonde estaban ellos. A muchos no les es fácil venir a nuestras reuniones, mas cuando nosotros salimos, podemos ponernos en contacto con las personas en dondequiera. En Lucas 10 el Señor dijo que El nos había enviado como corderos en medio de lobos, pero aun entre los lobos encontraremos hijos de paz (vs. 3-6). Si vamos hacia ellos, tocando sus puertas, descubriremos quiénes son los hijos de paz. Dios los eligió y predestinó antes de la fundación del mundo, pero hayan nacido entre manadas de lobos. ¿Quién puede saber quién es un hijo de Dios, un hijo de paz? La única manera de conocerlos es salir a tocar puertas. Al visitarlos de puerta en puerta, descubriremos quién es un hijo de paz, un hijo de Dios. Tenemos que ir a buscarlos porque hemos sido designados para ello.
El Señor dice que debemos salir y llevar fruto, y que nuestro fruto debe permanecer. En el pasado transitábamos un camino erróneo. A veces ocurría que las personas venían a nosotros, creían y eran bautizadas; pero no permanecían debido a que nadie las cuidaba. Esto es como una madre que da a luz un bebé para después abandonarlo. ¿Cómo podría ella esperar que este bebé sobreviva? El Señor nos ha mostrado el modo por el que nuestro fruto permanezca. Nosotros no nos limitamos a ir de puerta en puerta para establecer contacto con los incrédulos y llevarlos al Dios Triuno cuando ellos creen y se bautizan. Al contrario, luego de esto, establecemos de inmediato una reunión de hogar en sus casas. Establecer una reunión de hogar es levantar un refugio para proteger al recién nacido. Los granjeros protegen el fruto que está en sus huertos. Los duraznos maduros recién cosechados necesitan albergue; si no, las aves los comen. Este refugio protege al fruto para que permanezca. De modo semejante, establecer una reunión en la casa de un recién bautizado es brindarle refugio. Al amparo de tal refugio podemos visitarlo regularmente con el fin de alimentarlo. De este modo el nuevo fruto recibirá protección y nutrimiento, y permanecerá. Este es el secreto para tener fruto que permanezca.
El cuadro que el Señor nos ha mostrado acerca de la vida de iglesia no consiste en pedirles a las personas que vengan a nuestras reuniones; al contrario, lo revelado en la Biblia es que todos nosotros tenemos que ir hacia ellos. Salir a tocar puertas es verdaderamente la manera práctica de visitar a las personas. Ir de puerta en puerta es visitar a las personas. El Señor Jesús tomó la iniciativa; El descendió desde los cielos para visitar al hombre. ¡Qué gran visitación fue ésta! Así que nosotros debemos seguir Su ejemplo y visitar a las personas. Debemos salir a llevar fruto, salir para hacer discípulos a las naciones y salir a predicar el evangelio. Inmediatamente después de que hemos traído a alguien al Señor a través del bautismo, debemos establecer una reunión de hogar para seguirlo visitando. Primero salimos para bautizarlos, la segunda vez que salimos, los alimentamos, la tercera vez, los enseñamos y la cuarta vez, los nutrimos. Siempre los visitamos proveyéndolos refugio, alimento, enseñanza y nutrimiento. Si nosotros visitamos a los nuevos una y otra vez, ellos crecerán.
Hoy, la tasa de mortalidad infantil en los Estados Unidos es muy baja debido a que sus modernos hospitales usan los mejores métodos para proteger, vigilar y alimentar a los recién nacidos. Incluso los bebés prematuros o enfermos pueden ser colocados en una incubadora con el fin de recibir protección y alimento. Debemos visitar a los nuevos creyentes una y otra vez. Nos reunimos con ellos no en el salón de reuniones sino en sus propias casas. Este tipo de reuniones en las casas habrá de pastorearlos a ellos y mantenernos vivos a nosotros. Por un lado nos ayudó el hecho de que fuésemos cada semana al salón para celebrar grandes reuniones, pero por otro, eliminó nuestra función. Algunos de los que se integraron a la vida de iglesia eran muy activos al comienzo pero, a la postre, después de haber asistido a las reuniones grandes por cierto tiempo, se adormecieron y dejaron de funcionar, perdiendo todo interés y motivación. Pero si tenemos creyentes nuevos que cuidar, esto llegará a ser un incentivo que nos motive a ser activos en la vida de iglesia.
