
Lectura bíblica: Ap. 12:14; Dn. 7:25; 12:7; Ap. 11:2, 11:3; 13:5; 12:6; Mt. 28:20; 13:39, 40, 49; 24:3; Dn. 12:13; Ap. 20:11-15; 11:15; Dn. 9:24; Ap. 3:10; 6:12-17; 7:1-8, 9-17; 8:7-13; 9:1-11, 9:12-21; 12:9, 11-12; 10:1-7; 11:1-13; 20:4-6; 14:14-16; 1 Co. 15:22; 1 Ts. 4:16-17; Ap. 11:18c; 2 Co. 5:10; Ap. 19:5-10, 19:11-21; 11:14; 15:1, 7-8; 16:1-16, 16:17-21; 17:12-14; 14:6-7, 9-11, 14:17-20; 20:1-3; Mt. 25:31-33, 41-46; Ap. 12:13-17; 13:1-18; 14:8, 12; 15:2-4; Dn. 12:11-12; Jl. 2:14
Hasta ahora en lo que hemos compartido, hemos visto la profecía de los cuatro “sietes” en la Biblia: los últimos siete años de la era actual (la última de las setenta semanas), los siete sellos, las siete trompetas y las siete copas. La última de las setenta semanas, los últimos siete años de la era presente, son muy cruciales, pero en realidad casi todos los asuntos cruciales se amontonarán hacia los últimos tres años y medio. Esta es la razón por la cual necesitamos ver los eventos que tendrán lugar en los últimos tres años y medio de esta era, y también la gran tribulación de tres años y medio.
Los tres años y medio, llamados “un tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo” en Apocalipsis 12:14 citado de Daniel 7:25 y 12:7, equivale a cuarenta y dos meses (Ap. 11:2; 13:5) o mil doscientos sesenta días (11:3; 12:6).
Estos tres años y medio que se mencionan en Daniel y en Apocalipsis serán la consumación (el fin) de la era actual (Mt. 28:20; 13:39, 40, 49; 24:3; Dn. 12:13). La palabra consumación significa que hay un proceso que será culminado o completado.
Los últimos tres años y medio servirán para que el Señor, por el lado negativo, quite de en medio todas las personas y las cosas negativas, dejando solamente a los incrédulos que hayan muerto y a los demonios para que sean quitados por medio del juicio ante el gran trono blanco después del reino milenario (Ap. 20:11-15). El mundo está volviéndose más y más malo a medida que pasa el tiempo. Está lleno de personas perversas y cosas malas. En los últimos tres años y medio, el Señor usará la “escoba universal” para barrer con todas las cosas negativas que hay sobre la tierra. Solamente los incrédulos que hayan muerto y los demonios serán dejados para que sean juzgados después del milenio ante el gran trono blanco y arrojados al lago de fuego.
Los últimos tres años y medio servirán para que el Señor, por el lado positivo, traiga Su reino eterno y la justicia eterna (11:15; Dn. 9:24). Cuando el Señor regrese y la era sea consumada, no habrá más injusticia. Hoy en día la tierra se ha corrompido al extremo. No hay remedio alguno para la presente situación de injusticia y maldad. Sin embargo, con el tiempo, el Señor barrerá con todas las personas malvadas y con las cosas malignas, y las lanzará al lago de fuego. Entonces se tendrá el reino eterno de Cristo y Su justicia, que es la justicia de las edades, la justicia eterna.
