Mostrar cabecera
Ocultar сabecera
+
!
NT
-
Navega rápidamente por los libros de vida del Nuevo Testamento
AT
-
Navega rápidamente por los libros de vida del Antiguo Testamento
С
-
Mensajes del libro «Presentación actual de la manera ordenada por Dios y las señales acerca de la venida de Cristo, La»
1 2 3 4 5 6 7
Чтения
Marcadores
Mis lecturas

CAPÍTULO CINCO

EL SERVICIO SACERDOTAL DEL NUEVO TESTAMENTO

(2)

  Lectura bíblica: 1, 1 Co. 14:3, 4-5, 12, 39a, 31, 23-25

BOSQUEJO

  1. Profetizar por Dios:
    1. No significa predecir.
    2. Sino hablar a los hombres:
      1. Para edificación (con respecto a la iglesia)—1 Co. 14:3.
      2. Para aliento (con relación a la obra)—v. 3.
      3. Para consolación (con relación a los creyentes)—v. 3.
    3. Es el don más sobresaliente—v. 12.
    4. Tiene como fin la edificación de la iglesia—vs. 4-5, 12.
    5. En las reuniones de la iglesia más grandes.
    6. Con relación a profetizar por Dios, los creyentes:
      1. Deben seguir en pos del profetizar y anhelarlo—vs. 1, 39a.
      2. Deben aprender—v. 31.
      3. Todos tienen la capacidad de hacerlo—v. 31.
      4. Todos tienen la obligación de hacerlo—vs. 23-25.

PROFETIZAR POR DIOS

  En este mensaje abarcaremos el cuarto paso de ser un sacerdote del Nuevo Testamento, esto es, profetizar por Dios.

  La predicación del evangelio tiene como fin engendrar, es decir, regenerar a las personas. Apacentar los corderos tiene como objetivo la alimentación, esto es, cuidar de los bebés. El perfeccionamiento de los santos tiene como meta la enseñanza, o sea, instruirlos en la verdad. El profetizar por Dios tiene como propósito la edificación, esto es, edificar la iglesia.

  La capacidad de hablar puede ser considerada la habilidad o destreza más excelente de todas. Aunque digamos la misma palabra, usted podría decirla de un modo, y yo de otro modo. Por lo tanto, este asunto requiere mucha consideración. En el Nuevo Testamento, tenemos un capítulo, 1 Corintios 14, dedicado completamente al tema del profetizar. La palabra griega que se traduce “profetizar” en este capítulo también puede traducirse “predecir”. Sin embargo, de cualquier manera que la traduzcamos, tanto el profetizar como predecir no significa hablar por nosotros mismos sino hablar por Dios. Debemos tener muy presente este punto. Cuando profetizamos en la iglesia, hablamos por Dios y no por nosotros mismos. Esto significa que Dios es nuestra fuente; Él es la palabra que hablamos. Cuando profetizamos por Dios, hablamos por Dios, proclamamos a Dios e impartimos a Dios en las personas por medio de nuestro hablar.

  En 1 Corintios 14 Pablo habló enteramente del profetizar. Él exaltó mucho el profetizar y tuvo muy en poco el hablar en lenguas. Él dijo: “Mayor es el que profetiza que el que habla en lenguas, a no ser que las interprete para que la iglesia reciba edificación” (v. 5). También dijo: “En la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi mente, para instruir también a otros, que diez mil palabras en lengua desconocida” (v. 19). Por esta razón, nos alentó una y otra vez a profetizar por Dios.

No significa predecir

  Profetizar por Dios no significa predecir. Predecir es anunciar un acontecimiento antes que ocurra. Éste no es el significado que nos comunica 1 Corintios 14. La Versión Unión en chino traduce esta palabra “ser un profeta que predica”; sin embargo, la palabra profeta puede hacer que las personas piensen que la palabra griega usada aquí se refiere a predecir. En realidad, lo que los profetas de Dios hablaron en el Antiguo Testamento no consistió únicamente en predecir; más bien, su hablar incluía un gran número de exhortaciones y advertencias. Pablo en 1 Corintios 14, al hablar del profetizar por Dios, no tenía la intención de que nosotros habláramos en lenguas o predijéramos algo; su intención era que todos habláramos por Dios. Dios desea hablar a Su pueblo. Sin embargo, Él no desea hablar directamente a ellos, sino que quiere que nosotros hablemos por Él. Por lo tanto, este asunto es muy precioso, y es por ello que también es bastante difícil.

