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Mensajes del libro «Terreno genuino de la unidad, El»
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El terreno genuino de la unidad

PREFACIO

  Este libro se compone de mensajes dados por el hermano Witness Lee en agosto de 1979 en Anaheim, California.

LLEGAR A SER HIJOS PARA EL CUERPO

  Mateo 16 también nos muestra la importancia de la iglesia. En 16:15 el Señor le preguntó a Sus discípulos: “Vosotros, ¿quién decís que soy Yo?”. Pedro fue el primero en responder: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (v. 16). A Pedro le fue revelado que Jesús era el Cristo, Aquel que fue designado por Dios para llevar a cabo la comisión de Dios. Sin duda, esta comisión se relaciona con la edificación de la iglesia. Pedro vio que el Señor Jesús era el Cristo y también el Hijo del Dios viviente. Por ser el Hijo del Dios viviente, el Señor produce a los muchos hijos de Dios como los miembros del Cuerpo. El Cuerpo de Cristo no puede ser edificado con el hombre natural; al contrario, el Cuerpo se puede edificar únicamente con aquellos que han sido regenerados para ser hijos de Dios.

  Cuando creímos en el Señor Jesús, le recibimos no solamente como Salvador y Redentor, sino también como el Hijo del Dios viviente. La mayoría de los cristianos saben que cuando fueron salvos recibieron a Cristo como Salvador y Redentor, pero muchos de ellos no saben que también le recibieron como el Hijo del Dios viviente. Yo tampoco me di cuenta de esto cuando me convertí a Cristo. Nuestro Salvador, Jesucristo, es el Hijo del Dios viviente. Este título de Cristo significa que Él es quien nos hace hijos de Dios. Cuando recibimos a Cristo como el Hijo de Dios, nosotros también llegamos a ser hijos de Dios.

  Según el libro de Romanos, todos aquellos que han sido justificados mediante la fe en Cristo son miembros del Cuerpo de Cristo. Sin embargo, para ser miembros del Cuerpo, primero debemos ser hechos hijos de Dios; es decir, primero debemos ser “hijificados”. Por esta razón, la filiación se menciona en Romanos 8, mientras que el Cuerpo se menciona en el capítulo 12. Solamente al llegar a ser hijos de Dios podemos ser miembros del Cuerpo de Cristo.

PARA LA EDIFICACIÓN DE LA IGLESIA

  Pedro fue bienaventurado al ver la revelación acerca de Jesús como Aquel que fue ungido para llevar a cabo la comisión de Dios, y quien como el Hijo de Dios produce los muchos hijos de Dios para que sean los miembros del Cuerpo, que es la iglesia. Tan pronto Pedro declaró que Jesús era el Cristo, el Hijo del Dios viviente, el Señor le habló en cuanto a la edificación de la iglesia, diciendo: “Y Yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré Mi iglesia” (v. 18). Esto indica que todo lo que Cristo es, es para la edificación de la iglesia. No solamente la muerte de Cristo es para la iglesia, sino que Él mismo, Su propia Persona con todas Sus cualidades, títulos y cargos, también tiene como fin la edificación de la iglesia.

DOS ESFERAS

  Además, el Señor Jesús le dijo a Pedro que las puertas del Hades no prevalecerían contra la iglesia edificada. La iglesia afecta las puertas del Hades. En el versículo 19 el Señor Jesús habló acerca de las llaves del reino de los cielos. Las puertas del Hades se refieren a la esfera donde Satanás ejerce su poder, mientras que el reino de los cielos es la esfera donde Dios gobierna. Aquí tenemos dos esferas: la esfera infernal del poder de Satanás y la esfera celestial del reino de Dios. La iglesia tiene mucho que ver con estas dos esferas. Satanás, el insidioso, se llena de odio cuando los hijos de Dios se interesan por la iglesia. Él sabe que la iglesia puede hacerle frente a las puertas del Hades y que las puertas del Hades no pueden prevalecer contra la iglesia edificada por Cristo sobre la roca. La roca se refiere a Cristo así como a la revelación que el Padre le dio a Pedro en cuanto a Cristo. El Señor Jesús no dijo que las puertas del Hades no prevalecerían contra los millones de cristianos que serían salvos por medio de Él. Los creyentes individualistas no representan ninguna amenaza para el enemigo. Sin embargo, cuando los creyentes se reúnen como la iglesia, Satanás tiembla, y las puertas del Hades se ven amenazadas.

