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Mensajes del libro «Riquezas y la plenitud de Cristo y el avanzado recobro del Señor hoy en día, La»
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CAPÍTULO TRES

LA PLENITUD DE CRISTO

(1)

  Lectura bíblica: Jn 1:14, 16; Ef. 1:23

BOSQUEJO

  1. Las riquezas de Dios llegan a ser la plenitud de Cristo:
    1. Las riquezas del Dios Triuno se desbordan en la carne para llegar a ser la plenitud de Cristo como corporificación del Dios Triuno—Jn. 1:14, 16.
    2. Las riquezas de Dios se desbordan en Cristo para llegar a ser la plenitud de Cristo como expresión de Dios; los creyentes han recibido la rica gracia de esta plenitud de Cristo—v. 16.
  2. Las riquezas de Cristo llegan a ser la plenitud de Cristo:
    1. Las riquezas de Cristo, quien es la corporificación del Dios Triuno procesado, al ser experimentadas por los creyentes, se desbordan para convertirse en Su plenitud.
    2. Las riquezas de Cristo se desbordan a los creyentes para llegar a ser la plenitud de Cristo, Su expresión, y la plenitud de Dios—Ef. 1:23.
    3. Esta plenitud, que es la expresión de Cristo, es el Cuerpo de Cristo.
    4. Este Cuerpo es la iglesia, la cual está constituida por los creyentes en Cristo:
      1. Está constituida en Cristo por la vida divina de Cristo.
      2. Procede de Cristo y es uno en vida y en naturaleza con Cristo.
      3. Es un organismo engendrado de Dios, no una organización hecha por el hombre.

LAS RIQUEZAS DE DIOS LLEGAN A SER LA PLENITUD DE CRISTO

Las riquezas del Dios Triuno se desbordan en la carne para llegar a ser la plenitud de Cristo como corporificación del Dios Triuno— Juan 1:14, 16

  En los dos mensajes anteriores hemos visto a Cristo. En este mensaje veremos la iglesia. Hay dos términos en la Biblia que son muy difíciles de entender. Uno de ellos es las riquezas de Cristo, y el otro es la plenitud de Cristo. Las dos palabras son diferentes, pero guardan relación entre sí. Las riquezas producen la plenitud, y la plenitud es el resultado de las riquezas. Cuando algo es rico, llega a ser pleno. La plenitud es la expresión de las riquezas. Sin las riquezas, nunca puede llegar a existir la plenitud. Cuando algo llega a ser rico a lo sumo, se ve la plenitud. Por ejemplo, aquí tenemos dos tazas, y ambas están llenas de agua. El agua en ellas puede ser muy rica, pero las tazas aún no están llenas. Si continuamos añadiendo agua en ellas hasta que ésta se desborde, veremos la plenitud.

  Todo lo que Cristo es son Sus riquezas. Cuando estas riquezas entran en nosotros y desbordan en nosotros, ellas son la plenitud. Juan 1:14 dice: “Y la Palabra se hizo carne, y fijó tabernáculo entre nosotros [...] llena de gracia y de realidad”. No sólo la gracia y la realidad son ricas, sino que son plenas. La mayoría de las personas cree que estar lleno de algo es lo mismo que ser rico en algo. En realidad, hay una distinción entre ser rico y estar lleno. La plenitud implica más que las riquezas. Por ejemplo, la taza que tengo en mi mano derecha es rica, pero no vemos sus riquezas. Pero la taza que tengo en mi mano izquierda, la taza que desborda, tiene la plenitud, y todos pueden verla.

  Cuando Dios se hizo carne, la gracia que Él trajo no sólo era rica, sino que era plena. No sólo era rica en su interior, sino que Él estaba lleno de ella aun hasta desbordar. Por ello, Juan 1:16 dice: “Porque de Su plenitud recibimos todos, y gracia sobre gracia”. Por lo tanto, cuando oremos, no debemos decir: “Señor, de Tu rica gracia hemos recibido”; más bien, debemos decir: “Señor, de Tu plenitud en la gracia hemos recibido”. Las riquezas son algo que está escondido en lo interior, mientras que la plenitud es lo que se ha desbordado. Las riquezas son abundantes, pero no lo suficiente. En cambio, la plenitud es abundancia sobre abundancia, al grado en que hay un desbordamiento.

