
En Génesis 1:28 leemos que después de que Dios creó al hombre, lo bendijo y le dijo: “Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread [o ejerced dominio]” en todas las cosas. Por una parte, Dios desea usar la vida para acabar con la muerte por medio de la multiplicación del hombre; por otra, le dio autoridad a Adán para que ejerciera dominio. Esta posición y autoridad le pertenecían antes a Satanás, pero ahora el hombre lo reemplazó.
En Génesis 2:15 dice: “Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase”. Esto indica que ya había deterioro y corrupción, pues era necesario que el hombre restableciera las cosas. De estos dos pasajes podemos deducir que al crear al hombre, Dios tiene una intención cuádruple: (1) multiplicar para poner fin a la muerte; (2) Señorear o ejercer dominio para confrontar la insubordinación; (3) guardar para impedir los ataques; y (4) labrar para eliminar la corrupción.
Génesis 2 nos muestra dos árboles: el árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y del mal (vs. 9, 16-17). El principio sobre el cual se basa el árbol de la vida es depender de Dios, y el principio del árbol del conocimiento del bien y el mal es ser independiente y estar separado de Dios. Satanás causó todo esto. La voluntad de Dios se lleva a cabo en el cielo, mientras que la voluntad de Satanás se efectúa en el aire, y el derecho de independencia del hombre se ejerce en la tierra. Queda entonces por resolver ¿de qué lado está el hombre? Comer del árbol de la vida significa unirse a Dios, pero comer del árbol del conocimiento del bien y del mal significa unirse a Satanás.
Al llegar al salmo 8, vemos una vez más que el deseo de Dios se relaciona con el hombre; El desea que el hombre reine por El en la tierra. Hebreos 2:5-10 nos muestra cómo el Señor cumple el salmo 8, mientras que 1 Corintios 15:24-28 nos dice cuándo se llevará a cabo. El salmo 8 hace especial énfasis en la tierra (vs. 1, 9). También pone énfasis en el nombre y en el reino. En este salmo hay tres cosas que concuerdan con Mateo 6:9-10: (1) El nombre de Dios es santificado; (2) el reino de Dios viene y (3) la voluntad de Dios se hace en la tierra. El salmo 8 no tiene que ver con los cielos nuevos y la nueva tierra, porque en los cielos nuevos y en la tierra nueva no habrá mar. El salmo 8 se refiere al reino.
En el versículo 1 leemos: “¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra! Has puesto tu gloria sobre los cielos”. Nótese que la gloria de Dios ha sido puesta sobre los cielos.
Vemos en el versículo 2: “De la boca de los niños y de los que maman, fundaste la fortaleza, a causa de tus enemigos, para hacer callar al enemigo y al vengativo”. Con relación a la edad del universo, el hombre es sólo un recién nacido, un niño de pecho. La intención de Dios es ponerle fin a Satanás Su enemigo por medio del hombre. En Mateo 21:16 el Señor cita este versículo cuando dice: “Perfeccionaste la alabanza”. Esto denota que se trata de una guerra, una guerra espiritual.
En Salmos 8:3 dice: “Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste...” Debido a que este salmo fue escrito de noche, no se menciona el sol.
El versículo 4 añade: “¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites?” Es asombroso que Dios haya escogido al hombre.
En el versículo 5 dice: “Le has hecho poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra”. En la creación, Dios hizo al hombre un poco inferior a los ángeles. Sin embargo, la posición del hombre es más elevada que la de los ángeles. Dios hizo al hombre un poco menor que los ángeles temporalmente (He. 2:5-10) a fin de coronarlo de gloria y honra. Esta es la meta de Dios. La corona es símbolo de reinado. Ser coronado de gloria y de honra equivale a ser puesto en la posición más alta para ser como Dios.
En Salmos 8:6-8 dice: “Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies: ovejas y bueyes, todo ello, y asimismo las bestias del campo, las aves de los cielos y los peces del mar; todo cuanto pasa por los senderos del mar”. Dios le dio autoridad al hombre para que ejerciera dominio sobre todas las cosas, porque desea que el hombre le ponga fin al enemigo. Dios dispuso esto desde la fundación del mundo, y se cumplirá en la era del reino (He. 2:5-10).
