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Mensajes del libro «Vida cristiana, La»
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CAPÍTULO DIECISIETE

EL VIVIR DEL DIOS TRIUNO PROCESADO COMO EL ESPÍRITU CONSUMADO

  Lectura bíblica: Jn. 4:24a; Gn. 1:2b; Jue. 3:10; Lc. 1:35; Mt. 1:18; Hch. 16:6-7; Ro. 8:9; Fil. 1:19b; Éx. 30:23-25, 26-33; 1 Jn. 2:20, 27; 2 Co. 1:21; Lc. 4:18; Jn. 7:38-39; Ap. 22:1, 17a; 1 Co. 6:17; Gá. 5:16, 25; Ro. 8:4b

I. LA VIDA CRISTIANA ES EL VIVIR DEL DIOS TRIUNO PROCESADO COMO EL ESPÍRITU CONSUMADO EN LOS CREYENTES

  En este mensaje queremos ver que la vida cristiana es el vivir del Dios Triuno procesado como el Espíritu consumado en los creyentes. Si conocemos a Dios solamente de una manera objetiva, no sabremos que Dios es el Dios Triuno procesado como el Espíritu consumado. Pero si hemos tenido la experiencia subjetiva de Dios como el Espíritu, entonces sabemos que Dios hoy es el Dios procesado.

  Es posible que tengamos la seguridad de que Dios es nuestro Padre y que el Espíritu mora en nosotros. Sin embargo, ¿cómo puede el Dios Triuno ser nuestro Padre, y cómo puede el Espíritu morar en nosotros? Hoy en día nosotros, los cristianos, tenemos a Dios que es nuestro Padre y al Espíritu que mora en nosotros, debido a los procesos por los cuales pasó el Dios Triuno a fin de impartirse en nosotros.

  El Dios Triuno —el Padre, el Hijo y el Espíritu— pasó por los procesos de encarnación y vivir humano. El Dios Triuno tuvo que encarnarse y vivir en esta tierra por treinta y tres años y medio, de tal manera que Dios pudiera ser nuestro Padre y que el Espíritu pudiera morar en nosotros. Luego Él tuvo que pasar por la muerte en la cruz. Si Dios no hubiese muerto por nuestros pecados en la cruz, ¿cómo podría ser nuestro Padre, y cómo podría el Espíritu morar en nosotros? No habría posibilidad de esto.

  Además de esto, el Señor pasó al cuarto proceso, el proceso de resurrección. En la mañana de Su resurrección, Él le dijo a uno de los que le amaban: “Ve a Mis hermanos, y diles: Subo a Mi Padre y a vuestro Padre, a Mi Dios y a vuestro Dios” (Jn. 20:17). Después de la resurrección de Cristo, Su Padre llegó a ser el Padre de nosotros, los creyentes. En la noche del día de Su resurrección, Él sopló en los creyentes y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo” (v. 22). Él se impartió como el Espíritu en ellos después de ser procesado mediante la encarnación, vivir humano, muerte y resurrección. Mediante la resurrección de Cristo, Dios es ahora nuestro Padre y el Espíritu mora en nosotros.

  Nuestro Padre es el Dios Triuno procesado, y el Espíritu que mora en nosotros es el Espíritu consumado. Juan 7:39 dice que aún no había el Espíritu, porque Jesús no había sido aún glorificado. Antes de la glorificación de Jesús en Su resurrección (Lc. 24:26), el Espíritu aún no era, es decir, Él aún no había sido consumado; aún no había sido completado. Para que el Espíritu del Dios Triuno entrara en nosotros, existía la necesidad de una consumación. Él necesitaba ser consumado para llegar a ser el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45), es decir, el Cristo pneumático. Luego este Cristo pneumático, este Espíritu vivificante, pudo llegar a ser el Espíritu que mora en nosotros.

  La vida cristiana consiste en vivir al Dios procesado, quien es el Espíritu consumado. Esto corresponde a nuestra experiencia. ¿Cuál es la diferencia entre nosotros y los incrédulos? La diferencia es que nosotros, los creyentes, tenemos a una persona dentro de nosotros. ¿Quién es Aquel que está en nosotros? Él es el Dios Triuno procesado como el Espíritu consumado. El Dios Triuno fue procesado para ser el Espíritu consumado a fin de vivir en nosotros, los creyentes en Cristo.

