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Mensajes del libro «Reunirnos para hablar la Palabra de Dios»
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CAPÍTULO CUATRO

APRENDER A COORDINAR UNOS CON OTROS

  Lectura bíblica: Ef. 5:19; Col. 3:16; 1 Co. 14:26

BOSQUEJO

  1. Aprender a coordinar unos con otros:
    1. Hablar unos a otros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y salmodiando al Señor en vuestros corazones—Ef. 5:19.
    2. Permitir que la palabra de Cristo more ricamente en vosotros en toda sabiduría, enseñándoos y exhortándoos unos a otros con salmos e himnos y cánticos espirituales, cantando con gracia en vuestros corazones a Dios—Col. 3:16.
    3. Cada uno de vosotros tiene salmo, tiene enseñanza, tiene revelación—1 Co. 14:26:
      1. Añadir una exposición.
      2. Añadir testimonios.
      3. Añadir oración.
      4. Añadir himnos.

  Quisiera hacerles notar algo acerca del himno #49 de nuestro himnario. Este himno fue escrito por el eximio compositor de himnos Charles Wesley. En aquella época, hace doscientos años, la luz de la verdad no era tan clara como hoy. En la cuarta estrofa él habla del “segundo Adán”. La mayoría de las personas no notaría ningún error al leer esto. Sin embargo, en 1 Corintios 15 Pablo habla del “segundo hombre” (v. 47) y del “postrer Adán” (v. 45). El primer Adán fue hecho alma viviente, y el postrer Adán llegó a ser Espíritu vivificante. El postrer Adán no es el segundo Adán, sino el segundo hombre. El primer hombre fue hecho del polvo, mientras que el segundo hombre vino de los cielos. Por consiguiente, decir que el Señor es el segundo Adán es un grave error. Sólo puede existir el segundo hombre, no el segundo Adán. Por esta razón, cambiamos esta frase por “el postrer Adán”.

ESCRIBIR HIMNOS CONFORME A LA VERDAD DE LA BIBLIA

  Al revisar un himno se deben tener en cuenta muchas cosas, porque una vez que se cambia una palabra o frase, esto afecta la métrica y la rima. Todos sabemos que cuando la literatura de un idioma llega a su cúspide, surgen los poemas, los cánticos y la letra de las canciones. En los pasados veinte años el Señor nos ha dado mucha luz. Espero que la generación más joven aprenda a escribir himnos. Esto es algo muy bíblico. En el Antiguo Testamento tenemos el libro de Salmos. En el Nuevo Testamento tanto en Efesios 5 como en Colosenses 3 se nos habla de usar salmos, himnos y cánticos espirituales. Los salmos son largos, los himnos no son ni muy largos ni muy cortos, y los cánticos espirituales son más bien breves. A medida que hablemos y experimentemos la palabra del Señor, espontáneamente deben surgir himnos entre nosotros.

  Al escribir un himno, debemos asirnos a la verdad. Cada línea del himno debe contener algo de la verdad, de modo que cada palabra sea una pepita de oro y cada frase contenga la verdad. Además deben prestar atención a la rima y también a la métrica. Por ejemplo, la cuarta estrofa de Himnos, #49, el himno que acabamos de mencionar, dice: “¡Ven, Deseado de naciones! / ¡Haz Tu hogar en nuestro ser!”. Primero nos habla del Deseado, lo cual es objetivo, y luego cambia al ruego de que el Señor haga Su hogar en nuestro corazón. ¡Esto es excelente! En la línea siguiente dice: “Y aplasta a la serpiente / Tú, simiente de mujer”. La “simiente de mujer” se basa textualmente en Génesis 3:15, y lo mismo la frase “aplasta a la serpiente”. Luego, el himno continúa diciendo: “La fallida semejanza / Cambia a Tu imagen santa”. Cada uno de nosotros tiene la semejanza de Adán, pero nuestro deseo es que el Señor imprima en nosotros Su imagen. Esto se refiere a la transformación, o sea, al hecho de ser transformados a Su imagen de gloria en gloria. La cuarta línea de este himno en la versión china dice: “La plenitud del postrer Adán aviva todo mi ser”. El avivamiento dentro nosotros se debe a que Él hace Su hogar en nuestro corazón. El Señor no sólo destruyó a la serpiente antigua en la cruz, sino que también Él, como la simiente de mujer, como el Conquistador, destruye la serpiente antigua presente en nosotros. En nuestro ser hoy se encuentra la serpiente antigua, Satanás. El Señor desea destruir en nosotros a esa serpiente antigua. La plenitud del postrer Adán es el resultado de que Él haya resucitado y haya llegado a ser el Espíritu vivificante. Si Él no hubiese llegado a ser Espíritu vivificante, Su plenitud no podría haber entrado en nosotros, y seguiría siendo una persona objetiva para nosotros. Sin embargo, Él llegó a ser el Espíritu vivificante, y así se produjo una relación subjetiva entre Su plenitud y nosotros.

