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Mensajes del libro «Sacerdotes neotestamentarios del evangelio, Los»
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CAPÍTULO ONCE

LLEVAR A CABO EL DESEO, EL PLAN Y LA ECONOMÍA DE DIOS Y DESENMASCARAR LA INTENCIÓN MALIGNA DE SATANÁS, ASÍ COMO EL ENGAÑO Y LA CONFUSIÓN CAUSADOS POR ÉL

  Lectura bíblica: 1 Jn. 4:15; Fil. 2:13; Ro. 12:5; Ef. 1:23; 3:19b; Ro. 15:16; Jn. 21:15; 1 Ts. 2:7; 1 P. 2:2; Ro. 12:1; Ef. 4:12; 1 Co. 14:1, 3-5

BOSQUEJO

  1. Llevar a cabo el deseo, el plan y la economía de Dios:
    1. El deseo de Dios es forjarse a Sí mismo en el hombre a fin de ser su vida y su todo—1 Jn. 4:15; Fil. 2:13.
    2. El plan de Dios consiste en que los hombres que poseen Su vida y se han unido a Él orgánicamente:
      1. Sean los miembros orgánicos de Cristo, quien es la corporificación del Dios Triuno—Ro. 12:5.
      2. Sean el elemento constitutivo de la iglesia como el organismo de este Dios Triuno—Ef. 1:23.
      3. Sean el Cuerpo de Cristo como la plenitud de Dios en Cristo que lo expresa a Él—v. 23; 3:19b.
    3. La economía de Dios es un plan en el que cada uno de los muchos miembros de Cristo es un sacerdote del evangelio de Dios—Ro. 15:16:
      1. Al predicar el evangelio personalmente a fin de salvar a los pecadores y ofrecerlos a Dios como ofrendas—v. 16.
      2. Al alimentar y cuidar con ternura a los nuevos creyentes y ayudarlos a crecer en la vida espiritual, a fin de que ellos se presenten a Dios en sacrificio vivo—Jn. 21:15; 1 Ts. 2:7; 1 P. 2:2; Ro. 12:1.
      3. Al enseñar y perfeccionar a los santos para la obra del ministerio neotestamentario, que consiste en edificar el Cuerpo de Cristo—Ef. 4:12.
      4. Los santos perfeccionados como profetas que hablan por el Señor, suministran a Cristo, edifican la iglesia, llevan a cabo la economía neotestamentaria de Dios y hacen que se cumpla el plan eterno de Dios a fin de que el deseo de Dios sea satisfecho por la eternidad—1 Co. 14:1, 3-5.
    4. Esto es lo que Dios nos ha mostrado en los pasados cuatro años y medio como la manera apropiada en que los santos deben reunirse y servir según lo que Él ha ordenado y según la revelación bíblica.
  2. Desenmascarar la intención maligna de Satanás, así como el engaño y la confusión causados por él:
    1. La intención maligna de Satanás es frustrar el deseo que Dios tiene de forjarse a Sí mismo en el hombre para ser su vida y su todo.
    2. El engaño de Satanás consiste en:
      1. Destruir la función orgánica de los miembros de Cristo mediante el servicio religioso.
      2. Reemplazar la iglesia, que es el organismo del Dios Triuno, con la organización religiosa.
      3. Falsificar el Cuerpo de Cristo, que es la plenitud y expresión del Dios Triuno, por medio de la asociación religiosa.
    3. La confusión causada por Satanás consiste en:
      1. Menospreciar la función de cada miembro como parte del sacerdocio del evangelio de Dios, al predicar el evangelio con sólo unas cuantas personas que son especialmente dotadas.
      2. Privar a los creyentes de la función espiritual y orgánica de alimentarse mutuamente y de cuidarse los unos a los otros, al utilizar a unos cuantos clérigos para que pastoreen y cuiden a los nuevos creyentes.
      3. Reemplazar la labor que realiza cada santo que está siendo perfeccionado para perfeccionar a otros para la obra del ministerio neotestamentario, la cual edifica el Cuerpo de Cristo, con la enseñanza y edificación que brindan los maestros profesionales.
      4. Hacer que se considere el profetizar y el hecho de hablar por el Señor como el don exclusivo de unas cuantas personas, y no reconocer que todo creyente puede y debe ser un profeta que habla por el Señor.
    4. Éste es el método torcido que Satanás ha empleado a través de los siglos para hacer daño y confundir la manera ordenada por Dios, la manera apropiada en que los santos deben reunirse y servir a Dios.

