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Mensajes del libro «Vasos útiles para el Señor»
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CAPÍTULO CINCO

LA FORMACIÓN DEL CARÁCTER DE AQUELLOS QUE SIRVEN AL SEÑOR

LA NECESIDAD DE SER ESTRICTOS EN EL ENTRENAMIENTO DE TIEMPO COMPLETO

  En este semestre del Entrenamiento de Tiempo Completo tenemos que ser estrictos. Debido a que el entrenamiento no ha sido lo suficientemente estricto, hemos sufrido daño durante veinte años. Esta vez espero que tengamos un comienzo completamente nuevo y estricto en el entrenamiento. Toda persona que ha servido en el ejército sabe que cuando se enlista en el ejército, pierde toda su libertad. Todos sus ejercicios y actividades son dirigidos por una sola voz de mando, y él es completamente cambiado de cabeza a pies, a fin de ser equipado de una manera nueva para recibir un entrenamiento militar estricto. Ningún ejército podría combatir en una batalla si no ha pasado por un riguroso entrenamiento. No se permite ningún descuido, porque la conducta impropia de una sola persona durante una batalla podría resultar en la destrucción de todo el ejército.

  Les pedí que estudiasen cabalmente los tres libros de 1 Timoteo, 2 Timoteo y Tito antes de venir al entrenamiento. En 2 Timoteo 2:3-4 Pablo le dijo a Timoteo: “Sufre el mal conmigo como buen soldado de Cristo Jesús. Ninguno que sirve de soldado se enreda en los negocios de esta vida, a fin de agradar a aquel que le alistó como soldado”. El versículo 4 claramente indica que el requisito esencial que todo soldado debe cumplir es el de no enredarse en los negocios de esta vida.

  Todo aquel que compite en una carrera procura vestirse de la forma más sencilla. Tal persona no desea llevar ningún peso innecesario que pudiera representar un enredo durante la carrera. Así le será más fácil terminar la carrera y recibir la corona. Igualmente, a fin de ganar una batalla, el soldado no debe darse el lujo de enredarse en los negocios y ocupaciones de esta vida. Puesto que ustedes han venido al entrenamiento, deben mantener la misma actitud que tienen los atletas que corren en una competencia y los soldados que luchan en el campo de batalla. Si no tienen esta clase de espíritu, les instaría a que regresen a sus trabajos.

  En el mundo las personas pueden relajarse después de cumplir con su servicio militar. Sin embargo, nosotros como buenos soldados que sirven al Señor en la iglesia no nos hemos alistado meramente en un servicio preparatorio de dos años sino en un servicio que perdura por toda la vida. Por tanto, no deben pensar que podrán relajarse después de finalizar los dos años de entrenamiento. Recuerden, tienen que ser buenos soldados por el resto de su vida. A partir de hoy todos ustedes deben tener tal espíritu. Tienen que tomar una resolución ante el Señor y decirle: “Señor, me he alistado en Tu ejército para servirte como un buen soldado por el resto de mi vida”. En 1 Pedro 4:1 se nos dice que debemos armarnos con una mente dispuesta a sufrir. Todo soldado espera pasar por muchas dificultades. Ninguno que sirva como soldado espera tener una vida de placeres.

LA IMPORTANCIA DEL CARÁCTER

  En 1953 tuvimos un entrenamiento en Taipéi que fue sumamente estricto en ese entonces. Sin embargo, más tarde me sentí turbado, porque a mi parecer ninguno de los que participaron en ese entrenamiento llegó a ser útil. La razón principal se debe a que ellos no cultivaron un carácter apropiado. La obra del recobro del Señor en el Lejano Oriente ha sido obstaculizada en gran manera, principalmente debido al carácter del pueblo chino.

  El Señor ha sido bastante misericordioso al proveerle a los chinos una mente inteligente. El mundo entero reconoce la inteligencia de los judíos. Sin embargo, según lo que yo he observado en Estados Unidos durante estos años, la inteligencia de los judíos no es necesariamente más aguda que la de los chinos. Nadie puede negar que los judíos tienen una voluntad firme y una fuerte determinación. Éste es el secreto de su éxito. Una vez que ellos deciden realizar cierta actividad, avanzan resueltamente y no se dan por vencidos hasta que alcanzan su meta. Éste es el pulso vital que les ha permitido mantenerse firmes. Además, los judíos son muy emprendedores y diligentes. La gran parte de los pasados dos mil años, el pueblo judío no ha existido como nación. Esto les ha ocasionado mucho sufrimiento, y han vagado de un lugar a otro. Fueron rechazados y perseguidos por el mundo entero, particularmente durante la Segunda Guerra Mundial, cuando millones de ellos fueron masacrados por Hitler. Sin embargo, gracias a la diligencia y esfuerzos del pueblo judío, en los Estados Unidos ellos han alcanzado la cúspide de todos sus logros y se han convertido en el enfoque del mundo.

