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Mensajes del libro «Vida cristiana, La»
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CAPÍTULO SEIS

LA MUERTE TODO-INCLUSIVA DE CRISTO

  Lectura bíblica: Ro. 5:12; 1 Co. 15:22a; He. 9:27; Ro. 5:10; 2 Co. 5:14-15; He. 9:26; Ro. 8:3b; He. 9:28; 1 Co. 15:3; Mt. 26:28; Jn. 1:29; He. 2:14; Jn. 12:31; Gá. 6:14; Col. 2:15; Ro. 6:6a; Gá. 6:14-15; 2 Co. 4:10a, 11a, 12a, 16a; Gá. 5:24; Ro. 6:6b; Ef. 2:15; Col. 2:14; Ef. 2:16; Jn. 12:24; Ro. 12:5; 1 Co. 10:17; Jn. 19:34

  En la lectura bíblica de este mensaje hemos mencionado treinta y dos versículos. Todos estos versículos son como piezas de un rompecabezas en cuanto a la revelación de la muerte todo-inclusiva de Cristo. Estos versículos se encuentran esparcidos por toda la Biblia. Bajo la inspiración del Espíritu, la Biblia fue escrita de esta manera. Las verdades se encuentran esparcidas por aquí y por allá en toda la Biblia. Para juntar todas estas piezas de la verdad, se necesita tiempo, perspicacia y habilidad. Entonces podremos ver un cuadro completo. En este mensaje queremos juntar todas las piezas de la verdad en cuanto a la muerte todo-inclusiva de Cristo, de tal modo que podamos ver un cuadro completo de Su muerte.

  En los primeros días, al leer algunos libros espirituales, me di cuenta de que la muerte de Cristo tiene dos aspectos: el aspecto objetivo y el aspecto subjetivo. El aspecto objetivo consiste en que Cristo murió por mis pecados (1 Co. 15:3), y el aspecto subjetivo consiste en que cuando Cristo fue crucificado, yo fui crucificado juntamente con Él (Gá. 2:20a). Por medio de la lectura de la Biblia durante más de sesenta años, he juntado las piezas de la verdad tocante a la muerte todo-inclusiva de Cristo.

  La Biblia no fue escrita de una manera sistemática, conforme a nuestro pensamiento. Ésta fue escrita conforme a lo que Isaías dijo en Isaías 28:13: “La palabra, pues, de Jehová les será / mandamiento tras mandamiento, / mandato tras mandato, / renglón tras renglón, / línea tras línea, / un poquito aquí, un poquito allá”. Necesitamos perspicacia y visión para juntar todas las piezas de una verdad. He dedicado mucho tiempo para juntar las piezas de la verdad tocante a la muerte de Cristo. Todos los versículos que he recopilado de las Escrituras nos dan un maravilloso cuadro de la muerte maravillosa, excelente y todo-inclusiva de Cristo.

  Si no conocemos la muerte todo-inclusiva de Cristo y si en nuestra vida diaria no experimentamos Su muerte, no podemos vivir la vida cristiana. Sin experimentar Su muerte, cuando mucho podemos vivir una vida conforme a la ética. Podemos vivir una vida éticamente aceptable conforme a nuestra cultura al estilo chino o al estilo americano. La ética siempre varía de país a país. Podemos vivir una vida que sea buena a los ojos de la gente, pero un vivir así no tiene nada que ver con la vida cristiana.

  La vida cristiana consiste en vivir a Cristo, pero para vivir a Cristo necesitamos morir. Si usted no sabe que ha sido crucificado aun antes de haber nacido, no puede usted vivir la vida cristiana. Tenemos que comprender que no sólo muchas cosas negativas, sino que también muchas de nuestras cosas positivas naturales la cruz de Cristo tiene que tomar medidas con respecto a ellas subjetivamente. Por ejemplo, es posible que siempre andemos diciendo chismes acerca de otros. Algunos santos son la “oficina de información de la iglesia”. Si alguien viene a esta “oficina”, puede enterarse de toda la información acerca de los santos de la iglesia. Esto es negativo. Cosas como ésta la cruz debe tomar medidas con respecto a ellas, debido a que pertenecen a la carne. Además, las cosas buenas, las cosas éticamente aceptables que nacen de nuestra vida natural, aunque sean cosas positivas, también la cruz de Cristo tiene que tomar medidas con respecto a ellas, porque no son cosas que surjan de Cristo y no pueden ser consideradas como parte de la vida cristiana. A fin de vivir la vida cristiana, debemos estar bajo el efecto aniquilador de la cruz de Cristo en la experiencia subjetiva de Su muerte todo-inclusiva.

