
En los pasados meses el Señor me dirigió a visitar Japón, los Estados Unidos, Europa, el Medio Oriente y varios lugares de Suramérica. Después de este viaje a los Estados Unidos y Europa, estuve delante del Señor considerando la situación en esos lugares. Siento que debo tener comunión con los hermanos y hermanas acerca de la situación en los diferentes lugares y mis impresiones personales.
Durante el viaje me sorprendió ver que los cristianos tienen un alto concepto de cualquier grupo de creyentes que se reúna de manera semejante a la nuestra. No importa si el grupo que se reúne es grande o pequeño, fuerte o débil, es muy apreciado, y a menudo tiene buenas reuniones. Esto me sorprendió, y mi sentir es que los creyentes tienen un alto concepto de nosotros.
Las iglesias en Taiwán tienen una reputación extraordinaria. El concepto que los cristianos de otros países tienen de las iglesias en Taiwán puede ser incluso demasiado elevado. No importa si un santo de Taiwán tiene peso espiritual o no, los creyentes lo consideran un gigante espiritual. Tal vez un hermano ni siquiera esté asistiendo a las reuniones en Taiwán, pero si viaja al extranjero y dice que es de Taiwán, los santos locales le entregarán completamente las riendas de la reunión. Él entonces tendrá que tomar la delantera y ministrar la palabra para impartir un suministro a los santos. Esta situación ha avivado y elevado a algunos hermanos que no se reunían regularmente cuando estaban en Taiwán. Incluso si el hermano dice que no sabe qué hacer y que no es un buen orador, los santos locales se sentirán satisfechos si puede dar un informe acerca de lo que ha visto y escuchado en Taiwán. Estos dos puntos muestran que el aprecio es demasiado elevado e impreciso.
El primer lugar que visitamos fue Japón. Pasamos la mayor parte de nuestro tiempo predicando el evangelio en Tokio, y pasamos unos cuantos días en Osaka. Estuvimos en Japón por dos semanas. Hay más de treinta santos que participan en la reunión del partimiento del pan en Tokio, y en Osaka hay una familia y media. Durante este viaje la impresión que tenía de Japón cambió. En el pasado me parecía que era difícil para los japoneses recibir el evangelio y que no era fácil guiarlos espiritualmente. Esta impresión era infundada. Mientras estuve allí, tuve contacto con varias personas y vi que la impresión que había tenido anteriormente no era acertada.
Encontramos fácil predicar el evangelio en Japón, y fue fácil que las personas fueran salvas. Puesto que los japoneses tienen un buen carácter, una vez que reciben al Señor, estudian las verdades diligentemente y están dispuestos a pagar el precio para conocer la verdad. Esto hace fácil que ellos amen al Señor. Cuando nuestros hermanos fueron a Japón, ellos no condujeron reuniones de predicación del evangelio ni dieron mensajes, sino que sólo contactaron a los japoneses directamente y condujeron a varios de ellos a la salvación. Aquellos a quienes ellos contactaron nunca habían oído hablar del evangelio ni del recobro del Señor. Un hermano tenía una educación universitaria y pudimos conversar con él en inglés. Él no se siente satisfecho simplemente con ser salvo; ama al Señor y desea seguirlo. Además de él, conocimos a otros creyentes en diferentes lugares. Dos de los santos en Tokio son japoneses.
En los asuntos relacionados con la ciencia, los japoneses tienden a seguir el Occidente, pero en los asuntos relacionados con la religión tienden a seguir a los chinos. En consecuencia, a un hermano chino le resulta más fácil predicar el evangelio y laborar para el Señor en Japón que a un misionero occidental, debido a la similitud que hay entre los temperamentos y hábitos cotidianos de los chinos y japoneses. Muchos chinos pueden entablar una relación íntima con sus amigos japoneses. Por consiguiente, Japón es un campo muy vasto para el evangelio. No es necesario que muchos santos vayan allí; si cinco o seis obreros van a Japón y laboran con los santos que ya están allí, es posible ganar a muchas personas rápidamente.
Incluso vale la pena laborar con los diez mil chinos que hay en Tokio. Los hermanos podrían laborar en las comunidades chinas. Sería fácil propagar el evangelio desde las comunidades chinas a los japoneses. Es difícil predicar el evangelio directamente a los japoneses, porque ellos valoran la amistad. Pero sería fácil alcanzarlos por medio de sus amigos, es decir, por medio de las personas chinas que residen en Japón.
