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Mensajes del libro «Preguntas sobre el evangelio»
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PREGUNTA DIECISIETE

GALATAS 3:21

  Sería incorrecto leer Gálatas 3:21 de la siguiente manera: “¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios? ¡De ninguna manera! Porque si se hubiese dado una ley que pudiera dar justicia, habríamos sido vivificados verdaderamente por la ley. ¿Dónde se encuentra el error?

RESPUESTA

  En realidad, Gálatas 3:21 dice: “¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios? ¡De ninguna manera! Porque si se hubiese dado una ley que pudiera vivificar, la justicia habría sido verdaderamente por la ley”. El error en la pregunta que se hizo yace en que a las palabras “vivificar” y “justicia” se les cambió el orden. Tenemos que entender lo que Pablo quiso decir. El dijo que la ley y las promesas de Dios no se oponen entre sí, pero los gálatas creían que las promesas se recibían después de cumplir la ley, y Pablo les mostró que las promesas ya habían sido dadas antes de la ley. Dios le dio las promesas a Abraham y más adelante dio la ley. De hecho, Dios dio las promesas a Abraham cuatrocientos treinta años antes de dar la ley. Debemos tener presente este hecho.

  Entre los creyentes existe la idea equivocada de que Dios tenía que salvar al hombre por la gracia ya que no había podido lograr Su propósito mediante la ley. Ese no es el caso. La promesa que Dios dio a Abraham no dependía de lo que éste hiciera, pues la recibió sólo al creer. La razón por la cual Dios dio la ley a los hijos de Israel fue que ellos no veían lo enormemente valiosa que es la gracia. El propósito por el cual Dios les dio la ley era que al ellos quebrantarla se dieran cuenta de que eran pecadores para que así valoraran las promesas. Aun así, Dios continuó salvándoles por gracia después de haber dado la ley, ya que ésta permite que el hombre se conozca a sí mismo a fin de que, después de reconocer su condición, valore la gracia. Si una persona tiene hambre, come espontáneamente, pero si no quiere comer, necesita algo que le abra el apetito. De la misma manera, la ley lleva al hombre a reconocer que necesita la gracia.

  En Gálatas 3:21 se nos da a entender que si la ley hubiera dado vida al hombre, también le habría dado la justicia. ¿Qué da la ley primero, vida o justicia? ¿Qué obtienen primero los creyentes, vida o justicia? Esto es lo que Pablo presenta a los gálatas ya que dice que si la ley hubiera dado vida, también tendría que haber dado la justicia. Cuando recibimos la salvación, primero obtenemos justicia y luego vida. ¿Perece el hombre cuando peca? ¿Qué viene primero, pecar o perecer? Obviamente uno comete pecados primero, y como resultado perece. Entonces ¿cómo puede el hombre ser salvo? Por medio de la justicia. ¿Cuál viene primero, la justicia o la vida? Obviamente, la justicia viene primero y luego la vida. Esto lo podemos verificar en Romanos 5:17: “Mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia”. Vemos entonces que la justicia viene primero y el reinar en vida luego. En el versículo 21 también dice que la justicia viene primero y la vida eterna después: “Así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro”. Y en Romanos 8:10 dice: “El espíritu es vida a causa de la justicia”, lo cual muestra que la justicia viene primero, y la vida luego.

  Tenemos que entender con claridad que la razón por la cual no tenemos la vida es que no tenemos la justicia. Según la justicia de Dios, la persona que no tenga justicia, debe ser castigada con la muerte. Cuando el Señor Jesús vino, El no resucitó primero y después murió por nosotros, sino que murió primero y luego resucitó. Cuando creemos en El, recibimos la justicia que El obtuvo; por lo tanto, esta justicia llega a ser nuestra vida, lo cual hace que nuestro espíritu sea vida a causa de la justicia. El Señor Jesús murió y resucitó para que pudiéramos tener vida y para que Dios, según Su justicia perdonara al hombre, dado que el precio fue pagado y los justos requisitos de Dios fueron satisfechos. Es imposible que Dios no nos perdone, pues nuestra salvación se basa en la justicia obtenida por Cristo. Pablo quería dar a entender que si la ley hubiera dado vida, también se tendría que decir que la ley podía impartir justicia. Pero no fue eso lo que dijo. La justicia se manifiesta aparte de la ley, no es parte de ésta. Pese a ello, Dios sigue salvando al hombre según el principio de la ley, ya que la ley estipula que sólo aquellos que son justos obtendrán la vida. La gracia primero otorga al hombre justicia y después vida; por lo tanto, la promesa de Dios no se opone a la ley.

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