Conforme a la promesa del Señor a los vencedores en Apocalipsis 3:10 —que los vencedores serán guardados de la hora de prueba que ha de venir sobre toda la tierra habitada— el arrebatamiento de los vencedores, tanto del hijo varón de Apocalipsis 12 como de las primicias de Apocalipsis 14 debe de tener lugar antes del sexto sello, las calamidades sobre-naturales sobre la tierra y los cielos (6:12-17). Después de estudiar más, llegué a la conclusión de que no es lógico creer que el Señor vaya a dejar que Sus vencedores pasen por las calamidades naturales del sexto sello. Además, de acuerdo con Joel 2:30-31, no habrá mucha diferencia en tiempo entre el sexto sello y las primeras cinco trompetas (Ap. 9:1-11). Joel 2:30-31 tiene en primer lugar la “sangre” de la primera y la segunda trompetas, el “fuego” de la primera, segunda y tercera trompetas (Ap. 8:7-10), el “humo” de la quinta trompeta (9:1-3), y luego el “sol” y la “luna” del sexto sello (6:12). Apocalipsis 9:4 comparado con 7:3 indica que la quinta trompeta es tocada poco después del sexto sello. Las primeras cinco trompetas son una continuación directa del sexto sello. Por lo tanto, el sexto sello es el inicio de la gran tribulación y debe ser considerado parte de “la hora de prueba”. Los vencedores serán arrebatados antes de que se abra el sexto sello.
El comienzo de la gran tribulación, el cual consta de las calamidades sobrenaturales que suceden en el sexto sello, puede tener lugar inmediatamente antes de los tres años y medio o al comienzo mismo de los tres años y medio.
Ciento cuarenta y cuatro mil de los israelitas escogidos por Dios son sellados antes de que se abra el séptimo sello, para que sean preservados de las plagas de las siete trompetas (Ap. 7:1-8; 9:4b). Dios está cuidando a Israel continuamente, a pesar de su presente incredulidad. En la restauración de la nación de Israel, que empezó en 1948, los judíos regresaron a su patria en incredulidad. Ellos llegarán a ser tan pecaminosos como “Sodoma” (cfr. Is. 1:9-10; 3:9; Jer. 23:14) y tan mundanos como “Egipto” (Ap. 11:8; cfr. Ez. 23:3, 8, 19, 27) hasta el regreso de Cristo, su Mesías, cuando “todo Israel será salvo” (Ro. 11:26). Antes de abrir el séptimo sello, Dios sellará a todos los israelitas, a quienes El se ha propuesto preservar.
La mención de la gran multitud de pie ante el trono de Dios y ante el Cordero en Apocalipsis 7:9-17, dada inmediatamente después del sexto sello, implica que el arrebatamiento de los creyentes debe de comenzar antes de que se abra el sexto sello. Esta descripción presenta un cuadro en una manera general de todo el pueblo de Dios que ha sido arrebatado al cielo, desde el tiempo antes del sexto sello hasta el disfrute de ellos en la eternidad. Esta es una visión insertada entre el sexto y el séptimo sellos.
Las primeras cuatro trompetas, que constan de los cuatro aspectos de las calamidades sobrenaturales intensificadas en la tierra y en los cielos (Ap. 8:7-12), ocurrirán al comienzo mismo de los tres años y medio como continuación directa del sexto sello, la iniciación de las calamidades sobrenaturales, y todas las trompetas relacionadas con esto serán tocadas el mismo día.
Las últimas tres trompetas serán los tres ayes (v. 13). Las calamidades de las primeras cuatro trompetas afectarán solamente la tierra y el cielo, mientras que los ayes de las últimas tres trompetas herirán el cuerpo del hombre.
La quinta trompeta, el primer ay, será traída por Satanás, quien caerá del cielo a la tierra como una estrella al comienzo mismo de los tres años y medio, y colaborará con el anticristo, el ángel del abismo, para atormentar a los hombres durante cinco meses con las langostas poseídas por demonios (Ap. 9:1-11; 12:9, 11-12).
La sexta trompeta, el segundo ay, será la plaga de los cuatro ángeles que salen de su cautiverio en el gran río Eufrates, y matan a la tercera parte de los hombres en un período de trece meses, un día y una hora, por medio de doscientos millones de jinetes (9:12-21). Estos trece meses, junto con cinco meses de la quinta trompeta serán un año y medio de los tres años y medio de la gran tribulación. Las langostas de la quinta trompeta sólo atormentan a los hombres por cinco meses, mientras que los doscientos millones de jinetes matan a la tercera parte de los hombres. Esto significa que el ay de la sexta trompeta es más severo que el de la quinta.
