
Lectura bíblica: Mt. 5:3, 8, 10, 11, 20; 7:21; 18:3; 13:24-33; 16:6; Mr. 8:15
Como dijimos antes, en los capítulos 5, 6 y 7 de Mateo se revela la realidad del reino. No debemos considerar que estos capítulos tienen meramente un significado dispensacional y que se aplican únicamente al futuro. Estos capítulos también tienen que ser aplicados a nuestra situación actual en la vida de iglesia. La vida apropiada de iglesia es la realidad del reino. La realidad del reino puede ser hallada en la vida apropiada de iglesia.
También vimos que Mateo contiene muchas semillas de la verdad. Las semillas sembradas en Mateo se desarrollan en las Epístolas. Por ejemplo, en Mateo 5 vemos sembrada la semilla en cuanto al espíritu humano. El Señor dijo: “Bienaventurados los pobres en espíritu”. La semilla en cuanto al corazón del hombre también está sembrada allí, pues el Señor dijo: “Bienaventurados los de corazón puro”. En las Epístolas hay muchos versículos que tratan sobre nuestro espíritu y nuestro corazón. Mientras que Mateo menciona nuestro espíritu y nuestro corazón de una manera muy breve, las Epístolas lo hacen por medio de muchos versículos. Esto indica que nuestro espíritu y nuestro corazón se halla sembrado en Mateo como una semilla, y después podemos ver el florecimiento de esta semilla en las Epístolas. Con base en este principio, podemos darnos cuenta de que los capítulos 5, 6 y 7 de Mateo no solamente conciernen a una dispensación futura, sino que también se aplican a nuestra situación actual.
A fin de entender este asunto del reino de los cielos, tenemos que darnos cuenta que el reino tiene tres aspectos. Si no vemos estos tres aspectos, jamás podremos entender cabalmente la definición del reino presentada en Mateo. Estos tres aspectos son: la realidad del reino, la apariencia del reino y la manifestación del reino. En Mateo estos tres aspectos se abarcan en tres grandes secciones. En Mateo 5—7 el Señor Jesús presentó la realidad del reino de los cielos. Las parábolas relatadas junto al mar en Mateo 13 revelan la apariencia del reino, y las profecías contenidas en Mateo 24 y 25 revelan la manifestación del reino. La realidad del reino y la apariencia del reino están presentes hoy, pero la manifestación del reino ocurrirá en el futuro. A fin de comprender mejor la diferencia entre estos tres aspectos del reino, por favor vean el diagrama donde se muestra la diferencia entre el reino de los cielos y el reino de Dios. Según este diagrama, el reino de Dios es un término general que incluye seis aspectos. El reino de Dios es el reinado o gobierno ejercido por Dios desde la eternidad pasada y hasta la eternidad futura. El primer círculo representa la sección del reino de Dios que es anterior a la creación. El segundo círculo representa la sección del reino de Dios que es anterior a la ley, esto es, desde Adán hasta Moisés (Ro. 5:14), y el tercer círculo representa la sección del reino de Dios abarcada por la dispensación de la ley, esto es, desde Moisés hasta Cristo (Jn. 1:17). El cuarto y el quinto círculos representan el reino de los cielos, incluyendo el milenio. El círculo final representa el nuevo cielo y la nueva tierra con la Nueva Jerusalén.
En la cuarta sección hay cuatro círculos que representan diversos aspectos del reino de los cielos. El círculo más interno representa la realidad del reino de los cielos. Este representa a los creyentes vencedores. Los creyentes mencionados en este círculo son como aquellos descritos en Mateo 5—7: pobres en espíritu, puros de corazón, tienen hambre y sed de justicia, son mansos y misericordiosos, y poseen la justicia insuperable. Éstos no son solamente creyentes, sino que son creyentes vencedores. Por tanto, ellos representan la realidad del reino hoy. Ellos están en la realidad del reino y son la realidad del reino.
