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Mensajes del libro «Principios básicos en cuanto al ancianato»
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CAPÍTULO DOS

EL NOMBRAMIENTO, COLOCACIÓN Y CAPACIDAD DE LOS ANCIANOS

  Lectura bíblica: Hch. 11:29-30; 14:23; 15:2, 4, 6, 23; 21:18; Tit. 1:5

LA PRIMERA MENCIÓN DE LOS ANCIANOS EN EL NUEVO TESTAMENTO

  Es necesario que veamos algunos asuntos relacionados con los ancianos. Los hijos de Israel tenían ancianos; sin embargo, en el Antiguo Testamento no nos dice cómo éstos fueron nombrados. Igualmente, en el Nuevo Testamento vemos que había ancianos en la primera iglesia local, la iglesia en Jerusalén, pero no se nos dice cuándo ni cómo llegaron a serlo. Sin embargo, es bastante evidente que los ancianos eran personas importantes.

  La primera mención de los ancianos en las iglesias se halla en Hechos 11:29-30, que dice: “Entonces los discípulos, cada uno según había prosperado, determinaron enviar bienes para ministrar a los hermanos que habitaban en Judea; y lo hicieron, enviándolo a los ancianos por mano de Bernabé y de Saulo”. Estos versículos revelan que los donativos de las iglesias gentiles fueron enviados a los ancianos de Jerusalén.

  En Hechos 15 vemos la importancia que tienen los ancianos. El versículo 2 dice: “Como Pablo y Bernabé tuviesen una disensión y discusión no pequeña con ellos, los hermanos dispusieron que subiesen Pablo y Bernabé a Jerusalén, y algunos otros de ellos, a los apóstoles y a los ancianos, para tratar esta cuestión”. Esto nos muestra que cuando hubo desacuerdo en cuanto a la verdad, no sólo participaron en la discusión los apóstoles, sino también los ancianos. Esto claramente nos muestra lo importantes que son los ancianos en la administración de Dios.

  El versículo 4 dice: “Llegados a Jerusalén, fueron recibidos por la iglesia y los apóstoles y los ancianos, y refirieron lo que Dios había hecho con ellos”. Luego, el versículo 6 dice: “Se reunieron los apóstoles y los ancianos para conocer de este asunto”. Finalmente, en el versículo 23 leemos: “Escribir por conducto de ellos: Los apóstoles y los hermanos que son ancianos, a los hermanos de entre los gentiles que están en Antioquía, en Siria y en Cilicia: Regocijaos”. En todos estos versículos los ancianos se mencionan de manera específica.

  Hechos 21:18 dice: “Al día siguiente Pablo entró con nosotros a ver a Jacobo, y se hallaban reunidos todos los ancianos”. En la última visita de Pablo a Jerusalén, él se reunió con Jacobo y todos los ancianos. Esto también nos muestra la importancia de los ancianos.

  Según la revelación hallada en toda la Biblia, el factor básico en la administración de Dios no deben ser ni el rey ni los apóstoles ni los profetas, sino los ancianos. Tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento, quienes ejercían directamente la administración eran los ancianos. Cuando la administración al parecer estuvo a cargo de los reyes en el Antiguo Testamento, aquello en realidad era una situación anormal. La verdadera administración de Dios depende básica y directamente de los ancianos.

LOS ANCIANOS SON PRODUCIDOS MEDIANTE EL CRECIMIENTO Y LA MADUREZ EN VIDA

  Es necesario que consideremos cómo son nombrados los ancianos, o la manera en que ellos deben ser producidos. El Nuevo Testamento al parecer revela que los apóstoles son quienes nombran a los ancianos. Sin embargo, en realidad los ancianos no son producidos principalmente por el nombramiento de los apóstoles. A veces lo que la Biblia no dice es tan significativo como lo que dice. La Biblia no dice cómo los ancianos que estaban entre los hijos de Israel fueron producidos ni nos dice cómo fueron producidos los ancianos de la iglesia en Jerusalén. Esto indica que la manera como se producen los ancianos no depende por completo del nombramiento.

  Los ancianos son producidos principalmente por la vida. En una familia no es necesario darle un nombramiento al padre. Él es producido no por un nombramiento, sino por la vida. Es una cuestión espontánea de vida que de entre los miembros de una familia, uno sea el padre. La expresión anciano, la cual sencillamente significa una persona mayor o de avanzada edad, denota a alguien que es producido por el crecimiento y madurez de vida. Es necesario tener una fuerte impresión de que los ancianos no son producidos principalmente por nombramiento, sino por lo que ellos mismos son en vida según su crecimiento y madurez.