LLEVAR A CABO EL DESEO, EL PLAN Y LA ECONOMÍA DE DIOS

  Dios tiene un deseo en Sí mismo y, en contraste con esto, Satanás tiene una intención maligna, la cual consiste en causar daño. Dios tiene un plan y, en contraste con esto, Satanás tiene un engaño con el objetivo frustrar dicho plan. Asimismo, Dios tiene una economía y, en contraste con esto, Satanás realiza una obra para traer confusión. Por consiguiente, por un lado, tenemos que llevar a cabo el deseo, el plan y la economía de Dios; y, por otro lado, tenemos que desenmascarar la intención maligna de Satanás, así como el engaño y la confusión causados por él.

El deseo de Dios

  El deseo de Dios consiste en forjarse a Sí mismo en el hombre a fin de ser su vida y su todo. Dos pasajes, 1 Juan 4:15 y Filipenses 2:13, nos confirman muy claramente este hecho. Desde los días del hermano Nee hemos venido hablando de este asunto. Cuando empecé a laborar en los Estados Unidos, hablé de esto de manera más enfática. De hecho, sobre este asunto ya hay más de cien mensajes que han sido publicados. Hasta el día de hoy, se habla muy poco de este asunto cuando se predica el evangelio en el cristianismo. La mayoría de las veces se les dice a las personas que el hombre es pecador, que Dios es justo, y que el Señor Jesús murió por nosotros en conformidad con la justicia de Dios. Si alguno cree en Él, sus pecados serán perdonados y él será justificado por Dios. En lo que se refiere a la vida, en el cristianismo se menciona muy brevemente el asunto de la regeneración.

  La regeneración es Dios mismo que entra en nosotros para ser nuestra vida. Por lo tanto, la regeneración consiste en tener la vida de Dios además de la vida que el hombre ya posee en sí mismo. Esto significa nacer de nuevo. Primero, Dios nos regenera en nuestro espíritu. Luego, Él se extiende de nuestro espíritu a nuestra mente, ocupando y saturando todas las partes de nuestra mente. En esto consiste la transformación. De este modo, llegamos a ser personas maduras a los ojos de Dios, que están esperando el regreso del Señor, en ese entonces nuestro cuerpo será completamente saturado de Él. Esto será la redención de nuestro cuerpo. Por consiguiente, primero ocurre la regeneración en nuestro espíritu, luego la transformación en nuestra alma, y por último, cuando el Señor regrese, será la redención de nuestro cuerpo. De este modo, todo nuestro ser entrará en la gloria, es decir, en todo lo que el Dios Triuno es. Éstas palabras son la luz y la revelación que hemos acumulado a través de los sesenta años en que hemos estado estudiando la Biblia y los libros espirituales.

  Además de ser nuestra vida, Dios también desea ser todo para nosotros. La vida no es algo sencillo. La vida requiere sabiduría, poder y luz. La vida también requiere virtudes tales como la paciencia, la tolerancia y el perdón. Estas virtudes fueron creadas por Dios y se manifiestan en la humanidad. Las virtudes creadas por Dios son simplemente como conchas, como guantes. Un guante es diferente de una mano. La realidad interna de estas virtudes es los atributos de Dios. Cuando los atributos divinos entran en nosotros y llegan a ser el contenido de nuestras virtudes humanas, ambas juntas llegan a ser las buenas obras de las que habla la Biblia, y las cuales Dios busca. Las buenas obras que Dios busca son las virtudes humanas que se expresan en nuestro vivir después de que Dios entra en nosotros, los hombres creados, para ser el contenido de nuestras bondades. La Biblia llama a estas obras virtudes (2 P. 1:3). Por consiguiente, la virtud no es simplemente cierto comportamiento meritorio, sino una especie de poder espiritual.

