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Mensajes del libro «Sacerdotes neotestamentarios del evangelio, Los»
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CAPÍTULO NUEVE

EL RECOBRO DE LOS SACERDOTES NEOTESTAMENTARIOS DEL EVANGELIO

  Lectura bíblica: Col. 1:28-29; Ro. 12:11; 1 Co. 15:58

  Oración: Señor, Tú nos necesitas para llevar a cabo Tu economía, pero nosotros te necesitamos aún más a fin de poder llevarla a cabo. Señor, sin Ti, no somos más que vanidad. Concédenos Tu gracia y háblanos más esta noche. Señor, te pedimos que nos permitas tener una comunión abierta unos con otros. Señor, libera Tus palabras entre nosotros y también en nosotros. Amén.

  Esta noche quisiera tener comunión con ustedes sobre algunos asuntos prácticos. Después de cuatro años de estar estudiando la nueva manera, el Señor nos ha llevado a dar cuatro pasos.

LA IGLESIA ES EL ORGANISMO PRODUCIDO POR EL DIOS TRIUNO

  En primer lugar, el Señor nos ha mostrado que Su Cuerpo es un organismo. Por lo tanto, es algo de vida, mediante la vida y a través de la vida. Es completamente orgánico y no tiene nada que ver en absoluto con algo organizativo.

  El verano pasado, el Señor nos mostró que el Cuerpo de Cristo es un organismo, el cual es producido por el Dios Triuno procesado. Si leemos detenidamente el capítulo 1 de Efesios, veremos que a partir del Dios Triuno procesado se produce el Cuerpo de Cristo. Todo lo que Cristo logró es transmitido a la iglesia. La encarnación de Cristo, Su vivir humano, Su muerte y resurrección, Su ascensión y el hecho de haber trascendido sobre todas las cosas, son transmitidos a la iglesia. Por consiguiente, el versículo 22 dice: “Y sometió todas las cosas bajo Sus pies, y lo dio por Cabeza sobre todas las cosas a la iglesia”. Después que la iglesia es producida, el versículo 23 añade diciendo que la iglesia “es Su Cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo”. Esto nos muestra que esta iglesia es el Cuerpo de Cristo.

LA NECESIDAD DE QUE SEAN RECOBRADOS EFESIOS 4 Y 1 CORINTIOS 14

  En segundo lugar, debemos recobrar la condición que se describe en Efesios 4:11-16 y 1 Corintios 14. Efesios 4 habla de los dones que perfeccionan a los santos para la obra del ministerio neotestamentario, que consiste en edificar el Cuerpo orgánico de Cristo. Esto tiene que ser recobrado no sólo porque el Señor lo ha prometido —y por ende, tiene que cumplirse—, sino también porque sin ello es imposible que el Cuerpo de Cristo sea edificado en la tierra y la novia de Cristo sea preparada. Asimismo, el Señor nos ha mostrado que todos tienen que profetizar en la reunión de la iglesia (1 Co. 14:24) para que todos los santos aprendan y sean alentados. De esta manera, la iglesia será edificada.

  En el Nuevo Testamento, Efesios 4 y 1 Corintios 14 son dos capítulos que ocupan un lugar especial. Uno de estos capítulos habla de la edificación del Cuerpo de Cristo, y el otro, sobre la edificación de la iglesia. En el Nuevo Testamento, no encontramos ningún otro pasaje como estos dos capítulos que nos hable tan claramente en cuanto a la edificación del Cuerpo de Cristo y de la iglesia. El Señor Jesús dijo en los Evangelios: “Sobre esta roca edificaré Mi iglesia” (Mt. 16:18); sin embargo, estas palabras son bastante generales, pues no nos explica claramente cómo. Sin embargo, Efesios 4 es un pasaje diferente, pues nos presenta y nos dirige a los planos completos. En 1 Corintios 14 se nos habla de la edificación de la iglesia cinco veces y, por lo tanto, puede considerarse que el objetivo específico que se persigue en este capítulo es la edificación. La clave para la edificación no es nada menos que el profetizar. El Señor habló muy categóricamente por medio de Pablo. Estas palabras tienen que cumplirse, y la iglesia del Señor tiene que ser edificada de manera práctica.