  Lo mismo sucede con el pueblo chino que vive en los Estados Unidos. La razón por la cual el pueblo chino tiene mucho éxito se debe a que es inteligente, emprendedor, diligente y resuelto. Pese a que los Estados Unidos tienen leyes que protegen a los grupos minoritarios contra la discriminación, en realidad la minoría no recibe mucha protección. Esta situación ha obligado a los estudiantes chinos que estudian en los Estados Unidos a esforzarse aún más si desean tener éxito. Si ellos no estuviesen en semejante situación, difícilmente podrían tener éxito. Los judíos tienen éxito gracias a su empeño y diligencia. Los chinos son listos, pero les falta determinación. Los estudiantes chinos que estudian en el extranjero logran alcanzar éxito, porque se ven obligados a ser resueltos y diligentes. Sin embargo, si ellos tuvieran que permanecer en su propio país, fácilmente se volverían descuidados y holgazanes debido a la influencia de su medio ambiente. Una gran debilidad del carácter chino consiste en que los chinos no se esfuerzan por mejorar a menos que sus circunstancias lo exijan y se vean obligados a mejorar.

UN CARÁCTER POBRE ES UN OBSTÁCULO EN LA OBRA DEL SEÑOR

  La razón por la cual la obra que el Señor realiza en Taiwán ha sido obstaculizada y no ha continuado extendiéndose se debe a que durante los últimos veinte años las iglesias aquí han llevado una vida de tranquilidad y comodidad. Cuando dejé Taiwán en 1961, un gran número de santos se reunían en la iglesia en Taipéi. Pero desde entonces, no solamente han tenido una falta de expansión, sino que además el número ha disminuido. La razón de esto es que la iglesia en Taipéi cuenta con muchos recursos y con un gran número de santos que asisten a las reuniones; por eso los colaboradores pudieron mantener esta situación sin esfuerzo alguno o sin que tuvieran que esforzarse para propagar la obra. En otras palabras, cuando salí de Taipéi, la iglesia tenía abundancia de recursos. Esto hizo que los colaboradores rápidamente se volvieran descuidados.

  Por un lado, puedo testificar que los colaboradores han mantenido fielmente el testimonio del recobro del Señor en Taiwán. Por otro lado, debido a su descuido y falta de atención, todos los defectos del carácter chino han sido introducidos en la iglesia durante los últimos veinte años o más. Puesto que la iglesia goza de tantos recursos, ellos no suelen preocuparse cuando pierden unos cuantos santos. Tal vez crean que la ausencia de estos santos no hace mucha diferencia ya que todavía hay miles de santos que asisten a las conferencias. Sin embargo, como dice ese refrán: “Dar un paso en falso hace una gran diferencia”. Durante los últimos veinticinco años no solamente el número de santos que asisten a las reuniones ha disminuido, sino que también se ha perdido el espíritu por la propagación de la obra del Señor que estaba entre nosotros.

  La obra de recobro del Señor en Taiwán comenzó en el sitio que ahora ocupa el Salón uno de la iglesia en Taipéi, el cual formaba parte de un distrito residencial japonés durante la ocupación japonesa. Esa área fue bombardeada por las fuerzas aliadas durante la guerra, y todo lo que quedó de ella fue un terreno cubierto de cemento. Después de la victoria, dicha parcela fue confiscada por el gobierno chino. Luego, dos hermanos chinos que residían en el extranjero regresaron a Taiwán y compraron la mitad de ese terreno. Con el tiempo se edificó un pequeño salón de reunión que podía acomodar a trescientas o cuatrocientas personas. El 1 de agosto de 1949 tuvimos nuestra primera conferencia en aquel pequeño salón de reunión, y así comenzó oficialmente la obra del Señor en Taiwán.