  Cuando el Dios Triuno se forja en nosotros para ser nuestra vida y nuestro suministro de vida, nosotros nos reunimos y tenemos comunión en virtud de esta vida. Sin esta vida no es posible tener la reunión ni la comunión cristianas. La comunión es el fluir de la vida divina. Hoy algunos han traducido la palabra comunión como comunicación. Pero comunicación tiene una connotación más bien mundana. En 1 Juan 1 nos muestra claramente que la comunión divina proviene de la vida divina. Cuando una persona que no es salva viene a nuestras reuniones, tal vez pueda imitar como cantamos y oramos, pero estará completamente fuera de nuestra comunión. Esto se debe a que no es igual a nosotros; es decir, no posee la vida divina. Cuando el cristianismo por primera vez fue introducido en China, se hizo muy popular la expresión “giao-you” (que significa: miembro de una iglesia nominal). Después de que el Señor nos levantó a nosotros, nos opusimos al uso de expresiones como éstas. “Giao-you” es una expresión mundana. No somos “giao-you”; somos hermanos que poseen la misma vida. Puesto que somos hermanos que comparten la misma vida, podemos tener comunión unos con otros. Hoy en día la base de nuestras reuniones, predicación del evangelio, servicio y obra que realizamos para el Señor es la regeneración, gracias a la cual poseemos la vida divina.

El plan de Dios

  El plan de Dios consiste en que los hombres que poseen Su vida y están unidos a Él orgánicamente, sean los miembros orgánicos de Cristo, quien es la corporificación del Dios Triuno. Hay dos frases muy enfáticas aquí: poseer Su vida y estar unidos a Él orgánicamente. Debido a que tenemos a Dios como nuestra vida, podemos unirnos a Él orgánicamente. Una vara después de ser partida puede unirse con pegamento; también, podríamos unir las partes con un anillo de metal, o incluso envolver la vara completamente en oro. Sin embargo, no se unirían las partes de manera orgánica. Esto se debe a que no tiene vida. Pero es diferente cuando injertamos árboles. Cuando la rama viva de un árbol es injertada en otro árbol, en muy poco tiempo los dos crecen y llegan a ser uno solo. Esto es lo que significa ser unidos orgánicamente. De igual manera, un brazo fracturado puede unirse nuevamente mediante la circulación de la sangre, que representa la comunión de la vida.

  Entre nosotros y Dios hay una unión orgánica. Dios crece en nosotros, y nosotros crecemos en Dios. El plan de Dios es hacer de esta clase de personas los miembros orgánicos de Cristo, quien es la corporificación del Dios Triuno. Dios desea hacer de nosotros, quienes poseemos Su vida y estamos unidos a Él orgánicamente, miembros de Cristo. Dado que Cristo es la corporificación de Dios, nosotros llegamos a ser los miembros orgánicos de Cristo, la corporificación de Dios. Estos miembros llegan a formar la iglesia, el organismo de este Dios Triuno (Ef. 1:23). Esto es algo relacionado con la constitución intrínseca, y se efectúa por medio de la vida. La iglesia no es una organización carente de vida. Aquellos que poseen Su vida y están unidos a Él orgánicamente no simplemente son miembros de Cristo, sino que también llegan a formar la iglesia como el organismo del Dios Triuno. Más aún, ellos son el Cuerpo de Cristo como la plenitud de Cristo que lo expresa a Él (Ef. 1:23; 3:19b).

