
¿Cuándo nos unimos a Cristo de manera objetiva y cuándo nos unimos a El de manera subjetiva?
Fuimos unidos a Cristo de una manera objetiva en el momento en que El murió en la cruz: “uno murió por todos, por consiguiente todos murieron” (2 Co. 5:14). Cuando El murió, llevó a toda la humanidad consigo; por lo tanto, todos los hombres murieron en El.
Fuimos unidos a Cristo de una manera subjetiva o personal al momento de ser regenerados mediante Su resurrección. Al leer Romanos 6:3-5, 8, vemos que nuestra unión subjetiva o práctica con Cristo se produce en Su resurrección. ¿Qué significa ser bautizado? Significa ser sepultado. Cuando somos bautizados, declaramos objetivamente que hemos muerto porque sólo a los muertos los entierran. Reconocemos que nuestra muerte es un hecho, y consentimos en ser sepultados. La resurrección viene después de la sepultura y cuando nos levantemos nuevamente después de haber sido enterrados, resucitamos. En nuestra vida diaria, no buscamos la muerte sino que reconocemos que morimos en Cristo y permitimos que la vida de resurrección actúe en nosotros. Romanos 6 nos insta a consagrarnos. Muchas personas se concentran en la muerte y por eso no llegan a morir. Después de creer en el Señor, lo primero que debemos hacer no es morir, sino ser sepultados. Debemos darnos por muertos en vez de suplicar la muerte.
Debemos poner mucha atención a otro punto. Supongamos que alguien habla de la cruz y dice: “El Señor primero murió en la cruz por mí; segundo, el Señor murió en mi lugar; y tercero, el Señor murió en la cruz conmigo”. ¿Es bíblico lo que él dice? Dejemos a un lado los primeros dos puntos y concentrémonos en el tercero: el Señor murió en la cruz conmigo. ¿Es esto correcto? Si escudriñamos el Nuevo Testamento no encontramos que diga que Cristo murió conmigo, pero sí dice: “Con Cristo estoy juntamente crucificado” (Gá. 2:20) y: “Por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo” (6:14). Al leer estos dos versículos nos damos cuenta de que fuimos nosotros los que morimos con Cristo y no El con nosotros. Esto indica que nuestra unión con Cristo en Su muerte es objetiva, pues ésta se cumplió una sola vez y para siempre. Nosotros morimos cuando El murió, y decir que Cristo murió con nosotros sería cambiar el aspecto objetivo por la aplicación personal e indicaría que Cristo tiene que ofrecerse varias veces. Es como decir que hoy Cristo muere por el señor Chang y mañana por el señor Yu y si millares de personas creen en El, El necesita morir millares de veces. Debemos recordar que la Biblia expresa la verdad: nosotros morimos con Cristo, y no a la inversa. No piensen que invertir el orden es un asunto insignificante, porque al hacerlo, la verdad dejará de ser la verdad. La Palabra del Señor no se debe tergiversar ni cambiar.