  ¿Qué son entonces las riquezas? Las riquezas son simplemente lo que el Señor Jesús es; todo lo que el Señor Jesús es son Sus riquezas. Él es Dios y también un hombre; Él es luz y amor; es santidad y justicia; es tolerancia y paciencia. ¡Él lo es todo! Es por eso que es llamado el “Yo Soy”. Él es todas las cosas positivas. Él es noble y humilde, y también es la longitud y la anchura. Por lo tanto, Él es rico en lo que Él mismo es. ¿Qué es entonces la plenitud? Cuando las riquezas del Señor se expresan, es decir, cuando todo lo que el Señor es desborda en nosotros, las riquezas llegan a ser la plenitud.

Las riquezas de Dios se desbordan en Cristo para llegar a ser la plenitud de Cristo como expresión de Dios; los creyentes han recibido la rica gracia de esta plenitud de Cristo—Juan 1:16

  Las riquezas de Dios son las riquezas cuando están en Cristo; pero llegan a ser la plenitud cuando vienen a nosotros. Él es el Cristo, y nosotros somos la iglesia. Con respecto a Cristo, se trata de las riquezas; pero con relación a nosotros, se trata de la plenitud. Por ejemplo, el agua en estas dos tazas es la misma; pero en una taza, tenemos las riquezas, mientras que en la otra, cuando el agua se desborda, tenemos la plenitud. Cristo es rico, y la iglesia está llena. Así que estas dos cosas son en realidad lo mismo. Las riquezas están escondidas en lo interior, y la plenitud se expresa externamente. Lo que está escondido en lo interior es Cristo; pero lo que se expresa externamente es la iglesia. Por lo tanto, la iglesia es la expresión de Cristo. La expresión de Cristo es la plenitud de Cristo. Su plenitud proviene de Sus riquezas. Cuando están escondidas en Su interior, son las riquezas. Pero cuando éstas se expresan en nosotros, son la plenitud. Cuando hablamos de las riquezas, nos referimos a Cristo; y cuando hablamos de la plenitud, nos referimos a la iglesia. El que las riquezas lleguen a ser la plenitud significa que Cristo ha llegado a ser la iglesia. Por consiguiente, las palabras riquezas y plenitud se refieren a Cristo y la iglesia.

  El Nuevo Testamento también nos muestra que la fuente de estas riquezas es Dios. Un día, este Dios se hizo carne y vino para estar entre los hombres. Él es Dios, pero expresó todas Sus riquezas una por una en la carne humana. Lo que fue expresado fue Su plenitud. En Dios son las riquezas; pero en Cristo, cuando éstas son expresadas, son la plenitud. Los judíos recibieron gracia de parte de Dios; nosotros los cristianos hoy recibimos gracia de parte de Cristo. Los judíos adoraban a Dios por Sus riquezas y nosotros los cristianos adoramos hoy en Cristo a fin de obtener Su plenitud.

  No debemos olvidarnos jamás de este asunto. Dios es la Palabra. Cuando este Dios se hizo carne, Él estaba lleno de gracia y de realidad. No es que Él fuera rico en esas cosas, sino que estaba lleno de ellas. En Dios son las riquezas; y cuando éstas alcanzan a Cristo, llegan a ser la plenitud. Por lo tanto, no se trata de recibir Sus riquezas, sino de recibir Su plenitud. Hoy en día, no recibimos la gracia directamente de Dios. En vez de ello, recibimos la gracia de Dios en Cristo. Además, la gracia de la que hablamos no es la gracia de Dios directamente, sino Su gracia en Cristo. Por consiguiente, esta gracia no es meramente rica, sino que también es abundante. No es meramente gracia, sino gracia sobre gracia.

  Cristo está en las riquezas de Dios. Cuando las riquezas de Dios llegan a ser la plenitud, eso es la iglesia. Por lo tanto, la iglesia no es algo que corresponde a las riquezas de Dios, sino algo que corresponde a la plenitud de Cristo. En las riquezas de Dios aún no tenemos la iglesia; es sólo cuando llegamos a la plenitud de Cristo que tenemos la iglesia. Esto nos muestra que las riquezas son Cristo, y que la plenitud es la iglesia.