La economía de Dios

  La economía de Dios es Su plan. La palabra economía es una traducción apropiada (1 Ti. 1:4b). Su significado original es una ley doméstica, es decir, un manejo del hogar, una administración doméstica, y por ende, también significa un plan o economía administrativa. Dios ha hecho unos arreglos administrativos; Él ha dispuesto que cada uno de los miembros de Cristo sea un sacerdote de Dios, un sacerdote del evangelio (Ro. 15:16). Por consiguiente, no importa cuán incapaz usted se sienta de predicar el evangelio, Dios ha dispuesto esto. De hecho, mientras usted sea una persona regenerada, alguien que tiene a Dios en su interior, tendrá por nacimiento la capacidad de predicar el evangelio, así como una persona posee por nacimiento la capacidad de hablar.

  Dios desea que prediquemos el evangelio a fin de salvar a los pecadores, y luego los ofrezcamos como sacrificios. Pablo dijo en Romanos 15:16 que él era un “ministro de Cristo Jesús a los gentiles, un sacerdote que labora, sacerdote del evangelio de Dios, para que los gentiles sean ofrenda agradable, santificada por el Espíritu Santo”. Los versículos 5 y 9 de 1 Pedro 2 también dicen que somos edificados “hasta ser un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo [...] Mas vosotros sois [...] real sacerdocio [...] a fin de que anunciéis las virtudes de Aquel que os llamó de las tinieblas a Su luz admirable”. Estos breves pasajes nos muestran que somos un sacerdocio santo y que cada uno de nosotros es un sacerdote del evangelio, a fin de anunciar las virtudes de la salvación de Dios y ofrecer a los gentiles como sacrificios aceptables a Dios. Las virtudes de Dios son el evangelio que nosotros predicamos. Por consiguiente, cada uno de nosotros tiene que predicar el evangelio y conducir a los pecadores a la salvación, presentándolos ante Dios y ofreciéndolos como sacrificios. Sin embargo, eso no significa que usted tenga que salir a invitar a las personas para que vengan a escuchar a un hombre hablar. Esto sería ser un levita, no un sacerdote. Hoy en día tenemos que reconsiderar el servicio que realizan los hermanos y hermanas. Anteriormente, animábamos a todos a que vinieran a acomodar las sillas, a limpiar el piso, a cortar el césped y a podar los árboles, pensando que haciendo esto, toda la iglesia participaría en el servicio. ¿Por qué no utilizamos mejor ese tiempo para que todos hubieran salido a predicar el evangelio? Por esta razón, soy el primero en confesarles mi error.

  Una vez que una persona ha recibido el evangelio y ha sido salva y bautizada, llega a ser como un niño recién nacido. Después de esto, necesita ser alimentada y cuidada para crecer en la vida espiritual al grado de poder presentarse a sí misma a Dios en sacrificio vivo (Jn. 21:15; 1 Ts. 2:7; 1 P. 2:2; Ro. 12:1). Éste es el segundo paso. Sin embargo, no es suficiente simplemente alimentar y cuidar a un niño, pues además de esto necesita la enseñanza y el perfeccionamiento. Lo mismo se aplica a la vida espiritual. Por consiguiente, tenemos un tercer paso, el cual consiste en enseñar y perfeccionar a los santos para la obra del ministerio neotestamentario, para la edificación del Cuerpo de Cristo (Ef. 4:12). Al final, los santos perfeccionados vendrán a ser los profetas, quienes hablan por el Señor y suministran a Cristo para edificar la iglesia, y así llevan a cabo la economía neotestamentaria de Dios y hacen que se cumpla el plan eterno de Dios para que el deseo de Dios sea satisfecho por la eternidad (1 Co. 14:1, 3-5). Ésta es la revelación que presenta la Biblia.