Los hermanos que están en Japón desean tener comunión. Ellos esperan que los hermanos vayan a Tokio a laborar por el Señor. Están dispuestos a preparar todo lo necesario, incluyendo todos los trámites para documentación. Ellos están dispuestos a recibir obreros, y esperan que algunos emigren por causa de la obra. Estoy de acuerdo con su sentir, y espero que cuando tengamos comunión respecto a este asunto en la próxima reunión de obreros, algunos hermanos y hermanas sientan la carga de ir a Tokio para hacer la obra del Señor. No creo que haya problemas con el procedimiento para inmigrar, y confío en que el Señor confirmará este asunto y que todo se llevará a cabo en buen orden. Los hermanos y hermanas deben orar al respecto. Nuestra obra no tiene como fin satisfacer nuestros intereses personales ni establecer nuestra propia reunión, sino ocuparnos de los intereses del Señor en la tierra. Nuestra obra tiene como objetivo Su evangelio y Su reino.
Después de salir de Japón, fuimos directamente a los Estados Unidos, e hicimos una parada breve en Honolulu. Cuando llegamos a la costa oeste, visitamos San Francisco. La mayoría de las reuniones en los Estados Unidos que son similares a la nuestra no tienen una congregación numerosa. El grupo más numeroso, que está en la ciudad de Nueva York, tiene unos ochenta o noventa santos. El segundo grupo más numeroso probablemente está en San Francisco. Probablemente hay otros dos grupos del mismo tamaño, uno en el sur y otro en el norte. En estos grupos hay entre treinta y cuarenta creyentes. El grupo del norte y el grupo del sur están conformados en su mayoría por santos caucásicos, y el grupo en San Francisco está conformado únicamente por santos chinos principalmente procedentes de Taiwán, y en particular de Taipéi. El núcleo del grupo en San Francisco está principalmente conformado por estudiantes que estudian en la Universidad de California. Hay mucho trabajo por hacer. Ellos necesitan obreros que puedan realizar la labor entre los de habla china y luego propagar la obra.
Después de San Francisco, fuimos a Los Ángeles. La reunión en Los Ángeles es probablemente más grande que la de San Francisco. Cuando ellos recién empezaron a reunirse, dos hermanos chinos se hacían cargo de la reunión. Ahora hay un hermano de Londres que labora allí. En ese grupo sólo hay unos pocos hermanos y hermanas chinos; la mayoría de los santos son caucásicos. Después de esto, fuimos a la esquina suroeste de los Estados Unidos.
Luego visitamos el noroeste y nos enteramos de que hay un grupo de hermanos chinos que se reúne en un recinto universitario. Un hermano estadounidense toma la delantera en ese grupo, y ellos tienen unos cuantos estudiantes estadounidenses. Este grupo va por buen camino, pero no tienen una reunión formal.
De allí visitamos varios lugares, incluyendo Chicago y Detroit. También fuimos a Pittsburgh y nos reunimos con dos familias allí. Una familia era procedente de Hong Kong, y la otra de Shanghái. Estas dos familias se reúnen todos los días del Señor y escuchan un mensaje que ha sido dado en Hong Kong o en la ciudad de Nueva York. Pasamos un tiempo breve con ellos. Su condición es buena, y están aprendiendo a vivir delante del Señor.
La reunión en la ciudad de Nueva York tiene una historia de por lo menos veinticinco años. Sin embargo, sus reuniones no son estables e incluso se suspendieron por algún tiempo. La mitad de los santos que se reúnen son de origen chino, y la otra mitad son caucásicos. Durante el tiempo en que sus reuniones se suspendieron, los santos de origen chino continuaron porque tenían una reunión de habla china. Antes de nuestra visita, los santos de origen chino y los santos caucásicos se reunían sólo para orar y para escuchar un mensaje. Ellos no partían el pan. Después de nuestra visita, ellos empezaron a celebrar juntos la mesa del Señor. Ahora sus reuniones son alegres y fuertes. Sin embargo, solamente hay de ochenta a noventa santos que se reúnen en una ciudad tan grande como Nueva York.