  Quizás usted diga: “Hermano Lee, ¿cómo puede usted cambiar los himnos que han escrito otros?”. Le respondería: “Lo que está equivocado, está equivocado”. Si cantamos: “La plenitud del segundo Adán aviva todo nuestro ser”, quedaría implícito que hay un tercer Adán, después un cuarto y así sucesivamente. Así que cambiamos esta frase por “el postrer Adán”, conforme a la verdad. Él es el postrer Adán. Él acabó con Adán. Después de Él, no vienen otros. Él fue resucitado para llegar a ser el Espíritu vivificante. Las riquezas de todas las cosas se encuentran aquí. En el postrer Adán todo ha sido terminado; y en el Espíritu vivificante todo tiene un nuevo comienzo. Ésta es la verdad. Debido a que estaba corrigiendo este himno por las razones correctas, tuve el denuedo de hacerlo. Sin embargo, eso no significa que sea orgulloso. ¿Cuál versión creen ustedes que es mejor, la versión original o la que yo cambié conforme a la Biblia?

PONER EN PRÁCTICA EL HABLAR PALABRAS QUE OTROS PUEDAN ENTENDER

  Esta noche queremos decir que, cuando hablemos la palabra de Dios en las reuniones, debemos aprender una destreza básica, a saber: aprender a coordinar unos con otros. Nuestra reunión es una asamblea, no es la reunión de una sola persona. Por esta razón, debemos aprender a coordinar unos con otros. Al igual que en un juego de fútbol o basquetbol, usted no puede jugar solo, reteniendo la pelota por largo tiempo sin pasarla. Supongamos que usted finalmente le pasa la pelota a otro jugador, y que éste, después de darle las gracias, continúa jugando solo hasta que los demás jugadores se quedan dormidos. A él le gusta tanto jugar solo que no le importa que los demás estén aburridos, suspirando o arrastrando los pies.

  Por favor, recuerden que hemos venido a una reunión y en la reunión sólo hay una “pelota”, el Espíritu. La pelota con la cual jugamos es el Espíritu, y nosotros nos movemos conforme a este Espíritu. No se queden mucho tiempo con la pelota en sus manos. Los que saben jugar pasan la pelota tan pronto como la reciben. Después de driblar unas dos o tres veces, hacen una canasta. Tenemos que aprender esto en nuestras reuniones. No se queden driblando la pelota por mucho tiempo. Ningún entrenador querría usar a un jugador así, pues echaría a perder el juego.

  Deseo hacerles notar algunos errores que hemos cometido en estos días. A algunos les encanta hablar en las reuniones, y siempre que comparten se desvían del tema. Por supuesto, valoramos mucho que alguien esté dispuesto a ponerse en pie para compartir en las reuniones grandes. Sin embargo, dicha persona debe ser sensible. Cuando usted note que los demás no responden a su compartir, debe detenerse rápidamente y no ser insensato. Por otro lado, están aquellos que no sólo se desvían del tema cuando hablan, sino que además son demasiado repetitivos. A ellos no les importa cansar los oídos de los demás ni les preocupa que otros no los estén escuchando. Hablan con su mismo tono y acento. De cada diez palabras que dicen, los demás sólo entienden tres, y aun así continúan hablando.

  Todos ustedes saben que soy de Shantung. Incluso hasta el día de hoy, todavía tengo el acento de Shantung. Alabado sea el Señor, pues después de practicar por cincuenta años, he logrado eliminar casi el cincuenta por ciento de mi acento nativo. En 1933 cuando por primera vez fui a Shanghái, después de la primera semana los hermanos prepararon una conferencia y me pidieron que compartiera la palabra. Para entonces, ya sabía que no podía seguir usando mi manera vieja de hablar con el acento de Shantung. Así que hice lo posible por hablar mandarín. Aunque mi pronunciación era un poco deficiente, me adherí a este principio: tengo que hablar de modo que otros me puedan entender. No debía usar el argot de mi pueblo natal. Les menciono esto no para desanimar a aquellos que no hablan el mandarín a la perfección, sino para decirles que deben hacer lo posible por hablar claramente, y elevar el tono de su voz, de modo que todos puedan escucharlos y entender lo que están diciendo. Debemos preocuparnos por los oyentes. En principio, debemos aprender a coordinar unos con otros.

