
Lectura bíblica: 1 Co. 10:32b; 12:13; Ef. 4:4a; Hch. 9:31a; Ap. 1:11; Gá. 1:2b; 2 Co. 8:1; Ro. 16:1-5a, 16b
Cuando llevamos la vida de iglesia en una localidad, somos salvos de nuestras propias perspectivas y metas. Las perspectivas son opiniones y conceptos. Las metas son propósitos; éstos provienen de los motivos. Donde hay un motivo, hay una meta. Únicamente la vida de iglesia nos puede salvar de nuestras propias opiniones, propios motivos y propias metas.
Hoy en día nosotros, los que estamos en la vida de iglesia, debemos ser aquellos que carecen de opinión alguna. Si hemos de tener alguna opinión, ésta debe ser la opinión descrita en Romanos 12:2: “Que comprobéis cuál sea la voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable y lo perfecto”. La perfecta voluntad de Dios es nuestra perspectiva, opinión y concepto. No debemos tener ningún concepto ni motivo fuera de ésta. Asimismo, debemos tener una sola meta, la cual consiste en velar por que el Cuerpo de Cristo sea edificado y que la economía de Dios se lleve a cabo. La vida de iglesia es una prueba para nosotros. Ésta pone al descubierto todo nuestro corazón, conceptos y motivos.
El Cuerpo de Cristo es único en el universo. En todo el universo existe un sólo Cuerpo. La iglesia de Dios también es única en el universo. Esta única iglesia de Dios en el universo llega a ser las muchas iglesias en varias ciudades localmente en los cinco continentes, al Sus hijos esparcirse por toda la tierra. Cada creyente puede llevar la vida práctica de iglesia sólo en una iglesia local. Cuando alguien no se siente bien en la iglesia donde está, tal vez se mude con el propósito de reunirse en otra iglesia. Al cabo de un tiempo, tal vez se mude de nuevo buscando otra iglesia que lo satisfaga. Esta clase de mover no concuerda con la voluntad de Dios. Dios desea que los creyentes lleven una vida de iglesia local, práctica y sin opinión alguna.
El tema de Romanos 16 es las iglesias locales. Romanos 1 habla de que el justo por la fe tiene vida y vivirá (v. 17). El capítulo 5 habla de la justificación de los creyentes, la cual es para vida. Aunque el capítulo 16 aparentemente consta solamente de saludos, el enfoque de este capítulo no son los saludos. A través de los saludos, este capítulo muestra la condición en que estaban las iglesias locales en los tiempos de Pablo. Los saludos manifiestan la condición en que las iglesias se encontraban.
Primero, vemos que en la iglesia en Cencrea había una hermana llamada Febe, quien era diaconisa. Ella había sido protectora de muchos y del apóstol (vs. 1-2). Ella era tenida por una persona digna de su condición de santa. Pablo esperaba que la iglesia en Roma la recibiera como a una noble santa y en una manera digna de su nobleza.
En segundo lugar, las iglesias de las naciones existían por separado en varias localidades. En otras palabras, no estaban ubicadas en una sola localidad (v. 4). En tercer lugar, la iglesia en la casa de Prisca y Aquila era la iglesia en Roma (vs. 3, 5a). Esto muestra que el número de santos en la iglesia en Roma no era muy grande. En cuarto lugar, las iglesias de Cristo eran las iglesias locales que existían por separado en varias localidades (v. 16b). En quinto lugar, la iglesia en la cual Gayo era el hospedador, probablemente se refería a la iglesia en Corinto, la cual se reunía en la casa de Gayo. Todos estos puntos muestran la condición de las iglesias locales en ese tiempo.
Las iglesias locales son el punto de reunión de nuestro disfrute de la salvación en vida que Dios efectúa. Después de que un hombre es salvo, éste generalmente tratará de encontrar una iglesia. No existe una persona salva que no quiera buscar una iglesia. ¡Esto es algo maravilloso! Así que, la iglesia es el punto de reunión en el cual los creyentes reciben gracia. Ése es el punto de reunión donde se halla la gracia. Si desea ver la gracia de Dios, debe acudir a la iglesia. Así que, éste es el destino de nuestro disfrute de la salvación en vida que Dios efectúa. Cuanto más disfrutemos de la salvación en vida que Dios efectúa, más amaremos ir a las reuniones de la iglesia. Además, éste es el lugar donde disfrutamos sin cesar la salvación en vida que Dios efectúa. Finalmente, el resultado de disfrutar la vida de Dios es que seamos salvos de nuestras propias perspectivas y metas.