Una gran parte de nuestro viaje lo pasamos en los Estados Unidos, específicamente en la ciudad de Nueva York. Nos quedamos allí por más tiempo porque yo tenía unos asuntos personales que resolver, y mi esposa necesitaba atención médica. También visitamos la capital de los Estados Unidos, Washington, D.C., donde hay una pequeña reunión que es estable. Un hermano de esta reunión es originalmente de Shanghái; él y su esposa emigraron a Washington, D.C.
Durante esta visita cambió mi perspectiva en cuanto a la situación en los Estados Unidos. En el pasado yo pensaba que los estadounidenses eran materialistas porque prestaban mucha atención a las cosas materiales y a los placeres mundanos, y que eran indiferentes a las cosas religiosas. Sin embargo, las pocas personas con quienes tuve contacto me dieron otra impresión. Según mi observación, hay mucho trabajo por hacer en los Estados Unidos y nuestra obra sería eficaz.
En comparación con Japón, que es un país budista, los Estados Unidos es un país verdaderamente cristiano. Antes de la guerra de Corea menos de la mitad de la población estadounidense asistía a los servicios dominicales. En otras palabras, de cada cien cristianos menos de cincuenta de ellos asistía regularmente a los servicios dominicales. Sin embargo, debido a que entre los estadounidenses se produjeron tantas bajas en la guerra de Corea, ellos fueron motivados a asistir al servicio dominical en busca de consuelo y paz. Desde entonces, el número de estadounidenses que asiste a los servicios dominicales ha aumentado a más del sesenta por ciento de la población.
La mayoría de los grupos cristianos en los Estados Unidos predica un evangelio ortodoxo. Hay un creciente número de modernistas, pero pese a ello hay un mayor número de grupos ortodoxos. En los pasados diez años, especialmente después de la tregua en Corea, varios evangelistas han surgido de las Asambleas de Dios. Debido a que ellos laboran de una manera que concuerda con el sentimiento del pueblo estadounidense, algunos de ellos tienen congregaciones de más de diez mil personas. Mientras yo estaba en la ciudad de Nueva York, un grupo llamado Testigos de Jehová efectuaron una reunión, a la cual asistieron entre trece mil y quince mil personas. Este grupo ha crecido en número porque su obra concuerda con el estilo de vida estadounidense.
Aunque las personas están siendo salvas, en el aspecto espiritual hay una carencia de profundidad espiritual entre los grupos cristianos en los Estados Unidos. Hay un grupo en la ciudad de Nueva York que fue iniciado por A. B. Simpson, quien fundó la Alianza Cristiana y Misionera. Este grupo enseña que los creyentes fueron juntamente crucificados con Cristo. La señora Penn-Lewis también enseñaba esto. Muchos creyentes consideran esta enseñanza como la más profunda entre los cristianos en los Estados Unidos. Los mensajes que dimos en Nueva York giraban en torno a cómo Dios vino en el Hijo para ser la vida del hombre. Después de más de diez reuniones, una hermana mayor, quien laboraba en China y se estaba reuniendo con nosotros, se me acercó para decirme que nadie en los Estados Unidos habla acerca de tomar a Cristo como vida. Este comentario muestra la situación que impera en los Estados Unidos. El evangelio ortodoxo se predica en los Estados Unidos, pero no es muy profundo.
No es fácil encontrar un grupo de creyentes que enseñe la verdad ortodoxa y también tenga profundidad espiritual. Tenemos que reconocer que en los Estados Unidos se necesita la obra del Señor. Por consiguiente, los Estados Unidos también es un campo muy grande para la obra.
Nuestra impresión de los Estados Unidos es que mientras que lo que tengamos sea genuino y bueno, los estadounidenses lo recibirán, y el resultado será rico y sólido. Los hermanos en San Francisco y la iglesia en la ciudad de Nueva York desean que los ayudemos. Sería bueno si algunos de los santos o algunos obreros sintieran la carga de emigrar allí para atender esta necesidad. A algunos de los santos quizás les preocupe el asunto del idioma, pero esto no representa un gran problema. Los santos podrían ir y centrar su labor entre aquellos de origen chino, y al cabo de tres o cinco años el problema del idioma ya habría sido resuelto.
Inicialmente planeé visitar Suramérica, pero debido a las limitaciones del tiempo no pude ir allí. Aunque no fui a Suramérica, sí recibí información acerca de la situación allí. Los santos en Suramérica desean que algunos santos emigren allí. Si algunos de los obreros sienten la carga de hacerlo, allí hay necesidad.