II. DIOS ES ESPÍRITU: LA SUSTANCIA DEL SER DE DIOS

  Juan 4:24 dice que Dios es Espíritu. Aquí, Espíritu se refiere a la sustancia del ser de Dios.

III. EL ESPÍRITU DE DIOS: DIOS EN SU MOVER

  En Génesis 1:2b el Espíritu de Dios se refiere a Dios en Su mover. Si Dios no fuera el Espíritu, no podría moverse. Cuando Dios se mueve, Él es el Espíritu. Cuando un joven corre en una carrera, él llega a ser un atleta. El joven y el atleta son una misma persona. Cuando no se ejercita, él es simplemente un joven. Sin embargo, cuando corre, se mueve, él es un atleta. Del mismo modo, Dios en Su mover es el Espíritu.

IV. EL ESPÍRITU DE JEHOVÁ: DIOS EN SU RELACIÓN CON EL HOMBRE

  El Espíritu de Jehová es una expresión particular, un título divino particular atribuido a Dios en Su relación con el hombre (Jue. 3:10). El título Jehová se usa frecuentemente en todo el Antiguo Testamento debido a que la Biblia es un libro que trata de la relación que Dios tiene con Su pueblo escogido.

V. EL ESPÍRITU SANTO: DIOS EN SU OBRA SANTIFICADORA QUE SEPARA AL HOMBRE PARA ÉL

  El Espíritu Santo es Dios en Su obra santificadora que separa al hombre para Sí mismo (Lc. 1:35; Mt. 1:18). En el Antiguo Testamento no se usa el título el Espíritu Santo. El título el Espíritu de Su santidad se usa en Salmos 51:11 y en Isaías 63:10-11. El Espíritu Santo como título divino se usa cuando Cristo se encarnó. Esto indica que la venida de Cristo en Su encarnación tiene como fin santificar a las personas y separarlas para Dios. Después de la encarnación de Cristo, Dios nos santifica, nos separa, al entrar en nosotros y al introducirnos en Él para mezclarnos con Él. De este modo, el hombre es completamente santificado para Dios a fin de ser santo.

VI. EL ESPÍRITU DE JESÚS: EL ESPÍRITU SANTO QUE LLEGA A SER EL ESPÍRITU DEL JESÚS ENCARNADO

  El Espíritu de Jesús es el Espíritu Santo, el Espíritu que nos separa para Dios, el cual ha llegado a ser el Espíritu del Jesús encarnado (Hch. 16:6-7). El Espíritu de Dios, el Espíritu Santo, ha llegado a ser el Espíritu de Jesús. Hoy en día la gente habla mucho de seguir a Jesús e imitarlo. Sin embargo, sin el Espíritu de Jesús, ¿cómo podríamos imitar a Jesús? Sin el Espíritu de Jesús, seríamos como un robot sin vida en la vida cristiana. Lo que nos hace seres humanos es nuestra vida humana y nuestro espíritu humano. Yo tengo un espíritu humano, así que soy un hombre. Los animales no tienen espíritu. El espíritu humano nos hace seres particulares. Del mismo modo, puesto que tenemos el Espíritu de Jesús, esto nos hace cristianos. Esto hace de nosotros personas especiales. El Espíritu de Jesús es el Espíritu del hombre Jesús con Su humanidad a fin de que vivamos una vida humana apropiada y soportemos los sufrimientos de ésta. Por medio del Espíritu de Jesús, participamos de la humanidad del Señor y de Su fortaleza para sufrir.

VII. EL ESPÍRITU DE CRISTO: EL ESPÍRITU DE DIOS QUE LLEGA A SER EL ESPÍRITU DEL CRISTO RESUCITADO

  El Espíritu de Cristo es el Espíritu de Dios que llega a ser el Espíritu del Cristo resucitado (Ro. 8:9). Por medio del Espíritu de Cristo, participamos de Su vida de resurrección, Su poder de resurrección, Su trascendencia y Su autoridad reinante.