Rodeando este círculo interno hay un segundo círculo que representa a la iglesia, la cual está compuesta por todos los cristianos verdaderos. Esto indica que no todos los cristianos verdaderos están en la realidad del reino, pero sí están en la iglesia. Debido a que ellos fueron comprados con la sangre del Cordero y porque han renacido del Espíritu Santo, son cristianos verdaderos y, por tanto, forman parte de la iglesia. Sin embargo, todavía está por verse si, después de haber nacido de nuevo, ellos serán vencedores. En la iglesia hay dos categorías de cristianos verdaderos. Una categoría está compuesta por aquellos que han nacido de nuevo pero no están venciendo; y la otra categoría, la más elevada, está compuesta por aquellos cristianos que están venciendo. Los cristianos vencedores representan la realidad del reino. Los cristianos vencedores más todos los que son cristianos verdaderos pero que están derrotados, componen la iglesia.
Fuera del segundo círculo hay un tercer círculo que representa la apariencia del reino. En la actualidad hay algunos que solamente son cristianos de nombre. Éstos son los llamados cristianos nominales; no son verdaderos cristianos. Pertenecen a la cristiandad, mas no están en la iglesia. Ellos jamás han sido redimidos por la sangre y tampoco han renacido del Espíritu. Son cristianos sólo en nombre. Esto quiere decir que ellos son cizaña, no son trigo. Fuera del tercer círculo hay un cuarto círculo que representa al mundo o las naciones. Según este cuadro existe la realidad del reino, la iglesia y la apariencia del reino. En cuanto a la apariencia del reino, está representada por la cristiandad actual. Hay muy poca diferencia y separación entre el cristianismo y el mundo.
Por tanto, podemos afirmar que básicamente hay tres clases de cristianos: primero están los cristianos victoriosos y vencedores que están en la realidad del reino de los cielos y también están en la iglesia. La segunda clase está conformada por aquellos verdaderos creyentes que se encuentran derrotados. Ellos están en la iglesia porque son auténticos creyentes, pero no están en la realidad del reino de los cielos. El tercer grupo son aquellos que solamente son cristianos de nombre. Tales cristianos nominales abundan en la cristiandad de hoy; no forman parte de la iglesia. Y por supuesto, fuera del cristianismo está el mundo con todos los incrédulos. Éstos conforman el grupo más grande de personas sobre la tierra hoy en día. Tal vez el segundo grupo más grande sea el de los cristianos falsos pertenecientes a la cristiandad. El siguiente grupo más numeroso está formado por los cristianos verdaderos que están en la iglesia, y el grupo más pequeño está conformado por los vencedores dentro de la iglesia. Estos tres grupos de personas están incluidos dentro de la era o dispensación de la iglesia.
Después de esta sección continua la segunda sección del reino de los cielos, que es, la manifestación del reino. Después de la dispensación de la iglesia, el Señor regresará y el reino de los cielos será manifestado. Este aspecto se llevará a cabo en el futuro e incluirá el milenio. En el Nuevo Testamento se revela claramente que el milenio tiene dos partes o secciones: la parte superior, que es la parte celestial, y la parte inferior, que es la parte terrenal. La parte superior es la manifestación del reino en donde el Señor Jesús y todos los santos vencedores reinarán como reyes. La parte inferior está compuesta de la nación reavivada de Israel que ocupará el lugar central y enseñará a las naciones cómo servir a Dios.
Los capítulos 5, 6 y 7 de Mateo nos muestran la realidad del reino, y nos revela la realidad interior o interna que se encuentra en el reino. El primer aspecto del pueblo que vive en la realidad del reino es que son pobres en espíritu. “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos” (Mt. 5:3). Esto es algo real. Por favor nótese que el verbo no se encuentra en tiempo futuro, sino que dice que de ellos es el reino. Esto quiere decir que la realidad del reino es real y está presente hoy, por lo que no es meramente algo que pertenece al futuro. Otro versículo dice: “Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos” (v. 10). He aquí algunas personas que son perseguidas por ser justas y por causa de la justicia. Estas personas tienen hambre y sed de justicia; incluso están dispuestas a pagar un precio y padecer por causa de la justicia. Todo esto indica cuán reales son estas cosas para ellos. Una vez más les reitero que esto también es para la actualidad, no meramente para el futuro. Ciertamente ésta es la realidad del reino hoy. Después, en Mateo 7:21 se nos dice: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de Mi Padre que está en los cielos”. Esto también es propio de la realidad. Otro versículo, Mateo 18:3, dice: “De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, jamás entraréis en el reino de los cielos”. Estos cuatro versículos se refieren al primer aspecto que es la realidad del reino. Ellos indican algo muy real, puro y auténtico.