Hay necesidad de que algunos obreros vayan a Brasil y vivan en Sao Paulo para propagar la obra del Señor. Un informe en las Noticias de la iglesia dice que uno de los hermanos allí tiene una reunión en su hogar, y que alrededor de treinta o cuarenta cristianos procedentes de Hong Kong, Taiwán y Manila asisten a esta reunión. Ellos no tienen una reunión que sea únicamente para los santos de habla china que vienen del extranjero. Un obrero o un hermano sólido que se mude allí y empiece una reunión satisfará la necesidad. El evangelio puede gradualmente propagarse desde los santos de habla china que vienen del extranjero a los brasileños.
En Brasil hay libertad de expresión, libertad de religión y libertad de prensa. Aunque muchos países de Suramérica son católicos, ellos cooperan con los países protestantes que les envían misioneros. La reunión protestante más fuerte en Brasil es una congregación muy numerosa y es dirigida por misioneros occidentales, no por brasileños. Por consiguiente, Brasil es un campo muy grande para la obra del Señor. Algunos de los chinos de allí son de Taiwán y Hong Kong. Si laboramos entre ellos, podremos propagar la obra incluso a los japoneses. Hay entre setecientos mil y ochocientos mil inmigrantes japoneses allí, y el número aumenta de treinta a cuarenta por ciento cada año. Los japoneses en Brasil son también un buen campo.
Nosotros estuvimos en los Estados Unidos hasta fines de julio; partimos el 31 de julio.
Llegamos a Londres el 1 de agosto e inmediatamente efectuamos una conferencia. Después de esta conferencia fuimos a Dinamarca para otra conferencia.
Cada verano se celebra una conferencia en Dinamarca con una asistencia de entre setecientos y mil creyentes. Este año la asistencia fue más elevada. La mayoría de los creyentes que asistieron son de iglesias estatales. Sin embargo, un buen número de ellos está bajo la dirección de un hermano occidental y tienen una historia espiritual sólida. Ellos no tienen el concepto de una iglesia estatal.
Alrededor de cuarenta creyentes que estaban en la congregación han sido más iluminados. Ellos venían de Noruega, Suecia y otros países. Debido a que los creyentes provenían de muchos países, los mensajes eran traducidos al danés desde el podio y luego traducidos al inglés y al alemán en la audiencia. Tuvimos tres reuniones al día durante la conferencia: por la mañana, por la tarde y por la noche. Sin embargo, debido a la obra del Espíritu Santo, todos los santos centraron más su atención en las reuniones de la tarde. Las reuniones de la mañana y de la noche eran principalmente comuniones variadas. Pero las reuniones de la tarde hacían hincapié en que Dios en Cristo es vida para la edificación de Su casa, Su templo y el Cuerpo de Cristo. Estos mensajes recalcaban la vida y la edificación de la iglesia. Estos dos puntos impactaron a los santos y los motivaron mucho.
Durante la conferencia toda la comunión se centró en cómo disfrutar a Cristo como vida y en cómo edificar la iglesia en cada lugar, y la mayoría de las preguntas giraron en torno a la iglesia. Esto fue la obra del Espíritu Santo. Los santos querían saber qué hacer después de la conferencia y dónde reunirse. En vez de decirles qué debían hacer, les aconsejé que oraran y siguieran la dirección del Señor, así como Abraham salió de Ur de los caldeos y se fue al lugar donde el Señor lo llamó.
Después de la conferencia, los hermanos que toman la delantera me pidieron que nos quedáramos por dos días más para tener comunión con varios hermanos y hermanas que toman la delantera. Ese tiempo de comunión fue un punto decisivo, y vimos una obra especial del Espíritu Santo. No hubo disputas. Toda la comunión se centró en la manera práctica de seguir adelante. El Espíritu Santo estuvo obrando en muchos de los santos antes de la conferencia; por ende, después que llegamos, ellos hablaron únicamente acerca de la práctica. Nosotros les compartimos nuestra experiencia, y ellos valoraron muchísimo cada punto. Los santos nunca habían escuchado lo que les compartimos y aceptaron plenamente lo que dijimos. Después de esto, regresamos a Copenhague, la capital de Dinamarca.