  Regresemos ahora al bosquejo. Primeramente, las riquezas de Dios llegan a ser la plenitud de Cristo. Creo que ahora ustedes pueden entender esto. Bajo este punto tenemos dos puntos secundarios. Primero, las riquezas del Dios Triuno se desbordan en la carne para llegar a ser la plenitud de Cristo como corporificación del Dios Triuno. Dios es grande; Él no está limitado por nada. Al mismo tiempo, Él es abstracto. Aunque no podemos verle ni tocarle, Él existe y es real. Un día, Él se hizo carne y llegó a ser un hombre, y se manifestó entre los hombres. Él era la corporificación de Dios. Las riquezas de Dios estaban en Él y se expresaban por medio de Él. Las riquezas de Dios llegaron a ser la plenitud manifestada externamente. En segundo lugar, las riquezas de Dios se desbordan en Cristo para llegar a ser la plenitud de Cristo como expresión de Dios; los creyentes han recibido la rica gracia de esta plenitud de Cristo. Aquí se destacan tres expresiones. La primera es riquezas, la segunda es plenitud y la tercera es la plenitud que llega a ser la expresión. Primero, tenemos las riquezas. Luego, cuando éstas se expresan, llegan a ser la plenitud. Esta plenitud es una expresión. A modo de comparación, diríamos que el agua que se desborda es la expresión del agua.

LAS RIQUEZAS DE CRISTO LLEGAN A SER LA PLENITUD DE CRISTO

  Las riquezas de Cristo son las riquezas de Dios. Cuando estas riquezas están escondidas en Cristo, siguen siendo las riquezas; pero cuando se expresan externamente en Cristo, llegan a ser la plenitud. Cuando el Señor Jesús estuvo en la tierra, Pedro, Juan, Jacobo, María y muchos otros vinieron a Él. De Él todos recibieron. Permítanme hacerles esta pregunta: ¿qué fue lo que ellos recibieron? ¿Recibieron la gracia que estaba escondida en el Señor Jesús, o la gracia que se expresó externamente en el Señor Jesús? Fue la gracia que se expresó externamente en el Señor Jesús. Es por eso que Juan dijo que de Su plenitud recibimos todos, y gracia sobre gracia (Jn. 1:16). Esta gracia es expresada, y nosotros la hemos recibido. De hecho, continúa viniendo una y otra vez a nosotros sin cesar. Esto es gracia sobre gracia. Por lo tanto, llega a ser una expresión.

Las riquezas de Cristo, quien es la corporificación del Dios Triuno procesado, al ser experimentadas por los creyentes, se desbordan para convertirse en Su plenitud

  Cuando las riquezas de Cristo están en Él, son las riquezas; y cuando éstas se expresan, llegan a ser la plenitud de Cristo. Luego, cuando nosotros experimentamos las riquezas que están en este Cristo, quien es la corporificación del Dios Triuno procesado, éstas se desbordan convirtiéndose en Su plenitud.

  En 1962, durante la Pascua, di este mensaje por primera vez en la región de San Francisco en los Estados Unidos. Recuerdo que usé como ejemplo las riquezas de los Estados Unidos. Dije que cuando llegué por primera vez a los Estados Unidos, no entendía cómo los estadounidenses podían ser tan altos y fuertes. Más tarde, cuando fui a los supermercados y vi todos los ricos alimentos, empecé a entender. Los estadounidenses crecen hasta alcanzar su tamaño debido a los ricos alimentos de los Estados Unidos que ellos comen.

