
Lectura bíblica: Hch. 6:4; 4:31; 8:4; 2 Ti. 4:2
Es fácil decir que todos deben hablar la palabra de Dios, pero no es fácil hacerlo. Por lo tanto, en este entrenamiento vamos a tener tres líneas temáticas: (1) El pleno conocimiento de la palabra de Dios, (2) Todos pueden hablar la palabra de Dios, y (3) Reunirnos para hablar la palabra de Dios. A fin de entender la Palabra de Dios usted primero necesita tener un depósito en su interior. Hoy en día es posible que sólo entienda un poco la Palabra de Dios, pero mañana la entenderá un poco más. Luego, al cabo de un año o dos años, entenderá aún más. Después que haya estudiado la Palabra de Dios por mucho tiempo a fin de entenderla, usted tendrá un depósito en su interior. Es como ir a la escuela. Ustedes no pueden empezar la escuela hoy y graduarse la semana siguiente. Primero deben dedicar seis años al estudio, a fin de que la educación de la escuela primaria sea depositada en usted. Luego, debe asistir a la escuela intermedia, a la escuela secundaria, a la universidad y luego hacer un curso de postgrado. No sólo debe estar dispuesto a estudiar desde la escuela primaria hasta hacer el curso de postgrado, sino que además debe invertir dieciocho años de su vida para tener un depósito adecuado en su interior. Luego, debido a que ya tiene un depósito en usted, estará preparado para afrontar la situación.
Sucede lo mismo con la Palabra del Señor. Si la leemos regularmente, incluso diariamente, y también la oramos-leemos con frecuencia, mes tras mes y año tras año, tendremos una acumulación de la Palabra en nosotros. Espero que cuando hablen la palabra de Dios a otros, no simplemente les digan que la Palabra de Dios es muy buena, y que la palabra que se predica en su iglesia es más rica que en cualquier otra iglesia. Espero que no simplemente les digan a las personas que antes no podían hablar, pero que ahora sí pueden; que anteriormente estaban mudos, pero que ahora son capaces de abrir la boca; que antes no tenían denuedo, pero que ahora sí lo tienen; o que anteriormente no tenían ninguna elocuencia, pero que ahora sí la tienen. Aunque hablen de esta manera por largo tiempo, lo único que habrán hecho es “meter la pelota en la cancha”, pero aún no habrán empezado a “jugar con la pelota”. Quizás las personas les presten atención la primera vez, pero la segunda vez ya no les agradará escucharlos. Ustedes no sólo deben tener la pelota en su mano, sino que también deben saber cómo jugar con ella. Además, deben jugar con la pelota a modo de exhibición para que los demás puedan ver.
Por consiguiente, este entrenamiento tiene como objetivo primeramente animarlos y guiarlos a entender la Palabra de Dios, a ser educados diariamente en la Palabra de Dios, y a ser saturados diariamente de la Palabra de Dios. Anteriormente ustedes sólo tenían los mensajes del Estudio-vida; no los habíamos hecho como libros de texto. Por consiguiente, la educación que recibieron no fue muy sólida. Al igual que en el aprendizaje de las matemáticas, no es suficiente simplemente escuchar cátedras; pues, a fin de recibir una educación sólida, ustedes necesitan tener un libro de texto. La verdad entre nosotros ciertamente es muy rica, pero hasta ahora no es más que una acumulación en montones. Hemos considerado seriamente esta situación, y hemos decidido usar los materiales de nuestras publicaciones para producir libros de texto en diferentes niveles.
La finalidad de este entrenamiento es animarlos a aprender la palabra de Dios hallada en la Biblia de una manera sistemática y sólida. De este modo, les resultará fácil hablar por el Señor, y tendrán algo que dar a otros. Además, cuando hablen con alguien, deben saber qué clase de persona es, en qué nivel se encuentra, y qué clase de palabra necesita escuchar. Entonces ustedes podrán hablarle la palabra precisa. Aplicando las palabras de un proverbio chino, no teman que él no vaya a apreciar el “valor” de su mercancía, sino que más bien tengan la confianza de que cuando él compare su “mercancía” con la de otros, se dará cuenta de que la suya es mejor. Lo único que tienen que hacer es sacar lo que tienen, muéstrenles algunos de los “diamantes” grandes que están en la Palabra de Dios. Una vez que él los vea, se sentirá atraído. Ésta es la manera de predicar el evangelio, y ésta también es la manera de hablar a los hermanos y hermanas que están en las denominaciones. No les digan simplemente que nuestra iglesia es muy buena, que el camino que seguimos es el correcto, que aquí tenemos luz, vida y verdad, y que ellos deben empezar a reunirse con nosotros lo antes posible. Cuanto más ustedes les hablen de esta manera, menos convencerán a la gente. Ustedes deben sacar algo precioso de la Palabra de Dios y mostrárselo a ellos.