  Aunque en una familia no es necesario nombrar o designar al padre, los ancianos sí necesitan ser nombrados, porque la situación en la iglesia no es tan sencilla como la de una familia. En una familia todos saben quién es el padre, y no hay ninguna discusión al respecto. En principio, los ancianos son producidos por su madurez en vida, pero es posible que incluso en una iglesia pequeña no esté muy claro quiénes son los que tienen el mayor grado de madurez. Por esta razón, a fin de evitar cualquier confusión, es necesario que algunos sean nombrados ancianos. Nombrar ancianos sencillamente significa mostrar o indicar a los santos quiénes son los ancianos para evitar confusión o complicaciones. Sin embargo, debemos tener claro que los ancianos no son producidos por nombramiento, sino por el crecimiento en vida.

  Según Hechos 14, durante el mismo viaje en el que Pablo predicó el evangelio, también levantó iglesias locales y en cada una de ellas nombró o constituyó ancianos. El versículo 23 dice: “Después que constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído”. Estas iglesias en las cuales Pablo nombró ancianos habían sido establecidas en un lapso de menos de un año. Por consiguiente, la práctica de Pablo a comienzos de su ministerio y durante su primer viaje consistió primeramente en predicar el evangelio, luego en levantar iglesias y después en constituir ancianos. Sin embargo, veinte años después su práctica de nombrar ancianos pareció cambiar. En Tito 1:5 dijo: “Por esta causa te dejé en Creta, para que pusieras en orden lo que faltaba, y establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé”. Pablo no estableció directamente los ancianos en Creta como lo hizo en su primer viaje.

  Independientemente del apostolado que Pablo había recibido del Señor, creo que él como ser humano necesitaba mejorar. El Señor no necesita mejorar, pero Pablo sí necesitaba mejorar. Esto se ve claramente en un asunto. En 1 Corintios 7, un capítulo que Pablo escribió a comienzos de su ministerio, él opinaba que era mejor que las viudas no se casaran (v. 8). Sin embargo, posteriormente en su ministerio él dijo que las viudas más jóvenes se debían volver a casar (1 Ti. 5:14). A través de mucha experiencia Pablo aprendió algo y, como resultado, cambió de parecer; no obstante, este cambio llegó a ser parte del relato de la Biblia, un relato divinamente inspirado. Por lo tanto, no debemos sentirnos condenados si algunos de los aspectos secundarios de nuestra enseñanza cambian como resultado de años de experiencia.

  Pablo también parece haber cambiado en el asunto de designar ancianos. En su primer viaje él nombró ancianos en cuanto una iglesia era establecida, pero posteriormente probablemente descubrió que esta práctica no era confiable. Por lo tanto, en su ministerio posterior no nombró ancianos inmediatamente, sino que le dejó esta tarea a su colaborador más joven porque vio la necesidad de considerar un poco más los requisitos de los ancianos. Sólo cuando llega a la parte posterior a su ministerio Pablo no mencionó los requisitos específicos de los ancianos (3:2-7; Tit. 1:6-9). Esto parece indicar que se dio cuenta de que algunos ancianos fueron nombrados prematuramente. En otras palabras, en los comienzos del ministerio de Pablo los ancianos fueron nombrados rápidamente, pero en una etapa posterior de su ministerio fueron nombrados de manera lenta y con mucho cuidado. Esto muestra que llegó a ser muy cuidadoso respecto a este asunto.

  No debemos decidir si un hermano es un anciano mientras está en una etapa temprana de su crecimiento en vida, cuando todavía es inmaduro. Debemos demorarnos un poco más y esperar a que sea el momento indicado. De lo contrario, será arriesgado y podrá causar problemas. El Nuevo Testamento revela que los ancianos de una iglesia local no deben ser nombrados de forma apresurada. Se requiere tiempo para considerar el asunto a fondo, y para los requisitos se hayan manifestado. Entonces ése será el momento apropiado para tomar una decisión. Los labradores no recogen el grano hasta que está maduro. Sería insensato recogerlo antes de que la cosecha haya madurado. De igual manera, cada vez que una nueva iglesia local es levantada como el testimonio del Señor, lo más apropiado y seguro es postergar el nombramiento de los ancianos hasta que la situación sea plenamente manifestada.

LOS ANCIANOS SON PRODUCIDOS LOCALMENTE

  Las emigraciones que hemos tenido en años recientes han permitido que se introduzca una práctica muy sutil, que podemos llamar transferencia de ancianos. Un anciano es como el padre en una familia, y los padres no son transferibles. En el Antiguo Testamento no vemos que hubiera transferencia de ancianos. Los ancianos de una tribu de los hijos de Israel eran producidos dentro de esa tribu. Si los ancianos de una tribu particular eran débiles, no se trasferían los ancianos de otra tribu. Los ancianos de Judá pertenecían a la tribu de Judá; ellos no podían ser transferidos a la tribu de Dan para ser los ancianos de esa tribu.