  Después que comenzamos la obra, con la bendición del Señor el número de los que eran salvos aumentaba constantemente. Como resultado, nuestro local de reunión rápidamente resultó inadecuado. En 1950 tuvimos que acondicionar un terreno baldío adyacente al local y construir una cerca de bambú a su alrededor. De esa manera, pudimos añadirle más asientos al salón de reunión. Luego, a medida que la obra del Señor se propagaba y el número de santos aumentaba, compré un terreno adyacente al salón de reunión y, tras combinarlo con el que habíamos adquirido inicialmente, reedificamos el salón de reunión.

  En 1953 comencé a conducir un entrenamiento en el cual participaron muchos santos. En aquel terreno vallado hice construir una casa para los obreros del Señor. Pese a que su fachada era sencilla, tenía plantas frondosas y flores que transmitían una sensación de serenidad y frescor; interiormente la casa estaba limpia y ordenada. Salí de Taiwán en 1961 y no regresé hasta 1965. Cuando regresé, la casa de los obreros estaba casi irreconocible. Las plantas se habían secado, y las flores se habían marchitado. Todo era un desorden. Interiormente, esto me dejó sumamente turbado. Pensé en el entrenamiento que había conducido doce años atrás, en el cual hablé de los treinta rasgos del entrenamiento del carácter. Esos mensajes que di en aquel entonces habían sido muy enfáticos y serios; sin embargo, doce años después los colaboradores los habían olvidado por completo.

  Recientemente les dije a los ancianos que nuestro actual salón de reunión, que ahora está construido de concreto armado, ya no es aquel edificio sencillo de antes; por lo cual, no debiera tener una fachada vieja. En lo que se refiere a la condición del salón de reunión, si éste fuera usado por los santos japoneses, definitivamente su condición sería mucho más ordenada y limpia que la actual. Si el salón fuera usado por los santos americanos, sería mucho más espacioso y elegante. Sin embargo, cuando nosotros lo usamos, lo dejamos en una condición impresentable. Consideren, por ejemplo, las estanterías donde guardamos las Biblias y los himnarios para uso del público. Todas las Biblias e himnarios están en desorden, y muchos de ellos están estropeados e incluso les faltan páginas. No hay ni siquiera un solo libro en buena condición. Esto nos da a entender que nuestra obra no ha progresado y que no tiene vitalidad. Si las personas vienen y miran el desorden y la condición en que se encuentran nuestras Biblias e himnarios, ¿cómo esperan que nos respeten?

  En el mundo, no importa la clase de negocios que se conduzcan, todo edificio debe tener una fachada que de una buena impresión. Por ejemplo, los empleados de un banco deben limpiar su área de trabajo para que todo se vea ordenado y limpio. Si al entrar en el banco las personas perciben un ambiente respetable, entonces lo más probable es que ellas depositen su confianza y su dinero en el banco. De igual manera, nosotros debiéramos organizar semanalmente todos los libros e himnarios de uso público que tenemos en nuestros estantes. Los libros que están dañados deben mandarse a reparar y los que están inservibles deben ser reemplazados. Los libros deben estar convenientemente organizados en el librero para que en la siguiente reunión puedan ser distribuidos como es debido. No le resten valor a estas cosas. Un pequeño librero podría arruinar nuestra reputación, y como resultado no podremos ganar a personas de calidad, o podría ser un testimonio silencioso a nuestro favor que atraiga a las personas a nosotros. Por tanto, al realizar nuestra obra, nuestros locales deben tener una fachada que de buena impresión y una apariencia elegante, de modo que las personas estén completamente persuadidas de venir a nosotros.

  Por favor, les ruego me perdonen por decirles estas cosas; pero tengo que decírselo porque aborrezco el daño que ha causado nuestro carácter chino. En Taiwán muchos empresarios han tenido éxito porque ellos han logrado cambiar su carácter. Mientras uno esté dispuesto a cambiar su carácter pobre, con el tiempo tendrá éxito. Aquellos que no cambian su naturaleza perezosa fracasarán. Los que cambian más rápido y lo más pronto posible tendrán las mejores oportunidades de éxito.

EL ÉXITO EN EL SERVICIO DE LA IGLESIA DEPENDE DE LA FORMACIÓN DE UN CARÁCTER APROPIADO

  Servir en la iglesia es como abrir un restaurante. Supongamos que alguien instala un puesto de comida a un lado del camino y pone allí una mesa y unas cuantas sillas, mientras que otra persona abre un restaurante muy fino, dado que invierte una gran suma de dinero en el mobiliario y la decoración. Los dos restaurantes son iguales en el sentido de que ambos tendrán clientela, pero la diferencia está en que servirán a diferentes tipos de clientes. Esto mismo se aplica a la iglesia. Si somos toscos en la manera que manejamos los servicios en la iglesia, entonces difícilmente ganaremos a gente de clase alta. Por supuesto, esto no quiere decir que menospreciamos a la gente de clase baja; porque puede ser que una “pequeña papita” sea ganada por el Señor y llegue a convertirse en una persona muy importante, un VIP. Sin embargo, aún confiamos que muchas personas competentes, prometedoras y respetables sean introducidas en la iglesia. Por esta razón debemos reexaminar y reconsiderar cuidadosamente la manera en que conducimos nuestro servicio hoy en día.

