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Mensajes del libro «Práctica de las reuniones de grupo, La»
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La práctica de las reuniones de grupo

PREFACIO

  Este libro se compone de mensajes dados por el hermano Witness Lee en un entrenamiento de tiempo completo durante los meses de febrero hasta mayo de 1990, en Anaheim, California.

LAS REUNIONES DE GRUPO

  En la vieja manera de reunirnos, nos congregábamos en el salón de reunión para escuchar a un hermano que tenía mucho conocimiento de la Biblia. Desde entonces quizás hayamos dividido las reuniones grandes en varias reuniones de grupo. No obstante, en estas reuniones de grupo algunos de los nuevos quizás hagan preguntas que no seamos capaces de responder. Si no somos capaces de responder las preguntas de los nuevos de manera práctica, esto indica que no sabemos cómo congregarnos en las reuniones de grupo. Sabemos que no debemos volver a la vieja manera de reunirnos; sin embargo, con el tiempo podríamos transigir invitando a un hermano que tenga mucho conocimiento a que venga a la reunión de grupo, para que se ocupe de las necesidades de la misma. Este hermano, entonces, se vuelve el maestro de la Biblia, el “pastor”, de la reunión de grupo. Por un lado, tenemos las reuniones de grupo, pero por el otro, es posible que todavía estemos en la vieja manera. Aunque nosotros quizás no nos reunamos bajo un solo techo, sino en diferentes hogares, tal vez todavía no estemos en la nueva manera. Quizás parezca que estamos en la nueva manera, pero tal vez aún estemos practicando la vieja manera.

  Para realizar las reuniones de grupo, necesitamos aprender a tener comunión práctica, una oración mutua, el cuidado de unos por otros y el pastoreo de los jóvenes. Lo primero que necesitamos atender es la comunión práctica entre los que asisten a la reunión en cuanto a su vida diaria. La comunión en los grupos pequeños debe incluir asuntos prácticos, tales como la salud y las circunstancias de los santos del grupo. Todos los asuntos que tengan que ver con la vida práctica de todos aquellos reunidos en el grupo, deben estar bajo la comunión. Este tipo de comunión espontáneamente resultará en oración. Según la necesidad, podemos interceder los unos por los otros. Esta oración no tiene que ser después de la comunión, sino que debe estar mezclada con la comunión.

  Luego, tenemos que cuidar de manera práctica a los santos. No debemos meramente orar en términos espirituales; también tenemos que ser enviados por el Señor a los necesitados. Si oramos para que el Señor haga algo, tal vez seamos enviados por Él a hacerlo. El Señor es omnipotente, pero si nosotros no hacemos algo en la práctica para ayudar al hermano o hermana por quien oramos, tal vez nuestra oración no sea contestada. Puede que oremos para que el Señor satisfaga la necesidad de un hermano que necesita dinero, pero es posible que el Señor nos diga que primero nosotros tenemos que satisfacer la necesidad de dicho hermano con nuestros propios recursos. El Nuevo Testamento nos dice que debemos amarnos unos a otros en la práctica y no meramente de palabra (1 Jn. 3:16-18). Tenemos que tener comunión práctica con oración práctica y con el cuidado práctico. Después de esto, algunos pueden visitar a la persona por quien acaban de orar. Tenemos que ir a visitar a aquellos que están en algún sufrimiento y participar de su padecimiento. Esto es pastorearnos unos a otros.

  Nuestras reuniones de grupo siempre deben ser así. Esto atraerá a la gente. No importa cuán fuerte, rico o versado sea uno, de todos modos desea recibir ayuda de otros. Algunos santos se sienten solos, pero temen buscar comunión con otros que sean más fuertes. Es en la reunión de grupo que podemos brindarles a los santos el cuidado adecuado y suficiente. Es en la reunión de grupo donde se puede conocer la situación actual de cada santo. Todos los que asisten a una reunión adecuada de grupo serán juntamente edificados. Ésta es la edificación práctica del Cuerpo de Cristo. Sin las reuniones de grupo, podríamos hablar acerca de la edificación, mas jamás llegar a experimentarla.

