
¿Por qué Romanos 5:18 dice: “Un solo delito ... un solo acto de justicia” y el versículo 19 dice: “La desobediencia de un hombre ... la obediencia de uno solo”?
Primero que todo, tenemos que dividir el pasaje de Romanos 5:12-21 en secciones definidas. Los versículos del 13 al 17 son una ampliación del versículo 12, el cual tiene su continuación lógica en el versículo 18. Los versículos del 13 al 17 se pueden considerar como una nota explicativa insertada, no necesariamente el discurso principal. Empecemos, entonces, con el versículo 12.
“Por tanto, como el pecado entró en el mundo por medio de un hombre, y por medio del pecado la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron...” Adán fue el canal por el cual el pecado entró al mundo, y con el pecado vino la muerte; así que la muerte pasó no sólo a un hombre sino a toda la humanidad, por cuanto todos pecaron; pero después de este versículo, Pablo pensó en la posibilidad de que alguien pudiera preguntarse: “Si la ley no existía en el tiempo de Adán, ¿de dónde provino el pecado? Y si no había pecado, ¿cómo podía existir la muerte?” Por esa razón, Pablo dio la explicación que se encuentra en los versículos 13-17, los cuales se pueden subdividir en tres secciones.
Leemos en los versículos 13 y 14: “Pues antes de la ley, había pecado en el mundo; pero cuando no hay ley, el pecado no se carga a la cuenta de uno. No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun sobre los que no pecaron a la manera de la transgresión de Adán, el cual es tipo del que había de venir”. Lo que quiso decir Pablo fue que antes de que existiera la ley, el pecado no se contaba como tal, pero esto no significaba que por no haber ley, no existiera el pecado. En realidad, Pablo estaba explicando un hecho. Aunque no existía la ley, había pecado en el mundo, y puesto que la muerte estaba en el mundo y venía sobre todos, era obvio que el pecado también estaba en el mundo. Dado que la muerte reinaba, era evidente que todos habían pecado. Aunque los pecados cometidos por diferentes hombres son diferentes a los de Adán, la muerte es la misma. Lo que Pablo quería demostrar era que aunque aquel acto lo cometió Adán solo, toda la humanidad fue afectada y sobre todo el género humano recayeron las consecuencias. Lo mismo sucede con Cristo, ya que Adán es figura de Cristo. La obra de Cristo también afectó a toda la humanidad.
El versículo 15 dice: “Pero no es el don de gracia como fue el delito; porque si por el delito de aquel uno murieron los muchos, abundaron mucho más para los muchos la gracia de Dios y el gratuito don en gracia de un solo hombre, Jesucristo”. Este versículo compara el delito mismo (o su naturaleza) con la gracia; el delito es inferior a la gracia. Por lo tanto, Pablo explicaba esto de la siguiente manera: dado que el pecado de Adán causó la muerte de muchos, ¿no podrían entonces los muchos ganar mucho más la gracia de Dios? El comparaba la naturaleza del delito con la naturaleza de la gracia. Es como si dijera: “¿Qué clase de gracia es la gracia de Dios? La gracia de Dios es dada gratuitamente al hombre por medio de un hombre, Jesucristo. ¿No puede acaso abundar para los muchos? Ciertamente puede”.
Leemos en los versículos 16-17: “Y el don gratuito no es como lo sucedido mediante uno solo que pecó; porque el juicio vino a causa de un solo delito para condenación, pero el don de gracia vino a causa de muchos delitos para justificación. Pues si por el delito de uno solo, reinó la muerte por aquel uno, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia”. Estos dos versículos comparan el resultado final del delito (o sea, la retribución) con el resultado final de la gracia. En cuanto al resultado final, el delito también es inferior a la gracia. Como resultado del pecado de un solo hombre, Dios condenó aquel pecado y los de muchos en conformidad con la justicia. Puesto que la gracia puede perdonar no sólo un delito sino muchos, el resultado final de la gracia sobrepasa el del delito. Si un solo delito afectó a tantos, a cuántos afectarían diez delitos o cien. Pero la gracia de Dios perdona muchos delitos y ofensas. El resultado final de la gracia es extraordinariamente superior y es por eso que el versículo 17 confirma el 16. Puesto que tenemos la gracia y la justicia, ¿no hemos de reinar en vida? Claro que sí.
El versículo 18 dice: “Así que tal como por un solo delito resultó la condenación para todos los hombres, así también por un solo acto de justicia resultó la justificación de vida para todos los hombres”. Este versículo comunica lo mismo que el versículo 12 el cual dice que por el pecado de un solo hombre, Adán, la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. El versículo 18 añade que por el delito de Adán vino la condenación para todos los hombres, mientras que por el acto de justicia de Cristo, el cual se cumplió de una vez y para siempre en la cruz, todos los hombres recibieron la justificación de vida. Si una persona no cree esto, no admitirá que es pecadora. La Biblia dice que todos los hombres son pecadores. Ya que Adán pecó, y ya que usted es un ser humano, entonces usted es pecador. Muchos no comprenden la salvación que Cristo efectuó, porque no entienden lo que sucedió con Adán. Si usted puede decir que todos los hombres han sido condenados en Adán, ¿por qué no puede decir que en Cristo, todos los hombres han sido justificados para recibir la vida? ¡Te alabamos, Señor! ¡Te agradecemos, Señor! Lo que hemos ganado en Cristo es mucho más de lo que hemos perdido en Adán. Somos pecadores por el delito de Adán, pero fuimos salvos por el acto de justicia de Cristo. El delito de Adán produjo tal resultado, pero el acto de justicia de Cristo tuvo un resultado muy superior.
El versículo 19 dice: “Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo, los muchos serán constituidos justos”. Este versículo explica que este resultado es mucho mejor que aquél, ya que este Hombre está por encima del otro. Dicho de otro modo, el otro acto fue inferior a éste, porque el primer hombre era inferior al postrero. Por ejemplo, supongamos que el hermano Lee y el hermano Chang están barriendo el piso, si uno nota que el hermano Chang no lo hace tan bien como el hermano Lee, concluiría que el hermano Chang es inferior al hermano Lee. El versículo 18 dice que lo que hizo Adán fue inferior a lo que hizo Cristo y el versículo 19 nos dice que la razón por la cual el acto de Adán no fue tan bueno como el de Cristo es que Adán es inferior a Cristo. Adán desobedeció, pero Cristo obedeció. Por la desobediencia de Adán, todos fuimos constituidos pecadores, y del mismo modo, por la obediencia de Cristo, todos fuimos justificados.
El versículo 20 dice: “La ley se introdujo para que el delito abundase; mas donde el pecado abundó, sobreabundó la gracia”. La ley en sí no hace que abunde el delito, sólo lo pone en evidencia. La ley no hace que el hombre peque, sólo revela que sus actos son pecado. Es como un espejo, sólo refleja las facciones de mi rostro pero no las produce. La ley está fuera de uno y sólo muestra lo pecador que uno es. Al llegar a conocernos, Dios nos muestra que Su gracia es mucho más abundante que el pecado.
Vemos en el versículo 21 lo siguiente: “Para que así como el pecado reinó en la muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro”. Adán ya pasó a la historia, pero en la actualidad tenemos el evangelio. Señor, te alabamos y te agradecemos porque somos salvos, mas no por nuestro esfuerzo. ¡Este es el evangelio!