  Así pues, los ancianos no son transferibles. En una emigración no transferimos a nadie. En el pasado cuando grandes grupos de santos emigraron para establecer nuevas iglesias locales, cada grupo ya era como una tribu de los hijos de Israel con ancianos que los acompañaban. Estos ancianos no fueron trasferidos para ejercer el liderazgo en medio de un nuevo grupo de santos. Sin embargo, debido a que algunos no entendieron correctamente lo que sucedía en estas migraciones, la práctica de transferir ancianos se introdujo de manera sutil. Esto es absolutamente contrario al principio bíblico y resulta útil únicamente para aquellos que desean edificar su propio reino manipulando la situación, a fin de ganar control sobre ciertas iglesias locales. Es peligroso transferir ancianos porque esto abre la puerta a la jerarquía. Los ancianos deben ser levantados localmente de entre los santos que se reúnen en una iglesia. Guardar este principio en vida evitará que surjan hombres falsos que manipulen la situación conforme a su ambición, en procura de edificar una jerarquía o un reino personal.

A FIN DE CUIDAR DE LAS IGLESIAS, LOS ANCIANOS DEBEN BUSCAR AL SEÑOR ORANDO Y ESCUDRIÑANDO LA PALABRA

  Los ancianos en algunas iglesias locales tal vez sientan que son débiles y que necesitan la ayuda de que se añada a ellos un anciano de otra localidad. Sin embargo, necesitamos guardar el principio que los padres de una familia no se pueden cambiar ni remplazar, por débiles que sean. Los ancianos que sienten que son débiles y necesitan ayuda deben orar mucho y escudriñar la Palabra. Todos los hermanos que toman la delantera pueden salir adelante si son diligentes y acuden desesperadamente al Señor. Los que se quejan de que son débiles solamente están reconociendo que son perezosos para buscar del Señor en oración y la Palabra. Toda esposa joven finalmente aprenderá a cocinar si continúa tratando. Aun si la comida que prepara no le queda perfecta al principio, ésta será lo suficientemente buena para alimentar a su familia.

  Los ancianos deben buscar desesperadamente al Señor con respecto al cuidado de las iglesias. Sé de esto por experiencia. Cuando surge una necesidad, no debemos en seguida buscar ayuda de otros, sino más bien debemos acudir primeramente al Señor, y no una sola vez sino muchas veces. Si después de haber buscado al Señor muchas veces aún no tenemos claridad respecto a algo, entonces podemos pedirle a otros ayuda. No debemos decir que somos débiles. Es cierto que somos débiles en nosotros mismos, pero debido a que tenemos al Señor, lo único que necesitamos es aplicarlo. Si somos diligentes y buscamos al Señor desesperadamente, saldremos adelante.

  El hermano Watchman Nee, antes de dar un mensaje el día del Señor, pasaba todo el día sábado, orando, ayunando, buscando al Señor, escudriñando la Palabra y considerando el mensaje. Todo anciano que se prepare de esta manera podrá dar un mensaje poderoso. Lo que una madre cocine no es tan importante, siempre y cuando sus hijos sean alimentados y nutridos.

  La pereza, la ociosidad y la conveniencia personal es lo que nos lleva a pedir una transferencia de ancianos. Los padres de una familia pueden ser muy educados e inteligentes, mientras que los padres de otra familia pueden ser incultos e ignorantes. Sin embargo, estos padres deben quedarse con sus propias familias. Es normal que unas familias sean fuertes y otras débiles. Quienes están en una iglesia local deben hacer lo posible por aprender algo por sí mismos. La transferencia abre la puerta a la pereza, a la jerarquía y a un reinado inapropiado. Si entre nosotros se levantan los llamados gigantes espirituales, eso será un indicio de que muchos de nosotros somos perezosos. Si todos los santos son diligentes y buscan desesperadamente al Señor, no se levantará ningún “gigante” entre nosotros. Y aun si los “gigantes” vienen, no encontrarán un mercado donde puedan “vender su cargamento”.