Sino hablar a los hombres para edificación, aliento y consolación

  En 1 Corintios 14:3 leemos: “El que profetiza habla a los hombres para edificación, aliento y consolación”. La edificación es para la iglesia; la iglesia necesita palabras de edificación. El aliento es para la obra; la obra del Señor necesita palabras de aliento. La consolación es para los creyentes; cada creyente necesita palabras de consolación, porque cada día todos nosotros tenemos problemas y preocupaciones, y todos necesitamos ser consolados. Por lo tanto, cuando profeticemos por Dios en las reuniones de la iglesia, primeramente debemos preocuparnos por la edificación de la iglesia de Dios a fin de que la iglesia pueda ser edificada. En segundo lugar, debemos preocuparnos por la obra del Señor. Debido a que tienen muchos problemas, todos los que laboran para el Señor necesitan ser estimulados y alentados. Tercero, también necesitamos preocuparnos por todos los hijos de Dios para que puedan experimentar gozo y satisfacción. Por lo tanto, debemos recordar que profetizar es hablar para edificación con relación a la iglesia, para aliento con relación a la obra y para consolación con relación a los creyentes.

Es el don más sobresaliente

  En 1 Corintios 14:12 se nos dice: “Puesto que estáis ávidos de espíritus, procurad sobresalir en la edificación de la iglesia”. Hablar en lenguas es para nuestra propia edificación; por lo tanto, es un don menos valioso. Solamente el profetizar sirve para la edificación de la iglesia; por esta razón, es el don más sobresaliente. Cuán superior y noble es si podemos hablar por Dios al hablar algunas palabras llenas de iluminación a fin de que todos puedan ser consolados y ser llenos de gozo y esperanza, y de que la iglesia pueda ser edificada.

Tiene como fin la edificación de la iglesia

  El profetizar es el don más sobresaliente porque edifica la iglesia (vs. 4-5, 12). El profetizar no sólo edifica a los santos individualmente, sino también al Cuerpo de Cristo, que es la iglesia.

En las reuniones de la iglesia más grandes

  Debido a que en las reuniones grandes hay un mayor número de personas, las palabras que profetizamos son más poderosas.

Con relación a profetizar por Dios, los creyentes:

Deben seguir el profetizar y anhelarlo

  En 1 Corintios 14:1 leemos: “Seguid el amor; y anhelad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis”. Debemos anhelar el don más provechoso, que es el don del profetizar. Puesto que profetizar por Dios es hablar por Dios y proclamar a Dios, equivale a ministrar Cristo a las personas. Esto es lo más importante en las reuniones de la iglesia y el don más provechoso en cuanto a la edificación de los santos y la iglesia. En las palabras de conclusión de este capítulo, Pablo una vez más nos exhortó a seguir el profetizar y anhelarlo por el bien del edificio de Dios (v. 39).

Deben aprender

  En 1 Corintios 14:31 dice: “Porque podéis profetizar todos uno por uno, para que todos aprendan y todos sean alentados”. El deseo de Dios es que cada creyente profetice. Por esta razón, no sólo debemos anhelar este don, sino también esforzarnos por aprender y practicar.

Todos tienen la capacidad de hacerlo

  Cada santo tiene la capacidad de profetizar por Dios. Dios nos ha dado este don a nosotros. Todos los creyentes poseen este don, y todos pueden profetizar por Dios.

Todos tienen la obligación de hacerlo

  En 1 Corintios 14:23-25 vemos que si todos profetizamos en las reuniones de la iglesia, esto hará que las personas sean convencidas y se vuelvan a Dios. Sin embargo, si no profetizamos, le debemos a Dios algo, les debemos a los demás algo e incluso nos debemos a nosotros mismos algo. En las reuniones de la iglesia, lo que más edifica a las personas es el profetizar. Además, lo que profetizamos es lo que más nos edifica a nosotros mismos. Si en una reunión usted se pone en pie para profetizar por Dios, usted sentirá que esa reunión es buena; de lo contrario, es posible que no le parezca tan buena. De hecho, si la reunión es buena o no, no depende de la reunión misma, sino de si usted profetiza por Dios. La razón es que una vez que usted habla, la reunión es suya, y todas las riquezas llegan a ser su suministro. Por lo tanto, si queremos ser bendecidos y edificados, debemos orar y profetizar en las reuniones. Éste es nuestro deber para con Dios y los hombres.