Hace aproximadamente seis meses en Austin, Texas, una joven universitaria, que era una cristiana ferviente que se reunía en una denominación, escuchó rumores falsos acerca de nosotros. Un día un santo de entre nosotros le leyó una porción de un mensaje del Estudio-vida de Génesis, y después de escuchar esto, a ella le pareció muy preciosa y preguntó si podía tener una copia del mensaje. Después de que terminó de leer aquel mensaje, leyó otro y se sintió muy atraída. Como resultado, ella vino a una reunión. Hace poco recibí una carta de ella en la que me daba las gracias.
Si usted tiene algo precioso que quiere que la gente compre, debe traerlo y mostrárselo. Cuando usted tiene un claro conocimiento de las verdades y tiene las verdades atesoradas en su ser, en el momento oportuno podrá presentarlas. En ocasiones, tal vez no sepa hacerlo y en esos momentos podría traer la Versión Recobro y uno o dos mensajes del Estudio-vida. Quizás simplemente busque una nota de pie de página en la Biblia y se la lea alguien. Por ejemplo, en 2 Corintios 13 hay una extensa nota sobre el Dios Triuno (nota 1 del versículo 14). Si su padre es cristiano y no está de acuerdo con que usted siga el camino del recobro del Señor, no discuta con él; más bien, encuentre la oportunidad para hablar con él. Podría decirle: “Papá, tengo aquí un párrafo que habla acerca de la bendición que dan al final de cada una de sus reuniones. Permíteme leértelo”. Estoy seguro de que él se sentirá atraído aun antes de que haya terminado de leer la primera tercera parte. Debido a esta nota, su padre también se sentirá atraído. Nosotros, los vendedores, necesitamos ser adiestrados. No debemos decir que la mercancía de otros es de mala calidad. Lo que los hombres de negocios más evitan es decir que la mercancía de otros es de inferior calidad. Cuanto más usted exprese menosprecio por la mercancía de otros, menos la gente querrá comprar la suya. Lo que debe hacer es mostrar a las personas su tesoro.
Ahora usted tiene el tesoro: la Palabra de Dios. Para conocer la Palabra de Dios como el Espíritu, usted debe orar lo suficiente. En Hechos 6:4 los doce apóstoles dijeron: “Nosotros perseveraremos en la oración y en el ministerio de la palabra”. Sin la oración, lo que usted comparta de la palabra de Dios no tendrá mucho efecto. Es posible que usted tenga la palabra de Dios, pero necesita ser un hombre de oración. No le estoy aconsejando que ayune o que ore sin comer ni dormir por tres días y tres noches. Más bien, quiero decir que usted debe ser una persona que ora con regularidad. Alguien que ora con regularidad es uno que tiene comunión con el Señor.
Cada vez que usted sienta que tiene pecados, debe tomar las medidas necesarias. Cada vez que sienta que ha tenido contacto con el mundo y ha sido contaminado por él, debe lavarse completamente. Cada vez que sienta que el Señor le ha exigido hacer algo y no haya respondido de la manera adecuada, también debe tomar las medidas correspondientes. Usted debe ser siempre una persona que tiene comunión con el Señor. Incluso cuando hable con otros, debe hacerlo con un espíritu de oración. Siempre que hable con su padre o con su madre —o con cualquier otra persona— debe hacerlo con un espíritu de oración, y debe ser una persona de oración.
Además de esto, debe experimentar el ser lleno del Espíritu. En el cristianismo ha habido mucha confusión con respecto a esta verdad. Sin embargo, en años recientes entre nosotros, esta verdad bíblica ha sido presentada con toda claridad.