  Si bien nuestra obra no ha producido resultados palpables en los últimos años, es evidente que aún nos asimos de la verdad de manera firme y clara, y los ancianos y colaboradores que están entre nosotros gradualmente están siendo equipados en la vida divina. Verdaderamente éstos son los dos aspectos más valiosos de nuestra herencia, y ustedes deben estar atentos a ellos. Sin embargo, aunque ustedes conozcan la verdad y hayan crecido en vida, si el estándar de su conducta y obra es deficiente y si siguen teniendo un carácter descuidado, entonces ciertamente el servicio que prestan en la iglesia será ineficiente.

  Tomemos como ejemplo un erudito. Él puede poseer amplio conocimiento, pero si se viste con ropa muy gastada y manifiesta un carácter muy descuidado, entonces no podrá producir buenos estudiantes. Él debe tener un carácter apropiado, tanto en su conducta como en su trabajo. Una vez un antiguo sabio chino decía que para gobernar un país, uno primero debe saber cómo manejar su propia familia, y que para manejar su propia familia, uno primero debe ser capaz de cultivarse a sí mismo. En primer lugar, ustedes tienen que perfeccionar su carácter, llevar una vida y actividades reguladas, y mantener su medio ambiente limpio y elegante. Sólo así les será posible tener éxito en su profesión. Por tanto, tenemos que valorar la vida y la verdad que gozamos en el recobro, pero no podemos continuar con un carácter suelto.

TENER UN BUEN CARÁCTER PARA SATISFACER LA NECESIDAD DEL SEÑOR EN ESTA ERA

  Todos debemos comprender que el siglo presente es una era de competencias reñidas. Hay competencia entre los países, las personas, así como entre diferentes ocupaciones y negocios. En todos lados impera la competencia. Hay un lema entre los catedráticos americanos que dice: “Publicas o pereces”. En otras palabras, si usted es un catedrático y no publica ningún artículo en cierto lapso, perderá su posición. Es mi deseo que todos ustedes reaccionen y se arrepientan por tener un carácter tan suelto y que anhelen experimentar un cambio en vuestro carácter.

  No les estoy criticando porque sean holgazanes, pero sospecho que la tradición les ha afectado. Ustedes son orgullosos y conformistas, y no son lo suficientemente humildes ni diligentes. Por esto, otros grupos cristianos nos han sobrepasado. Por ejemplo, hay un grupo en Corea que se inició en 1958 con una reunión de sólo tres parejas. En ese entonces, nosotros ya contábamos con miles de santos en Taipéi. Pero en el presente, sólo en Seúl ese grupo coreano cuenta con varios cientos de miles de miembros, mientras que nosotros nos sentimos complacidos y satisfechos con nuestra situación y permanecemos detrás de nuestras puertas cerradas.

LA DILIGENCIA DE NUESTRO CARÁCTER AFECTA LA OBRA DEL SEÑOR

  Por todas estas razones que ya les he mencionado, siento que el entrenamiento que hemos conducido en el pasado ha sido un gran fracaso. Si tuviera más tiempo y energía, les entrenaría día y noche por cinco o seis meses como lo hacía hace treinta años. Sin embargo, esta vez solamente disponemos de tres meses. Las verdades en el recobro permanecerán siempre con nosotros, y siempre tendremos necesidad de la vida divina. Durante los últimos sesenta años estos dos elementos han llegado a ser la preciosa herencia de todos aquellos que están en el recobro del Señor. Por consiguiente, tenemos que guardarlas con firmeza. Sin embargo, también debemos recordar que en todo lo que hacemos, o continuamos avanzando o retrocedemos. Si continuamos con toda tranquilidad, contentos, y sueltos, entonces aquellos que nos siguen nos alcanzarán, nos pasarán y nos dejarán muy atrás.

