Mostrar cabecera
Ocultar сabecera
+
!
NT
-
Navega rápidamente por los libros de vida del Nuevo Testamento
AT
-
Navega rápidamente por los libros de vida del Antiguo Testamento
С
-
Mensajes del libro «Nuestro espíritu humano»
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Чтения
Marcadores
Mis lecturas

CAPITULO CUARTO

NUESTRO ESPIRITU HUMANO, NACIDO DEL ESPIRITU DIVINO

  Lectura bíblica: Jn. 3:6b; 4:24: Ef. 2:1; Ez. 11:19; 18:31; 36:26-27

DOS ESPIRITUS

  Juan 3:6 dice: “Lo que es nacido del Espíritu, espíritu es”. Es evidente que en este versículo hay dos espíritus. El primer Espíritu lleva letra mayúscula y se refiere al Espíritu divino. El segundo espíritu lleva letra minúscula y se refiere al espíritu humano. Lo que es nacido del Espíritu divino es el espíritu humano. Nuestro espíritu humano necesita nacer del Espíritu divino.

  Ezequiel 11:19, 18:31, y 36:26 nos dicen que Dios prometió dar a Su pueblo un espíritu nuevo. Este espíritu nuevo, según Ezequiel 36:26 no es el Espíritu Santo, porque en Ezequiel 36:27, después de mencionar el espíritu nuevo, dice que Dios pondrá Su propio Espíritu dentro de nosotros. Hay dos clases de espíritus. Uno es el nuevo espíritu humano y otro es el Espíritu Santo de Dios. Dios es capaz de darnos un espíritu nuevo por medio de la regeneración. Lo que Dios prometió en Ezequiel 36 todavía está siendo cumplido en Juan 3:6. En Juan 3:6 se nos dice que nuestro espíritu tiene que nacer del Espíritu divino. No es simplemente para avivarlo; no es simplemente para restaurarlo; sino que es para regenerarlo.

REGENERACION

  Regeneración y restauración son dos cosas diferentes. La regeneración no es simplemente una restauración. Restauración significa restaurar, recobrar algunas cosas viejas. Pero regeneración significa poner otra vida dentro de la cosa vieja. No es generar, sino regenerar. Generar significa que no existe la cosa, pero regenerar significa que ya existe y ahora se pone otra vida dentro de ella.

EL ARBOL DE VIDA

  En Génesis 1 y 2, el hombre fue hecho a la imagen de Dios, pero en aquel entonces el hombre no tenía la vida eterna e increada de Dios. Lo que el hombre tenia era simplemente el aliento de vida y no la vida eterna de Dios. Así que después de la creación del hombre, Dios puso al hombre delante del árbol de vida. El árbol de vida significa la vida divina, la vida eterna de Dios. Dios puso al hombre delante del árbol de vida para que pudiera tomar Su vida, pero antes que el hombre tomara de la vida de Dios, el hombre cayó.

LA REGENERACION Y EL PROPOSITO DE DIOS

  Debido a la caída, el hombre necesita redención, pero la redención no es la meta de Dios. La redención no es el objetivo de Dios. La redención es simplemente el procedimiento de Dios de recuperación. La redención trae al hombre caído de regreso al propósito de Dios. Aun si usted es redimido, si no ha recibido la vida de Dios, con usted el propósito de Dios no ha sido cumplido. Por supuesto, con tal que recibamos redención, obtenemos la vida de Dios. Dios puso estas dos cosas juntas. Dios hace un trato todo-inclusivo con nosotros. La mayoría de los cristianos sólo se interesan por la redención y no mucho por la vida. Pero tenemos que darnos cuenta de que la redención es simplemente un procedimiento de recuperación para el propósito final, el cual es tener la vida de Dios. El propósito final de Dios es poner Su vida en nosotros. Esta introducción de Su vida en nosotros es regeneración. Hablando con propiedad, la regeneración no tiene nada que ver con nuestra caída. La redención trata con nuestra caída; la regeneración cumple con el propósito de Dios.

REDENCION Y VIDA

  Podemos usar botellas de Coca-cola como una ilustración. Las botellas son para contener Coca-cola, pero todas las botellas cayeron en el basurero. Primero, se necesita recobrarlas, traerlas de vuelta. Pero el traerlas de vuelta no cumple su propósito. Si trae usted todas las botellas caídas de regreso y las limpia con detergente, todavía están vacías. Este regreso resuelve el problema de la caída. Después de traerlas de vuelta y después de purificarlas y limpiarlas con detergente, se necesita un paso posterior: el de llenar las botellas con Coca-cola.

  Nosotros somos las botellas, los envases (Ro. 9:21, 23). Antes de ser llenados con la vida de Dios, caímos en el basurero. Antes de que fuésemos salvos, estábamos en el basurero. ¡Alabado sea el Señor por la misericordia de Dios! Un día El vino a la basura y nos sacó. Eso fue la redención. La redención resuelve el problema de nuestra caída. Al mismo tiempo, Dios puso Su vida divina en nosotros.