  Sin embargo, ésta no es nuestra situación actual. Hemos usado bastante bien nuestro local de reuniones; pero no estamos muy bien con respecto a nuestra predicación del evangelio, las reuniones de hogar, las reuniones de grupos pequeños y el profetizar. Esto se debe a que estamos acostumbrados a limpiar el salón de reuniones, pero no estamos acostumbrados a predicar el evangelio ni a alimentar a las personas. De hecho, pensamos que nosotros mismos no podemos hacer el trabajo. Esto es un error que hemos cometido en la dirección que dimos en el pasado. Lo que ahora estamos diciendo es lo que Dios nos ha mostrado en los pasados cuatro años y medio en cuanto a la manera apropiada en que los santos deben reunirse y servir según lo ordenado por Él y según la revelación bíblica.

DESENMASCARAR LA INTENCIÓN MALIGNA DE SATANÁS, ASÍ COMO EL ENGAÑO Y LA CONFUSIÓN CAUSADOS POR ÉL

  Hoy en día tenemos dos árboles delante de nosotros. Uno es el árbol de la vida, y el otro es el árbol del conocimiento del bien y del mal. Uno es verdadero, y el otro es una falsificación. En el mercado a menudo encontramos artículos falsificados. Satanás es el principal falsificador de todos. Por esta razón, tenemos que desenmascarar su intención maligna, así como el engaño y confusión que han sido causados por él.

La intención maligna de Satanás

  La intención maligna de Satanás es impedir que se cumpla el deseo de Dios, que consiste en forjarse en el hombre, a fin de ser su vida y su todo. El Nuevo Testamento nos muestra muy claramente que Dios vive en nosotros y que nosotros vivimos en Dios (1 Jn. 4:15). Sabemos que Él vive en nosotros y que nosotros vivimos en Él por la vida que Él nos ha dado. Sin embargo, muchas personas no recalcan este asunto en su predicación del evangelio. Ésta es la manera en que Satanás frustra conforme a su intención maligna. Por este motivo, elaboramos un folleto para la predicación del evangelio titulado El misterio de la vida humana. Hicimos esto porque el centro de nuestra predicación del evangelio es el hecho de que Dios se forja en el hombre, a fin de ser su vida y su todo.

El engaño de Satanás

  El engaño de Satanás consiste en eliminar la función orgánica de los miembros de Cristo mediante el servicio religioso, y así reemplazar la iglesia como el organismo del Dios Triuno con una organización religiosa, y falsificar el Cuerpo de Cristo como la plenitud y expresión del Dios Triuno por medio de asociaciones religiosas. El servicio en el cristianismo actual es casi totalmente religioso. Cuando una persona se hace miembro, lo único que necesita hacer es escuchar sermones y dar dinero. Así, su función orgánica como miembro de Cristo termina siendo anulada. Además de esto, la organización religiosa ha reemplazado a la iglesia como el organismo del Dios Triuno, y la asociación religiosa se ha convertido en una falsificación del Cuerpo orgánico de Cristo.

La confusión causada por Satanás

  La confusión causada por el enemigo consiste, primeramente, en usar a unas cuantas personas dotadas para que prediquen el evangelio, con lo cual hace que se menosprecie la función de cada miembro como integrante del sacerdocio divino del evangelio. Cuando el hombre exalta la predicación evangélica de los gigantes del evangelio, la función de miles de creyentes como partes del sacerdocio divino del evangelio es menospreciada. Hoy en día muchos creyentes no son capaces de predicar el evangelio. Esto es cierto, incluso entre nosotros. Aunque invitan con gran fervor a las personas para que asistan a reuniones del evangelio, después del mensaje, aún tienen que depender de algunas personas dotadas para poder hablar con sus invitados. Éste es el resultado de honrar a unas pocas personas dotadas, mientras que se menosprecia el sacerdocio corporativo. Los sacerdotes neotestamentarios que Dios busca son un sacerdocio y una entidad corporativa. La palabra sacerdocio es difícil de traducir al chino. Es por ello que la versión popular de la Biblia en chino la traduce simplemente como “sacerdotes” en lugar de “sacerdocio” (1 P. 2:5, 9), pero al hacer esto pasan por alto una verdad muy crucial. No obstante, en nuestra traducción de la Biblia al chino, nos hemos esforzado mucho por resaltar esta distinción. Los sacerdotes del Nuevo Testamento no existen como individuos, sino que más bien, cumplen su función como un sacerdocio. Por consiguiente, siempre que se estime demasiado el don que algunas personas tienen para predicar el evangelio, se estará menospreciando el sacerdocio del evangelio.

