
Lectura bíblica: Ro. 5:10; 8:29-30; 1:17b; 6:19b, 22b; 12:2; 8:19
En Génesis 1 Dios creó al hombre a Su imagen a fin de expresar Su gloria y belleza. Luego, en el capítulo 2, vemos el árbol de la vida, el cual representa la intención de Dios con miras a que el hombre le reciba como vida y viva por medio de Él.
Cuando el hombre cayó, él destruyó la imagen que Dios había creado para él, y perdió la posición en la cual podía recibir a Dios como vida. Dios creó en el hombre una imagen de amor, luz, santidad y justicia. Éstos son atributos que constituyen la esencia misma de los Diez Mandamientos de la ley, y fueron creadas para el hombre por Dios según Su propia imagen. Dios es un Dios de amor. Así que, Él creó amor para el hombre. Dios es un Dios de luz. Así que, Él creó la luz para el hombre. Dios es un Dios de santidad. Así que, Él creó santidad en el hombre. Dios es un Dios de justicia. Así que, Él creó justicia en el hombre. Pero cuando el hombre cayó, él destruyó esta imagen que Dios había creado para él. Además, Dios le cerró el camino al árbol de la vida, al poner los querubines y una espada de fuego que giraba en toda dirección para guardar el camino al árbol de la vida (Gn. 3:24). No teníamos la manera de ser reconciliados nuevamente con Dios y de disfrutar la salvación en vida, sino hasta que Cristo murió por nosotros y nos redimió.
La redención de Cristo efectuada mediante Su muerte vicaria y Su salvación en vida, primero redime a los hombres caídos a fin de ser justificados por Dios y reconciliados con Dios (Ro. 8:30). Además, Él los regenera, santifica, renueva y conforma a la imagen del Hijo de Dios (1:17b; 6:19b, 22b; 12:2; 8:29). Esta conformación a la imagen del Hijo de Dios comienza con la regeneración. Después de la regeneración viene la santificación. Después de la santificación viene la renovación, y la renovación trae consigo la transformación. Cuando unimos todos estos puntos, somos conformados a la imagen del Hijo de Dios. Además, llegamos a ser los hijos de Dios (8:19) para que Cristo sea el Primogénito entre muchos hermanos (v. 29). De este modo, Dios obtiene una expresión corporativa, la cual es la mezcla de Su Hijo primogénito con Sus muchos hijos. De esta manera, podemos disfrutar la salvación en vida que Dios efectúa, y somos liberados de expresar la vida natural, de no exaltarnos a nosotros mismos o autoestimarnos y somos conformados a la imagen del Hijo de Dios.
Una parte de la estrofa 3 de Himnos, #31 dice:
Levanta alabanza_el Hijo_al Padre, ¡Qué dulce es! A Ti nos lleva Él para_adorarte.
Esto muestra que lo que complace a Dios sobremanera es que Su Hijo primogénito lleve a los muchos hijos a adorar a Dios el Padre. Las estrofas 2 y 3 de Himnos, #1 dice:
Su cre~ación inmensurable, Fruto de Su plan; Al mirarla nos inspira A_adorar.
Mas Tú_anhelas muchos hijos, Nuestro Dios de_amor, Que_en el Hijo hoy te_alaben En unión.
En realidad, los muchos hijos están en el Hijo primogénito. En otras palabras, el Hijo primogénito incluye a los muchos hijos. Esto alude a un Hijo corporativo que adora y exalta a Dios. Ésta es una verdad profunda. Sin embargo, se ha redactado en un himno y se describe en palabras muy simples. Espero que todos puedan adentrarse en estas verdades y puedan enseñarlas a los nuevos creyentes.