  La comunión, la oración, el cuidado y el pastoreo prácticos son los factores básicos de las reuniones de grupo. Si no practicamos éstos, no tendremos manera alguna de cuidar de las necesidades de todos los santos. Se requerirían veinte ancianos honestos, diligentes, versados y competentes para pastorear una iglesia de doscientos santos. Si ellos salieran todos los días a visitar y a pastorear a los santos, la iglesia estaría muy fuerte. Sin embargo, no es práctico tener tantos ancianos que sirvan de tiempo completo. Además, cuidar de los santos de esa manera está en contra del principio del Cuerpo. El Cuerpo consta de todos los miembros, y los miembros se encargan del Cuerpo. No podemos contratar a otros para que cuiden del Cuerpo. Cada miembro debe participar en el cuidado del Cuerpo.

  Hebreos 10:25 dice: “No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca”. La palabra congregarnos indica que la reunión a la que se hace referencia en este versículo es “nuestra” reunión. No debemos dejar las reuniones de grupo, las cuales son nuestras reuniones. Las reuniones de grupos pequeños son las reuniones de los miembros del Cuerpo. Sin la práctica apropiada de las reuniones de grupo, no es posible cuidar de todos los santos y pastorearlos.

ENSEÑAR EN LAS REUNIONES DE GRUPO AL HACER PREGUNTAS Y RESPONDIÉNDOLAS

  La manera de enseñar a otros en la sociedad humana es reunir a las personas como estudiantes con un solo maestro. La manera tradicional de reunirse en el cristianismo también consiste en que varios se reúnen con un maestro de la Biblia. Sin embargo, Hebreos 10:24-25 dice: “Considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca”. Las frases “considerémonos”, “estimularnos al amor y a las buenas obras” y “exhortándonos” indican que esta reunión de la cual se habla en estos versículos, no es una reunión para que uno enseñe y los demás escuchen. Ésta es una reunión en la que todos los asistentes son iguales, estimulándose y exhortándose los unos a los otros.

  Efesios 4:11-12 dice: “Él mismo dio a unos como apóstoles, a otros como profetas, a otros como evangelistas, a otros como pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del Cuerpo de Cristo”. Las cuatro categorías de personas dotadas perfeccionan a los santos. El evangelista podría tener una carga de perfeccionar a los santos en el asunto de predicar el evangelio para estimularlos y enseñarles las verdades en cuanto al evangelio. Según nuestra manera natural de pensar, él les pediría a los ancianos que una vez por semana arreglaran una reunión con este propósito. Luego, cada categoría de personas dotadas a su vez arreglarían sus propias reuniones especiales para perfeccionar a los santos. Ésta no es la manera en que las personas dotadas deben perfeccionar a los santos. Por el contrario, en una reunión de grupo podría estar presente un apóstol, también podría estar un profeta, un evangelista o un pastor y maestro. Entonces, espontáneamente cada uno puede enseñar en mutualidad.