Cristo viene al aire probablemente antes de que se toque la séptima trompeta (10:7a), con el propósito de tomar plena posesión de la Tierra (vs. 1-7). El descenderá al aire y preparará todo para poder venir a la Tierra directamente a tomar posesión total de ella.
La ciudad de Jerusalén será hollada por el anticristo durante cuarenta y dos meses, es decir, mil doscientos sesenta días, durante la gran tribulación, y los dos testigos del Señor profetizan durante ese tiempo y serán muertos por el anticristo y resucitarán para ser arrebatados y llevados a la parousía (presencia) de Cristo en el aire (Ap. 11:1-12).
Habrá un gran terremoto, la décima parte de la ciudad de Jerusalén caerá por causa del terremoto, y siete mil personas morirán en el terremoto (v. 13).
Ahora necesitamos ver el contenido de la séptima trompeta, la cual se tocará probablemente el último día de los tres años y medio.
El primer elemento por el lado positivo es la compleción del misterio de Dios. Esto es declarado en Apocalipsis 10:7. Daniel 9:24 dice que las setenta semanas fueron divididas en secciones para sellar la visión y al profeta. Sellar la visión y al profeta es completar el misterio de Dios. En la edad de la iglesia, la edad de la gracia, todo lo que tiene que ver con Cristo y la iglesia es un misterio (Ef. 5:32), pero cuando se toque la séptima trompeta, la era del misterio terminará.
La séptima trompeta incluye el arrebatamiento de la mayoría de los creyentes —los resucitados y los que hayan quedado— para ser llevados a la parousía (presencia) de Cristo en el aire (Ap. 20:4-6; 14:14-16; 1 Co. 15:52; 1 Ts. 4:16-17).
En la séptima trompeta está incluido el arrebatamiento de los dos testigos siendo llevados a la parousía (presencia) de Cristo en el aire (Ap. 11:12). Los dos testigos serán arrebatados probablemente el mismo día que la mayoría de los santos. Apocalipsis 12:6 dice que la mujer, que simboliza la mayoría de los santos, será alimentada en un lugar preparado por Dios durante mil doscientos sesenta días, o tres años y medio. Por lo tanto, el arrebatamiento de ellos debe de ocurrir el último día de esos tres años y medio. Los dos testigos profetizan por mil doscientos sesenta días (11:3), así que ellos también tienen que ser arrebatados el último día de los tres años y medio. Por consiguiente, tanto la mayoría de los santos como los dos testigos serán arrebatados el último día de la gran tribulación.
Se entregará la recompensa a los santos ante el tribunal de Cristo en el aire (Ap. 11:18c; 2 Co. 5:10). Cristo juzgará a Sus creyentes, no en cuanto a su salvación eterna, sino con respecto a su recompensa dispensacional.
Después de premiar a los santos, tendrá lugar las bodas del Cordero (Ap. 19:5-10). Cristo se casará con los vencedores, Su novia.
Los puntos citados arriba son el lado positivo de la séptima trompeta. Ahora tenemos que ver el lado negativo.
Las siete copas son el tercer ay (11:14), las últimas siete plagas que culminan el furor de Dios (15:1), como el más severo juicio de Dios sobre los hombres, la parte principal de las plagas de la séptima trompeta (15:7—16:1). Después de las siete copas, el furor de Dios culminará.
Las primeras cuatro copas consisten en los cuatro aspectos de las más severas calamidades sobrenaturales sobre la tierra y sobre los cielos (16:2-9). Así que, las calamidades sobrenaturales ocurrirán tres veces: en el sexto sello, en las primeras cuatro trompetas y en las primeras cuatro copas. El sexto sello es el comienzo de las calamidades sobrenaturales, las primeras cuatro trompetas son las calamidades sobrenaturales intensificadas, y las primeras cuatro copas son las más severas calamidades sobrenaturales. Estas calamidades dañarán la tierra y los cielos, haciendo de la tierra un lugar inhabitable.
Cuando la quinta copa es derramada, el reino del anticristo se oscurecerá (vs. 10-11).