  Espero que esta comunión que les estoy ministrando no les entre por un oído y les salga por otro. Si desde un principio ustedes no le prestan atención a su carácter, entonces todo cuanto aprendan sobre el servicio a tiempo completo no les servirá de nada. Yo estoy aquí el día de hoy gracias a que desde joven comprendí y llegué a la conclusión de que la manera más elevada y más excelente de vivir la vida humana era servir al Señor a tiempo completo. Por esta causa yo arriesgué y ofrecí toda mi vida. Pese a mis fallas y defectos, por la misericordia del Señor he mantenido fielmente mi consagración y hasta el día de hoy me esfuerzo por ser fiel. Todas las mañanas me levanto a las 5:45, me aseo y después comienzo a trabajar. Esta mañana, antes de que ustedes se levantaran, yo ya había leído algunos manuscritos y escribía algunas cartas. En mi colección de libros tengo muchísimos diccionarios, que uso con frecuencia. No sólo eso, sino que tan pronto publican diccionarios y concordancias más avanzados, los compro de inmediato, ya sean en chino, inglés o griego. Espero que en todas estas cosas ustedes puedan aprender de mí y no sean solamente diligentes, sino que sean excepcionalmente diligentes.

  En 2 Timoteo se mencionan tres asuntos importantes: la búsqueda de la verdad, el crecimiento en vida y ser diligentes. Ustedes no pueden leer estas cosas e ignorarlas rápidamente. Pablo le dijo a Timoteo: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que traza bien la palabra de verdad” (2:15). Si leen la Biblia de manera casual, no podrán trazar bien la palabra de verdad; más bien, tienen que estudiar la verdad a fondo. Por ejemplo, un cirujano necesita desarrollar sus habilidades quirúrgicas si desea convertirse en un buen cirujano. Él deberá estudiar a profundidad la anatomía humana y practicar haciendo muchas operaciones. De igual manera, si ustedes quieren trazar bien la palabra de verdad, tienen que dedicar tiempo y energía para profundizar en la verdad. Y esto no se puede lograr en uno o dos días.

DEBEMOS EJERCITARNOS EN PALABRA Y EN CONDUCTA Y NO DEJAR QUE OTROS TENGAN EN POCO NUESTRA JUVENTUD

  Si estudian las notas al calce del Nuevo Testamento Versión Recobro, descubrirán que esas notas no fueron compuestas descuidadamente. Yo mismo las revisé reiteradas veces hasta que pudieran expresar exactamente el significado de la verdad. Para estudiar en Taiwán uno tiene que trabajar con mucho empeño y ser aplicado. Tanto nuestro empeño como nuestra aplicación guardan estrecha relación con nuestro carácter. Lo que Pablo le dijo a Timoteo estaba intrínsecamente relacionado con el carácter de la persona. Tal vez ustedes digan que las epístolas a Timoteo hacen referencia a muchas cosas, pero que nunca mencionan la palabra carácter. Sí, esto es correcto, pero lo que Pablo le ordena a Timoteo era definitivamente una enseñanza relacionada con el carácter.

  En 1 Timoteo 4:12 Pablo le dice a Timoteo: “Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé modelo para los creyentes en palabra, conducta, amor, fe y pureza”. Este versículo tiene un significado muy profundo. No deben permitir que nadie menosprecie su juventud. Sin embargo, si su atavío y sus palabras son inapropiados, ¿cómo los demás no tendrán en poco su juventud? Si actúan con descuido y frivolidad, la gente espontáneamente menospreciará su juventud. Por tanto, lo que Pablo quería decirle en este versículo, era que Timoteo debía ser honorable en su conducta y comportamiento y que su hablar debía ser apropiado. Lo que Timoteo dijese, cuánto debía decir y cuándo, y cómo debía decirlo debiera hacer que los demás lo respetaran en lugar de que tuvieran en poco su juventud.

  En este versículo Pablo hace referencia primero a nuestras palabras y después a nuestra conducta, comportamiento y actos, y por último a nuestro amor, fe y pureza. El amor y la fe se relacionan con la vida divina, mientras que nuestras palabras y conducta se relacionan con nuestro carácter. Si tuviéramos que escribir este versículo, primero mencionaríamos la fe y el amor, y después nuestra conducta y palabras. Sin embargo, si lo dijéramos así, estaríamos tomando los medios como el objetivo y diríamos exactamente lo opuesto a lo que Pablo dijo.

