
Lectura bíblica: 1, 2, Ro. 12:5, 8b-21
Después de la renovación, llegamos al asunto de conocer el Cuerpo. Ahora consideraremos cómo podemos ser edificados juntamente en el Cuerpo de Cristo a fin de ser liberados del individualismo de la vida natural. Si no estamos dispuestos a llevar la vida del Cuerpo, somos individualistas. El hombre tiene tendencia a ser individualista. Aun desde joven, éste encuentra difícil llevarse bien con sus padres y con sus hermanos y hermanas. Tampoco le resulta fácil coordinar con otros. Esto pone de manifiesto que la vida natural del hombre es individualista. No obstante, la salvación en vida que Dios efectúa tiene como propósito liberarnos de este individualismo a fin de que podamos ser edificados juntamente en el Cuerpo de Cristo.
El propósito de la economía neotestamentaria de Dios es primeramente hacer de pecadores miembros de Cristo para que sean constituidos el Cuerpo de Cristo (Ro. 12:5). La estrofa 3 de Himnos, #253 habla de esta verdad:
Ni filosofía Ni la instrucción, Pueden conformarnos Al Hijo de Dios; Sólo Cristo mismo Terminando_el yo, Nos hace Sus miembros, En resurrección.
Este himno es una miniatura de Romanos 12. Este himno fue escrito hace treinta años y muestra que incluso en 1960, la luz que teníamos en cuanto a este asunto era muy clara. Podemos ver que constituir a los pecadores como el Cuerpo de Cristo está completamente relacionado con la vida. El propósito de la economía neotestamentaria de Dios es hacer de este Cuerpo la plenitud, la expresión corporativa, del Dios Triuno procesado.
En primer lugar, debemos presentar nuestros cuerpos en sacrificio vivo a Dios (v. 1). En segundo lugar, debemos ser renovados en la mente con miras a la transformación del alma (v. 2). En tercer lugar, debemos ser fervientes en espíritu a fin de servir al Señor siempre (v. 11). En cuarto lugar, debemos llevar una vida sobresaliente por medio del amor divino, una vida tan elevada que sea capaz de incluso sentir afecto por nuestros enemigos (vs. 8b-21). Esta clase de vida nos se encuentra en el mundo. Ésta sobrepasa a todas las filosofías que han existido a través de las eras. La enseñanza ética confuciana en China es bastante profunda. Sin embargo, ésta no llega al grado de enseñar que uno debe amar a sus enemigos, o alimentarlos cuando tengan hambre, o darles agua cuando tengan sed, o suministrar todas sus necesidades (12:20). Esta vida es tan elevada que incluso ama a sus enemigos. Hoy, en la vida de iglesia, debemos sobresalir a tal grado que amemos a nuestros enemigos. Si podemos amar a nuestros enemigos, ciertamente podremos amar a todos los miembros. Pero si no podemos amar a nuestros enemigos, entonces será difícil que amemos a todos los miembros, y la vida del Cuerpo no será hecha real.
La salvación se compone de la redención más la acción salvadora. La muerte de Cristo nos trae la redención, y la vida de Cristo nos trae la acción salvadora. En el bosquejo presentado al principio de este capítulo, se usa la palabra disfrute antes que la palabra salvación. Esto significa que la salvación en vida es para que la disfrutemos. Su sabor es dulce. Por consiguiente, no sólo debemos entender estas verdades y cómo presentarlas, sino aprender cuándo y cómo presentarlas conforme a las circunstancias para que al exponer estas verdades atraigan a las personas. Después de disfrutar la salvación en vida, ya no podremos ser aislados ni peculiares. Antes bien, cuidaremos de otros y nos olvidaremos de nosotros mismos. Por lo tanto, seremos salvos del individualismo de la vida natural.