Lectura bíblica: 1 Co. 4:15; Ro. 15:16; Jn. 21:15; 1 Ts. 2:7; 1 P. 2:2; Ro. 12:1; 1 Ts. 2:11; Ef. 4:12-13; Col. 1:28; 3-5, 1 Co. 14:23
Lo que voy a compartirles esta mañana puede considerarse un extracto de los mensajes que les he dado durante el mes pasado.
Quisiera empezar de esta manera: en los pasados dos mil años, la manera en que los cristianos deberían reunirse, predicar el evangelio, servir a Dios y laborar para Dios, ha sido objeto de mucha controversia en el cristianismo. En torno a este tema ha habido muchas disputas y debates, y hasta el día de hoy no se ha llegado a ninguna solución. Pero independientemente de cuáles hayan sido los resultados del debate, aún permanecen estos cuatro asuntos importantes: 1) predicar el evangelio para salvar a las personas, 2) edificar a los nuevos creyentes, 3) perfeccionar a los más avanzados y 4) liberar la palabra del Señor.
Estos cuatro asuntos se hallan documentados en la Biblia, pero sólo unos pocos han descubierto los términos orgánicos relacionados con ellos. Aunque son muchos los que han leído la Biblia y han podido identificar estos asuntos, los llevan a cabo usando las tradiciones de los gentiles y métodos mundanos. No han entrado en las profundidades de la revelación contenida en la Biblia. Por supuesto, el resultado de ello ha sido hacer las cosas de una manera natural, empleando métodos naturales. Hablando de forma comparativa, esta manera de hacer las cosas es de más fácil aceptación. Por ejemplo, al predicar el evangelio, la manera natural del cristianismo consistiría en celebrar una gran campaña evangelizadora e invitar gente especialmente adiestrada para que venga y hable. La cual es la manera que comúnmente las sociedades del mundo utiliza. Los cristianos nunca han profundizado respecto a la manera de predicar descrita en la Biblia, ni tampoco les importa cómo hacerlo. Y aun cuando supieran cuál es esa manera, no podrían aplicarla. Todo lo que ellos han adoptado son métodos religiosos y organizacionales, los cuales no tienen nada que ver con la obra orgánica mencionada en la Biblia.
En el Día de Pentecostés, Pedro y los apóstoles predicaron el evangelio de una manera prevaleciente. Como resultado, tres mil personas fueron salvas. El entorno para su predicación fue absolutamente preparado por el Espíritu Santo, quien fue el que reunió a hombres de todos los rincones de la tierra. Esto difiere del camino que sigue el cristianismo actual. La predicación del evangelio en el cristianismo, como la que se lleva a cabo en muchos tipos de cruzadas, emplea periódicos mundanos, organizaciones sociales, movimientos políticos y organizaciones religiosas, a fin de planear, coordinar y congregar a las personas. Esto no sólo sucede con respecto a la predicación del evangelio; pues el mismo principio se aplica a la edificación de los creyentes, al perfeccionamiento de los más avanzados y a la enseñanza de las verdades bíblicas. Ésta es la manera organizacional de hacer las cosas, no es una práctica orgánica. Pero la Biblia nos enseña que no sólo debemos predicar la palabra pura y santa, sino también que la manera en que la predicamos debe ser santa. La meta debe ser correcta y también el método debe ser correcto.
