BOSQUEJO TRES
LA ADORACION AL PADRE
Lectura bíblica: Jn. 15:26; 16:13-15; 1 Co. 12:3; 1 Jn. 2:1, 2:23; He. 2:10-12; Sal. 22:12-22; Jn. 20:17; Mt. 26:26-30; Jn. 17:1-5
- La reunión de la mesa del Señor no sólo incluye, en la primera parte, la acción de recordar al Señor sino que también incluye, en la segunda parte, la adoración al Padre.
- Conforme al procedimiento de la salvación de Dios, primero recibimos al Señor y luego nos acercamos al Padre.
- En Mateo 26:26-30, después de que el Señor Jesús partió el pan y cantó un himno con los discípulos, los condujo al monte de los Olivos.
- Los condujo al monte de los Olivos para reunirse con el Padre.
- En esto se implica y se establece un principio, a saber: después de partir el pan para recordar al Señor, debemos ser llevados por El a adorar al Padre juntos.
- En la economía de Dios, el Espíritu da testimonio acerca del Hijo y lleva a los creyentes al Hijo—Jn. 15:26; 16:13-15; 1 Co. 12:3.
- Juan 15:26 dice: “Pero cuando venga el Consolador ... el Espíritu de realidad ... El dará testimonio acerca de Mí”.
- Juan 16:13-15 dice: “Pero cuando venga el Espíritu de realidad, El os guiará a toda la realidad [el Hijo] ... El me glorificará; porque tomará de lo Mío, y os lo hará saber”.
- En 1 Corintios 12:3 dice: “Nadie que hable en el Espíritu de Dios dice: Jesús es anatema; y nadie puede decir ¡Jesús es Señor!, sino en el Espíritu Santo”.
- En la reunión de la mesa del Señor, el Espíritu nos lleva al Hijo para que todos los miembros del Cuerpo de Cristo, quienes son hijos de Dios y hermanos del Hijo primogénito, recuerden adecuadamente al Hijo.
- En la economía de Dios el Hijo es el Abogado o Intercesor de los creyentes para con el Padre y los lleva al Padre—1 Jn. 2:1, 2:23; He. 2:12.
- En 1 Juan 2:1 dice: “Si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo”.
- En 1 Juan 2:23 dice: “Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre”.
- Hebreos 2:12 dice: “[Yo, Jesús] anunciaré a Mis hermanos Tu nombre [el nombre del Padre], en medio de la iglesia te alabaré [a Ti, el Padre]”.
- Después de que recordamos al Señor, el Hijo nos conduce al Padre para que nosotros, los muchos hijos del Padre y hermanos del Hijo primogénito, adoremos al Padre juntamente con El.
- La revelación que puede verse en Salmos 22:12-22 y Hebreos 2:10-12:
- Salmos 22:12-21 es una profecía que describe la muerte de Cristo: “Me han rodeado muchos toros”, “Todos mis huesos se descoyuntaron”, “Mi lengua se pegó a mi paladar”, “Ellos me miran y me observan”, “Repartieron entre sí mis vestidos”, “y sobre mi ropa echaron suertes”.
- Sin embargo, Salmos 22:22 es una profecía que se cumple después de la resurrección de Cristo.
- Salmos 22:22a dice: “Anunciaré tu nombre a mis hermanos”.
- En Juan 20:17 Jesús llamó a los discípulos “hermanos” por primera vez.
- Jesús nunca llamó a los discípulos “hermanos” sino hasta después de la resurrección; antes de Su resurrección, el Señor sólo los llamaba amigos.
- En Juan 20:20-23 Jesús se reunió con los discípulos por primera vez en resurrección; El anunció el nombre del Padre a Sus hermanos.
- En aquel tiempo, en el día de la resurrección de Cristo, se cumplió Salmos 22:22a.
- Salmos 22:22b dice: “En medio de la congregación te alabaré”.
- Esta es la alabanza al Padre llevada a cabo por Cristo en medio de la iglesia.
- No se encuentra en las Escrituras un relato del cumplimiento de esta profecía.
- Hebreos 2:10 dice: “Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos”.
- El Autor, o Capitán, de nuestra salvación es el Hijo.
- El Hijo está llevando muchos hijos (los creyentes) a la gloria.
- Hebreos 2:11 dice: “Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos”.
- La palabra uno se refiere al Padre.
- El que santifica es el Hijo.
- “Los que son santificados” son los hijos.
- Así que, el Hijo y “los que son santificados”, son todos de un solo Padre.