Los hermanos que toman la delantera en Copenhague nos pidieron que dedicáramos una noche para tener comunión con algunos hermanos que desean buscar más del Señor, y otra noche para tener comunión con los santos jóvenes. Tuvimos aproximadamente doscientos santos jóvenes que verdaderamente buscan más del Señor. Los hermanos pidieron que les hablara a los santos jóvenes sobre cómo coordinar con otros en el servicio. Los santos jóvenes no tienen su propia reunión, pero desean empezar una reunión y también desean aprender a coordinar con otros en el servicio. Mi comunión con ellos abarcó muchos aspectos de cómo coordinar y servir juntos.
Poco después que nos fuimos, los santos de Copenhague empezaron a reunirse en veintiún hogares. Yo escuché que la situación entre ellos es bastante buena. Muchos de ellos aman al Señor y son buen material con mucho potencial. La mayoría de los santos son hermanos de edad mediana. No hay muchos hermanos mayores.
Nos quedamos en Dinamarca por unos diez días y vimos que allí hay mucho trabajo por hacer. Su condición excedió nuestras expectativas. Esto demuestra que el Espíritu Santo empezó Su obra mucho antes que llegáramos. Esto no se aplica sólo a Dinamarca. La obra del Señor puede verse en todo Escandinavia, incluyendo a Noruega y Suecia. Conocimos a muchos hermanos muy prometedores, quienes nos pidieron que les enviáramos The Ministry of the Word a fin de traducirlo a su propio idioma. Si el tiempo lo permite, los visitaremos nuevamente, pues allí hay mucho trabajo por hacer.
Dos hermanos de Noruega vinieron para reunirse con nosotros, y tuvimos muy buena comunión con ellos. La impresión que tuve del viaje a Dinamarca es que todos los lugares en Escandinavia necesitan ser conducidos a conocer a Cristo como vida para que la casa de Dios pueda ser edificada en cada localidad. Los países escandinavos tienen iglesias estatales que son formales y muertas. Por consiguiente, muchos quedan “sin hogar” después de creer en Cristo. Tienen necesidad de conocer la vida a fin de que la casa de Dios pueda establecerse en cada localidad.
Después de la comunión que tuvimos en Dinamarca, regresamos a Londres y nos quedamos allí por diez días. Tuvimos también muy buena comunión en Londres. Los hermanos y hermanas sintieron que los mensajes satisfacieron su necesidad. Son múltiples los resultados que esta situación puede generar.
La mayor parte de nuestro tiempo en Europa, que fue de unas cuatro semanas, estuvimos en Inglaterra. Después de Inglaterra fuimos a varios lugares de Europa, incluyendo a Roma. En Roma visitamos varios sitios arqueológicos. Vimos lugares donde los cristianos fueron martirizados y algunas de las catacumbas donde los cristianos se reunían. También visitamos varias catedrales católicas, así como la basílica de San Pedro. En realidad, no nos interesaban las catedrales. Preferimos ir a los lugares donde los creyentes se sacrificaron por causa de su amor por el Señor. Los lugares donde los mártires pelearon con animales salvajes todavía existen. Estos lugares ahora son usados para promover el cristianismo.
Todo lo que el catolicismo acoge y promueve pertenece a la esfera física y, por tanto, es supersticioso. Por ejemplo, en una catedral se halla la estatua de Pedro, a la que los turistas y católicos de Suramérica e incluso Suráfrica le rinden tributo. La gente está ansiosa de tocar e incluso besar los pies de la estatua. Como resultado, dos dedos del pie de la estatua han desaparecido casi por completo. Muchas personas van allí para besar y tocar la estatua. Ésta es una práctica supersticiosa.
De Roma fuimos al noroeste de Grecia donde se hallan unas tierras muy fértiles y agradables paisajes. Se nos dijo que Pablo predicó allí el evangelio. Ya que la ciudad de Corinto estaba cerca y hemos leído las Epístolas a los Corintios, nos detuvimos allí para hacer una visita breve. Después de Grecia fuimos al Medio Oriente.
Nuestro objetivo al ir a Israel era ver la ciudad de Jerusalén. La antigua ciudad de Jerusalén está en manos de los jordanos. Los israelíes viven cerca de la antigua ciudad, que está cerca del centro de Jerusalén. Aunque sólo hay una corta distancia entre estas dos partes de la ciudad, los israelíes y los jordanos son enemigos y no se comunican entre sí. A las Naciones Unidas les ha resultado difícil reconciliar a las dos naciones; lo mejor que han podido hacer es restringirlas para que no se ataquen entre sí.