I. LA MUERTE DE CRISTO ES DIFERENTE DE LA MUERTE DE ADÁN

  La muerte de Cristo es diferente de la muerte de Adán. La muerte de Adán nos introduce a todos nosotros en la muerte, haciendo que estemos muertos.

A. La muerte de Adán entró por medio del pecado

  La muerte de Adán entró por medio del pecado, y todos los hombres han sufrido esta muerte (Ro. 5:12; 1 Co. 15:22a; He. 9:27). Aun antes del pecado de Adán, la muerte fue mencionada en Génesis. Dios le advirtió a Adán que si comía del árbol del conocimiento del bien y del mal, ciertamente moriría (Gn. 2:17). Después de que Dios creó al hombre, lo puso en un huerto, frente a dos árboles: el árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y del mal. La Biblia no dice que haya un árbol llamado árbol de la muerte. El árbol de la muerte es llamado árbol del conocimiento del bien y del mal. Por el lado positivo, hay un árbol que se llama el árbol de la vida. Por el lado negativo, hay un árbol que, según nosotros, debe llamarse árbol de la muerte. Sin embargo, la Biblia llama al árbol de la muerte “el árbol del conocimiento del bien y del mal”. El conocimiento más el bien y el mal equivale a muerte.

  Hoy en día si usted intenta llenarse de conocimiento o hacer el bien, usted está involucrado con el elemento de la muerte. Nosotros siempre consideraríamos que el mal es muerte, pero nunca consideraríamos que el conocimiento y el bien sean muerte. El conocimiento que tiene que ver con Cristo y la iglesia es positivo, pero el conocimiento que no tiene nada que ver con la realidad de la economía de Dios es negativo y corresponde a la misma categoría del bien y del mal, los cuales pertenecen a la muerte.

  No debemos pensar que la muerte no estaba presente antes de la caída de Adán. Antes de la caída de Adán, la muerte estaba junto con Satanás. Hebreos 2:14 dice que el diablo es aquel que tiene el imperio de la muerte. La muerte es el poder de Satanás. Satanás es la fuente misma de la muerte, tal como Dios es la fuente misma de la vida.

  Astutamente, Satanás primero se acercó a la mujer. Por medio de la mujer, él llegó a Adán, y Adán cayó en la propuesta de Satanás. Cuando uno acepta la propuesta de otra persona, quiere decir que uno acepta al que propone. Así que, el que hizo la propuesta entró en Adán. El resultado de la caída de Adán fue la muerte. Por lo tanto, Romanos 5:12 nos dice muy claramente que el pecado entró en el mundo, en el linaje humano, por medio de un hombre, esto es, Adán. Luego este pecado introdujo la muerte como resultado, como fin. La muerte de Adán es totalmente negativa. La muerte de Adán hizo que todos nosotros, sus descendientes, quedásemos en muerte. No sólo nacimos en pecado, sino también en muerte. El pecado y la muerte fueron nuestra herencia cuando nacimos.

B. La muerte de Cristo llega a Sus creyentes por medio de Su obra redentora

  La muerte de Cristo llega a Sus creyentes por medio de Su obra redentora, y todos Sus creyentes han sido redimidos para que disfruten la salvación de la vida de Cristo (Ro. 5:10; 2 Co. 5:14-15). Cristo efectuó la redención en la cruz. Su muerte fue una muerte redentora. A nosotros ha llegado una muerte positiva, maravillosa, buena y excelente. Si nosotros rechazamos esta muerte, sufriremos la muerte negativa en Adán.

  El propósito de la muerte de Cristo no es que vayamos al cielo. Hasta los cielos han sido redimidos por la muerte de Cristo. Colosenses 1:20 dice que la muerte de Cristo ha reconciliado todas las cosas, incluso las cosas que están en los cielos. La rebelión de Satanás también contaminó los cielos, de modo que hasta los cielos necesitaban ser reconciliados con Dios. La reconciliación la necesita un enemigo, así que todas las cosas creadas, incluyendo los cielos, eran enemigos de Dios. Por medio de Su muerte redentora, Cristo reconcilió consigo mismo todas las cosas. Todos Sus creyentes han sido redimidos para que puedan disfrutar la salvación de la vida de Cristo. La muerte de Adán nos introdujo en la muerte. La muerte de Cristo, sin embargo, nos introdujo en la vida.