  Hay dos actitudes que los ancianos en las iglesias locales deben evitar. Por un lado, no está bien que seamos orgullosos, pensando que porque somos capaces no necesitamos la ayuda de otros. Por otro lado, tampoco está bien que seamos humildes de manera inapropiada, diciendo que no sabemos nada y que necesitamos que otros nos ayuden en todo. Esta actitud abre la puerta a que hombres falsos entren a hacer daño a la iglesia. En el pasado los ancianos de algunas iglesias locales daban la bienvenida a cualquiera que estuviera dispuesto a venir y prestarles ayuda. Debido a que no ejercitaron el debido discernimiento, sucedieron cosas terribles. Los que han aprendido las lecciones espirituales necesarias de parte del Señor, no aceptarán tan rápidamente la invitación que una iglesia les haga para ir a ayudar allí. Cuando me invitan a ir a cierto lugar, no les digo que sí en seguida, sino que más bien les pido que me den tiempo para orar al respecto y buscar la dirección del Señor. Aceptar rápidamente las invitaciones es la característica de una persona que no está sana.

  Debemos ejercer discernimiento cuando le pedimos a otros que vengan a ayudarnos. Debemos evitar tanto la actitud de orgullo como la actitud opuesta de una humildad exagerada. Debido a que tenemos al Señor, quizás no estamos tan necesitados como pensamos. Las iglesias locales sufrieron daño en el pasado porque los ancianos no ejercieron discernimiento cuando se abrieron para recibir la ayuda de otros. Debemos ser equilibrados, es decir, no debemos ser orgullosos ni exageradamente humildes; debemos abrirnos a la comunión del Cuerpo de Cristo, pero al mismo tiempo entender que todos somos miembros del Cuerpo, y que cada uno tiene una función y está unido a Cristo, la Cabeza.

  Los ancianos deben buscar desesperadamente al Señor; necesitan orar, tener comunión y esperar en el Señor, pasando mucho tiempo en Su presencia. La capacidad que tengan los ancianos para ayudar a los santos en su localidad no depende de su elocuencia, don o aptitudes naturales. Cierto cirujano de los Estados Unidos que enseñaba en una universidad famosa del norte de China, no era salvo cuando vino a China. Después de haber estado en China por varios años, falleció uno de sus hijos. Esto hizo que estuviera abierto, y él fue salvo. Inmediatamente después de su salvación, empezó a predicar fervientemente el evangelio, aunque no era muy elocuente. Él no sólo hablaba con dificultad cuando daba sermones, sino incluso cuando hablaba en una conversación personal le era difícil. Sin embargo, muchos fueron salvos por medio de él porque oraba mucho y llevaba una vida en la que amaba y seguía al Señor y también amaba a los pecadores. Otros que son muy elocuentes pero no aman al Señor ni le buscan no conducen a nadie al Señor. Esto demuestra que nuestra capacidad para ayudar a otros no depende de la elocuencia, el don ni las aptitudes naturales que tengamos. En el pasado hombres falsos encontraron cabida y causaron daño a las iglesias locales principalmente debido a su elocuencia y aptitud externa. Sin embargo, los ancianos deben aprender la lección de no confiar en estas cosas externas ni depender completamente de la ayuda de los de afuera. En lugar de ello, simplemente deben confiar humildemente en el contacto que tienen con el Señor en oración.

PALABRAS DE CONCLUSIÓN

  Hemos abarcado tres puntos acerca de los ancianos. Primero, los ancianos no deben ser nombrados rápidamente. En nuestra historia hemos visto claramente que en una iglesia recién establecida no se puede ni se debe determinar inmediatamente quiénes son los ancianos. Debemos esperar hasta que la situación se haga manifiesta. No debemos preocuparnos con respecto a quién asumirá las responsabilidades, pues espontáneamente surgirán algunos que las atenderán. Debemos evitar el nombramiento prematuro de los ancianos. En segundo lugar, no debe haber transferencia de ancianos, por cuanto esto viola el principio de la vida. Tercero, los ancianos en cada localidad podrán salir adelante si son diligentes en contactar desesperadamente al Señor en oración.

  Recientemente una iglesia local se enfrentó con un gran problema relacionado con la enfermedad de un hermano. Sin embargo, ellos no pidieron que otros vinieran a ayudarlos. Únicamente pidieron que oraran por ellos, y ellos mismos oraron mucho. La respuesta a su problema vino por medio de la oración. Si los ancianos le presentan sus necesidades al Señor, orando desesperadamente, recibirán Sus respuestas. Si una iglesia local tiene una necesidad, la mejor forma en que los ancianos pueden atenderla no es pedirles a los hermanos de otras localidades que vengan a ayudarlos, sino presentarle el asunto al Señor y orar desesperadamente. El Señor entonces les concederá el suministro necesario para la necesidad, quizás enviando a alguien para que les ayude. Los ancianos deben ser diligentes y, con una actitud de desesperación, presentarle todo al Señor en oración.

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