  En nuestro estudio y en nuestros experimentos, hemos descubierto que la mejor manera de enseñar es suscitar preguntas en las reuniones de grupo. Al hacer las preguntas apropiadas y al responder las preguntas de otros, enseñamos, instruimos y perfeccionamos a otros espontáneamente. Anteriormente preparamos dos juegos de libros de lecciones, Lecciones de la verdad y Lecciones de vida, con la intención de que fueran usadas en las reuniones de hogar y en las reuniones de grupo. Cuando preparamos esas lecciones, no sabíamos con certeza que la mejor manera de enseñar en mutualidad es hacer preguntas. No sólo debemos aprender a cómo responder las preguntas de los nuevos en las reuniones de grupo, sino también a cómo hacer preguntas. Hacer preguntas en la manera apropiada es aún más difícil que contestarlas. Si tenemos la carga de enseñar cierto asunto, no debemos enseñarlo directamente, sino que debemos volver esta carga en una pregunta. Puede que tengamos la carga de enseñarles a los nuevos en cuanto a tomar medidas con respecto a los ídolos. Sin embargo, no debemos hacer esto como lo haría un profesor. Más bien, debemos preguntar a los santos que están en la reunión de grupo cómo tomar medidas con respecto a los ídolos. Esto animará a los asistentes a decir algo. Habrá diferentes clases de respuestas con varios puntos. Cada uno dirá algo, y lo que todos digan llegará a ser parte de la enseñanza. Luego un hermano que sepa más que los demás puede agregar algo, e incluso alguien más puede añadir aún más. El resultado será una enseñanza muy buena y muy completa en cuanto a tomar medidas con respecto a los ídolos. Este modo de enseñar por medio de preguntas no se lleva a cabo por una sola persona. Más bien, da la oportunidad a que todos los asistentes funcionen en la reunión de grupo. No importa cuánto sepa uno ni cuán bien pueda hablar, el hablar de una persona nunca se puede comparar con muchas respuestas.

  Los asistentes aprenderán mucho al asistir a las reuniones de grupo como éstas cada semana durante uno o dos años. Tal vez una semana uno pregunte cómo tomar medidas con respecto a los ídolos. Otra semana alguno podría preguntar cómo orar. No tenemos un método sistemático ni una línea fija de temas. Si las personas que están en la reunión han sido salvas durante veinte años o si lo han sido durante dos meses, todos tienen algunas experiencias y todos pueden decir algo. Después de asistir a las reuniones de grupo así por tres o cuatro años, los santos serán perfeccionados. Esto no es demasiado tiempo para esperar. Un niño no se puede criar de la noche a la mañana. Tiene que asistir a la escuela primaria por seis años, a la escuela intermedia por otros dos o tres años, a la escuela secundaria por tres o cuatro años más y luego a la universidad por otros cuatro años. Después de dieciséis años de educación, un joven es perfeccionado y puede hacer algo en la sociedad. Éste es el camino correcto para perfeccionar a otros, y nosotros tenemos que aprender a tomar este camino. No se puede realizar nada de una manera apresurada. Algunas iglesias han sido establecidas por casi dieciséis años, pero, debido a que no practicamos la manera apropiada, ellas no han aumentado mucho. Esto se puede comparar con permitirles a nuestros hijos jugar y pelear durante dieciséis años sin jamás enviarlos a la escuela. Después de muchos años ellos no tendrán educación y no serán útiles. Ésta podría ser nuestra situación. Puede que hayamos desperdiciado mucho tiempo. De ahora en adelante necesitamos un cambio en nuestro proceder. Para construir una sociedad necesitamos engendrar, alimentar, enseñar y edificar a los niños. La iglesia es la sociedad celestial y espiritual. Así que, para edificar la iglesia, necesitamos engendrar a fin de ganar personas para el Señor. Luego necesitamos alimentar a aquellos a quienes hemos ganado, y también tenemos que enseñarles y edificarlos.