II. LA MUERTE DE CRISTO ES UNA MUERTE QUE REDIME Y UNA MUERTE QUE LIBERA E IMPARTE VIDA

  La muerte de Cristo es una muerte que redime y una muerte que libera e imparte vida. La muerte que redime corresponde al lado negativo. La muerte que libera e imparte vida corresponde al lado positivo. Por consiguiente, la muerte de Cristo es todo-inclusiva.

A. Por el lado negativo

  La muerte redentora de Cristo corresponde al lado negativo.

1. Toma medidas en cuanto al pecado

  La muerte de Cristo toma medidas en cuanto al pecado. Existen tres aspectos relacionados con el hecho de que Él tome medidas en cuanto al pecado.

a. A fin de quitar el pecado que tenemos en nuestra naturaleza

  Cristo en Su muerte se hizo cargo del pecado con el fin de quitar el pecado que tenemos en nuestra naturaleza (He. 9:26; Ro. 8:3b). Los hombres son pecadores porque el pecado está en su naturaleza. Un árbol frutal no aprende a llevar fruto. Tal árbol produce fruta espontáneamente debido a su naturaleza. De modo similar, los hombres siempre mienten debido a que el pecado está en la naturaleza de ellos. No existe escuela de capacitación en la cual se le enseñe a la gente a mentir. Los padres pueden encargarles a sus hijos que no mientan, pero los niños mienten espontáneamente de muchas maneras. Los niños no aprenden a mentir. Ellos nacen mentirosos debido a que el pecado está dentro de ellos.

  Hebreos 9:26 dice que Cristo “se ha manifestado para quitar de en medio el pecado por el sacrificio de Sí mismo”. Esto se refiere a quitar el pecado que tenemos en nuestra naturaleza. Luego, Romanos 8:3 dice que Cristo, en Su muerte en la cruz, “condenó al pecado en la carne”. Cuando Cristo se hizo carne, según Romanos 8:3, Él estaba en la semejanza de carne de pecado, pero no tenía el pecado de la carne (2 Co. 5:21; He. 4:15). En cambio, nuestra carne sí es carne de pecado. Nuestra carne está constituida de pecado; es carne pecaminosa. Por medio de la crucifixión de Cristo en la carne, Dios condenó al pecado, el cual había sido introducido por Satanás en la carne del hombre, es decir, en la naturaleza del hombre.

b. A fin de llevar nuestros pecados

  Cristo murió en la cruz a fin de para llevar nuestros pecados (He. 9:28; 1 Co. 15:3; Mt. 26:28). Éstos son los pecados inherentes a nuestra conducta o comportamiento, no los pecados inherentes a nuestra naturaleza. Hebreos 9:26 habla de cómo la muerte de Cristo tomó medidas en cuanto al pecado inherente a nuestra naturaleza, mientras que el versículo 28 habla de cómo la muerte de Cristo tomó medidas en cuanto a los pecados inherentes a nuestra conducta o comportamiento. En 1 Corintios 15:3 dice que Cristo murió por nuestros pecados y Mateo 26:28 dice que Su sangre fue derramada para el perdón de nuestros pecados.

c. A fin de quitar el pecado en su totalidad

  Juan 1:29 dice: “¡He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!”. Esto se refiere al pecado en su totalidad. Cristo murió a fin de quitar el pecado en su totalidad.

  Cuando definimos cómo la muerte de Cristo toma medidas en cuanto al pecado, tenemos que abarcar los tres puntos antes señalados así como todas las referencias bíblicas relacionadas.

2. Aniquila a Satanás

  La muerte de Cristo, por el lado negativo, también aniquila a Satanás.

a. A fin de destruir al diablo, quien tiene el imperio de la muerte

  La muerte de Cristo destruyó al diablo, quien tiene el imperio de la muerte (He. 2:14). Satanás es la fuente de la muerte y tiene el imperio de la muerte.

b. A fin de juzgar al mundo y echar fuera al príncipe del mundo

  Por medio de Su muerte en la cruz, Cristo juzgó al mundo de Satanás y echó fuera a Satanás, el príncipe del mundo (Jn. 12:31; Gá. 6:14). El mundo le pertenece a Satanás. El mundo es el reino de Satanás y posesión de Satanás. La muerte de Cristo en la cruz juzgó al mundo satánico y echó fuera a Satanás, el príncipe del mundo.

c. A fin de despojar a los principados y potestades entre los ángeles rebeldes

  Colosenses 2:15 dice: “Despojando a los principados y a las potestades, Él los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz”. Éste es un versículo muy profundo respecto a la muerte de Cristo. Mientras Cristo moría en la cruz, Él realizó la obra de despojar a los principados angélicos malignos y a las potestades que gobiernan a los ángeles rebeldes, y los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.