RECOBRAR EL SACERDOCIO NEOTESTAMENTARIO DEL EVANGELIO

  Recientemente, el Señor nos mostró también el sacerdocio neotestamentario del evangelio. Los sacerdotes del Nuevo Testamento son un sacerdocio. El sacerdocio no es algo que sólo pertenece a unas cuantas personas, sino que más bien, es universal y pertenece a todos los creyentes. Todo creyente neotestamentario es un sacerdote. Más aún, ellos no son sacerdotes de forma individual, sino que forman un sacerdocio. La palabra sacerdocio es una palabra muy enfática en el Nuevo Testamento. También es una palabra difícil de traducir. La versión Unión de la Biblia, en chino, no la tradujo correctamente. Esta palabra aparece dos veces en el capítulo 2 de 1 Pedro, en los versículos 5 y 9. El versículo 5 dice: “Hasta ser un sacerdocio santo” y el versículo 9 dice: “Mas vosotros sois [...] real sacerdocio”. La versión de la Biblia en chino tradujo esto únicamente como “sacerdotes santos” y “sacerdotes de realeza”.

  La función de los sacerdotes es ofrecer y administrar los sacrificios. Sin los sacrificios no se necesitarían los sacerdotes. Los sacerdotes del Antiguo Testamento ofrecían sacrificios de toros y machos cabríos. ¿Cuáles son los sacrificios que ofrecen los sacerdotes neotestamentarios? En 1 Pedro 2:5 dice: “Para ofrecer sacrificios espirituales”. ¿Cuáles son estos sacrificios? El capítulo 13 de Hebreos dice que la alabanza es una especie de sacrificio que ofrecemos a Dios. Las buenas obras y las ofrendas materiales también son sacrificios. Sin embargo, éstos no son los sacrificios principales. Los sacrificios principales que ofrecemos son los pecadores que son salvos mediante nuestra predicación del evangelio. Estos pecadores originalmente estaban en Adán y alejados de Cristo; pero después que fueron salvos y trasladados a Cristo, vinieron a ser los sacrificios que ofrecemos a Dios.

  Cada santo debe ser un sacerdote de Dios, un sacerdote del evangelio, y debe realizar la labor de predicar el evangelio. Ésta es verdaderamente una gran luz. Anteriormente, algunos dijeron que tocar las puertas estaba bien, pero que no existe solamente una manera de predicar el evangelio. Hoy vemos claramente que si no nos ceñimos a la manera bíblica y apropiada de predicar el evangelio, aunque traigamos a los pecadores, estaremos actuando de manera contraria al principio de la economía de Dios. Por ejemplo, algunos famosos evangelistas han predicado el evangelio y han conducido a miles a la salvación; pero la manera en que lo han hecho no ha contribuido mucho al cumplimiento de la economía neotestamentaria de Dios. Al contrario, ha anulado la función orgánica de muchos cristianos, en lo que se refiere a la predicación del evangelio. Si durante los pasados cuarenta años hubiesen procedido como se nos describe en Efesios 4, perfeccionando a los creyentes para que ellos realicen la labor de predicar el evangelio, quizás hoy en día habría más de un millón de creyentes en los Estados Unidos, quienes habrían sido perfeccionados por ellos y quienes a su vez estarían realizando la labor de predicar el evangelio. Pero lamentablemente no ha sido así.