  El hecho de que Dios desea que nosotros hablemos por Él se basa en el principio de encarnación. Conforme a la gracia del Nuevo Testamento, Dios no quiere hacer las cosas por Sí mismo, sino que desea que el hombre coopere con Él. Dios y el hombre, y el hombre y Dios, coordinan y cooperan mutuamente. Cuando nosotros hablamos, Dios habla. Esto verdaderamente beneficia al hombre y glorifica a Dios. Por lo tanto, los aliento a todos ustedes a que profeticen por Dios. No tengan temor ni sean tímidos. Quien es tímido no puede aprender a hablar otro idioma muy bien. Lo mismo se aplica a nuestro profetizar por Dios. No tengan temor; no importa lo que pase, hablen y continúen hablando. No tengan temor de que las personas se reirán si no hablan muy bien. Cuanto más hablen, más podrán hablar. Además, podemos aprender unos de los otros y enseñarnos unos a otros. Todos somos estudiantes y todos somos maestros. Por consiguiente, todos estamos siendo perfeccionados y estamos llegando a ser buenos profetas.

  Si ustedes realmente desean aprender a profetizar, quisiera proponerles que cada semana aparten dos horas y se reúnan con otros ocho o diez hermanos para enseñarse mutuamente y aprender unos de otros. Por esta razón, cada uno de ustedes debe tener un avivamiento matutino cada día. Hay una publicación que es muy apropiada para esto, La palabra santa para el avivamiento matutino, que contiene unos versículos de las Escrituras, porciones de las notas al pie de página de la Versión Recobro y algunos extractos de los mensajes del Estudio-vida para que podamos orar-leerlos y disfrutar al Señor cada mañana. Si usted tiene un avivamiento matutino de este modo cada día, ciertamente recibirá alguna inspiración que podrá poner por escrito. Luego, cuando llegue el fin de semana, podrá juntar todo lo que ha escrito, leerlo una vez más y pulirlo un poco para poder hablar por unos tres minutos. Esto vendrá a ser un buen borrador para su profetizar. Esto es algo muy básico, y le será de mucho provecho.

  Además, a fin de profetizar por Dios, necesitamos saber más de la Biblia. Por lo tanto, debemos memorizarnos los mejores versículos de las Escrituras. Si ustedes se aprenden de memoria uno o dos versículos cada día, tendrán una acumulación de la Palabra. Entonces, sin que se den cuenta, su profetizar será fortalecido. Por otra parte, cuando profeticen, eviten ser demasiado verbosos o usar expresiones comunes; en vez de ello, hablen la palabra de Dios y sean concisos. Los ocho o diez de ustedes pueden turnarse para practicar, para corregirse mutuamente y para aprender los unos de los otros. En cuestión de medio año o un año habrán mejorado notablemente. Para entonces, cuando se reúnan, podrán hablar por Dios; podrán ir al grano y tener un contenido sustancioso. Además, podrán proclamar a Dios para que las personas entiendan, y podrán impartirles a Dios para el beneficio de ellas. Si en una reunión veinte personas profetizan de esta manera, ninguna predicación individual podrá compararse con el hablar de ellas. Si ustedes practican esto, al comienzo tal vez no sea tan bueno, pero eso no importa. Simplemente debemos alentar a todos a hablar; no importa si en cierto modo tenemos que “sacrificar” la reunión. Después de un poco de práctica, gradualmente la condición apropiada se hará manifiesta y la condición inadecuada desaparecerá. Después que hayan aprendido a profetizar y esta capacidad haya sido desarrollada, ustedes recibirán un gran beneficio. No sólo podrán hablar en las reuniones, sino que incluso su hablar en su vida diaria mejorará.

  Nosotros recibimos alguna inspiración todos los días en nuestra vida diaria, y luego podemos presentarla en las reuniones para la edificación de la iglesia. Por lo tanto, nuestro profetizar no se basa en la inspiración que recibimos en el momento de la reunión; en vez de ello, nosotros preparamos algo de lo que hemos recibido del Señor en nuestra vida diaria y lo ofrecemos en las reuniones para el beneficio de los demás y para la edificación de la iglesia. Pongo estas palabras delante de ustedes. Mientras ustedes practiquen esto con una actitud seria, estoy seguro de que todos podrán profetizar por Dios y llegar a ser los sacerdotes neotestamentarios del evangelio que cumplen su responsabilidad.

  (Mensaje dado por el hermano Witness Lee en Petaling Jaya, Malasia, el 6 de noviembre de 1990).

Biblia aplicación de android
Reproducir audio
Búsqueda del alfabeto
Rellena el formulario
Rápida transición
a los libros y capítulos de la Biblia
Haga clic en los enlaces o haga clic en ellos
Los enlaces se pueden ocultar en Configuración