Desde la encarnación hasta la ascensión y el derramamiento del Espíritu Santo, el Señor Jesús logró siete asuntos cruciales. En primer lugar, Él se hizo carne, lo cual introdujo a Dios en el hombre (Jn. 1:1, 14). En segundo lugar, Él experimentó el vivir humano y llevó la vida de un hombre en la tierra (Fil. 2:8). Esto es algo maravilloso. Durante treinta y tres años y medio Él manifestó a Dios en Su vivir humano. En tercer lugar, en siete diferentes aspectos Él efectuó una muerte todo-inclusiva en la cruz, en los cuales acabó en la cruz con el pecado (Jn. 1:29), los pecados (1 P. 2:24), Satanás (He. 2:14), el mundo (Jn. 12:31), la vieja creación (Col. 1:15; He. 2:9), el viejo hombre (Ro. 6:6) y la carne (Ro. 8:3), y también anuló las ordenanzas y rituales de la ley y las diferencias que había entre las sociedades humanas (Ef. 2:14-15). Por último, por medio de Su muerte, Él liberó la vida divina (Jn. 12:24). En cuarto lugar, Él resucitó de los muertos, lo cual nos introdujo a todos en la resurrección (Ef. 2:5-6), es decir, introdujo al hombre en Dios. Más aún, en resurrección Él llegó a ser el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45). En quinto lugar, el día de la resurrección, Él regresó a los discípulos y sopló en ellos el Espíritu de resurrección para que fuese la vida y esencia de ellos (Jn. 20:22). En sexto lugar, cuarenta días después Él ascendió a lo alto (Hch. 1:9; Ef. 4:8) y fue hecho Señor y Cristo (Hch. 2:36). Él fue dado por Cabeza sobre todas las cosas a la iglesia (Ef. 1:22), fue entronizado (He. 12:2) y coronado (He. 2:9), y fue hecho Rey de reyes y Señor de señores (Ap. 19:16). En séptimo lugar, como el Espíritu de Pentecostés, quien también es la consumación final del Dios Triuno, Él se derramó sobre los discípulos, es decir, sobre Su Cuerpo (Hch. 2:1-4). Estos siete grandes asuntos constituyen el evangelio completo revelado en el Nuevo Testamento. Cuando una persona cree en el Señor Jesús, de inmediato entra en Él y se une a Él, e inmediatamente estos siete asuntos que Él logró llegan a ser suyos.
Espero que los jóvenes aprendan a usar las palabras más sencillas para compartir acerca de estos siete asuntos tan importantes que el Señor Jesús logró. Espero que hablen de cómo Cristo se hizo carne, de cómo fue concebido por el Espíritu Santo y se mezcló con la humanidad en el vientre de una virgen para nacer como Aquel que es Dios y hombre, el Dios-hombre. Él es el Dios completo y también un hombre perfecto. Él posee el elemento de Dios y también el elemento del hombre. De este modo, Él introdujo a Dios —quien se hallaba fuera del hombre— dentro del hombre, y Dios y el hombre vinieron a ser uno.
Luego llevó una vida humana en la tierra, una vida que era Dios mismo viviendo en el hombre. Ciertamente, Él se hizo hombre, pero le tomó treinta años para expresar completamente en Su vivir el porte de un hombre (Fil. 2:8). Para Él fue fácil hacerse carne, pues ello sólo le tardó nueve meses. Pero para que los demás le reconocieran como un verdadero hombre, Él necesitó treinta años de Su vida. Tal vez nos parezca que durante esos treinta años Él no hizo nada ni logró nada. Poco entendemos que en realidad Él logró algo grandioso, pues durante ese periodo de treinta años Él expresó en Su vivir el porte exterior de un hombre. Esto no es nada sencillo. Cada día Él vivía en la casa de un humilde carpintero, llevando una vida humana. Es una lástima que los que tradujeron la Biblia en el idioma chino no dejaron esto claro en su traducción. Debió haberse dicho claramente que durante los treinta años que el Señor llevó una vida humana, los hombres le hallaron en su porte exterior como un hombre, es decir, que delante de ellos Él vivió como un hombre. Sin duda, Él era Dios en la carne, pero mientras vivía, ¿los demás le hallaron en Su porte exterior como un hombre? Ciertamente que sí. Él pasó treinta años de Su vida para ser hallado en Su porte exterior como hombre. Después de treinta años ni Su madre, ni el esposo de Su madre, ni ninguno de Sus hermanos y hermanas, podían negar que Él era un hombre.
Después de esto, Él fue a la cruz, y efectuó una muerte todo-inclusiva en siete diferentes aspectos. Allí Él resolvió los problemas del pecado, los pecados, Satanás, el mundo, la vieja creación, el viejo hombre, la carne, todas las ordenanzas de la ley, y todas las diferencias que existen en la humanidad entre las naciones, las razas, las sociedades y entre los rangos sociales. Él resolvió todos los diferentes problemas que había, y por último, liberó la vida eterna de Dios.
Piensen, si sus padres o familiares son cristianos fervientes pero no están en el recobro del Señor, y usted fuera a visitarlos para presentarles la muerte todo-inclusiva que Cristo efectuó en los siete aspectos de Su persona, ciertamente se sentirían atraídos. Usted podría mostrarles un mensaje del estudio-vida del Evangelio de Lucas (el mensaje 53) y compartirles un testimonio. No sólo deben ser capaces de hablar, sino que también deben tener la experiencia sobre este tema. Quizás podrían orar, diciendo: “Señor, te doy gracias y te alabo. Hoy todos mis pecados han sido lavados con Tu sangre, el poder del pecado y de la muerte ha llegado a su fin, y el mundo está acabado por cuanto ya ha sido juzgado. Satanás es destruido y ya no tiene potestad sobre mí”. Al escuchar esto, sus padres sabrán que usted ha recibido una gran salvación. Entonces interiormente tendrán que reconocer: “Después de andar por este camino durante cinco o seis años, mi hijo definitivamente ha llegado a ser una persona muy diferente de nosotros”.