En Mateo 13 hay tres parábolas que denotan la apariencia del reino. Estas tres parábolas son: la parábola de la cizaña, la parábola de la semilla de mostaza que se convierte en un gran árbol y la parábola de la levadura. En contraste con la realidad del reino de los cielos, estas tres parábolas muestran aspectos que no son reales ni genuinos. La cizaña son los creyentes falsos. El gran árbol no es un árbol apropiado, pues ha crecido de manera desproporcionada y no según su especie (Gn. 1:11-12). Además, la levadura denota algo arruinado, corrompido y hasta algo que corrompe. Todos debemos estar muy claros con respecto a estas tres parábolas. Sólo entonces estaremos claros con respecto a qué posición tomar. ¡Quiera el Señor darnos a todos nosotros un cielo despejado! Quiera Él soplar las nubes y la contaminación, y llevarnos a donde podamos estar bajo un firmamento despejado, un cielo claro como el cristal (Ez. 1:22).
En la segunda parábola, en Mateo 13:24-30, el Señor Jesús comenzó a usar la frase: “El reino de los cielos ha venido a ser semejante a...”. El hombre que sembró la buena semilla en su campo es el sembrador de la primera parábola, el propio Señor Jesús. “Pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue” (v. 25). Sabemos que estas palabras comenzaron a cumplirse poco después del Día de Pentecostés. A partir del Día de Pentecostés, miles de creyentes fueron añadidos a la iglesia y también se añadieron algunos falsos creyentes. Éstos eran la cizaña en medio del trigo. Al leer Hechos uno puede percatarse de que siempre hubo esta posibilidad. Esta parábola de la cizaña guarda relación con la iglesia desde el inicio del reino de los cielos, el cual comienza con la segunda parábola, pues es en este tiempo que el Señor usa la frase el reino de los cielos ha venido a ser semejante a. Todos debemos considerar y aun reconsiderar nuestra propia situación y determinar si somos la cizaña o el trigo. Es menester que tengamos plena certeza de ser el trigo. ¿Qué significa ser el trigo verdadero? Si una persona verdaderamente ha creído en el Señor Jesús, esto es, que el Señor Jesús murió por sus pecados, resucitó y ahora, como Espíritu vivificante, mora en él; entonces esta persona, con toda certeza, es trigo. Algunas personas afirman ser cristianas y creer en el Señor Jesús, pero no creen que la Biblia sea la revelación divina de Dios. Estos presuntos cristianos son con toda certeza cizaña, y jamás debiéramos considerarlos como nuestros hermanos. Afirmar que somos trigo quiere decir que creemos que la Biblia es la revelación divina de Dios, plena y absolutamente inspirada por el Espíritu de Dios, y también quiere decir que estimamos la Biblia como la autoridad absoluta y final.
Hay otro grupo de presuntos cristianos que no creen que Jesús es Dios. Muchos de ellos solamente creen que Cristo era un hombre bueno y superior a los demás. Ésta es una gran herejía porque no creen que Jesucristo es el Hijo de Dios e incluso Dios mismo. Tales personas también son cizaña.
Otro grupo de personas que son cizaña son aquellos presuntos cristianos que no creen que el Señor Jesucristo murió en la cruz por nuestros pecados. Ellos consideran que la crucifixión del Señor representó la muerte de un mártir. Sin embargo, tenemos que comprender que el Señor Jesús no murió en la cruz como mártir, sino que murió con el fin de efectuar nuestra redención. El Señor Jesús estuvo en la cruz por seis horas, desde las nueve de la mañana hasta las tres de la tarde. Durante las primeras tres horas, desde las nueve hasta las doce, Él fue perseguido y herido por los hombres. Pero durante las últimas tres horas, desde el mediodía hasta las tres de la tarde, Él padeció no a manos de los hombres, sino a manos de Dios. Fue en ese tiempo que Dios lo juzgó en lugar nuestro, reconociéndolo como nuestro Sustituto (2 Co. 5:21). Primero Él fue perseguido por los hombres y después fue juzgado por Dios. Por tanto, Su muerte no representó meramente una especie de persecución o martirio, sino que tenía el propósito de lograr la redención por nosotros. Algunos que se llaman cristianos no creen que el Señor Jesús murió en la cruz por nuestra redención. Esto quiere decir que no creen en Isaías 53, dándonos un indicio de que ellos son cizaña. En resumen, si una persona dice ser cristiana, pero no cree que la Biblia es inspirada por Dios en todas y cada una de sus palabras, o no cree que el Señor Jesús es el Hijo de Dios, incluso Dios mismo, o que el Señor Jesús murió en la cruz para redimirnos, entonces tal persona es cizaña; no es un creyente verdadero y genuino.