  Las palabras del Señor aquí indican que mientras Él edifica la iglesia, las puertas del Hades se levantarán contra ella; sin embargo, éstas no pueden prevalecer contra la iglesia que Cristo edifica. La palabra prevalecer implica que existe una guerra. Mientras se edifica la iglesia, se está luchando una guerra. No obstante, en esta guerra las puertas del Hades no pueden prevalecer contra la iglesia.

  Antes que el recobro del Señor llegara a este país, no existía la clase de guerra espiritual que vemos hoy. El número de los que formamos el recobro es reducido, especialmente si se nos compara con la Iglesia Católica y con las principales denominaciones. Aunque nuestro número es pequeño y aparentemente insignificante, nos atacan y se oponen a nosotros ferozmente. Detrás de estos ataques y oposición se halla el poder de Satanás, las puertas del Hades. Antes de que el Señor comenzara a recobrar la vida de iglesia en este país, el poder de las tinieblas podía darse el lujo de descansar. Mas ahora que el Señor está en el proceso de edificar la vida apropiada de iglesia, este poder se levanta en contra de la iglesia. Sin embargo, la iglesia tiene las llaves del reino de los cielos, y estas llaves prevalecerán contra las puertas del Hades.

  Este conflicto entre la iglesia y las puertas del Hades es una indicación adicional de cuán importante es la iglesia. Donde esté la iglesia, las puertas del Hades no prevalecerán, porque allí el reino de los cielos es poderoso y prevaleciente. Las llaves del reino operan con poder en la iglesia.

EL TESTIMONIO DE JESÚS

  En Apocalipsis, el último libro del Nuevo Testamento, se recalca aún más la importancia de la iglesia como el testimonio de Jesús en cada localidad. Cada iglesia local es un candelero que resplandece con Cristo. Sin una iglesia local apropiada, el testimonio de Jesús nunca podría ser práctico y prevaleciente.

LOS ASPECTOS INTERNOS Y EXTERNOS DE LA IGLESIA

  Hemos visto la importancia de la iglesia, y ahora abordaremos los aspectos internos y externos de la iglesia. Según el principio ordenado por Dios, prácticamente todo en el universo tiene dos aspectos, un aspecto interno relacionado con el contenido y un aspecto externo relacionado con la apariencia. Esto también se aplica a la iglesia. El aspecto interno de la iglesia es el contenido de la iglesia y se relaciona con el testimonio de la iglesia. El aspecto externo de la iglesia se relaciona con el terreno de la iglesia, con la apariencia de la iglesia. El contenido de la iglesia es el testimonio de la iglesia, mientras que la apariencia de la iglesia es el terreno de la iglesia. Muchos creyentes que aparentemente son espirituales se preocupan sólo por el contenido de la iglesia, el testimonio, y pasan por alto el terreno de la iglesia. Sin embargo, es ridículo cuidar de un aspecto y descuidar del otro. Debemos tener ambos aspectos en alta estima, tanto el contenido de la iglesia como el terreno de la iglesia.

  Nuestra propia existencia como seres humanos testifica que tenemos que cuidar de ambos aspectos. Los seres humanos tenemos un aspecto interno, nuestra alma y nuestro espíritu, y también un aspecto externo, nuestro cuerpo. Aunque valoramos mucho nuestro espíritu y nuestra alma, también prestamos mucha atención al cuidado de nuestro cuerpo físico. De hecho, en nuestra cultura la mayor parte de sus componentes están diseñados para cuidar de la existencia física del hombre. No nos atrevemos a minimizar la importancia del aspecto externo de la vida humana.