  En un supermercado de los Estados Unidos, uno encuentra toda clase de ricos alimentos. Después que los estadounidenses se comen todos estos alimentos y los digieren, cada uno de ellos llega a ser un estadounidense muy corpulento. Las diferentes clases de alimentos son las riquezas de los Estados Unidos, y los estadounidenses corpulentos son la plenitud de los Estados Unidos. El alimento que está en los supermercados de los Estados Unidos llega a ser la constitución intrínseca de los estadounidenses una semana después que ellos lo han comido. Antes de ser comidos, la carne de res, el pollo, el pescado, las verduras y frutas estadounidenses son las riquezas de los Estados Unidos. Pero después que estas riquezas son comidas y digeridas, llegan a ser la plenitud de los Estados Unidos. Los estadounidenses mismos son la plenitud de los Estados Unidos, pues ellos expresan las riquezas de los Estados Unidos.

  De la misma manera, las riquezas de Cristo estaban en Cristo. Después que nosotros ingerimos estas riquezas, éstas son digeridas en nosotros, y de ese modo llegamos a ser la plenitud de Cristo. Los cristianos sencillamente son la plenitud de Cristo. El propósito de esta plenitud es expresar a Cristo. Hoy todos los que estamos reunidos aquí somos cristianos. Aunque algunos son más altos y otros más bajos en su estatura espiritual, todos hemos sido producidos por haber comido y disfrutado las riquezas de Cristo. Cuando todos los cristianos estamos reunidos, la plenitud que se expresa es la iglesia. Esta plenitud es el Cuerpo de Cristo.

Las riquezas de Cristo se desbordan a los creyentes para ser la plenitud de Cristo, Su expresión, y la plenitud de Dios— Efesios 1:23

  Cuando las riquezas de Cristo se desbordan en los creyentes y sobre ellos, llegan a ser la plenitud de Cristo, Su expresión, y la plenitud de Dios. Primeramente, las riquezas de Cristo llegan a ser Su plenitud. Puesto que Él es la corporificación de Dios, esta plenitud también llega a ser la plenitud de Dios. En Juan 1:16, vemos que la plenitud de Dios está en Cristo. Pero cuando llegamos a Efesios 1:23, la plenitud de Dios que está en Cristo llega a ser la iglesia. Esta plenitud de Cristo al final llega a ser la plenitud de Dios. Por lo tanto, podemos ver que la plenitud de Dios se expresa primero en Cristo. Luego se expresa en los creyentes, quienes son la iglesia. Pero al final, cuando se expresa en la iglesia, continúa siendo la plenitud de Dios.

Esta plenitud, que es la expresión de Cristo, es el Cuerpo de Cristo

  La plenitud, que es la expresión de las riquezas de Cristo, es el Cuerpo de Cristo. Este Cuerpo es la expresión de Cristo. Si yo estuviera aquí delante de ustedes sólo con mi cabeza suspendida en el aire y sin un cuerpo, no sería pleno en absoluto. Pero si tenemos aquí a un estadounidense corpulento que mide siete pies y una pulgada y pesa trescientas cincuenta libras, su cuerpo expresará su plenitud. De la misma manera, el Cuerpo de Cristo es la expresión de la plenitud de Cristo.

Este Cuerpo es la iglesia, la cual está constituida por los creyentes en Cristo

  En primer lugar, este Cuerpo está en Cristo y su elemento constitutivo es la vida divina de Cristo. Un falso cristiano puede llamarse a sí mismo cristiano, pero no tiene la vida de Cristo y, por ende, no tiene parte alguna en el Cuerpo orgánico de Cristo. Judas, quien traicionó al Señor, era un cristiano de nombre, pues no tenía nada que ver con la vida de Cristo; por ende, él no tenía parte alguna en el Cuerpo de Cristo. Cada uno de los que forman parte del Cuerpo orgánico de Cristo posee la vida de Cristo.

  En segundo lugar, este Cuerpo procede de Cristo y es uno en vida y en naturaleza con Cristo. Todos los miembros del Cuerpo de Cristo proceden de Cristo. En lo que se refiere a su vida y naturaleza espiritual, ellos son uno con Cristo.

  Tercero, este Cuerpo es un organismo engendrado de Dios, y no una organización hecha por el hombre. Este organismo es el Cuerpo orgánico de Cristo, constituido por las riquezas de Cristo que nosotros hemos disfrutado y digerido.

  (Mensaje dado por el hermano Witness Lee en Ciudad Quezón, las Filipinas, el 24 de marzo de 1989)

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