VIII. EL ESPÍRITU DE JESUCRISTO: EL ESPÍRITU DEL DIOS TRIUNO PROCESADO Y CONSUMADO QUE LLEGA A SER EL ESPÍRITU TODO-INCLUSIVO DEL JESÚS ENCARNADO Y DEL CRISTO RESUCITADO

  El Espíritu de Jesucristo es el Espíritu del Dios Triuno procesado y consumado que llega a ser el Espíritu todo-inclusivo del Jesús encarnado y del Cristo resucitado (Fil. 1:19b). A fin de experimentar la humanidad del Señor, necesitamos el Espíritu de Jesús. A fin de experimentar el poder de la resurrección del Señor, necesitamos el Espíritu de Cristo. En los sufrimientos del apóstol Pablo, éste experimentó tanto los sufrimientos del Señor en Su humanidad como la resurrección del Señor. Por lo tanto, el Espíritu para él era el Espíritu de Jesucristo, el Espíritu vivificante, compuesto y todo-inclusivo del Dios Triuno.

IX. EL ESPÍRITU COMPUESTO: EL ESPÍRITU DE DIOS COMPUESTO DE LA DIVINIDAD DE CRISTO, SU HUMANIDAD, SU MUERTE Y LA DULCE EFICACIA DE LA MISMA, JUNTO CON SU RESURRECCIÓN Y EL PODER FRAGANTE DE ÉSTA

  El Espíritu de Dios ha llegado a ser un compuesto. Esto es tipificado por el ungüento compuesto mencionado en Éxodo 30:23-25. Este ungüento está compuesto de aceite de oliva con mirra, canela, cálamo y casia. El aceite de oliva representa al Espíritu de Dios con la divinidad, la mirra representa la muerte de Cristo, la canela representa la dulce eficacia de la muerte de Cristo, el cálamo representa la resurrección de Cristo y la casia representa el poder fragante de la resurrección de Cristo. Un hin de aceite de oliva también representa al único Dios. Las cuatro especias de la vida vegetal representa al hombre, la criatura de Dios. Por supuesto, esto se refiere a la humanidad de Jesús, o sea, al hombre Jesús. Así que, el Espíritu compuesto es el Espíritu de Dios, el cual está compuesto de la divinidad de Cristo, Su humanidad, Su muerte y la dulce eficacia de la misma, y la resurrección con el poder fragante de ésta. Un hin de aceite de oliva mezclado con cuatro especias forma un compuesto que sirve para ungir.

  La mirra era usada en los tiempos antiguos para atenuar los sufrimientos de la muerte. La casia era un repelente que se usaba para repeler víboras e insectos. El poder de la resurrección de Cristo es un verdadero repelente. Cuando usted vive en Su poder de resurrección, el diablo y todos los demonios se alejan. Podemos tener esta experiencia cuando disfrutamos el ser llenos interiormente del Espíritu de Cristo y el derramamiento del mismo. Cuando somos llenos del Espíritu de Cristo, tenemos la resurrección.

X. EL ESPÍRITU QUE UNGE: EL ESPÍRITU COMPUESTO CON TODOS SUS INGREDIENTES (ELEMENTOS) EL CUAL LLEGA A SER EL UNGÜENTO PARA LA UNCIÓN CON MIRAS A UNGIR TODAS LAS COSAS Y PERSONAS QUE SON DE DIOS Y PARA DIOS

  Con este ungüento compuesto eran ungidos el tabernáculo y todos sus utensilios, y también Aarón y todos los sacerdotes (Éx. 30:26-33). El salmo 133 hace referencia a este ungüento para la unción. Isaías 61:1 dice: “El Espíritu de Jehová, el Señor, está sobre Mí, / porque me ha ungido Jehová...”. En Lucas 4:18 el Señor Jesús citó este versículo, lo cual muestra que la unción de Cristo se dio por el Espíritu. Esto puede ayudarnos a comprender que el ungüento para la unción representa al Espíritu que unge. En 2 Corintios 1:21 dice que Dios nos ungió, y 1 Juan 2:20 y 27 dice que todos recibimos la unción divina, la unción todo-inclusiva que nos enseña todas las cosas. El Espíritu compuesto con todos Sus ingredientes (elementos) llega a ser el ungüento para la unción con miras a ungir todas las cosas y personas que son de Dios y para Dios. El tabernáculo con su mobiliario y los sacerdotes eran de Dios y para Dios, así que todos ellos eran ungidos. Hoy en día la iglesia y todos los santos han sido ungidos por este Espíritu compuesto.