HABLARNOS UNOS A OTROS Y CUIDAR DE OTROS

  El primer versículo en la Biblia que demuestra que necesitamos coordinar unos con otros al hablar en las reuniones es Efesios 5:19, que dice: “Hablando unos a otros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y salmodiando al Señor en vuestros corazones”. Allí no dice simplemente: “Hablando todos con salmos, con himnos y cánticos espirituales”, sino: “Hablando unos a otros”. Eso significa que cuando usted hable debe preocuparse por los demás. Puesto que dice “unos a otros”, eso implica una mutua relación. Cuando tengamos esta clase de preocupación mutua, no habrá confusión, sino armonía.

APRENDER A ELEVAR EL ESPÍRITU EN LAS REUNIONES

  El segundo versículo en la Biblia que demuestra que necesitamos coordinar unos con otros al hablar en las reuniones es Colosenses 3:16, que dice: “La palabra de Cristo more ricamente en vosotros en toda sabiduría, enseñándoos y exhortándoos unos a otros con salmos e himnos y cánticos espirituales”. El pensamiento de hablarnos unos a otros en este versículo es sumamente precioso. No se refiere a una manera de hablar común, sino a enseñar y amonestar. Después de esto continúa diciendo: “Cantando con gracia en vuestros corazones a Dios”. De repente pasa de hablar a los hombres a cantar a Dios. Cuando hablamos, nos hablamos unos a otros. Este hablar está dirigido al hombre. Luego, en cierto momento, ya no se dirige al hombre sino a Dios. Cuando el hablar llegue a este punto, ciertamente producirá himnos para cantarle a Dios.

  La palabra a en la frase “cantando [...] a Dios” es muy significativa. En la reunión, usted habla y yo escucho, y yo hablo y usted escucha. Todos nos hablamos unos a otros. Cuando empezamos a hablar llenos de gozo y entusiasmo, nuestras palabras se tornan en alabanzas. Entonces el hablar de todos cambia de dirección y todos juntos nos encontraremos alabando a Dios. Aquellos que han tenido aunque sea una pequeña experiencia de las reuniones saben que después de que empieza la reunión todos hablan por cierto tiempo, y luego el espíritu de esa reunión nos lleva al punto en que todos alabamos. En ese momento, usted y yo dejamos de hablarnos unos a otros, dirigimos nuestra atención hacia Dios y empezamos a alabarle.

  Todos debemos aprender a seguir el fluir de la reunión. No debemos ponernos de pie para hablar después de que todos han empezado a alabar a Dios. Si lo hacemos, esto acabará con el espíritu de la reunión. Cuanto más hablemos, más sofocados se sentirán los hermanos y hermanas. Todas nuestras palabras y oraciones en la reunión tienen como objetivo cultivar el espíritu, apoyar el espíritu y elevar el espíritu de la reunión. No deben apagar el espíritu. Ésta es una obra muy fina. Los que asistimos a las reuniones con regularidad no tenemos otra alternativa que aprender a laborar de esta manera tan fina. De lo contrario, nuestras reuniones no tendrán un sabor fresco, y con el tiempo, reunión tras reunión, las personas perderán el interés de asistir.

LA NECESIDAD DE EJERCITAR NUESTRO ESPÍRITU, ALMA Y CUERPO AL VENIR A LAS REUNIONES

  Las razones por las cuales nuestras reuniones no despiertan el interés de las personas es que, por un lado, hablamos poco y nuestra experiencia es deficiente y, por otro, cuando nos ponemos de pie para presentar la verdad, no sabemos cambiar de dirección. Eso no quiere decir que debamos alabar sin cesar, pues eso tampoco es bueno. Después de cierto tiempo, debemos ser capaces de dar nuevamente un giro de Dios a los hombres y continuar hablándonos unos a otros. De esta manera, el sabor se mantendrá fresco y rico. Espero que los hermanos y hermanas aprendan esto. Incluso los hermanos mayores deben aprender esto. No es tan difícil. En Anaheim un grupo de hermanos y hermanas mayores están aprendiendo inglés muy bien. Una hermana que tiene ochenta y un años continúa yendo al centro comunitario para aprender inglés, y los maestros y estudiantes de su clase la estiman mucho. Por lo tanto, espero que los hermanos y hermanas mayores se sientan animados.