Quienes participan de nuestro entrenamiento han sido adiestrados para no quedarse por mucho tiempo en una reunión de hogar, ellos visitan a los nuevos creyentes por sólo veinte minutos, treinta a lo sumo. Es necesario cuidar de dos reuniones de hogar en una hora o de cuatro en dos horas. Usted se llenará de gozo cuando visite a los nuevos creyentes en las reuniones de hogar que haya establecido. La mayoría de las enfermeras que cuidan de los bebés recién nacidos en un hospital están alegres. Los nuevos creyentes a los que usted nutre llegarán a ser su incentivo y aliento para laborar para el Señor. ¡Cuánta será su felicidad entonces!
Luego, quizás cada mes o dos meses, toda la iglesia se reunirá. ¡Qué vida de iglesia tan maravillosa será ésta! ¿Cómo se sentirá entonces cuando vea que cuarenta y cinco de los que usted bautizó asisten a tal reunión? ¡Glorioso! Entonces, cuando el Señor regrese, tendrá confianza para presentarse ante El. A Su venida, todos aquellos que usted trajo a El serán su gozo y corona (1 Ts. 2:19-20). Esto cambiará, aun revolucionará, la vida de iglesia y la trasladará a otra esfera. Todo esto depende de nuestra fidelidad.
Hoy nosotros afirmamos que Cristo es nuestro vivir pero, ¿de qué manera? ¿Será suficiente practicar nuestras vigilias por la mañana, leer la Biblia en nuestra casa y asistir a las reuniones del domingo? Si Cristo es nuestro vivir, desde lo íntimo de nuestro ser impartiremos a Cristo para llevar fruto, y nuestro fruto permanecerá. Esta es la verdadera vida de iglesia y la vida cristiana auténtica.
El éxito de la manera nueva depende de que ustedes la pongan en práctica. Con la práctica adecuada ustedes descubrirán todos los detalles que sean necesarios. Lo que sí les aseguro de antemano es que al tomar este camino, la bendición del Señor estará con ustedes. El Señor bendecirá el tocar puertas. El Señor bendecirá el establecimiento de reuniones de hogar y bendecirá todas las reuniones de hogar, si ustedes practican esta manera de acuerdo con mis instrucciones. No se valgan de ningún método natural. Los métodos naturales no funcionarán. Más bien, sigan estrictamente las instrucciones correspondientes a la nueva manera del Señor. Si ustedes son fieles en practicar estas cosas, surgirán entre ustedes algunos miembros que les ayudarán a entender todos los detalles, aún los más sutiles.
Estoy seguro de que todos pueden ganar un creyente nuevo cada mes, y que las reuniones de hogar serán muy bendecidas. Los nuevos aprenderán a salir a evangelizar tocando puertas, a cuidar de las reuniones de hogar y, después de dos o tres años, a enseñar a otros. Entonces ustedes, después de algún tiempo, tienen que buscar la dirección del Señor acerca de cuándo establecer la mesa del Señor entre ellos. Quizás, después de cierto tiempo, pueden celebrar la mesa del Señor. Deben enseñarles cómo vivir la vida cristiana, incluyendo la responsabilidad de ofrendar al Señor. No se valgan de los viejos métodos, pues todo debe ser nuevo. Entonces verán la bendición del Señor. Esta es la manera en que el Señor ejecutará Su economía eterna, preparando así Su novia para Su segunda venida.