Cuando la sexta copa es derramada, el gran río Eufrates se secará, y dejará preparado el camino a los reyes del oriente (v. 12). En Apocalipsis 9:14-16 leemos que los cuatro ángeles atados en el gran río Eufrates serán liberados para hacer que los reyes de la tierra envíen sus ejércitos, doscientos millones de jinetes, y en Apocalipsis 16:12 se nos dice que en el derramamiento de la sexta copa, el agua del Eufrates se secará a fin de que estos reyes y sus ejércitos puedan pasar sobre él. Por tanto, la sexta trompeta y la sexta copa están relacionados.
Luego se reunirán para la batalla en Armagedón. Esta batalla será peleada por el anticristo, su falso profeta, los diez reyes y sus ejércitos (Ap. 16:13-16), quienes serán derrotados por Cristo y Sus vencedores (17:12-14; 19:11-21), en el pisar dentro del gran lagar del furor de Dios (14:17-20; Is. 63:2-3).
La séptima copa será el más grande terremoto que jamás haya habido, y el enorme granizo de la plaga sobremanera grande (Ap. 16:17-21).
La ciudad de Jerusalén y las ciudades de las naciones caerán (v. 19a).
Babilonia la Grande, la Babilonia física, la ciudad de Roma, es destruida (v. 19b).
Toda isla huirá y las montañas no serán halladas (v. 20).
El peso de cada piedra de granizo será de un talento (v. 21). Un talento equivale a cien libras.
(Todos los anteriores puntos positivos y negativos de la séptima trompeta deben de ocurrir en el mismo día, es decir, el último día de la gran tribulación.)
El lado negativo de la séptima trompeta también incluye la atadura y el encarcelamiento de Satanás en el abismo por un período de mil años (Ap. 20:1-3). Después de la derrota del anticristo, Satanás será atado y encarcelado para dejar limpia la tierra rebelde a fin de que el reino de Cristo venga (vs. 4-6).
Otro punto en el lado negativo de la séptima trompeta es el lanzamiento al lago de fuego de las “cabras”, aquellos que adoran al anticristo y no reciben el evangelio eterno (14:6-7, 9-11; Mt. 25:31-33, 41-46a). Esto ocurrirá después de que las naciones sean reunidas y juzgadas ante el trono de gloria de Cristo.
Al comienzo mismo de los tres años y medio de la gran tribulación, Satanás y sus ángeles serán lanzados a la Tierra, y perseguirán a “la mujer”, la cual se compone de la mayoría de los creyentes (los que hayan quedado y que tengan el testimonio de Jesús y los judíos que guardan los mandamientos de Dios), hasta el fin de la gran tribulación (Ap. 12:9, 12-13, 15-17).
Los creyentes que hayan quedado, “la mujer”, serán guardados y nutridos durante mil doscientos sesenta días, es decir, los tres años y medio de la gran tribulación, en un lugar preparado por Dios, donde ellos llevarán el testimonio de Jesús (Ap. 12:6, 14, 17). Los vencedores serán arrebatados, y la mayoría de los santos que estén vivos, serán dejados para pasar por la gran tribulación. Pero Dios en Su misericordia los llevará a un lugar preparado por El, el “desierto”, donde ellos serán nutridos hasta el último día de la gran tribulación, cuando serán arrebatados y llevados a la parousía (presencia) de Cristo en el aire. Creo que debido al testimonio de ellos, algunos creerán en el Señor Jesús. El testimonio de ellos no será totalmente en vano. La palabra nutridos significa que serán alimentados y cuidados por el Señor, y que de alguna manera serán preservados de las plagas de la gran tribulación.