  No es mi intención jactarme, pero quiero testificarles que a los treinta años de edad ya había emprendido mi búsqueda por la verdad. Un día un hermano me dijo: “Hermano Lee, me gustaría saber cuál es su trasfondo, porque pareciera ser alguien de noble estirpe según la forma cómo usted habla, actúa, se conduce y se expresa”. Yo le respondí: “No procedo de linaje noble sino de una familia pobre. Cuando yo tenía diez años y comencé a entender los asuntos relacionados con la vida humana, me di cuenta de que mi familia se hallaba en la miseria”. Nací en una familia de clase baja, pero fui muy estricto con respecto a mi educación. Por tanto, mientras aún estaba en la escuela, siempre que empezaba a hablar, las personas que me rodeaban, incluyendo los mayores, dejaban de hablar para escuchar respetuosamente lo que yo les decía.

  Adonde yo voy en los Estados Unidos, pese a que soy chino, todas las personas que pertenecen a una posición más elevada que la mía me respetan. Si yo tuviera la apariencia de una persona de clase baja, esas personas no me respetarían y difícilmente aceptarían mis palabras, no importa cuán buena sea mi elocuencia. Por tanto, a fin de que los demás no tengan en poco su juventud, ustedes deben aprender de mí y ser estrictos desde su juventud en el sentido de disciplinarse a sí mismos y tomar la iniciativa de aprender por sí solos.

  En el recobro enfatizamos el camino de la vida. El camino de la vida no es algo que se relacione con la ética, los principios morales ni la cultura, sino con el hecho de andar según el Espíritu. A la luz de esto, quizás algunos digan que el entrenamiento de nuestro carácter es contrario al énfasis dado en el recobro y digan también que el entrenamiento de nuestro carácter no guarda relación alguna con la vida sino con el desarrollo de nuestra “virtud brillante”. Sin embargo, si una persona anda por el Espíritu ciertamente tendrá un carácter mucho más elevado que el de una persona que cultiva su “virtud brillante”. Si hablamos de la vida divina y, sin embargo, tenemos un carácter más bajo que el de aquellas personas que desarrollan su “virtud brillante”, entonces hacemos de la salvación efectuada por el Señor algo sin valor. Aborrezco ver que esto suceda. En el recobro vamos en pos de la verdad, estamos aprendiendo a andar por el camino de la vida y somos rectos en cuanto a la moralidad. Sin embargo, cuando examinamos nuestro carácter humano, inmediatamente se manifiesta nuestra inepta condición; nos falta diligencia y seriedad, también somos deficientes en cuanto a la búsqueda de la verdad, nos falta progresar y aprender más. Esta situación me causa mucho dolor.

SE NECESITA UN CARÁCTER DISCIPLINADO PARA PROGRESAR EN LA OBRA DEL SEÑOR

  Debido a las deficiencias de nuestro carácter, la iglesia no es muy estimada a los ojos de la gente. La manera en que laboramos no es muy elevada, así que cuando surge un grupo cristiano que exhibe una manera superior a la nuestra, de inmediato nos quedamos atrás. Hace treinta y cinco años en el Lejano Oriente no habían muchos grupos cristianos que tuviesen tantas personas de excelentes cualidades como las que teníamos en el recobro del Señor. Cuando estábamos en la China continental, surgió entre nosotros un grupo de santos. Cuando comenzó oficialmente la obra en Taiwán el 1 de agosto de 1949, solamente contábamos con apenas cuatrocientos o quinientos hermanos y hermanas en toda la isla de Taiwán, y en Taipéi había un poco más de cien santos. Sin embargo, después de seis años, en 1955, contábamos con 45,000 creyentes en las iglesias de toda la isla de Taiwán. Ningún otro grupo cristiano podía compararse con nosotros en cuanto al número de santos. No obstante, ahora estos grupos han adoptado muchas de nuestras prácticas e incluso las mejoraron, después de haberlas estudiado y revisado. Nosotros tenemos la verdad y la vida; sin embargo, nos hemos quedado rezagados a estos grupos porque hemos permanecido cerrados a las cosas nuevas y nos hemos confinado a nuestra vieja manera de hacer las cosas.