  Si estuviéramos aquí simplemente para celebrar cultos de adoración, todo sería muy sencillo. Con tal de que las personas asistieran a la reunión, todo estaría bien. Pero éstas son reuniones de la iglesia, las cuales nos exigen ejercitar todo nuestro ser. Debemos ejercitar nuestro cuerpo, nuestra alma, nuestra mente y nuestro espíritu. Cuando vamos a jugar fútbol, en el momento que estemos en nuestra posición en la cancha debemos emplear todas nuestras destrezas. Incluso nos cambiamos de ropa. Del mismo modo, cuando vayamos a las reuniones, también debemos tener el comportamiento propio de las reuniones.

AÑADIR EXPOSICIÓN, TESTIMONIOS ORACIÓN E HIMNOS

  El tercer versículo de la Biblia que demuestra nuestra necesidad de coordinar unos con otros al hablar en las reuniones es 1 Corintios 14:26, que dice: “Cada uno de vosotros tiene salmo, tiene enseñanza, tiene revelación”. Los tres versículos de los que hemos hablado nos han dicho hasta ahora que debe haber coordinación. Debe haber coordinación y cooperación. Cada vez que hace falta cooperación, no se puede aplicar ninguno de estos versículos. Con base en nuestra experiencia, vemos que hay que añadir cuatro asuntos. El primero es añadir la exposición. Un hermano o hermana puede decir unas tres o cuatro frases, sin lograr expresarse por completo. Entonces usted puede añadir algo a lo que ellos dijeron, mas sin repetir lo que ya se ha dicho. Exponer no significa prolongarse, sino fortalecer y elevar. Si usted simplemente repite lo que ya se dijo, a los demás les parecerá que estamos siendo demasiado repetitivos. Repetir es innecesario porque ya todos entendieron. Por lo tanto, cuando usted hable debe tener la certeza de que los demás no se aburrirán y que usted está fortaleciendo y elevando lo que se ha compartido, y no simplemente repitiendo lo que ya se dijo.

  El segundo punto es añadir testimonios. Quizás algunos hermanos y hermanas hablen de una manera muy positiva, y luego usted tenga un testimonio que pueda añadir a lo que ellos dijeron. Eso sería excelente. Esto es semejante a cuando nos vestimos; nos aseguramos que el color de la camisa coordine con el color de los pantalones. De la misma manera, debemos aprender a coordinar con otros. El testimonio que complementa lo que otros han hablado hace que las personas perciban un sabor agradable en la reunión.

  El tercer punto es añadir oraciones, y el cuarto, añadir himnos. La exposición, los testimonios, las oraciones y los himnos son cuatro asuntos que no deben faltar en nuestras reuniones. Si en las reuniones no tenemos una palabra que fortalezca lo que otros han dicho, tendremos la sensación de que la reunión es débil. Por lo tanto, debe darse una palabra que sirva de fortalecimiento, así como también testimonios, oraciones e himnos que fortalezcan la reunión. Estos cuatro asuntos deben combinarse continuamente: el hablar, el cantar, las oraciones y los testimonios. Si una reunión cuenta con estos cuatro elementos ciertamente será rica y viviente.

  Al mismo tiempo, debemos tener cuidado de no exhibirnos a nosotros mismos cuando demos una exposición o palabra de fortalecimiento. No hacemos esto para mostrarles a los demás que hemos añadido unas cuantas frases y que somos mejores que ellos. No, eso sería la carne misma. El propósito de exponer es fortalecer la reunión, no corregir a otros ni exhibirnos a nosotros mismos. La mejor manera de aprender a exponer es que los que viven en casas de hermanos y en casas de hermanas se reúnan para practicar exponer uno al otro. Usted habla, y luego yo doy una palabra para fortalecer lo que usted ha dicho, y después yo hablo y usted fortalece. Es en casa donde primero aprendemos las destrezas más básicas. Las parejas también pueden practicar esto en casa. La esposa puede hablar primero y luego el esposo puede añadir unas cuantas frases, y después corregirse mutuamente. De esta manera será muy fácil mejorar.

RECIBIR EL ENTRENAMIENTO PARA SER HERMANOS Y HERMANAS INTELIGENTES

  Quizás usted piense que es muy difícil ser creyente en la iglesia local. Todos tenemos responsabilidades en nuestra casa, y ahora, como si fuera poco, se nos pide que no sólo vengamos a la reunión, sino que también practiquemos la reunión en casa. Ni siquiera podemos relajarnos en nuestra casa. Sin embargo, yo diría que es decisión suya si va a practicar esto o no. Todo depende de la clase de cristiano que usted desee ser.