¿Entonces, qué es un verdadero cristiano? Un verdadero cristiano es uno que se da cuenta que es pecador, que ha caído y que está perdido. Esta persona cree en el Señor Jesús como el Hijo de Dios que se encarnó para ser un hombre, morir en la cruz por nuestros pecados y resucitar de entre los muertos para ser el Espíritu vivificante. Esta persona cree firmemente que el Señor Jesús, como el Espíritu, ahora está en ella como su vida a fin de llegar a ser todo para ella. Éste es un verdadero cristiano y esto es el trigo. No examine si usted es trigo o cizaña según sus propios sentimientos, ya que sus sentimientos fluctúan. En la mañana tal vez usted sienta ser trigo, pero al atardecer siente ser cizaña. No confíe en sus sentimientos; más bien confíe en los hechos. Si usted cree que el Señor Jesús es el Hijo de Dios, que se encarnó para ser un hombre, que murió en la cruz por sus pecados, y que ahora, Él es el Señor y el Espíritu vivificante que ha venido a morar a su ser, ciertamente usted es trigo. No se preocupe por doctrinas en cuanto a hablar en lenguas, el bautismo, la comunión, la práctica de cubrirse la cabeza, el lavamiento de los pies, el arrebatamiento, la tribulación, el Sábado y muchas otras cosas. No importa que lado tome acerca de estas doctrinas, siempre y cuando usted crea que el Señor Jesús es el Hijo de Dios que murió por usted, que resucitó y que ahora está sentado a la diestra del Padre, usted es trigo. Sin embargo, recuerde que el cristianismo no solamente incluye el trigo, sino también la cizaña.
Según la clara definición presentada por el Señor en Mateo 13:38, el campo donde la cizaña crece no es nuestro corazón ni tampoco la iglesia, sino el mundo. El Señor Jesús dijo que el campo es el mundo. Él dijo que la cizaña debe crecer y vivir en el mundo, no vaya a ser que al arrancarla se dañen algunas espigas de trigo verdadero. Algunos pensaron que el campo representa la iglesia y, por ende, sería permisible que el trigo y la cizaña coexistan en la iglesia. Esto es por completo erróneo. La cizaña crece en el mundo, no en la iglesia. No es que debe haber algunos verdaderos cristianos y algunos falsos cristianos creciendo juntos en la iglesia. En todas las iglesias locales únicamente aceptamos al trigo verdadero. No aceptamos la cizaña. Muchas denominaciones están llenas de cizaña. En algunas denominaciones hay mucha más cizaña que cristianos verdaderos. ¡Qué situación tan lamentable! Ésta es la apariencia del reino de los cielos. No es una situación real ni auténtica para el Señor; al contrario, es falsa. Ésta solamente tiene la apariencia del reino de los cielos, no la realidad. En Mateo 13 el Señor Jesús comparó estas tres parábolas al reino de los cielos. Él dijo que el reino de los cielos es semejante a la cizaña, al gran árbol y a la levadura. Tenemos que comprender que esto no es lo real, sino lo falso. Al comparar lo mencionado en Mateo 13 con lo mencionado en Mateo 5, 6 y 7, podemos ver que éstos son dos aspectos diferentes. En los capítulos 5, 6 y 7 hallamos el aspecto de la realidad del reino de los cielos, pero en el capítulo 13, donde vemos la cizaña, el gran árbol y la levadura, tenemos la apariencia externa del reino.