  Cuando Cristo fue crucificado en la cruz, había una escena visible y otra invisible. Los discípulos vieron a los soldados romanos clavando el cuerpo físico de Cristo en la cruz, donde Él sufrió y murió. Ésta fue la escena visible. Detrás de la escena visible, había una escena invisible. El hombre no podía ver tal escena, pero los ángeles sí podían verla. En esa escena invisible, Cristo estaba despojando a los ángeles rebeldes, a los principados y a las potestades del aire, quienes venían a molestarlo. Cuando Cristo fue crucificado en la cruz, Él no solamente fue dañado por los soldados del Imperio Romano en la escena visible, sino que también en la escena invisible los principados y las potestades, los ángeles caídos que están en el aire, vinieron a molestarlo. Cristo se deshizo de ellos, tal como una persona se despojaría de una chaqueta.

  Aunque Cristo estaba en la semejanza de carne de pecado, Él de todos modos tenía la carne. Los principados y las potestades que gobiernan entre los ángeles rebeldes vinieron por esa carne y trataron de permanecer en esa carne. Así que, Él tuvo que despojarse de ellos, dando a entender que esto era una batalla. Esto puede ser comparado con el hecho de que una persona trate de quitarse una chaqueta, mientras que alguien más impide que se la quite. Sin embargo, Cristo venció a estos ángeles rebeldes al despojarlos y exhibirlos públicamente en la cruz. Esto quiere decir que los avergonzó públicamente. El hombre no pudo ver esta escena invisible, pero todos los ángeles, buenos y malos, pudieron verla. En la cruz Cristo triunfó sobre estos ángeles rebeldes.

  Colosenses 2:15 es una pieza de un gran rompecabezas con respecto a la muerte de Cristo, pero ¿quién encontró esta pieza? Tenemos que ver que mientras Cristo era crucificado en la cruz, Él sostuvo una lucha con todos los principados angélicos malignos y potestades. En la cruz Cristo no simplemente se hizo cargo del pecado y de Satanás. Satanás no es tan simple. Él tiene muchos seguidores. Según Apocalipsis 12:4, un tercio de los ángeles siguió a Satanás en su rebelión. Muchos le siguieron, y entre todos estos ángeles rebeldes, algunos componen los principados y las potestades del aire.

  Satanás tiene un reino en una esfera que abarca el aire, la tierra y el agua. En el aire, Satanás tiene ángeles; en la tierra, Satanás tiene a la gente caída; y en el agua, Satanás tiene los demonios (Ef. 2:1-2; Mt. 8:31-32; 12:43-44). Satanás tiene un reino en el cual él es príncipe y rey. Él tiene subordinados en el aire, súbditos en la tierra y servidores malignos, los demonios, en el agua. Esto nos muestra una vez más que detrás de la escena visible existe una invisible. A esto se debe a que los centros nocturnos y los lugares pecaminosos de entretenimiento resulten tan atractivos para la gente caída. Detrás de estas cosas está el mundo invisible de los ángeles y demonios caídos.

3. Toma medidas con respecto al viejo hombre

  La muerte de Cristo también toma medidas con respecto al viejo hombre. En nuestro yo, todos somos viejos debido a que pertenecemos al viejo hombre. El viejo hombre no es el hombre creado originalmente, sino el hombre creado quien había caído.

a. Para crucificar al viejo hombre

  Romanos 6:6a dice que nuestro viejo hombre ha sido crucificado juntamente con Cristo. Esto incluye todo lo relacionado con nuestro viejo hombre, tal como lo que pensamos, lo que nos gusta y lo que no nos gusta, y también nuestro carácter bueno y malo.

b. Para ponerle fin a la vieja creación, la cual está relacionada con el mundo

  La muerte de Cristo le pone fin a la vieja creación, la cual está relacionada con el mundo. Gálatas 6:14 dice que el mundo fue crucificado en la cruz. Luego el versículo 15 dice: “Porque ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación”. Esto muestra que la crucifixión del mundo está relacionada con la nueva creación. Si no vamos a la cruz, no podemos ser una nueva creación. En un lado de la cruz está la vieja creación y en el otro lado está la nueva creación. Cuando pasamos por la cruz, la vieja creación viene a ser una nueva creación.