  Por ejemplo, algunos grupos cristianos ahora se valen de grupos pequeños a fin de traer a cientos y miles de personas a la salvación. Hace treinta años nosotros ya teníamos dicha práctica. Empleamos los grupos pequeños como un medio que nos permitiera ir de casa en casa para conducir a las personas a la salvación. Sin embargo, involuntariamente abandonamos tal práctica y comenzamos a llevar a la gente al salón de reunión para las conferencias. Aparentemente las conferencias eran simplemente eso, conferencias, pero en realidad se habían convertido en una ocasión para que “las celebridades” diesen sus discursos. Esto es semejante a un grupo de estudiantes que se reúne en una escuela en la cual no se imparten clases, ni cuenta con aulas ni maestros, sino que solamente cuenta con unas cuantas celebridades que vienen a hablarles, esperando que los estudiantes se gradúen después de oírles hablar por diez años. La obra que llevamos a cabo en el pasado reemplazó la causa por el efecto. Un discurso es un ejemplo de los logros de una persona; pero si ustedes quieren aprender la forma de obtener esos mismos logros, tendrán que tomar algunos cursos y aprenderlos en secuencia, lección tras lección.

EL NIVEL QUE ALCANCEMOS EN NUESTRA BÚSQUEDA DE LA VERDAD Y LO QUE APRENDAMOS EN VIDA DEPENDERÁ DEL GRADO AL CUAL NUESTRO CARÁCTER HAYA SIDO ENTRENADO

  Es bueno que en el recobro tengamos la verdad y la vida. Ciertamente tenemos ambas cosas, pero no hemos profundizado en ellas a un grado muy elevado. Por tanto, espero que en este entrenamiento ustedes sean fieles en cultivar la formación de su carácter. No debieran ser descuidados en cuanto a la forma en que se conducen o llevan a cabo sus actividades; en vez de ello, tienen que ser diligentes, tienen que aprender y tienen que progresar. Nuestro énfasis en este entrenamiento no recae en la enseñanza de la verdad. Todo lo que les pedimos es que estudien con diligencia el Nuevo Testamento Versión Recobro, y los mensajes del Estudio-vida. Puesto que tenemos entre nosotros una abundancia de literatura espiritual, les daremos todas las clases de una manera similar a la de los estudiantes de posgrado. Esto quiere decir que únicamente les proveeremos las directrices y guías necesarias. En este entrenamiento lo más relevante es que en su búsqueda de la vida divina ustedes se esfuercen por cambiar su carácter, o sea, por cultivar un carácter que sea estricto y que no sea descuidado en ningún aspecto. Esto determinará en gran manera si en el futuro, ustedes serán personas útiles para el Señor o no.

  La formación del carácter guarda estrecha relación con los hábitos que uno adquiere. Podemos incluso afirmar que nuestro carácter está constituido en gran parte por los hábitos adquiridos a lo largo de los años. La naturaleza intrínseca de una persona alude a su constitución interior, mientras que el carácter se manifiesta externamente. El setenta por ciento del carácter de una persona es adquirido por los hábitos que cultiva, mientras que el treinta por ciento se adquiere por nacimiento. A partir de hoy ustedes necesitan cambiar sus conceptos con respecto a todas las cosas, sean grandes o pequeñas. Deben tener un tiempo específico para levantarse, otro tiempo específico para orar, otro tiempo para leer la Palabra y otro tiempo para estudiar la verdad. Deben asignar un tiempo para todo cuanto hagan. Tienen que ser estrictos al poner en práctica todos estos puntos, y no tomen ocasión para ser descuidados.

OBRAR, APRENDER Y ESTUDIAR AL MISMO TIEMPO

  Además, es necesario que hagan un esfuerzo por aprender varios idiomas. A fin de laborar para el Señor es imprescindible trazar bien la palabra de la verdad. Tienen que profundizar en la verdad para poder estudiarla. Sin embargo, si no dominan bien ciertas lenguas, no tendrán la manera de profundizar en la verdad. Si usted fuera analfabeto, no podría leer ningún libro y mucho menos la Biblia; naturalmente tampoco podría estudiar la verdad. Hoy en día la gente en todas partes del mundo se mantiene en comunicación. En todo el mundo impera una atmósfera de apertura y comunicación. El inglés es el idioma internacional que más comúnmente se habla. Hay muchos libros y revistas espirituales que están asequibles al público en inglés. Si ustedes realmente desean servir al Señor, no es suficiente que sean diestros en su propia lengua natal. También deben entender el inglés, que es la lengua que más se habla en el mundo.

  El texto original del Nuevo Testamento fue escrito en griego. Ya que la fuente de la verdad se halla en el Nuevo Testamento, ustedes también deben aprender griego. Al menos deben aprender el alfabeto griego, estar familiarizado con la gramática griega y saber usar los libros de consulta. Al laborar para el Señor, deben hablar por Él. El hablar está estrechamente relacionado con el lenguaje. La forma en que ustedes hablan revela cuánto han estudiado. Por tanto, tienen que leer muchos libros y esforzarse por aprender otros idiomas.