UN ESPIRITU NUEVO

  Cuando creímos en el Señor Jesús, recibimos otra vida. Recibir otra vida significa ser regenerado. Ya teníamos una vida, nuestra vida humana, y ahora recibimos otra vida en nosotros, la vida divina. Esta vida divina entra en nuestro espíritu. “Lo que es nacido del Espíritu, espíritu es” (Jn. 3:6b). Estábamos en el basurero, pero un día Dios nos sacó del basurero. Dios nos redimió. Al mismo tiempo, El se puso a Sí mismo en nosotros como el Espíritu divino. Entonces recibimos la vida divina. Entonces nacimos del Espíritu. ¡Alabado sea el Señor! Tenemos regeneración. Tenemos otra vida. Otro Espíritu ha entrado en nosotros, el cual es realmente algo nuevo. Ahora tenemos un espíritu nuevo que es el cumplimiento de Ezequiel 11:19, 18:31 y 36:26. Dios prometió darnos un espíritu nuevo y El hizo esto regenerándonos con Sí mismo como el Espíritu. Cuando creímos en el Señor Jesús, cuando invocamos Su nombre como nuestro Salvador, cuando lo recibimos en nosotros, el Espíritu divino entró en nosotros para ser nuestra vida y fuimos regenerados. Fuimos renovados y nuestro espíritu fue hecho nuevo. Nuestro espíritu llegó a ser un espíritu nuevo.

UNA VEZ MUERTOS PERO AHORA VIVOS

  Efesios 2:1 nos dice que estábamos muertos en pecados. Eso no quiere decir que estábamos muertos en nuestro cuerpo. En el sentido físico, todavía estábamos bastante vivos y activos. Eso no significa que estábamos muertos en nuestra mente, en nuestra alma o en nuestras emociones. En nuestra alma todavía estábamos bastante vivos, pero debido a la caída nuestro espíritu estaba muerto.

  Cuando creímos en el Señor Jesús, el Espíritu divino, el Espíritu Santo de Dios, entró en nuestro espíritu para avivarlo y vivificarlo otra vez. Dios no solamente vivificó a nuestro espíritu muerto, sino que El también se puso a Si mismo en nuestro espíritu. Ahora el Espíritu divino está en nuestro espíritu humano y estos dos se han hecho uno (1 Co. 6:17). Esto no es solamente algo vivificante, sino que es también una regeneración. Dios no simplemente vivifica a los muertos, sino que también regenera a los que ya existen. Ahora nuestro espíritu tiene un nuevo comienzo.

ADORANDO EN ESPIRITU

  El evangelio de Juan nos dice que después del nuevo nacimiento, tenemos que aprender cómo adorar a Dios. Dios es Espíritu. Cuando le adoramos, debemos adorarle en espíritu: no en el Espíritu Santo, sino en nuestro espíritu. “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren” (Jn. 4:24). El asunto de adoración incluye todas las cosas espirituales. La adoración en la Biblia significa servir a Dios, orarle a El, alabarle a El, darle gracias y compartir unos con otros en la presencia de Dios. Lo que hagamos para Dios, con Dios y en Dios debe ser hecho en nuestro espíritu. Este es un principio establecido, pero algunos de nosotros aún no sabemos cómo usar nuestro espíritu. Aun muchos cristianos no saben que tienen un espíritu. En doctrina, puede que ellos sepan que hay algo que se llama el espíritu humano, pero en práctica no saben cómo usar el espíritu. Esta es la pobre situación hoy, pero para el recobro de la vida de la iglesia, es necesario el recobro del espíritu humano.

  Si no estamos en nuestro espíritu humano, lo único que tenemos es doctrina. Si usted tiene alguna realidad espiritual, ésta es algo en su espíritu. Necesitamos tener la experiencia, la realización del Espíritu divino en nuestro espíritu humano. Dios ha regenerado nuestro espíritu. Nuestro espíritu ya no es un espíritu muerto. Nuestro espíritu ha sido vivificado y nuestro espíritu ha sido regenerado. Ahora tenemos al Espíritu divino morando en nuestro espíritu humano.

EL ESPIRITU VIVIFICANTE, REGENERADOR Y RESIDENTE

  Hay tres pasos en este asunto de la regeneración. Primero, el Espíritu divino entra en nuestro espíritu para vivificar a nuestro espíritu muerto. Luego, al mismo tiempo el Espíritu divino imparte a Cristo, a Dios, dentro de nuestro espíritu. Esto es el regenerar. Después de esto y al mismo tiempo, el Espíritu Santo comienza a morar en nosotros. Esto es el residir. Por la regeneración no sólo tenemos el vivificar y no simplemente el regenerar sino también el residir.

  No sólo tenemos el poder del Espíritu, sino también la vida. No sólo tenemos la vida, sino también la presencia, el Espíritu mismo. Su poder de vida nos vivifica, Su vida misma nos regenera y Su presencia reside en nosotros. Tenemos el Espíritu vivificante, el Espíritu regenerador y el Espíritu residente en nuestro espíritu. Ahora tenemos que servir al Señor, adorar a Dios, hacer Su obra, tener comunión con El, tener comunión en El unos con otros, ayudar a otros y predicar el evangelio con el Espíritu en nuestro espíritu.

Biblia aplicación de android
Reproducir audio
Búsqueda del alfabeto
Rellena el formulario
Rápida transición
a los libros y capítulos de la Biblia
Haga clic en los enlaces o haga clic en ellos
Los enlaces se pueden ocultar en Configuración