Visitamos la mayoría de los lugares que se encuentran en la Biblia, tales como el monte de los Olivos, el monte Sion (que es el mismo monte Moriah), el huerto de Getsemaní (donde el Señor Jesús fue traicionado) y los lugares donde el Señor fue juzgado y crucificado. También vimos el lugar desde donde Él ascendió. Sobre el monte de los Olivos hay una gran roca que tiene unas huellas, donde se supone que el Señor Jesús estuvo en pie antes de ascender al cielo. Por supuesto, eso es una superstición.
Visitamos la ciudad de Siquem, y vimos el monte Gerizim y el monte Ebal, donde los hijos de Israel se ponían para bendecir y maldecir después de escuchar la ley. Según la Biblia, la buena tierra es una tierra que fluye leche y miel, pero la tierra que vimos era desolada y estéril. El área cerca de Jerusalén es muy desolada. No hay árboles, ni hierba ni siquiera tierra; sólo hay rocas grandes y pequeñas.
Las personas en Israel son pobres y llevan una vida difícil. Son más pobres que la gente de Asia. Parece como si el entorno fuese atacado por el viento. Los vientos soplan por diez meses del año, y después la lluvia desciende para lavar la tierra. Como resultado, muy poca tierra queda en el suelo. No hay hierba ni árboles porque ninguna vegetación puede sobrevivir con tan poca tierra. Cuanto más soplan los vientos, menos tierra hay, y cuanto más llueve, más tierra es arrastrada por la lluvia. En estas circunstancias es difícil que algo crezca.
Los cimientos del templo del Antiguo Testamento fueron puestos sobre el monte Moriah. Éste es el lugar donde Abraham ofreció a Isaac. David también ofreció sacrificios en este lugar. Los árabes ocupan el monte Moriah, y ellos construyeron allí un lugar sagrado musulmán. Éste es el segundo sitio más importante para los musulmanes. El más importante es la Meca. La cúpula de la mezquita que está en el monte Moriah está recubierta de oro. Los musulmanes ocupan ese lugar y rehúsan devolvérselo a los israelíes, pero los israelíes lo consideran como su propio lugar de adoración.
El juicio de Dios y Su maldición es algo que hay que temer. Dios en Su sabiduría destruyó muchos sitios arqueológicos judíos y cristianos para que la gente no adorara en esos lugares. Dios usó al general romano, Tito, para que devastara la ciudad de Jerusalén en el año 70 d. C., y usó al Imperio persa, a los árabes y a los turcos para que devastaran aún más la ciudad. Ahora quedan pocos objetos arqueológicos. De Israel seguimos a Pakistán sin pasar por Irak, donde está la ciudad de Babilonia, ni tampoco por Irán, anteriormente Persia.
De allí fuimos a Birmania y luego a Bangkok, la capital de Tailandia. Hay una reunión en Bangkok que tiene una asistencia regular de cincuenta a sesenta santos. Uno de nuestros hermanos es un servidor allí. Nos quedamos en Bangkok por tres días y vimos cómo el Señor los ha bendecido al añadir personas. La iglesia en Bangkok tiene unos cien santos. Tuvimos una conferencia allí, y en el último día de la conferencia el salón de reuniones se llenó completamente y se desbordó en el patio. Bangkok es un área para la obra. Hay unos tres millones de chinos extranjeros en Tailandia, y al menos ochenta mil de ellos viven en Bangkok. Varios millones de personas viven en Bangkok. Se necesitan santos que puedan hablar los dialectos de shantou y xiamen para que emigren allí. Los hermanos allí esperan que algunos obreros reciban la carga de laborar allí.
De otros lugares del Sudeste Asiático nos pidieron que los visitáramos, pero estábamos limitados por el tiempo. En todos esos lugares hay necesidad y continuamente piden ayuda. Veinticuatro servidores no podrían satisfacer la necesidad.
El 4 de octubre llegamos a Hong Kong y nos quedamos allí por doce días. Los hermanos hicieron arreglos para que estuviéramos en las reuniones hasta que abordáramos el avión. Éste es un resumen a groso modo de nuestro viaje en el extranjero.