- Por lo tanto, el Hijo no se avergüenza de llamarnos hermanos; en Juan 20:17, después de Su resurrección El dijo a María: “Ve a Mis hermanos”.
- Por medio de la resurrección de Cristo, todos Sus discípulos recibieron la vida del Padre—1 P. 1:3.
- Ahora, debido a que Cristo y nosotros procedemos de la misma fuente (Ef. 1:3; 4:6; Mt. 6:9) y tenemos la misma vida (1 Jn. 5:11-12) con la misma naturaleza (2 P. 1:4), El no se avergüenza de llamarnos hermanos.
- Hebreos 2:12 es una cita de Salmos 22:22 y dice: “Anunciaré a Mis hermanos Tu nombre, en medio de la iglesia te cantaré himnos de alabanza” (gr.).
- Aquí vemos que el Hijo anuncia a Sus hermanos el “nombre” del Padre, esto es, les da a conocer al Padre como la fuente de vida y como el Dios que los engendró.
- Este versículo también nos dice que el Hijo canta himnos de alabanza al Padre en medio de la iglesia.
- En este versículo podemos ver que los hermanos son la iglesia; en el aspecto individual, somos los hermanos y en el aspecto colectivo, somos la iglesia, producida en la resurrección de Cristo.
- Después de Su resurrección, ¿cuándo vino Jesús a los hermanos y cantó alabanzas al Padre?
- Salmos 22:22a y Hebreos 2:12a se cumplieron en el aposento alto en Juan 20, pero ¿qué de los versículos 22b y 12b?
- ¿Dónde se narra que Cristo haya cantado alabanzas al Padre?
- ¿Dónde está el cumplimiento de esta profecía?
- Esta profecía se cumple continuamente en la iglesia.
- Cuando Jesús impartió Su aliento a los discípulos (Jn. 20:22), El, como Espíritu Santo, el pnéuma santo, entró en ellos para morar en ellos.
- Cuando Jesús sopló en ellos, les impartió Su mismo ser.
- Ahora Jesús como el Espíritu que mora en nosotros, canta himnos de alabanza al Padre por medio de nosotros, la iglesia.
- Jesús, en medio de la iglesia, canta himnos de alabanza al Padre—He. 2:12b.
- En esto se cumple Salmos 22:22b.
- Esta es la alabanza al Padre llevada a cabo por el Hijo primogénito en los muchos hijos del Padre en las reuniones de la iglesia.
- No es que El alabe al Padre por Su propia cuenta, sino que lo alaba dentro de nosotros y juntamente con nosotros por medio de nuestras alabanzas.
- Cuando los hermanos de Cristo cantan alabanzas al Padre, Cristo canta en el cantar de ellos.
- 1) Si, pues, no cantamos nosotros, ¿cómo puede cantar Cristo?
- 2) Para que Jesús pueda cantar alabanzas al Padre, nosotros debemos cantar.
- Después de que damos nuestras alabanzas a Cristo, recordándole a El, El nos lleva al Padre, y seguimos a nuestro Hermano mayor que mora en nosotros mientras El nos dirige en un canto.
- Mateo 26:30 dice: “Y cuando hubieron cantado un himno, salieron al monte de los Olivos”.
- Esta fue una alabanza al Padre que el Señor hizo juntamente con Sus discípulos después de tener la mesa del Señor.
- Después de cantar, los llevó al monte de los Olivos para buscar el rostro del Padre—Jn. 17.
- Con base en estos versículos cantamos alabanzas al Padre al final de la mesa del Señor como nuestra adoración a El.
- Debemos tener un tiempo definido y una acción definida en la iglesia para adorar al Padre.
- Tenemos que creer que el mejor tiempo es inmediatamente después de recordar al Señor en Su mesa.
- El Padre busca verdaderos adoradores, los que lo adoren en espíritu y realidad—Jn. 4:23-24.
- Debemos adorar al Padre en Su habitación, Su morada, que es nuestro espíritu humano—Ef. 2:22.
- Nuestro Padre Dios es Espíritu, así que tenemos que ejercitar nuestro espíritu para tener contacto con El.
- Nuestro espíritu mezclado con el Espíritu divino es un espíritu de filiación en el cual clamamos: “Abba, Padre”—Ro. 8:15.
- El Espíritu da testimonio juntamente con nuestro espíritu de que somos hijos de Dios, nuestro Padre—v. 16.
- Debemos adorar al Padre en realidad, lo cual es adorarlo por medio de Cristo como la realidad de todas las ofrendas—Lv. 1—6; He. 10:5-10.