  Segundo, la confusión causada por Satanás consiste en utilizar a unos cuantos clérigos para que pastoreen y cuiden a los nuevos creyentes, con lo cual hace que los creyentes sean privados de la función espiritual y orgánica de alimentarse mutuamente y de cuidarse los unos a los otros (1 Co. 12:25). En contraste con esto, la confusión causada por Satanás consiste en hacer que unos cuantos clérigos pastoreen y cuiden de los nuevos creyentes. La palabra pastores en Efesios 4:11 ha sido usada para referirse a un ministro cristiano. El concepto que tiene el hombre hoy en día es que cuando uno está enfermo necesita un doctor, cuando es demandado necesita un abogado, y cuando necesita ayuda para orar y suplicar necesita un pastor. Muchos cristianos ni siquiera son capaces de orar; es por ello que le piden al pastor que venga y ore por ellos. Pero la Biblia nos muestra que muchos hermanos y hermanas, incluso todos nosotros, somos pastores. Por consiguiente, el método de utilizar a unos cuantos clérigos para que pastoreen y cuiden a los nuevos creyentes priva a los creyentes de la función espiritual y orgánica de alimentarse y cuidarse unos a otros.

  Tercero, la confusión causada por Satanás consiste en utilizar a maestros profesionales para que enseñen y edifiquen a los santos, con lo cual se reemplaza la labor que debe realizar cada santo perfeccionado de perfeccionar a otros para la obra del ministerio neotestamentario, que consiste en edificar el Cuerpo de Cristo. La economía de Dios tiene como objetivo que las personas dotadas perfeccionen a los santos para que ellos también participen en la labor de edificar el Cuerpo de Cristo (Ef. 4:11-16). Pero la práctica que se tiene en el cristianismo consiste en emplear a maestros profesionales para que enseñen y edifiquen a los santos. De este modo, se reemplaza la labor que realiza cada santo perfeccionado, que consiste en perfeccionar a otros para llevar a cabo la obra de edificar el Cuerpo de Cristo.

  Cuarto, la confusión causada por Satanás consiste en hacer que el profetizar y el hecho de hablar por el Señor se consideren el don exclusivo de unas cuantas personas, y no se reconozca que todo creyente puede y debe ser un profeta que habla por el Señor. Esto sucedió también entre nosotros en el pasado. Como resultado, sufrimos mucho en los últimos cuarenta años. Si hubiésemos tenido la perspectiva y camino correctos cuando empezamos a laborar aquí, estoy seguro que la mayoría de los hermanos y hermanas ahora podrían profetizar.

  Así pues, la confusión causada por Satanás consiste en utilizar a unas cuantas personas dotadas para la predicación del evangelio, en utilizar a unos cuantos clérigos para que pastoreen y cuiden a los nuevos creyentes, en utilizar a maestros profesionales para que enseñen y edifiquen a los santos, y en considerar que profetizar y hablar por el Señor son el don exclusivo de unas cuantas personas. Esto confunde a todo el mundo. Ahora tenemos que desenmascarar la confusión causada por Satanás y levantarnos juntos para atacar a Satanás, el maligno. Lo anterior describe el método torcido que Satanás ha empleado a través de los siglos para causar daño y traer confusión a la manera ordenada por Dios, la manera apropiada en que los santos deben reunirse y servir a Dios. No decimos que éste es un camino maligno, sino torcido, pues nos impide avanzar rectamente. Por consiguiente, tenemos que desenmascararlo.

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