LA IMPORTANCIA DEL TERRENO DE LA IGLESIA

  Aunque podemos ver fácilmente la importancia del aspecto externo de la vida humana, es posible que no veamos la importancia del aspecto externo de la iglesia. Algunas personas supuestamente espirituales pasan por alto el terreno de la iglesia; incluso llegan a afirmar que este aspecto de la iglesia no es importante o no es necesario. Probablemente, se debe a que saben que este aspecto de la iglesia puede causar problemas. Por el contrario, cuando sólo se trata de la espiritualidad o del testimonio espiritual de la iglesia, habrá menos problemas. Sin embargo, cuando abordamos el aspecto externo de la iglesia, el terreno de la iglesia, se suscitan muchos problemas. Ésta es la razón por la cual aquellos que buscan la espiritualidad, frecuentemente tratan de eludir el asunto del terreno de la iglesia. No obstante, así como cuidamos de nuestro cuerpo físico para mantener nuestra existencia, también debemos cuidar del terreno de la iglesia a fin de practicar la vida de iglesia apropiada. Aparte del terreno de la iglesia, no es posible que la iglesia exista de una manera práctica. Debido a que se ha desatendido este asunto del terreno de la iglesia, no hay una expresión práctica de la iglesia en el cristianismo actual. Con esto vemos que el asunto del terreno de la iglesia es extremadamente crucial.

  Hace más de cincuenta años, el Señor levantó en China un grupo de cristianos jóvenes y los introdujo a Su recobro. Con el paso de los años, gradualmente llegamos a ver el terreno de la iglesia. Sin embargo, fue en 1937, cuando el hermano Nee compartió los mensajes que están impresos en La vida cristiana normal de la iglesia, que claramente vimos la importancia del terreno de la iglesia. Ahora, por la misericordia del Señor, este asunto se nos ha hecho transparente como cristal.

  El asunto del terreno de la iglesia expone lo serio que es la división. Siempre que abordemos el tema del terreno de la iglesia, debemos estar preparados para enfrentarnos con el problema de la división. Como sabemos, hay cientos de divisiones entre los cristianos. Estas divisiones están todas relacionadas con el hecho de que se descuida el terreno de la iglesia, y no porque se haya desatendido el contenido o el testimonio de la iglesia.

  El terreno de la iglesia es la unidad de la iglesia. Cuando tenemos la unidad, tenemos el terreno. Pero si perdemos la unidad genuina, también perdemos el terreno. Por tanto, para hablar del terreno de la iglesia, primero necesitamos ver la unidad de la iglesia. Esta unidad es una gran verdad en las Escrituras.

LA UNIDAD DE DIOS MANIFESTADA EN LA CREACIÓN

  La Biblia revela cuatro grandes hechos o actividades realizados por Dios: la creación, la elección, la nueva creación y la Nueva Jerusalén. En cada uno de estos hechos vemos el asunto de la unidad. Las tres primeras acciones ya fueron realizadas: la creación, la elección de la nación de Israel y la formación de la iglesia como la nueva creación. Por supuesto, la llegada de la Nueva Jerusalén, la ciudad nueva de Dios, ocurrirá en el futuro. Después de la era del milenio, esta ciudad nueva será plenamente manifestada.

  Dios hizo una sola creación. Él no creó más de un universo. Además, en este único universo, el hombre es el centro de la creación de Dios. La Biblia claramente revela que Dios creó un solo hombre. Cuando era joven, me preguntaba por qué Dios no creó miles de millones de personas al mismo tiempo. Me parecía que habría sido mucho más sabio que Dios llevara a cabo la obra de creación de esa manera. Por cierto, Dios pudo haber creado simultáneamente miles de millones de seres humanos; sin embargo, no lo hizo así. Por causa de la unidad, Dios creó a un solo hombre: Adán.

  Génesis 1:26 dice: “Entonces dijo Dios: ‘Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y ejerzan [heb.] potestad’”. Según este versículo, Dios dijo primero: “Hagamos al hombre” y después dijo: “Y ejerzan potestad [heb.]”. Aquí Dios utiliza un pronombre plural para referirse al hombre que había creado a Su imagen. Esto indica que el único hombre que Dios creó, era un hombre corporativo. La intención de Dios no es obtener muchos hombres, sino obtener un solo hombre corporativo, y de esta manera mantener la unidad.

  Este mismo principio se aplica a la iglesia hoy. Con respecto a la iglesia, por una parte podemos hablar de la iglesia en una localidad, tal como la iglesia en Anaheim. Por otra parte, también podemos hablar de la iglesia al usar el pronombre nosotros para referirnos a los miembros de la iglesia. Puesto que la iglesia es una entidad corporativa, incluye a todos los creyentes en una localidad. Por tanto, cuando nos referimos a la iglesia, podemos hablar de la iglesia en singular o de nosotros, los creyentes en Cristo, en plural. Esto significa que la iglesia es una entidad corporativa y que nosotros somos la iglesia. Así como la iglesia es una entidad corporativa, así también, según el mismo principio, el hombre creado por Dios era un hombre corporativo.