  La manera bíblica exige que todo creyente, es decir, todo miembro del Cuerpo de Cristo sea viviente. ¿Existe acaso un cuerpo en el que sólo unos pocos miembros se mueven mientras los demás permanecen inmóviles? Esto jamás sucederá, a menos que el cuerpo esté paralizado. Sin embargo, ésta es ciertamente la condición en que se halla el cristianismo hoy en día. El cristianismo ha paralizado el Cuerpo que Dios preparó para Su Hijo, Cristo. Es por ello que creo que el Señor ha abierto nuestros ojos para ver que el Cuerpo de Cristo es un organismo viviente, a fin de que aprendamos a compadecernos con Sus deseos. Sin duda alguna, Él está cansado de la situación que impera en el cristianismo, la cual paraliza el Cuerpo.

LOS CUATRO PASOS PRINCIPALES QUE DAN LOS CREYENTES PARA EDIFICAR EL CUERPO DE CRISTO

  La luz que el Señor nos ha mostrado en cuanto a la manera en la cual los creyentes deben reunirse y servir, según se revela en el Nuevo Testamento, puede dividirse en los siguientes cuatro pasos principales. Primero, ustedes personalmente deben salir a visitar a las personas, para predicarles el evangelio y conducirlas a la salvación, y luego presentar a estos pecadores como ofrendas a Dios. El segundo paso es alimentar y cuidar a los nuevos creyentes. Ésta no es una tarea exclusiva de los ancianos y colaboradores, sino el deber que tiene que cumplir cada santo. El tercer paso es enseñar y perfeccionar. No sólo las personas dotadas deben perfeccionar. Aún más, una vez que alguien es perfeccionado por las personas dotadas, debe también perfeccionar a otros. Así pues, ustedes deben salir y perfeccionar y enseñar a otros, a fin de que todos los hermanos y hermanas puedan hacer lo mismo. El cuarto paso es profetizar. Pablo dijo que todos pueden profetizar uno por uno (1 Co. 14:31), y también dijo: “Si todos profetizan” (v. 24). Esto nos muestra que es posible. Más aún, en estos cuatro pasos, la función de profetizar es la más elevada.

  Pablo era un gran apóstol. Él estuvo en Éfeso por tres años enseñando de casa en casa, amonestando a los santos con lágrimas noche y día, sin dejar de anunciarles nada del consejo de Dios (27, Hch. 20:31). La obra de Pablo consistía en alimentar, cuidar, enseñar y perfeccionar a otros. Esto es lo que Pablo hacía, y también lo que nosotros debemos hacer. Él es el modelo que nosotros, los creyentes, debemos seguir. Pablo no sólo estuvo allí dando unos cuantos mensajes para suministrar un poco de vida, pues Colosenses 1:28-29 dice: “A quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo a todo hombre; para lo cual también trabajo, luchando según la operación de Él, la cual actúa en mí con poder”. Es por medio de esta clase de labor que todo hombre puede ser presentado perfecto en Cristo.

PROFETIZAR EN LA REUNIÓN DE LA IGLESIA

  Después de que una persona ha recibido cierto cuidado y perfeccionamiento, podrá profetizar en las reuniones de distrito. Profetizar es hablar por el Señor, proclamar al Señor e impartir al Señor en otros, a fin de que ellos reciban el suministro. Nuestras palabras deben tener un rico contenido. Además, nuestro espíritu debe ser fuerte. Sólo entonces, podremos recibir inspiración. Además, también debemos ser personas que han sido disciplinadas delante del Señor y que tienen una visión clara. Si tenemos estas tres cosas, estaremos capacitados para profetizar. No sólo debemos aprender a profetizar, sino que además, debemos ayudar a otros a ver cuál es el profetizar apropiado que edificará la iglesia.