La tercera parábola es la parábola de la semilla de mostaza. “Otra parábola les presentó, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo; el cual a la verdad es la más pequeña de todas las semillas; pero cuando ha crecido, es la más grande de las hortalizas, y se hace árbol, de tal manera que vienen las aves del cielo y anidan en sus ramas” (13:31-32). La semilla mencionada aquí es la semilla de vida y está representada por el grano de una pequeña hierba de mostaza. La mostaza es algo que se puede comer y denota la condición apropiada de la iglesia. La iglesia apropiada debe ser el producto del brote de la semilla de vida y, como la planta de mostaza, debe ser comestible. Según su naturaleza y forma, debe ser pequeña y comestible. En esta parábola, sin embargo, la pequeña hierba de mostaza cambió de forma, de naturaleza y de condición, al convertirse en un gran árbol donde las aves del cielo podían anidar. Según la explicación dada por el propio Señor con respecto a esta parábola, las aves representan al maligno, el diablo (v. 19). El diablo es el que viene a arrebatar la palabra de vida que fue sembrada en las personas. El pájaro, en singular, representa al diablo, y los pájaros, en plural, denotan a las personas, los espíritus malignos y otras cosas relacionadas con el diablo. Todos los espíritus malignos y las personas malignas relacionadas con el diablo vendrán a habitar en el gran árbol.
¿Qué es este gran árbol? Conforme a la historia de la iglesia, en el año 313 d. C. el emperador Constantino adoptó el cristianismo como la religión nacional del Imperio Romano. Con esto él abrió la puerta para que muchos que no habían sido regenerados entrasen a la iglesia. Él alentaba a todos a convertirse en cristianos y les recompensaba por ello. Todo el que se bautizara recibía una túnica y cierta cantidad de plata. En lugar de perseguir a la iglesia, el Imperio Romano le extendió la bienvenida. A partir de entonces la iglesia se convirtió en un gran árbol; se convirtió en la cristiandad. Innumerables pájaros malignos, espíritus malignos y personas malignas vinieron a alojarse en las ramas de este árbol. ¡Quién podría decir cuántas personas malignas y espíritus malignos están alojados en sus ramas!
Hay muchos creyentes falsos en el cristianismo de hoy. Muchos de ellos son personas muy racionales y filosóficas que han obtenido grandes logros y posiciones. Ellos han ayudado a la cristiandad a crecer desproporcionadamente y no según su especie. Ellos han hecho que la pequeña hierba de mostaza no sea según su propia especie, sino que se convierta en un gran árbol. La pequeña hierba debe producir algo comestible, pero el gran árbol se ha convertido simplemente en un lugar donde se aloja el maligno. Esto corresponde exactamente a la situación actual de la cristiandad. Existen muchas ramas que son adecuadas para alojar a las personas malignas. Esta es la apariencia externa del reino de los cielos.
En la apariencia externa del reino de los cielos no solamente vemos la cizaña y el gran árbol, sino también algo escondido: la levadura. “Otra parábola les dijo: El reino de los cielos es semejante a levadura, que una mujer tomó y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo fue leudado” (13:33). En las Escrituras la levadura no tiene un significado positivo. Más bien, denota algo que corrompe y es maligno. La mujer aquí es una figura de la Iglesia Católica Romana. En Apocalipsis 17:3 Juan vio una mujer sentada sobre una bestia escarlata. Esa mujer es la Iglesia Católica Romana, y la bestia es el Imperio Romano. Esto denota la religión unida con la política. Cuando la cristiandad se convirtió en la religión nacional del Imperio Romano, la iglesia fue transmutada, dejando de ser una pequeña hierba de mostaza para convertirse en un gran árbol lleno de cosas malignas.
La mujer tomó la levadura, que denota aquellas cosas pecaminosas, malignas y corruptas, y la introdujo en las tres medidas de harina. La harina fina representa a Cristo como vida en forma de alimento. La Iglesia Católica Romana toma las cosas reales de Cristo, representadas por la harina, y le añade cosas falsas, representadas por la levadura. Entre algunas de las iglesias protestantes se encuentran los modernistas, que no creen que el Señor Jesús es el Hijo de Dios, ni creen que Él es Dios, ni tampoco creen que Él nació de una virgen. La Iglesia Católica oficialmente no se adhiere a esta clase de herejías, ya que ellos reconocen que Cristo es el Hijo de Dios, incluso Dios mismo, y que Él nació de una virgen. En este sentido ellos tienen la harina fina, pero le han añadido mucha levadura, lo cual incluye enseñanzas de los infieles, herejías y otras cosas paganas. Por ejemplo, el nacimiento de Cristo puede ser considerado como harina, pero a esto se le ha añadido la celebración de la navidad, la cual es una especie de levadura. La encarnación de Cristo es harina fina, pero la navidad es levadura que le fue añadida. Cristo es la harina fina, pero las imágenes y cuadros de Cristo son levadura. En los hogares de algunos creyentes he visto cuadros de Cristo. Estos cuadros no representan fielmente a Cristo, pues en ellos Él aparece como si fuera bien parecido; pero la Biblia nos dice que cuando el Señor Jesús estuvo en la tierra no había hermosura en Él (Is. 53:2). Esos cuadros son levadura.