  Me arrepiento de no haber aprendido lo suficiente. Si yo tuviera su edad, aprendería por lo menos otros diez idiomas. En verdad confío en que ustedes puedan laborar, aprender y estudiar al mismo tiempo. Procuren tener un buen diccionario y un libro de consulta y estúdienlos seriamente todos los días. No estudien demasiados temas a un mismo tiempo. Empleen su tiempo y energía para estudiar con rigurosidad unas cuantas materias. En el invierno de 1932 aprendí a usar el Nuevo Testamento Interlineal Griego-Inglés y aún tengo conmigo dicho ejemplar. Espero que todos ustedes hagan lo mismo, dedicándose a estudiar con rigurosidad y haciendo que su tiempo en el Entrenamiento de Tiempo Completo sea valioso y valga la pena. De lo contrario, su estadía en el entrenamiento será una pérdida de tiempo.

EL CARÁCTER ES EL PULSO VITAL DE NUESTRO SERVICIO

  El carácter que ustedes formen durante el entrenamiento tiene que convertirse en un hábito y, con el tiempo, debe ser su vida cotidiana misma. No importa cuán ocupado esté durante el día, yo acostumbro a tender mi cama al levantarme a menos que mi esposa tome la iniciativa de hacerlo por mí. Después de vestirme, no dejo mi ropa en cualquier lugar, sino que siempre acostumbro colocarlas en su lugar específico. A veces me levanto a medianoche y ni siquiera necesito encender la luz para encontrar mi ropa; tan sólo extiendo mi mano y sé exactamente dónde se encuentran. El carácter depende íntegramente de ejercitarnos continuamente para desarrollar los hábitos de nuestra vida diaria. Si ustedes ni siquiera pueden mantener su ropa en orden, ¿cómo podrán trazar bien la palabra de la verdad? Su aptitud para trazar bien la palabra de la verdad dependerá de si ustedes han moldeado apropiadamente su carácter, ya que existe una estrecha relación entre estas dos cosas.

  Nuestros dormitorios deben estar limpios y ordenados. La limpieza debe ser un hábito nuestro; ésta es precisamente la característica que más hace falta en la cultura china. Ustedes no pueden decir que el hecho de que su dormitorio esté desordenado carece de relevancia, que es totalmente aceptable ya que se usa principalmente para dormir. Ustedes deben tener presente que si su dormitorio está en orden, vuestra predicación del evangelio seguirá una forma ordenada, vuestra obra será ordenada y el liderazgo que ejercen en la iglesia será igualmente ordenado. Si su dormitorio está en desorden, entonces también provocarán desorden al administrar los asuntos de la iglesia. No estoy diciendo que deban decorar su cuarto de cierta manera ostentosa e innecesaria, gastando mucho dinero; lo que estoy diciendo es que, puesto que son seres humanos y no animales salvajes, deben tener una morada decente donde vivir. Si les es posible, deben tener flores y plantas a fin de elevar vuestro espíritu.

  Hoy me he visto obligado a hablarles una palabra tan fuerte. Aunque he conducido varios entrenamientos en el pasado, no pude ver ningún cambio en aquellos que yo instruí. Hoy de nuevo les repito esos mismos mandamientos a ustedes, los que son de una generación más joven. Aquellos que les preceden pertenecen a una generación mayor a la vuestra. En términos de la moralidad, de la vida y en muchos otros aspectos ellos son buenos modelos para ustedes. Sin embargo, ustedes no deben imitar el carácter que ellos tienen ni la manera en que ejercen el servicio. De ser así, vuestro futuro, vuestra formación educativa, vuestros negocios y vuestras ocupaciones terminarán siendo un fracaso, y nuestra obra no será cumplida.

  No les hablo de esta manera para hacerles que se rebelen en contra de la generación mayor; más bien, confío en que ustedes experimenten un cambio en su carácter. Si bien no se hallan en el ejército, todavía espero que este nuevo comienzo sea algo marcial. Con respecto a su atavío, procuren ejercitarse en no derrochar, sino en ser pulcros, ordenados y decorosos, de modo que al salir tengan una apariencia apropiada. Deben arreglar sus viviendas con pulcritud, sencillez, simplicidad y elegancia. De lo contrario, no serán aptos para ser entrenados aquí. Espero que todos ustedes entiendan claramente todos los principios que les hemos presentado.

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