El anticristo, como la bestia que sale del mar, se levantará en contra de Dios y perseguirá a los santos por cuarenta y dos meses, el período completo de la gran tribulación (Ap. 13:1-10). El mar es el Mediterráneo, del cual saldrá el anticristo. En Apocalipsis 9:11, 11:7 y 17:8 se nos dice que el anticristo saldrá del abismo. Esto indica que el mar es la boca del abismo, puesto que éste está en el corazón de la tierra (Ro. 10:7; Mt. 12:40), y el mar está sobre la tierra. El anticristo será una persona muy demoniaca, diabólica y deslumbrante. Su espíritu, que ha estado en el abismo desde antes de su nacimiento, saldrá del abismo (véanse las notas 81, 101 y 111 de Apocalipsis 17, en la Versión Recobro). Su cuerpo saldrá de la naciones gentiles que rodean el Mediterráneo. En los símbolos bíblicos la tierra representa la nación de Israel, y el mar representa a los gentiles (17:15).
El falso profeta, como otra bestia que sale de la tierra, obrará junto con el anticristo y seducirá a los pueblos de la tierra induciéndolos a adorar al anticristo y a su imagen; y todo aquel que no adore será muerto (13:11-18). Esta bestia “saldrá de la tierra”. Ya que la tierra representa la nación de Israel, esta “otra bestia”, el falso profeta, saldrá de los judíos. El podría ser Judas Iscariote (Jn. 6:70-71), porque después de que murió, fue a “su propio lugar” (Hch. 1:25), no a “su pueblo” como se dice de otros (Gn. 25:17; 35:29).
Otro ángel volará en medio del cielo y les anunciará el evangelio eterno a los pueblos que están sobre la tierra: que ellos deben temer a Dios, darle gloria, y adorarlo como Creador del cielo, la tierra, el mar y las fuentes de las aguas. Ante el tribunal de Cristo en Su trono de gloria, los pueblos que reciba este evangelio eterno serán considerados “ovejas” y entrarán en el reino milenario como ciudadanos, y aquellos que no reciban este evangelio serán considerados “cabras” y serán echados al lago de fuego (Ap. 14:6-7; Mt. 25:31-46).
Otro ángel le seguirá y anunciará la caída de Babilonia la grande, la Babilonia religiosa, en los comienzos de los tres años y medio de la gran tribulación (Ap. 14:8).
Un tercer ángel, seguirá a los otros dos y advertirá al pueblo, durante la gran tribulación, que no adoren al anticristo ni su imagen para que no sean atormentados en el lago de fuego. Esto probará la perseverancia de los santos: los judíos, que guarden los mandamientos de Dios, y los creyentes, que guarden la fe de Jesús (Ap. 14:9-12).
Los creyentes, los últimos vencedores, quienes vencerán la adoración al anticristo y su imagen, serán resucitados y arrebatados al aire sobre el lago de fuego, representado por el mar de vidrio, y cantarán allí el cántico de Moisés y el cántico del Cordero para alabar a Dios y glorificar Su nombre (15:2-4).
En Daniel 12:11-12 se mencionan mil doscientos noventa días y mil trescientos treinta y cinco días. Mil doscientos noventa días se refiere al tiempo desde que el anticristo hace cesar la ofrenda y el sacrificio, y los reemplaza con ídolos, hasta el fin de su desolación y contaminación del templo, que durará mil doscientos sesenta días (v. 11; Ap. 11:2-3), más treinta días para purificar el templo contaminado. Los hijos de Israel necesitarán treinta días para purificar el templo devastado y contaminado. Mil trescientos treinta y cinco días son cuarenta y cinco días más de mil doscientos noventa días, y estos cuarenta y cinco días servirán para la preparación del servicio sacerdotal para la ofrenda y el sacrificio a fin de que sean recobrados para el pueblo de Israel. Daniel 12:12 dice: “Bienaventurado el que espere, y llegue a mil trescientos treinta y cinco días”. Joel 2:14 dice: “¿Quién sabe si volverá y se arrepentirá y dejará la bendición tras de él, esto es, ofrenda y libación para Jehová vuestro Dios?”. Según este versículo, la bendición es las ofrendas. Con base en este versículo, podemos decir que los cuarenta y cinco días tendrán como fin la preparación del servicio sacerdotal de continuar ofreciendo los sacrificios, que ha sido siempre una gran bendición para el pueblo de Israel.