  En nuestro estudio-vida del libro de Daniel, hice ver que la crucifixión de Cristo, el Mesías, el Ungido (Dn. 9:26), es la marca divisoria entre la vieja creación y la nueva creación. La cruz, en la muerte de Cristo, le dio fin a la vieja creación; así que, la muerte de Cristo viene a ser la marca divisoria entre la vieja creación y la nueva creación. Nosotros éramos la vieja creación, pero todos hemos sido llevados a la cruz. En la cruz se nos dio fin, y esto nos introdujo en la resurrección de Cristo en la cual se nos ha hecho germinar para llegar a ser la nueva creación. La nueva creación exige que se anule, por la cruz, la vieja creación.

c. Para hacer morir la vida natural y su habilidad natural

  La cruz toma medidas con respecto al viejo hombre para hacer morir la vida natural y su habilidad natural (2 Co. 4:10a, 11a, 12a, 16a). Una persona que sea muy capaz puede hacer muchas cosas mediante su habilidad natural, pero tal habilidad tiene que ser quebrantada. El apóstol Pedro tenía una fuerza y habilidad natural, y pensaba que era más fuerte que los demás discípulos. Él le dijo al Señor Jesús que aunque los demás tropezaran, él nunca tropezaría (Mt. 26:33). Luego el Señor dijo: “Antes que el gallo cante, me negarás tres veces” (v. 34). El Señor permitió que Pedro fallará hasta lo sumo al negar al Señor tres veces delante de Él (Jn. 18:17, 25, 27) a fin de que su fuerza natural y su confianza propia fueran eliminadas. Luego, después de la resurrección del Señor, Él regresó a Pedro y le preguntó tres veces si le amaba (21:15-17). Está bien tener la intención de amar al Señor, pero amar al Señor mediante nuestra fuerza y nuestra habilidad es incorrecto. Hacerlo así es natural, y todo lo natural tiene que ser crucificado.

  En 2 Corintios 4 se nos muestra que para el apóstol Pablo la muerte del Señor vino a ser una aniquilación constante. La medicina moderna nos puede servir de ejemplo de cómo podemos experimentar este efecto aniquilador. Los antibióticos tienen en sí el elemento que mata los microbios. Hoy en día el Espíritu todo-inclusivo es nuestro antibiótico divino. En el Espíritu todo-inclusivo se encuentra el elemento aniquilador de la muerte de Cristo. En 2 Corintios 4 Pablo dijo que él todo el tiempo estaba bajo el efecto aniquilador de la muerte de Cristo. Esta muerte le da fin a nuestra carne y a nuestro hombre natural.

  En el versículo 16 Pablo dijo que su hombre natural se iba desgastando, se iba consumiendo, se iba decayendo o acabando. Nuestro hombre exterior se está consumiendo. Antes de casarse, tal vez los hermanos no se consuman mucho. Muchas veces lo que más consume a un hermano es su esposa y luego sus hijos. La esposa es una gran “cruz” y los hijos son “cruces” pequeñas para él. Ser puesto en la cruz es ser consumido. Es necesario que los padres sean crucificados o consumidos por sus hijos. El efecto aniquilador de Cristo es lo que nos consume.

  El hermano Watchman Nee, en su libro titulado The Release of the Spirit [La liberación del Espíritu], le llama quebrantamiento del hombre exterior a este efecto consumidor. Si el hombre exterior no es quebrantado, el espíritu interior no puede ser liberado. Al final de su ministerio, el hermano Nee siempre hablaba del quebrantamiento del hombre exterior, lo cual es el efecto aniquilador de la muerte de Cristo.

d. Para crucificar la carne con sus pasiones y concupiscencias

  Gálatas 5:24 dice que los que son de Cristo Jesús “han crucificado la carne con sus pasiones y concupiscencias”. La carne con sus pasiones y concupiscencias ha sido crucificada en la cruz.

e. Para anular el cuerpo de pecado

  Por medio de la muerte de Cristo en la cruz, el cuerpo de pecado quedó anulado, es decir, quedó sin efecto, para que ya no sirvamos más al pecado (Ro. 6:6b). El hermano Nee dijo que la muerte de Cristo dejó sin trabajo o dejó desempleado al cuerpo de pecado. El trabajo de la carne consiste en pecar. Ahora la crucifixión de Cristo ha hecho que nuestro cuerpo de pecado se quede sin trabajo, sin función, para que no sirvamos más al pecado como esclavos. La carne ha perdido su trabajo. Todo esto está relacionado con el hecho de que la muerte de Cristo toma medidas con respecto al viejo hombre.