  El camino de la enseñanza mutua, y de hacemos preguntas y contestarnos mutuamente en la reunión de los grupos pequeños, también puede estimular la capacidad de profetizar en nosotros. La vieja manera que sigue el cristianismo ha anulado la función orgánica de todos los santos. Pero la nueva manera que nos ha mostrado el Señor es un camino de estímulo. En el pasado estábamos bajo la influencia de la tradición, pues pensábamos que cada vez que asistíamos a una reunión, acudíamos a un servicio de adoración, donde un solo hombre estaría dirigiendo y enseñando. Hoy nuestro camino consiste en que todos hablen. Esto dará oportunidad para que todos sean motivados. Después de cierto tiempo, vendrá a ser una costumbre el que las personas profeticen en las reuniones. Ésta es la manera, según se revela en la Biblia. Actualmente, cada semana tomamos un capítulo de las Escrituras. Cada mañana, tomamos un pasaje y escogemos de allí dos versículos para orar-leer. Luego ponemos por escrito la inspiración que recibimos. El sábado entonces reunimos todas estas inspiraciones y redactamos una profecía. Esto mejora el contenido de nuestro profetizar. Sin embargo, no debemos contentarnos con esto. Tenemos que seguir practicando hasta que podamos eliminar estas ayudas. Los ancianos y colaboradores deben ser los primeros en ejercitarse en esto, y luego deben ayudar a los santos a avanzar y a desarrollar la función orgánica que está en ellos.

  Conforme a la Biblia, la reunión cristiana donde la Palabra es liberada es la reunión de 1 Corintios 14 en la cual cada uno de los miembros profetiza. Sin embargo, habrá momentos en que después de una hora de haber empezado la reunión, el contenido del profetizar continúe débil y carente de vida. En ese momento, no deben dejar que la reunión siga su curso; tienen que aprovechar la oportunidad para dar un mensaje de cinco minutos que esté lleno del rico contenido del material que hayan usado. También pueden dar una conclusión. De esta manera, cada vez que los asistentes vengan, no se irán a casa con las manos vacías. Las reuniones entonces tendrán el rico profetizar, y los profetas serán producidos. Con el tiempo, el profetizar se volverá una tradición entre nosotros. Espero que algún día, en todas las iglesias del recobro del Señor, el profetizar llene la atmósfera. Después de que una persona nueva asista a nuestras reuniones por unos cuantos meses, comprenderá que nuestro profetizar no tiene nada que ver con testimonios de cómo ser ricos o ser sanos, sino que consiste en hablar por el Señor y en proclamar al Señor. Como un paso más, ella también podrá profetizar en las reuniones.

EN EL CELO NO PEREZOSOS, SINO FERVIENTES EN ESPÍRITU SIRVIENDO AL SEÑOR

  Hermanos y hermanas, el camino que debemos seguir nos ha sido presentado claramente. En primer lugar, es necesario que todos los ancianos y colaboradores sean diligentes, que luchen y se esfuercen, y abunden en la obra del Señor, sabiendo que nuestro trabajo en el Señor no es en vano; pues será recordado aun en la eternidad. Si laboramos paso a paso, predicando el evangelio, alimentado y cuidando a los nuevos creyentes, edificando y perfeccionando a otros, y motivando a otros a que profeticen, es decir, si laboramos eficazmente en estos cuatro asuntos, la recompensa será imperecedera. Ahora nos toca a nosotros laborar. Pablo exhortó a los santos en Romanos 12:11, diciendo: “En el celo, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor”.

  Además, la nueva manera es definitivamente factible. Si las iglesias en el recobro del Señor avanzan conforme a estos cuatro pasos, es decir, si llevan una vida en la que predican el evangelio, alimentan, enseñan y profetizan, creo firmemente que al final, el Señor obtendrá un recobro completo. La verdad es la verdad; sólo existe una manera que es orgánica. Si ustedes no ponen en práctica esta manera de reunirnos y de servir, no tendremos ningún otro camino que seguir. Por consiguiente, todo está aquí puesto delante de ustedes. Tenemos que laborar con la profunda convicción de que éste es el camino del Señor. Sin duda alguna, Él ciertamente ganará un recobro completo. Que el Señor tenga misericordia de nosotros.

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