En Estados Unidos hablé un poco sobre este asunto en una conferencia que celebramos en el área de San Francisco. Después de que terminé mi compartir, varios jóvenes se pusieron de pie uno tras otro para testificar: “Cuando empecé a seguir el camino de la iglesia, mis padres se opusieron mucho a esto. Pero cinco años más tarde, mis padres vieron el cambio que hubo en mi vivir, y ellos llegaron a estar dispuestos a conocer la razón por la que se había producido este cambio”. En esa reunión por lo menos diez o veinte hermanos y hermanas compartieron sus testimonios. Finalmente, uno por uno, los padres de cada uno de estos hogares empezaron a seguir este camino. Es por ello que en los años pasados cuando se levantó tanta oposición en los Estados Unidos en contra del recobro del Señor, en lugar de ser sacudido, se hizo más brillante. La razón de esto es que hemos publicado muchos libros y los hemos puesto en las manos del público. Además, hay por lo menos seis o siete mil testigos vivientes.
Espero que todos ustedes aprendan las verdades. Aprendan las verdades a fondo y experiméntenlas. Luego, influyan primero en su familia y sean testigos vivientes delante de ellos. En los Estados Unidos hay muchas hermanas que han decidido seguir el camino del recobro y han sido perseguidas por sus esposos. Finalmente, debido a la verdad que tenemos entre nosotros, estos esposos han mostrado un cambio. Los Estados Unidos es una nación líder, y también una nación cristiana líder. El nivel educativo es elevado, y casi todos tienen un conocimiento general del cristianismo. Muchos en las denominaciones son muy fervientes. Poco a poco, un buen número de ellos han visto a sus propias esposas, a sus propios hijos o a sus propios esposos seguir el camino del recobro, y por medio de ellos han podido leer nuestros libros. Debido a que han escuchado lo que sus familiares les comparten y han visto el testimonio de su vivir, han experimentado un cambio. Hay muchos casos como éstos.
Ganar a las personas en los Estados Unidos no es tan fácil como lo es en Taiwán. Aquí durante el tiempo que ustedes llevan predicando el evangelio, han ganado hasta ahora a más de mil cien nuevos convertidos. Sin embargo, más de la mitad de los doscientos mil millones de estadounidenses profesan ser cristianos. Tan sólo la Iglesia Católica tiene alrededor de cincuenta millones de miembros, que es aproximadamente un cuarto de la población. Además de los cristianos que hay allí, también están los musulmanes y los judíos. Por esta razón, no es fácil predicar el evangelio en los Estados Unidos. Sin embargo, hemos podido avanzar porque el recobro del Señor consiste en recobrar la vida y la verdad, y nadie puede detener esto. Espero que pongan todo su empeño en aprender las verdades. Aprender las verdades no tiene que ver con aprender unas cuantas palabras; ustedes deben aprenderlas a fondo. Más aún, cuando vayan a hablar la palabra de Dios, deben orar. Al mismo tiempo, deben tener la fe, y pedirle al Espíritu del Señor —no al Espíritu en el aspecto esencial, sino al Espíritu en el aspecto económico, al Espíritu que fue derramado— que esté con ustedes, así como lo estuvo en Hechos 4:31: “Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios”.
Al tener los puntos anteriormente mencionados, lo que sigue es fácil: hablar en todo lugar y hablar en todo momento. Los miles de creyentes de Jerusalén que fueron esparcidos a otras tierras por causa de la persecución, predicaban la palabra de Dios en todo lugar (Hch. 8:1-4). Pablo le dijo a Timoteo que predicara y hablara la palabra a tiempo y fuera de tiempo. Cuando ustedes leen 2 Timoteo 4:2, deben recordar que estas palabras vienen después de las palabras que se encuentran al final del capítulo 3: “Toda la Escritura es dada por el aliento de Dios”, y que Timoteo desde la niñez había sabido las Sagradas Escrituras (vs. 15-16). Fue después de decir esto que Pablo le dijo a Timoteo que predicara la Biblia, la cual él conocía desde la niñez, y predicara lo que había obtenido de la Biblia. Además de esto, él debía predicar en todo lugar, predicar en todo momento y predicar a todo hombre.