  Nunca olvidaré aquella ocasión en 1953 cuando, mientras conducía un entrenamiento de cuatro meses en Taipéi, me preocupaba al pensar que los hermanos y hermanas no fueran a poner en práctica todo lo dicho. En ese entonces me acordé de una historia muy antigua. Una vez hubo un rey que fue a ver cómo el tutor le enseñaba al príncipe sus lecciones. Mirando desde afuera por la ventana, se dio cuenta de que el tutor era muy estricto y severo con el príncipe. Sin poder tolerarlo más, asomó su cabeza por la ventana y dijo: “Si el príncipe estudia, será rey; y si no estudia, aún será rey”. El tutor, quien no temía ser decapitado, contestó desde el estudio: “Si él estudia, será un rey inteligente; pero si no estudia, será un rey insensato”. Esta historia me infundió mucho aliento. Puesto que ustedes me pidieron que condujera este entrenamiento, seré estricto con ustedes. Ustedes deciden si van a ser inteligentes o insensatos.

  Hoy en día la situación es la misma. Los que practiquen y reciban el entrenamiento serán hermanos y hermanas sabios y entendidos. Pero los que no practiquen ni reciban el entrenamiento serán hermanos y hermanas insensatos. Es completamente decisión de ustedes. Creo que ninguno de ustedes es indiferente. Lo que hemos hablado en estos días no es una doctrina maravillosa, profunda y significativa, sino que son asuntos que debemos poner en práctica.

  Debemos estudiar cuidadosamente los sesenta y seis libros de la Biblia y recordarlos bien. Incluso debemos leer cuidadosamente todo el índice del himnario. El índice de nuestro himnario consta de más de 370 categorías. Tenemos mucho que aprender. No sólo debemos sacar tiempo para leer el índice, sino también para leer cuidadosamente los himnos. Esto ciertamente valdrá la pena. Si ustedes no leen los himnos, no los conocerán; y si no los conocen, ¿cómo podrán escoger los himnos adecuados para la reunión?

TODOS DEBEN BRINDAR SU APOYO PARA CONSTRUIR EL SALÓN DE REUNIONES EN LIN-KO

  Dado que muchos hermanos y hermanas han venido a esta reunión de las regiones del centro y sur de Taiwán, quisiera decir algo acerca de la edificación del salón de reuniones que se está llevando a cabo en Lin-Ko. Esperamos que cada año podamos producir 200 servidores de tiempo completo. A fin de entrenar a los servidores de tiempo completo, necesitamos un centro de entrenamiento. No sólo necesitamos salones de clase para el entrenamiento, sino también dormitorios para dar hospitalidad. Además necesitamos un salón grande donde podamos congregarnos todos nosotros. El año pasado alquilamos un lugar, pero la acústica no era la adecuada. Fue una verdadera distracción para las reuniones. Si hubiéramos tenido nuestro propio salón de reuniones, habríamos podido diseñar nuestro propio sistema de sonido, y sería mucho más cómodo y práctico.

  Además de usar ese salón de reuniones para realizar entrenamientos y conferencias, también podríamos usar ese lugar para la obra en las universidades. Hoy en día el lugar más valioso y productivo para la obra evangélica es los institutos y universidades. Debido a que en la sociedad actual todo el mundo recalca la importancia de una buena educación, los egresados de las universidades logran entrar en todos los niveles de la sociedad. Quienes ahora sean ganados en las universidades pronto ingresarán a los diferentes niveles de la sociedad. Por consiguiente, queremos usar la propiedad en Lin-Ko como campamento. Todos los fines de semana podremos llevar un grupo de personas a la montaña. Allí tendremos un lugar donde acampar, un área para las comidas y también un lugar para escuchar el evangelio. Si usted predica el evangelio en su casa o en las universidades y las personas no son salvas, puede traerlas a las montañas a dar un paseo con ellas un fin de semana. Una vez que sus corazones se abran, será fácil que ellas reciban al Señor.

  Chung Li y Sheenchoo, que están al sur de Lin-Ko, y Taipéi y Cheelung, que están al norte de Lin-Ko, pueden usar también esta propiedad. Si de las cincuenta y dos semanas del año, dos grupos vienen a acampar cada semana, entonces habrá al menos 104 oportunidades para acampar al año. Por lo tanto, habrá necesidad de inscribirse con anticipación para organizar un calendario. A los jóvenes les gusta juntarse para tener reuniones. Si promovemos este asunto entre los jóvenes, entonces en el futuro la propiedad de Lin-Ko estará llena de grupos de tres o cinco que se reúnen a tener comunión y cantar himnos a la sombra de los árboles. Este asunto tiene mucho potencial. Por ahora sólo hemos comprado el terreno, pero todavía hace falta cubrir muchos otros gastos que requieren el pleno apoyo de los hermanos y hermanas. Este asunto también requiere que todos oremos mucho.

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