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Mensajes del libro «Preguntas sobre el evangelio»
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PREGUNTA CUARENTA Y CUATRO

EL PECADO QUE NO TIENE PERDON

  ¿Cuál es el pecado que no tiene perdón? ¿Se salva una persona que cometa tal pecado? ¿Cuál es el verdadero significado de dicho pecado?

RESPUESTA

  El pecado que no se perdona es el de blasfemar contra el Espíritu Santo. El diablo nunca está ocioso, y dondequiera que el Espíritu Santo esté laborando, él también se encontrará. Muchas veces él distorsiona un poco la verdad de la Biblia para atormentar a las personas. Cuando el Espíritu Santo convence a una persona de su pecado, el diablo interviene y le dice: “Tú eres un pecador, el peor de todos; has cometido el pecado de blasfemar contra el Espíritu Santo; así que, no tienes perdón”. Muchas personas temen haber cometido el pecado de blasfemar contra el Espíritu Santo. Expliquemos, ante todo, qué significa este pecado, y llegaremos a la conclusión de que no es posible cometer este pecado en la actualidad. Vayamos a Marcos 3:28-30.

  El versículo 28 dice: “De cierto os digo que todos los pecados serán perdonados a los hijos de los hombres, y cuantas blasfemias que profieran” ¡Qué palabra tan maravillosa! ¡Suena tan agradable como la música! Todos los pecados del mundo y todas las blasfemias pueden ser perdonados. ¡Esta es la gran proclamación del evangelio! Todos los pecados, los graves, grandes, pequeños, leves, viles, pecados que la humanidad considera perdonables como también los imperdonables, los pecados del pasado, del presente y aun los de mañana, están incluídos. ¡Aleluya! ¡Todos los pecados son perdonados! Las blasfemias contra Dios, las calumnias contra el Señor, nuestros actos y todas las palabras que hayamos proferido contra Dios mientras éramos incrédulos, son perdonados. No hay ni un solo pecado, ni siquiera una blasfemia que no pueda ser perdonada. A esto es a lo que se refiere el Señor.

  Usted no debe pensar que ha cometido ese pecado imperdonable. Decir algo que ofenda a Dios o a Cristo no es blasfemar contra el Espíritu Santo. El pecado que no se perdona es la blasfemia contra el Espíritu Santo, no contra Cristo. Apagar el Espíritu Santo o rechazarlo o resistirlo no equivalen a blasfemar en contra de El.

  El versículo 29 dice: “Pero cualquiera que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tiene jamás perdón sino que es reo de un pecado eterno”. Este es claramente un pecado único y especial.

  ¿Qué significa blasfemar contra el Espíritu Santo? Significa proferir palabras blasfemas contra el Espíritu Santo. Pero ¿cómo sabemos que este pecado se relaciona con palabras expresadas? Porque en el versículo 30 leemos: “Dijo esto porque ellos habían dicho: Tiene espíritu inmundo”. Este pecado no es fácil de cometer hoy en día, como muchos piensan, ya que para cometerlo, la persona tiene que haber visto al Señor personalmente echar fuera demonios y hacer milagros y prodigios por el Espíritu de Dios cuando El estuvo en la tierra, y pese a este conocimiento, la persona tendría que insistir en que el Señor Jesús estaba poseído por los demonios.

  Para que una persona cometa este pecado, debe (1) ver al Señor Jesús con sus propios ojos, (2) presenciar la realización de milagros y prodigios entre la gente, (3) estar consciente de que aquello es obra del Espíritu Santo y, aún así, (4) insistir en que es una acción de demonios. ¿Cómo podemos cometer el pecado de blasfemar contra el Espíritu Santo si no hemos visto al Señor con nuestros propios ojos, ni le hemos visto hacer milagros y prodigios entre nosotros ni sabemos con claridad que esas obras fueron realizadas por el Espíritu Santo? No tenemos ni la más remota posibilidad de cometer tal pecado, y si alguien o el diablo viene y nos dice que lo hemos cometido y que no podemos ser perdonados, podemos inmediatamente contestar que no existe tal cosa, porque jamás hemos visto al Señor personalmente, ni lo hemos visto hacer milagros y prodigios. Es más, no hemos dicho que los milagros y prodigios fueron hechos por el diablo, pues sabemos con certeza que fueron hechos por el Espíritu Santo.