ESTABLECER REUNIONES DE GRUPO EN LA NUEVA MANERA

  Las reuniones de grupo deben ser el ochenta por ciento de la vida de iglesia. Si no edificamos las reuniones de grupo, la iglesia estará muy débil. Hay algunos santos de edad avanzada entre nosotros que aman al Señor y a la iglesia, pero no tienen el hábito de asistir a las reuniones de grupo. Ellos tienen el hábito de venir sólo a la reunión de la mesa del Señor, a la reunión del ministerio y algunas veces a la reunión de oración. Algunos sólo vienen para participar de la mesa del Señor el día del Señor y dejar una ofrenda en la caja de ofrendas. De nada servirá encargarles, animarles y exhortarles a que vengan a las reuniones de grupo ya que no tienen tal costumbre. A pesar de eso, algunos de los santos de edad avanzada tienen la carga de venir a las reuniones de grupo. Muchos de ellos, sin embargo, han estado en la manera tradicional y vieja por años. Su manera tradicional de reunirse puede compararse con el caso de hablar inglés con un acento extranjero. Debido a mi trasfondo viejo y tradicional, mi inglés es algo pobre. Para mí, es difícil deshacerme de mi vieja manera de hablar. Del mismo modo, es difícil dejar la manera tradicional de reunirse.

  Aquellos santos que llevan más años con las maneras tradicionales terminarán en la misma reunión de grupo con los recién bautizados. Por tanto, la manera de edificar las reuniones de grupo es, en primer lugar, salir para ganar nuevos. Es mejor que no establezcan una reunión de grupo con santos de edad avanzada como fundamento. Debemos primero ir para ganar nuevos creyentes. Después de traer a uno o dos nuevos, debemos ir a sus hogares para alimentarlos en sus reuniones de hogar. Esta reunión de hogar se convertirá en una reunión de grupo. Entonces podemos invitar a algunos santos de más edad a que nos acompañen. De este modo, tendremos una asistencia mezclada, algunos nuevos y algunos viejos.

  Tenemos que dar a conocer a los nuevos que las reuniones grandes no nos interesan tanto como las reuniones de grupo. Las reuniones de grupo son la “línea de vida”, el “pulso”, de nuestra vida de iglesia. Al mismo tiempo, debemos tener una comunión exhaustiva con los santos de edad avanzada del grupo, bien sea en nuestro hogar o en el hogar de ellos. Podemos decirles que ellos deberían olvidarse de la vieja manera de reunirse y que necesitan tomar la nueva manera. En las primeras reuniones de grupo, debemos explicarles qué es la nueva manera y cómo tener una reunión de grupo. Debemos explicarles que no nos reunimos con formalismos, sino con un espíritu liberado para tener comunión, para orar, para cuidar unos de otros y para pastorearnos unos a otros.

  Aunque nuestras reuniones actuales de grupo tal vez contengan el elemento de vejez, no debemos disolverlas. Esto no será bueno para los que asisten a esas reuniones. Necesitamos mantener por ahora las reuniones que tenemos, pero al mismo tiempo debemos formar un grupo según la nueva manera. Nuestro tiempo y energía deben concentrarse en la nueva reunión de grupo. Si algunos santos establecen reuniones de grupo según la nueva manera, después de unos pocos meses muchos otros los seguirán y harán lo mismo. Para entonces las reuniones según la vieja manera desaparecerán por sí solas.

  No debemos depender de la iglesia para que ésta arregle una reunión de grupo para nosotros. Si queremos una familia, simplemente debemos casarnos y tener hijos. No tenemos que esperar que nuestros padres arreglen una familia para nosotros. Una familia que sea fruto de un arreglo, no es una familia genuina. Nosotros mismos debemos producir las reuniones de grupo. Luego tenemos que aprender la nueva manera de tener las reuniones de grupo. No es suficiente mantener un montón de reuniones de hogar con sólo dos o tres miembros presentes. Estas reuniones más pequeñas no serán tan eficaces como las reuniones de grupo y no durarán mucho tiempo. Tenemos que marchar al ritmo de las necesidades de los nuevos, pero al hacerlo tenemos que introducirlos en la nueva manera. Entonces, con ellos se establecerá una reunión de grupo apropiada y genuina. Una reunión de grupo formada y edificada en una manera apropiada y espiritual, perdurará por largo tiempo. La vida de iglesia depende de esta clase de reunión de grupo. Necesitamos aprender la mejor manera de llevar a cabo las reuniones de grupo y necesitamos invertir tiempo para laborar en conformidad con lo que hemos aprendido.

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