Una joven hermana a quien conocí hace ya algún tiempo deseaba expresar su amor por el Señor. Puesto que era una cristiana recién convertida y no sabía mucho, ella compró un cuadro supuestamente del Señor Jesús y lo colocó en su dormitorio. Ella honraba ese cuadro diariamente mostrándole respeto y reverencia, incluso al punto de inclinarse ante tal cuadro. Luego ella fue poseída por un demonio; pero cuando se deshizo del cuadro, el demonio la dejó. Les ruego que se deshagan de todos los cuadros de Jesús, pues éstos son una especie de levadura. ¡Cuánta levadura ha sido introducida en la harina fina que es Cristo!
En el Lejano Oriente, aun cuando muchos han invocado el nombre del Señor Jesús, todavía continúan celebrando la navidad como una festividad más. El 25 de diciembre ellos celebran fiestas con bailes y las llaman fiestas santas. Según la historia, el 25 de diciembre se celebraba el nacimiento del dios sol. Cuando el cristianismo fue adoptado como la religión estatal en el año 313 d. C., la gente solía celebrar el 25 de diciembre como una festividad dedicada a sus dioses paganos. A fin de no desilusionar a tantas personas, la Iglesia Católica Romana sugirió que esta festividad continuase siendo celebrada para que se conmemorase el nacimiento de Cristo. Esto es levadura maligna. ¿Qué es la levadura? La levadura es algo que se añade a la harina para hacer que el pan se pueda disfrutar más y sea fácil de ingerir. Si no se le añade levadura, el pan es demasiado duro para poderlo disfrutar. Con base en este principio, la Iglesia Católica Romana le ha añadido muchas cosas a Cristo, a fin de lograr que sea más fácil de disfrutar e ingerir. Por ejemplo, decirles a las personas que Cristo es el Espíritu les pareció demasiado misterioso, por lo cual sintieron que era mejor erigir una imagen que representara a Cristo de modo que la gente lo pudiera entender. Erigir una imagen de Cristo o un cuadro de Él con el propósito de ayudar a la gente a acercarse a Cristo es levadura maligna. En cierto lugar vi como algunas personas supersticiosas besaban los pies y tocaban las manos de una imagen de piedra que representaba a María. Esto es levadura. Ellos predican a Cristo, pero predican a Cristo más todo el paganismo, las cosas de los infieles y muchos ídolos. Estas cosas constituyen la apariencia del reino de los cielos y no son las cosas verdaderas.
En la actualidad, entre los cristianos podemos encontrar toda clase de levadura: levadura en doctrina, levadura en prácticas, levadura en poder y levadura en autoridad. En Mateo 16:6 y en Marcos 8:15 se mencionan tres clases de levadura: la levadura de los fariseos, la de los saduceos y la de los herodianos. La levadura mencionada en Mateo 13, la cual tomó la mujer y la escondió en tres medidas de harina fina, se refiere a todas las cosas malignas, heréticas y paganas que fueron adoptadas por la Iglesia Católica Romana.
Por la misericordia del Señor no debemos tomar ninguna clase de levadura en las iglesias locales. Solamente tomaremos a Cristo. Tomaremos únicamente al puro Espíritu vivificante. No piensen que este asunto de la realidad del reino de los cielos y la apariencia del reino de los cielos es invención nuestra. ¡No! Ésta es la revelación de Dios contenida en Su Palabra santa. Si comparamos estas dos secciones de Mateo, podremos ver que hay una gran diferencia. En los capítulos del 5 al 7 hay muchas cosas reales, puras y auténticas. Pero en Mateo 13, en las tres parábolas, hay cosas falsas y malignas. Por tanto, allí hay tanto la realidad del reino de los cielos como la apariencia del reino de los cielos. Nosotros no estamos en la apariencia del reino, sino que estamos en la realidad del reino. Es imprescindible que no tengamos nada que ver con la cizaña, ni con el gran árbol ni con la levadura. Ésta es la realidad del reino de los cielos y ésta es la vida apropiada de iglesia.