Durante nuestra visita a los diferentes lugares observamos que los creyentes no conocen a Cristo como vida, y que tampoco experimentan la edificación de la casa de Dios. Supongamos que algunos hermanos van a Japón por la necesidad que hay allí. Ellos deben ayudar a las personas a conocer que Dios en Cristo desea ser la vida del hombre, y deben edificar la casa de Dios para que Dios obtenga una morada en la tierra y también para que los hijos de Dios tengan un hogar. Ésta es la necesidad que hay en Japón. Cuando visitamos a Japón, fuimos a Tokio, a Osaka y a Kobe. Estos lugares están cerca uno del otro y localizados de forma conveniente. Sin embargo, el testimonio del Señor no está en estas tres ciudades.
Además, aunque los Estados Unidos es un país cristiano, existe la necesidad de ayudar a las personas a que conozcan a Cristo como vida y sean edificadas como morada de Dios localidad por localidad. Esto también se aplica a Europa. En un mensaje que di en Europa, dije que es difícil encontrar un lugar en Escandinavia que se parezca a la casa de Dios. Los hijos de Dios han sido despertados, pero sienten como si no tuvieran hogar. Por consiguiente, el conocimiento de la vida y la edificación de la iglesia se necesitan en todas partes.
No hay nada en el sur de Europa, porque la influencia del catolicismo allí es muy fuerte. España, Portugal, Italia e incluso Francia son países católicos. Grecia está ubicado en el sur de Europa, y espiritual y materialmente está desolado. Todo en Europa se halla en desolación. Por consiguiente, hay una gran necesidad espiritual en Europa. También tenemos esta necesidad en diferentes lugares del Sudeste Asiático.
En todo lugar la gente necesita conocer a Cristo como vida y experimentar la edificación de la morada de Dios para que los creyentes puedan tener un hogar. Lo que se necesita es la vida y la iglesia. Aunque a menudo sentimos que somos débiles y pobres, Dios nos ha concedido Su gracia. Es difícil encontrar un lugar que sea tan bendecido como nosotros.
Por un lado, sabemos que este camino es cien por ciento del Señor; pero por otro, es difícil ver algo semejante a esto en la historia de la iglesia. Además, pareciera que somos los únicos creyentes que siguen este camino. Estamos seguros de que esto es del Señor, pero cuando somos débiles, nos preguntamos si estamos equivocados o si nos aferramos a esto demasiado. De lo contrario, ¿por qué no podemos encontrar una situación semejante en la historia de la iglesia y por qué no hay otro grupo que confirme este camino? Pareciera que somos los únicos que siguen este camino.
Visitamos muchos países en este viaje y fuimos fortalecidos en nuestra comprensión interior. También recibimos una carga al ver la necesidad en cada lugar. En Japón, en los Estados Unidos, en Escandinavia y en Suramérica se necesita un testimonio como el nuestro. Esto es lo único que puede satisfacer la necesidad de los hijos de Dios hoy. La verdadera necesidad que tienen los hijos de Dios es conocer a Cristo como vida para que Dios pueda edificar una casa en la tierra entre Sus hijos y para que Sus hijos puedan tener un hogar.
Muchos cristianos reciben ayuda de los mensajes que escuchan, pero realmente no saben lo que necesitan. Debemos ayudarles a que conozcan que Cristo es nuestra vida. Ellos también necesitan ver que el resultado de que Cristo sea nuestra vida es que la casa de Dios sea edificada para que Sus hijos tengan un hogar. Únicamente estas dos cosas pueden satisfacer la necesidad de los hijos de Dios. Los hijos de Dios que están en Japón, en los Estados Unidos, en Europa y en el Sudeste Asiático confirmaron este camino de vida. Después de haber visto que ésta es la necesidad en cada lugar, nuestra comprensión fue fortalecida y fuimos animados.
Debemos tener un entendimiento claro de que Cristo es nuestra vida por causa de la edificación de la casa de Dios. Al comienzo de este mensaje dije que los cristianos tienen en alta estima a los cristianos que se reúnen como nosotros. Creemos que es del Señor que las iglesias de Taiwán, especialmente la iglesia en Taipéi, sean tan apreciadas por otros creyentes. Si somos fieles al Señor, Él nos dará una dirección fuerte y definitiva, y algunos de nosotros iremos a otros lugares. Debemos aprovechar esta oportunidad.