Hebreos 2:5-10 es una cita del salmo 8 y una explicación del mismo. En el versículo 5 leemos: “Porque no sujetó a los ángeles el mundo venidero”. Dios dio al hombre, no a los ángeles, el mundo venidero, o sea, el milenio.
Los versículos del 6 al 8 dicen: “Pero alguien dio solemne testimonio en cierto lugar, diciendo: ‘¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él, o el hijo del hombre, para que de él te preocupes? Le hiciste un poco inferior a los ángeles, le coronaste de gloria y de honra, y le pusiste sobre las obras de Tus manos; todo lo sujetaste bajo sus pies’. Porque en cuanto le sujetó todas las cosas, nada dejó que no sea sujeto a El; pero todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas”. Esto indica que Dios le entregó el milenio al hombre.
En el versículo 9 dice: “Pero vemos a Jesús, coronado de gloria y de honra, quien fue hecho un poco inferior a los ángeles para padecer la muerte, a fin de que por la gracia de Dios gustase la muerte por todas las cosas”. Esto significa que el hombre que se menciona en Salmos 8:4-5 es el Señor Jesús. Adán, el primer hombre fracasó, pero Jesús, el segundo hombre ¡venció! Este versículo dice que Jesús era un poco inferior a los ángeles, lo cual alude a Su humanidad. El era un poco inferior a los ángeles para poder morir por el hombre.
Dice en Hebreos 2:10: “Porque convenía a Aquel para quien y por quien son todas las cosas, que al llevar muchos hijos a la gloria perfeccionase por los sufrimientos al Autor de la salvación de ellos”. “Por quien son todas las cosas” se refiere a la fuente, mientras que “para quien son todas las cosas” se refiere a la consumación. El hombre no puede ser el origen de todas las cosas, pero sí puede ser aquel para quien existen todas las cosas. El hombre no puede ejercer dominio sobre el universo debido a que Adán cayó, pero el Señor realizó la voluntad de Dios. El está llevando muchos hijos de Dios a la gloria, que es lo que Dios desea.
En 1 Corintios 15:24-28 se habla del mismo asunto. El versículo 24 dice: “Luego el fin, cuando entregue el reino a Su Dios y Padre, cuando haya destruido todo dominio, toda autoridad y potencia”. Este versículo se divide en dos partes: (1) la destrucción del enemigo y (2) la entrega del reino a Dios el Padre. Los versículos 25 y 26 amplían la primera parte, y los versículos 27 y 28 desarrollan la segunda. “El fin” se refiere al milenio; “destruido” indica ser eliminado para siempre, y “el reino” también se relaciona con el milenio.
En el versículo 25 dice: “Porque preciso es que El reine hasta que Dios haya puesto a todos Sus enemigos debajo de sus pies”. El Señor reinará, y Dios destruirá a todos Sus enemigos.
En el versículo 26 se nos dice que “la muerte, el último enemigo, es abolida”. La muerte es lo último en ser destruido. La muerte será erradicada de la iglesia antes del milenio, pero será eliminada del universo después del milenio. (Según Isaías 65:20, durante el milenio todavía habrá muerte.) En la cruz, el Señor juzgó la muerte; sin embargo, ejecutará este juicio en el milenio.
En el versículo 27 dice: “Porque todas las cosas las sujetó debajo de Sus pies. Y cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas a El, claramente se exceptúa Aquel que sujetó a El todas las cosas”. O sea que Dios no está incluido entre las cosas.
El versículo 28 añade: “Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará a Aquel que le sujetó a El todas las cosas, para que Dios sea todo en todo”. Este versículo es similar a Efesios 1:10. Dios el Padre planeó una voluntad eterna, Dios el Hijo cumplió el propósito del Padre, y Dios el Espíritu unió el hombre al Hijo.