LA UNIDAD DE DIOS MANIFESTADA EN LA ELECCIÓN

  Sin embargo, debido a que el hombre cayó repetidas veces, el hombre corporativo creado por Dios entró en un estado caído. Gradualmente el hombre creado para el propósito de Dios se degradó de un nivel a otro hasta llegar al nivel más bajo, lo cual ocurrió en Babel, donde fue dividido en naciones. Este único hombre provenía de Dios, mientras que las muchas naciones tenían su fuente en el diablo. Las naciones eran diabólicas debido a que eran divisiones del hombre corporativo, a quien Dios había creado con miras al cumplimiento de Su propósito. Cuando este hombre corporativo llegó a ser muchas naciones, ya no le era posible llevar a cabo el propósito de Dios. En ese momento, Dios se vio forzado a abandonar al hombre caído. Por tanto, por causa de Su propósito eterno, Dios intervino y llamó a un solo hombre, Abraham, quien sería el padre del linaje llamado. Dios escogió a una persona entre la humanidad caída para que fuera el padre del linaje llamado. Así como Dios había creado a un solo hombre, también llamó a un solo hombre. Quizás pensemos que Dios debería haber llamado a muchas más personas. Si hubiéramos sido Dios, en el momento en que llamó a Abraham, ciertamente habríamos llamado a muchas otras personas. Sin embargo, llamar a más de una persona hubiera sido contrario a la naturaleza de Dios. La naturaleza de Dios es la unidad. Por tanto, en la creación como también en la elección, Él fue fiel a Su naturaleza. Cuando Pablo habla de la unidad de la iglesia en Efesios 4, menciona un solo Espíritu, un solo Señor y un solo Dios. Puesto que Dios es uno solo, está limitado a Su naturaleza, y tuvo que crear a un solo hombre y también llamar a un solo hombre. Actuar de otra manera sería contrario a Su naturaleza.

  Dios nunca actúa apresuradamente. Aunque es el Dios todopoderoso, nunca hace nada de manera precipitada. Él creó a un solo hombre, Adán, y escogió a un solo hombre, Abraham. Puesto que la naturaleza de Dios es la unidad, creó solamente una persona y llamó a una sola persona.

  Cuando los descendientes de Abraham estaban por entrar en la buena tierra, Dios les mandó que no adoraran en el lugar que ellos eligieran (Dt. 12:8). Más bien, les exigió que acudieran al lugar que Él había escogido, esto es, al único lugar que Él había escogido para poner Su nombre y Su morada (v. 5). No importaba cuantos israelitas había; todos debían acudir a este único lugar tres veces al año. Según nuestro concepto natural, tal requisito no nos parece lógico. No obstante, Dios requirió esto de Su pueblo a fin de guardar la unidad. Sin embargo, la unidad del pueblo de Dios finalmente se desintegró. En primer lugar, la unidad en el linaje humano creado fue dañada. Además, debido a que la nación de Israel se degradó, la unidad del pueblo escogido de Dios también fue destruida. Algunos fueron llevados a Asiria, otros a Egipto y aún muchos más a Babilonia. Esta división del pueblo de Dios vino a ser una frustración para el cumplimiento de Su propósito.

LA UNIDAD DE DIOS MANIFESTADA EN LA NUEVA CREACIÓN

  Dios también actuó según Su naturaleza de unidad al producir la iglesia como la nueva creación. ¿Cuántas iglesias fueron producidas el Día de Pentecostés? La respuesta, como todos sabemos, es que en el Día de Pentecostés solamente fue producida una sola iglesia. El Señor Jesús vivió en la tierra por treinta y tres años y medio. Al final de ese lapso, Él no tenía, como podríamos esperar, millones de seguidores. Tampoco había establecido escuelas para adiestrar a Sus discípulos. El Señor había alimentado milagrosamente a una multitud de personas al menos en dos ocasiones durante los años de Su ministerio. Sin embargo, aparentemente no hizo nada para mantener un gran número de seguidores. Por lo tanto, en el Día de Pentecostés solamente ciento veinte personas estaban reunidas.