Por esta razón, a la luz de la revelación hallada en la Biblia, debemos considerar cómo venimos practicando desde el año pasado las reuniones de hogar, las reuniones de los grupos pequeños y el profetizar en las reuniones de distrito. Debemos averiguar si dichas reuniones se han estado llevando a cabo según la manera santificada que Dios ha revelado o según la manera natural humana. Aunque lo que se haga lo mismo en ambos casos, los resultados pueden ser muy diferentes. Tomemos como ejemplo la predicación del evangelio. Convocar una gran reunión e invitar a un orador famoso para que predique el evangelio es algo que corresponde a la manera natural. Aunque los pecadores sean salvos, esto no va a ser de mucha ayuda en lo que se refiere a la edificación del Cuerpo de Cristo. Al contrario, esto causará muchísimo daño, puesto que esta práctica anula la función sacerdotal de los santos en lo referente a la predicación del evangelio. Pese a que algunos famosos evangelistas estadounidenses han estado predicando el evangelio por muchos años y muchas almas han sido salvas, a fin de cuentas, el ministerio del sacerdote del evangelio prácticamente se ha reducido sólo a estos evangelistas. Todos los demás son levitas. Sin duda alguna el evangelio es predicado y las almas son salvas, pero no se considera en lo mas mínimo al Cuerpo de Cristo.
En Estados Unidos hay sesenta millones de protestantes. Al menos una tercera parte de ellos han sido salvos y regenerados. Eso significaría que hay veinte millones de cristianos. Si en los pasados cuarenta años todos ellos hubiesen practicado lo que hemos visto en estos días, todos habrían sido perfeccionados, y todos cumplirían sus deberes como sacerdotes del evangelio neotestamentario. Todos ellos harían la obra de un evangelista. Incluso si cada uno de ellos salvara a una sola persona al año, en cuestión de un año, veinte millones de personas habrían sido salvas. En diez años, doscientas millones de personas habrían sido salvas, y en cuarenta años el número sería asombroso. Pero ha sucedido todo lo contrario. Hoy en día el evangelio no se ha propagado lo suficiente, y en todas partes vemos maldad, corrupción, fornicación y otras cosas tenebrosas y vergonzosas. Esto nos muestra que aunque el evangelio ciertamente ha sido predicado, la manera en que se ha hecho es equivocada. Este camino equivocado se opone a la economía de Dios y es perjudicial para la administración de Dios.
Les digo esto porque en mi interior siento una carga. En estos postreros días, el Señor tiene que hacer que Sus hijos regresen a la Biblia, en asuntos tales como la manera en que nos reunimos, la predicación del evangelio, el servicio a Dios y lo que es laborar para Dios. Estrictamente hablando, el recobro del Señor consiste en recobrar estas cosas. En estos momentos lo que más me preocupa es si en esta nueva manera en que venimos realizando las reuniones de hogar, las reuniones de los grupos pequeños y las reuniones para el profetizar, estamos procediendo o no según la manera orgánica revelada en el Nuevo Testamento. Según el resultado de mi estudio de la Biblia, las reuniones de los grupos pequeños deben incluir cinco elementos principales: comunión, intercesión, cuidado, enseñanza de la verdad y ayuda en el crecimiento en la vida divina. El contenido de cada grupo pequeño debe incluir estas cinco cosas. Cuando nos reunamos, debemos inmediatamente tener comunión. La comunión hará que surja la necesidad de interceder, y a partir de esta comunión e intercesión, se irá desarrollando un cuidado, una preocupación y un pastoreo mutuo. Después de esto, se podrá tener un poco de estudio y enseñanza de la verdad, en la que se brindará alguna ayuda en la vida divina.