  Hubo una vez un recién convertido que le preguntó a un hermano anciano lo siguiente: “¿Habré cometido el pecado de blasfemar contra el Espíritu Santo?” Y el anciano le contestó acertadamente: “Si te afliges por tus pecados, no has cometido el pecado de blasfemar contra el Espíritu Santo”. Esto es cierto, pero debemos añadir algo más, y es si la persona no siente que haya pecado, tampoco se le puede catalogar como si hubiera cometido el pecado de blasfemar contra el Espíritu Santo.

  Notemos cómo el evangelio de Mateo relata este hecho: “Y cualquiera que diga alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero”. El Señor dirigió estas palabras a los judíos, quienes habían cometido el pecado del que estamos hablando. Ellos vieron claramente al Señor echar fuera demonios por el Espíritu Santo; sin embargo, seguían afirmando que El echaba fuera demonios por Beelzebú, el príncipe de los demonios. ¿Cómo describe la Biblia a estas personas? “Y se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice: ‘De oído oiréis, y no entenderéis; y viendo veréis, y no percibiréis. Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos han oído pesadamente, y han cerrado sus ojos; para que no vean con los ojos, y oigan con los oídos, y con el corazón entiendan, y se conviertan, y Yo los sane’” (13:14-15). Esto nos muestra que cualquiera que haya cometido el pecado de blasfemar contra el Espíritu Santo, en ningún momento sintió, ni deseó ser salvo porque su corazón estaba cargado, sus oídos oían pesadamente y sus ojos estaban cerrados.

  Existen otros dos pasajes bastante significativos que se relacionan entre sí. El primero lo encontramos en Lucas 8:12 que dice: “Y los de junto al camino son los que oyen, y luego viene el diablo y quita de su corazón la palabra, para que no crean y se salven” El diablo sabe que cuando una persona cree, es salva, por eso teme que la gente crea y sea salva. El otro pasaje se halla en Mateo 13:11-15 que dice: “El respondiendo, les dijo: Porque a vosotros os ha sido dado a conocer los misterios del reino de los cielos, mas a ellos no les ha sido dado ... Por eso les hablo en parábolas ... para que no vean con los ojos, y oigan con los oídos, y con el corazón entiendan, y se conviertan, y Yo los sane”. En cuanto a las personas que blasfemaban contra el Espíritu Santo, Dios también temía que fueran salvas; por eso el Señor habló en parábolas no fuera que se arrepintieran y fueran sanadas. ¡Aleluya! Creer y ser salvo es algo maravilloso.

  Quien blasfeme contra el Espíritu Santo jamás será perdonado porque “es reo de un pecado eterno” y según muchos eruditos de la Biblia, esta expresión también se puede traducir como “él pecará siempre”, y no recibirá perdón ni en esta era ni en la venidera, porque pecará siempre. Pero ¿cómo puede pecar en el infierno? Su peor tormento allí serán los gusanos y las llamas. En el infierno hay sufrimiento porque no hay agua ni siquiera para mojar la punta del dedo. También existen las llamas de fuego de las concupiscencias. Es un lugar en donde el pecado y las concupiscencias jamás se satisfacen; es un lugar de tormento. Pero podemos agradecer y alabar a Dios porque al estar dispuestos a creer, no existe ningún pecado que nos impida ser salvos porque el Señor dijo: “Todos los pecados serán perdonados a los hijos de los hombres, y cuantas blasfemias que profieran” (Mr. 3:28); por lo tanto, podemos estar en paz.

  Aunque no podemos cometer el pecado de blasfemar contra el Espíritu Santo, sí debemos tener mucho cuidado cuando nos relacionamos con la obra del Espíritu Santo. No digamos de una manera ligera que la obra de esta persona es del Espíritu Santo o la de aquella persona es de los espíritus malignos.

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