Hemos adiestrado a muchos santos. Algunos de los santos han sido adiestrados para servir a tiempo completo, y otros tienen un empleo. Es posible que haya más santos que puedan servir a tiempo completo y después vayan a servir a otros lugares. Algunos santos pueden atender esta necesidad. A medida que más santos se levanten para atender esta necesidad, habrá un fluir continuo de santos que dejarán sus empleos y servirán a tiempo completo. No podemos estudiar indefinidamente. Debemos tener licenciados. Toda universidad debe producir licenciados. De igual manera, no es normal que los hijos en una familia no crezcan. Por lo tanto, debemos producir continuamente obreros que sean capaces de servir a tiempo completo en otros lugares.
En vista de la situación general, es provechoso que los hermanos y hermanas consideren emigrar a otros lugares. Algunos de ellos pueden conseguir empleos en el extranjero. Vivimos en una era de movilidad en la que no hay estancamiento. Las personas activas son móviles.
Éstas son las impresiones que he tenido en mis viajes al extranjero. Necesitamos que los santos salgan. Cuantos más santos salgan, más el camino se nos abrirá. Todos los santos deben salir. Esto será de provecho para el santo que emigre, su familia, la iglesia e incluso para el país. No quiero exhortarlos demasiado. Ésta es mi comunión en respuesta a la petición de los hermanos. Si de diez a veinte familias y unos cuantos obreros emigran a Brasil, ellos podrían empezar a reunirse inmediatamente. Esto sería un buen testimonio, y el resultado sería muy positivo.
Además, la obra de la literatura necesita ser fortalecida. En el pasado sólo unos pocos santos ayudaban en esta obra. Las pocas publicaciones que hemos sacado corresponden a estas tres categorías: la revista The Ministry of the Word, folletos tales como Enjoying God y Church News. Estas tres categorías son eficaces. Por lo tanto, debemos fortalecer la obra de la literatura a fin de propagarnos al extranjero, y debemos aumentar la circulación de Church News. Los servidores también necesitan sacar algunas publicaciones en inglés. Esto hará que nuestro testimonio se propague.
En conclusión, hay tres asuntos cruciales. Los obreros deben ir y laborar, los hermanos y hermanas deben emigrar, y la obra de la literatura debe crecer y propagarse. A fin de satisfacer estas necesidades se necesita más mano de obra. Tengo la certeza de que no habrá escasez de mano de obra. No debemos temer que haya escasez de mano de obra porque algunos santos estén saliendo. En vez de ello, debemos creer que a medida que más santos salgan, más se añadirán otros a la labor. Los hermanos y hermanas deben orar respecto a este asunto. Todos debemos acudir al Señor y pedirle que nos dé una carga. Es posible que algunos santos reciban la carga y sean enviados por el Señor y laboren para Él. Otros santos podrían ser dirigidos por el Señor para emigrar al extranjero. Otros incluso podrían sentir la carga de ofrendar más dinero para satisfacer la necesidad. El Señor ciertamente nos dará una clara confirmación, puesto que ésta es Su dirección. La dirección del Señor a través de los años no se limita simplemente a la isla de Taiwán. El Señor nos está preparando para la propagación de Su testimonio en los últimos días.
A través de los años nunca nos hemos promocionado; no obstante, durante este viaje, el Señor nos abrió muchas puertas. Antes de hacer este viaje, nuestra consideración de la verdadera situación era limitada. Sin embargo, lo que vimos superó todas nuestras expectativas.
El aprecio tan alto que los cristianos tienen de nosotros nos hace ser humildes. No tiene precedentes que una reunión y todo el hablar se entreguen a alguien de afuera. Pero ésta fue nuestra experiencia en todos los lugares que visitamos. Esto fue del Señor, y el Espíritu Santo lo confirmó. Esta comunión debe dejar una impresión en nosotros y mostrarnos lo que el Señor ha hecho.
La obra del Señor supera todas nuestras expectativas. Él nos ha dado un camino ancho y eficaz. Los hermanos y hermanas deben ser fuertes y valientes por causa del Señor y recibir Su carga. Muchos lugares necesitan nuestra ayuda. Yo no quiero iniciar nada, ni tampoco queremos tener meras actividades. El propósito de esta comunión es que recibamos una carga y llevemos las bendiciones que hemos recibido a los lugares que las necesitan.