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Mensajes del libro «Ser liberados de los ritos religiosos y andar conforme al Espíritu»
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CAPÍTULO DIECISÉIS

ORAR-LEER DE MANERA CORPORATIVA

CENTRARNOS EN ALGUNOS PUNTOS

  Hay varios puntos que requieren nuestra atención cuando oramos-leemos corporativamente. Primero, nuestro espíritu tiene que ser despertado. Así como cada miembro de un equipo de baloncesto está animado y listo para jugar, nuestro espíritu tiene que ser despertado y estar listo para moverse cuando asistamos a una reunión. No asistimos meramente a una reunión. Tenemos que practicar ir a la reunión con un espíritu que está despierto. Cuando un juego de baloncesto comienza, los jugadores no saben a quién le será pasado el balón; por tanto, todos tienen que estar listos para recibir el balón en cualquier momento.

  Segundo, necesitamos las palabras para el momento. Nuestras palabras deberían ser vivientes, no viejas. No oramos-leemos de memoria o con base en nuestro conocimiento. Necesitamos palabras nuevas con nueva inspiración. Cuanto más practiquemos el orar-leer la Palabra, más recibiremos cosas nuevas.

  El hermano Nee dijo que a fin de hablar por el Señor, necesitamos dos clases de material: material almacenado, que es lo que hemos preparado, y material para el momento. Cuando hablamos, el material para el momento es más poderoso que el material almacenado. Algunos creyentes sólo tienen lo que está almacenado, es decir, lo que ellos han preparado; no tienen el material para el momento. Algunos creyentes están listos para recibir material nuevo. Ellos podrían haber preparado suficiente material para poder hablar por una hora, pero al comenzar a hablar, tienen el sentir de que no pueden depender de lo que está almacenado en su interior. Por tanto, están abiertos para recibir nuevas palabras y utilizar el material nuevo. Ésta debería ser nuestra práctica. Mientras aprendemos a reunirnos conforme al Espíritu, no deberíamos depender del material viejo. Deberíamos estar preparados para recibir el material nuevo, hacer nuevos descubrimientos y expresar nuevas palabras. Un hermano podría ser capaz de recitar muchos versículos, pero no importa cuán conocidos le sean los versículos, cada versículo que el ore-lea debería ser fresco y nuevo. En vez de orar oraciones viejas, debería estar abierto para recibir nueva luz.

  Tercero, necesitamos la destreza de ejercer nuestra función los unos con los otros. Ésta es la destreza de cooperar unos con otros. En un equipo de baloncesto los miembros juegan como una sola persona. En nuestras reuniones, debería haber un solo balón. A veces nuestras reuniones se pueden comparar a un equipo de baloncesto que juega con muchos balones. Un jugador driblea el balón y lo suelta; él no se preocupa por el próximo jugador, y los demás jugadores driblean el balón y luego lo sueltan. Ellos no se pasan el balón unos a otros y no hay cooperación alguna. Necesitamos tener un espíritu de cooperación y la destreza de cooperar.

  No importa cuántos santos haya en una reunión, necesitamos tener una actitud de cooperación, y deberíamos seguir al Espíritu de cerca. Cuando un hermano ore, él debería permitir que otros le sigan. Tenemos que practicar las destrezas necesarias para reunirnos en conjunto.

  Cuarto, no deberíamos desviarnos del tema principal, sino que deberíamos tener comunión en conformidad con los versículos dados en la reunión. Esto no quiere decir que debemos ser legalistas. Somos libres en nuestro espíritu, pero no deberíamos pasar por alto el tema de la reunión. Por ejemplo, si el tema de los versículos es el Espíritu de vida, nuestros testimonios deberían seguir esta línea central. Cuando lo que decimos se relaciona con el tema, la reunión no queda dispersa.

  Tenemos que establecer un buen fundamento en nuestra práctica a fin de que nos reunamos en espíritu, nos coordinemos unos con otros y sigamos el fluir de la reunión. El Señor nos está introduciendo en un nuevo fluir. Tenemos que poner en práctica el colocar un buen fundamento y establecer un buen modelo.

ORAR-LEER

  Cuando oramos-leemos, no deberíamos ser muy ruidosos. Orar-leer debería tener el sabor, la atmósfera y el espíritu propios de la oración, pero nuestro orar-leer todavía carece del sabor, la atmósfera y el espíritu de la oración. No es difícil entrar en un espíritu genuino de la oración. Sólo necesitamos pasar tiempo y practicar. Orar-leer debería tener el sabor de la oración; de otro modo, no puede llamarse orar-leer.

  Por ejemplo, podríamos leer Juan 14:7 y luego orar-leer, diciendo: “Oh, Señor, te conocemos, así que conocemos al Padre. Conocerte a Ti es conocer al Padre”. Esta clase de lectura tiene el sabor de la oración. Cuando oramos-leemos, podemos decir: “Oh, Señor”. Esto indica que invocamos al Señor.

  Exhorto a todos los santos a que practiquen el orar-leer conforme a nuestra comunión. Cuando estemos solos, deberíamos poner en práctica el convertir las palabras de la Biblia en nuestra oración, en vez de meramente declararlas a manera de lema. Ésta es la manera en que usamos nuestro espíritu para tocar al Señor. Cuando oremos-leamos, también deberíamos agradecer, alabar y adorar al Señor. Cuando sea tiempo de hablar en la reunión, deberíamos utilizar nuestro espíritu y testificar acerca de lo que nos conmovió. Aunque liberamos nuestro espíritu cuando hablamos, también utilizamos nuestra mente y nuestros ojos.

  Ya no deberíamos leer la Biblia de manera natural. De otra forma, nos volveremos viejos y no creceremos. Tenemos que leer con nuestro espíritu. Podemos orar-leer la Biblia con nuestro espíritu en nuestra vigilia matutina. Podemos orar-leer la Biblia con nuestro espíritu cuando nos juntamos con otros santos. También podemos orar-leer la Biblia con nuestro espíritu en las reuniones. Si estamos dispuestos a poner esto en práctica, haremos mucho progreso en un mes.

  Que el Señor tenga misericordia de nosotros. Estamos en la era de la iglesia, y el Señor está tomando el camino del recobro. No hay clero ni laicado en las iglesias, pues todos los santos son sacerdotes. Por tanto, tenemos que aprender a ser sacerdotes. Orar-leer es un asunto crucial en la era de la iglesia. Necesitamos establecer un buen fundamento en esta práctica. Que todos nos levantemos y establezcamos un buen fundamento a fin de desarrollar el orar-leer hasta que sea nuestra práctica familiar. Entonces les será fácil a los nuevos participar.

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