Al mismo tiempo, todo esto debe hacerse de una manera orgánica y espontánea. La comunión mutua que tengamos debe ser abierta y espontánea. La intercesión mutua también debe ser sincera y espontánea. No debe ser semejante a un servicio religioso de adoración, en el cual hay programas y actividades previamente establecidos. Hebreos 10:25 describe este tipo de reunión orgánica con las palabras “no dejando de congregarnos”. Esta reunión es como una reunión familiar donde espontáneamente hay una mutua comunión en la que algunos hacen preguntas y otros responden. Hay una mutua enseñanza y un mutuo aprendizaje. Por ejemplo, algunos podrían preguntar sobre el significado de llevar la cruz. Entre los diez o más hermanos del grupo pequeño, unos podrían decir que la cruz era la manera terrible en que se ejecutaban los peores criminales durante la época del Imperio Romano, y que el Señor Jesús fue crucificado de esta manera. Otro podría responder, según lo que sabe, que cuando el Señor Jesús fue crucificado, nosotros fuimos crucificados juntamente con Él. De esta manera, todos podrían decir algo. Los más jóvenes pueden hablar y los mayores también pueden decir algo. No importa si una persona ha sido salva por mucho tiempo o recientemente, ella puede hablar igual que las demás. Todos pueden contribuir con lo que saben. Después de esto, un hermano de más experiencia podría decir que llevar la cruz es permanecer en la experiencia aniquiladora de la muerte de Cristo, a fin de que nuestro yo, nuestra vida natural y el viejo hombre sean eliminados. En tan sólo unos pocos minutos, la respuesta quedará clara para todos. Ésta es la clase de reunión de grupos pequeños que deseamos tener.
Esta clase de reunión concuerda con la manera orgánica descrita en la Biblia. Esto es mucho mejor que la reunión que es semejante a cuando una persona dicta una clase. En la reunión de los grupos pequeños en la que todos hacen preguntas y todos responden, al cabo de un año, todos habrán aprendido y todos podrán hablar. Con el tiempo se desarrollará entre nosotros una “tradición académica”, la cual pasará a la siguiente generación. Finalmente, todos los que se reúnan con nosotros serán oradores competentes. La nueva manera que el Señor nos ha mostrado no tiene que ver con la manera natural humana, puesto que la manera natural nunca logrará lo que Dios desea; al contrario, ella anulará la función de hablar por el Señor. La nueva manera es absolutamente orgánica, pues nos ayuda a desarrollar y perfeccionar la función vital que está en cada creyente.
En principio, nuestras reuniones no deben realizarse según la tradición mundana ni según la manera natural, sino según la revelación de la Biblia. A todos los miembros del Cuerpo de Cristo se les debe permitir ejercer su función. Al ejercitar su función, también ejercitan el espíritu. Para ejercitar el espíritu, no debemos usar las palabras de los hombres sino las palabras de la Biblia. Por esta razón, debemos estar familiarizados con las palabras de la Biblia y debemos empaparnos de la palabra del Señor. De este modo, cuando abramos nuestra boca, el Señor será proclamado. En esto consiste profetizar por el Señor. Espero que cuando ustedes asistan a las reuniones de hogar, a las reuniones de los grupos pequeños y a las reuniones de distrito, hagan lo posible por liberarse de la tradición. No se comporten según la tradición mundana ni según sus preferencias naturales. Ejerciten su espíritu, y ejerzan su función usando las palabras de la Biblia. Además de esto, deben ser inspirados para hablar en un momento dado. De este modo, podrán brindar un suministro y alimentar a otros de una manera orgánica.
Ustedes están siendo entrenados aquí. Además de profundizar en la verdad e ir en pos de la vida y experimentarla, deben prestar especial atención a estos asuntos relacionados con la obra orgánica, y aprender concienzudamente. Deben aprender a ser un sacerdote neotestamentario del evangelio, para lo cual deben salir a contactar a las personas directamente, cumpliendo así los deberes de un sacerdote del evangelio, y salvar a los pecadores para ofrecerlos a Dios como sacrificios. Además, deben continuar alimentando a los nuevos creyentes, como una nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos, para que ellos puedan crecer y se presenten a sí mismos a Dios en sacrificio vivo. Después de esto, todavía tendrán que perfeccionarlos para la edificación del Cuerpo de Cristo, hasta que todos ellos lleguen a un hombre de plena madurez. De este modo, será fácil para todos ellos profetizar, y la iglesia será edificada. Espero que ustedes continúen profundizándose en estos cuatro asuntos relacionados con la obra orgánica y procedan no según la manera natural sino según la manera orgánica. Espero que todos hagamos lo posible por participar en esto y avancemos fielmente.