  Con todo esto podemos ver que el ungüento compuesto que se menciona en Éxodo 30 es un tipo del Espíritu compuesto. Dios como Espíritu es tipificado por un hin de aceite de oliva, y a este Dios se le han agregado la divinidad de Cristo, Su humanidad con Su muerte y la dulce eficacia de la misma, y con Su resurrección y el poder fragante de ésta, formado así un compuesto. Hoy todos estos elementos están en el Espíritu compuesto. Cuando somos llenos del Espíritu, tenemos un sentir profundo de que estamos crucificados. Además, cuando somos llenos del Espíritu, tenemos una sensación profunda de que somos resucitados. Esto nos dice que dentro del Espíritu que nos llena están la muerte y la resurrección de Cristo.

  Hoy en día el Espíritu es una bebida todo-inclusiva (1 Co. 12:13; 10:4). Esto puede compararse a una bebida compuesta de agua, té, limón, miel y sal. Esta bebida es una bebida “compuesta”, un compuesto de cinco elementos. Cuando bebemos esta bebida todo-inclusiva, recibimos los elementos de agua, té, limón, miel y sal. De la misma manera, cuando bebemos el Espíritu todo-inclusivo, recibimos todos Sus elementos en nuestro ser. Este Espíritu todo-inclusivo es el Dios procesado y consumado: es el Espíritu consumado como la consumación del Dios Triuno.

XI. EL ESPÍRITU: EL ESPÍRITU CONSUMADO DEL DIOS TRIUNO PROCESADO Y CONSUMADO COMO LA CONSUMACIÓN DEL DIOS TRIUNO

  Por último, el Espíritu de Dios es simplemente “el Espíritu” (Jn. 7:38-39; Ap. 22:1, 17a). El Espíritu es el Espíritu consumado del Dios Triuno procesado y consumado como la consumación del Dios Triuno. Antes de la glorificación de Jesús, aún no había el Espíritu. Sin embargo, después de la resurrección de Cristo, el Espíritu de Dios llegó a ser “el Espíritu”, el Espíritu del Jesucristo encarnado, crucificado y resucitado. En Apocalipsis 22:17a el Espíritu y la novia hablan juntos como una sola persona. Aquí el Espíritu es la máxima consumación del Dios Triuno.

  En Romanos 8:4 Pablo dice que necesitamos andar conforme al espíritu. Aquí el espíritu se refiere al espíritu mezclado, el cual es el Espíritu divino y nuestro espíritu humano mezclados como un solo espíritu (1 Co. 6:17). Así pues, el Espíritu consumado del Dios Triuno procesado y consumado mora en nosotros y se ha mezclado con nuestro espíritu.

XII. EL ESPÍRITU Y LA NOVIA

  Apocalipsis 22:17a habla del Espíritu y la novia. Éste es el Dios Triuno procesado y consumado que llega a ser uno con los creyentes tripartitos regenerados y transformados, quienes son el Cuerpo de Cristo, para ser la pareja universal con miras a la expresión del Dios Triuno en la humanidad redimida y elevada (1 Co. 6:17).

XIII. LA VIDA CRISTIANA

  La vida cristiana consiste en que los creyentes en Cristo tengan al Dios Triuno procesado y consumado como la sustancia de su ser espiritual para su vivir en su andar diario (Gá. 5:16, 25; Ro. 8:4b). El Dios Triuno procesado y consumado, el Espíritu consumado, es nuestro ser espiritual. Nosotros vivimos por el Dios Triuno, andamos por el Dios Triuno y lo hacemos todo según el Dios Triuno.

  Así que, podemos ver que la vida cristiana es simplemente el vivir del Dios Triuno procesado como el Espíritu consumado en nosotros. Este Espíritu consumado incluye la persona humana y divina de Cristo, la muerte de Cristo y la resurrección de Cristo. Todos los elementos de la persona y obra de Cristo han sido agregados, para formar un compuesto, a este Espíritu consumado, quien es la consumación del Dios Triuno procesado. Él es triuno, y nosotros somos tripartitos. Él fue procesado y consumado, y nosotros fuimos regenerados y estamos siendo transformados. Finalmente, Él y nosotros llegaremos a ser una pareja universal, y esta pareja universal será la Nueva Jerusalén para la expresión corporativa de Dios por la eternidad. Ésta es nuestra vida cristiana.

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