  Una vez más vemos que el camino de Dios es el camino de la unidad. Por esta razón, solamente una iglesia fue producida en el Día de Pentecostés, que fue el día que marcó el comienzo de la vida de iglesia. Esto indica que la iglesia comenzó a partir de la unidad única, la cual es según la naturaleza de Dios. Podemos comparar las numerosas iglesias que llegaron a existir después, cuando se extendió la vida de iglesia, con los descendientes de Adán y de Abraham. Aunque Adán ha tenido innumerables descendientes, el hecho es que en la obra creadora de Dios únicamente había un solo hombre. Del mismo modo, aunque los descendientes de Abraham serían tan numerosos como la arena del mar, no obstante, Dios, al principio, llamó a una sola persona. Ahora vemos en el Nuevo Testamento que en el Día de Pentecostés el Espíritu solamente produjo una sola iglesia. Esta iglesia es el Cuerpo y también es el nuevo hombre.

  Por ser el nuevo hombre, la iglesia es un hombre corporativo, tal como Adán era un hombre corporativo. Además, tal como el hombre corporativo de la creación de Dios se dividió en naciones, así también el hombre corporativo de la nueva creación de Dios se dividió en denominaciones. Ésta es la obra de Satanás. Las naciones dañaron al único hombre de la creación de Dios, y las denominaciones han dañado al hombre corporativo de la nueva creación de Dios. De la manera en que el hombre corporativo creado por Dios se dividió y se esparció, y tal como los hijos de Israel se dividieron y fueron esparcidos, así también la iglesia como el nuevo hombre ha sido dividido. Aunque esta división ha sido un obstáculo para el cumplimiento de Su propósito, Dios jamás será derrotado; Su propósito se cumplirá.

LA UNIDAD DE DIOS MANIFESTADA EN LA NUEVA JERUSALÉN

  Finalmente, el propósito de Dios será cumplido por medio de la ciudad nueva, la Nueva Jerusalén. A los ojos de Dios, esta ciudad nueva ya llegó a existir. El principio rector de la ciudad nueva y de la creación del hombre es el mismo. Después de que Dios creó al hombre, lo puso enfrente de un árbol único, el árbol de la vida. También le advirtió que no participara del árbol del conocimiento del bien y del mal. Comer del árbol de la vida equivale a guardar la unidad, pero comer del árbol del conocimiento del bien y del mal es caer en división, puesto que equivale a involucrarse con la muerte, las tinieblas y el diablo. Por tanto, el principio de Dios en la creación era crear un solo hombre y ponerlo enfrente de un árbol único. Este mismo principio también se aplica a la Nueva Jerusalén. En esta ciudad única vemos que hay un solo trono, una sola calle, un solo río y un solo árbol de la vida a ambos lados del río.

  Según Efesios 1:10, Cristo, quien es el centro de la economía de Dios, finalmente reunirá bajo una cabeza todas las cosas por medio de la iglesia. Efesios 1:10 se cumplirá cuando llegue la Nueva Jerusalén en el cielo nuevo y la tierra nueva. Dios usará la ciudad de la Nueva Jerusalén para reunir en unidad bajo una cabeza todas las cosas. Esto significa que por la eternidad no habrá división, sino solamente unidad.

SOBRE EL TERRENO DE LA UNIDAD

  Desde el comienzo de Génesis 1 hasta llegar a la consumación, en Apocalipsis 22, vemos constantemente la unidad divina. Dios es uno solo, y el hombre creado por Dios también era uno solo. Este único hombre fue puesto delante del único árbol de la vida. Después de que el hombre corporativo creado por Dios se dividió en naciones, Dios escogió a un solo hombre, Abraham. Luego, siglos más tarde, Dios produjo una sola iglesia. Al final, Dios obtendrá una sola ciudad eterna la cual tendrá un solo trono, una sola calle, un solo río y un solo árbol. Así pues, en cada uno de los cuatro grandes hechos realizados por Dios vemos el principio de la unidad. Esto debe hacernos ver que la iglesia hoy debe estar en unidad y debe ser edificada sobre el terreno de la unidad. La unidad es el terreno mismo de la iglesia. Que el Señor nos conceda más luz en cuanto a esta preciosa unidad.

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