4. Toma medidas con respecto a la ley expresada en mandamientos

  La muerte de Cristo también toma medidas con respecto a la ley expresada en mandamientos.

a. Para anular sus ordenanzas

  Por medio de Su muerte, Cristo abolió las ordenanzas a fin de que de los dos pueblos, es decir, Israel y los gentiles, fuera creado un solo y nuevo hombre en Cristo, haciendo así la paz (Ef. 2:15; Col. 2:14). Las ordenanzas principales entre los judíos eran guardar el Sábado, la circuncisión y las regulaciones dietéticas. La religión judía está fundada en estas tres columnas, las cuales llegaron a ser un factor principal de separación, o sea, el factor que separó a los judíos de todos los gentiles.

  Además, todas las distintas culturas tienen sus propias ordenanzas. Los japoneses y los chinos tienen sus ordenanzas específicas. Los tejanos tienen sus ordenanzas y los yanquis tienen las suyas. Pero todas estas ordenanzas han sido crucificadas. La pared intermedia de separación, la pared de división, ha sido derribada por la muerte de Cristo. Ahora, sin importar cuál sea nuestra raza o cultura, podemos ser uno en Cristo.

  Con todas las ordenanzas, jamás habríamos podido ser el nuevo hombre. ¿Cómo es posible que los chinos y los japoneses, los blancos y los negros, sean un solo y nuevo hombre? Ellos pueden ser un solo y nuevo hombre porque Cristo aniquiló todas las ordenanzas y crucificó todas las personas naturales en la cruz. Ahora en el nuevo hombre sólo hay lugar para Cristo. En el nuevo hombre, Cristo es el todo y en todos (Col. 3:11).

b. Para dar muerte a la enemistad entre Israel y los gentiles

  Por medio de Su muerte todo-inclusiva, Cristo dio muerte a la enemistad que existía entre Israel y los gentiles, a fin de reconciliar con Dios a ambos pueblos en un solo Cuerpo (Ef. 2:16). De los dos pueblos Cristo creó un solo y nuevo hombre, y reconcilió a ambos pueblos en un solo Cuerpo. El nuevo hombre constituye el único Cuerpo. Como el Cuerpo de Cristo, la iglesia necesita que Cristo sea su vida, mientras que como el nuevo hombre, la iglesia necesita que Cristo sea su persona. En el nuevo hombre, la persona es Cristo, y en el Cuerpo, la vida es el Espíritu. Cristo y el Espíritu son uno, y el nuevo hombre y el Cuerpo también son uno. Todas las divisiones han sido crucificadas en la cruz, y nosotros hemos sido reconciliados con Dios en un solo Cuerpo.

B. Por el lado positivo

  Ahora queremos ver dos aspectos del lado positivo con respecto a la muerte de Cristo.

1. Libera la vida divina

  La muerte todo-inclusiva de Cristo liberó la vida divina de la cáscara de Su humanidad (Jn. 12:24). En la encarnación Cristo se puso la humanidad, y la humanidad vino a ser como una cáscara que encerraba a la vida divina. La vida divina estaba escondida, encerrada, en la humanidad de Cristo, y tal humanidad tenía que ser quebrantada en la cruz. La muerte de Cristo liberó de esa cáscara humana a la vida divina. Él era el único grano de trigo que cayó en tierra y murió para liberar Su vida.

2. Imparte en los creyentes la vida divina ya liberada

  Mediante Su muerte, Cristo impartió en los creyentes la vida divina ya liberada, haciendo que ellos sean los muchos granos a fin de que constituyan el Cuerpo de Cristo (Jn. 12:24; Ro. 12:5; 1 Co. 10:17). Éste es el lado positivo de la muerte de Cristo: liberar de Sí mismo, el único grano, la vida divina e impartir esta vida divina en muchos granos con miras a que el Cuerpo sea constituido para que sea el complemento de Cristo.

III. LOS SÍMBOLOS DE LOS DOS ASPECTOS DE LA MUERTE TODO-INCLUSIVA DE CRISTO

  Ahora tenemos que ver los símbolos de los dos aspectos de la muerte todo-inclusiva de Cristo. Estos dos símbolos mencionados en Juan 19:34 son la sangre y el agua.

A. La sangre simboliza la muerte redentora de Cristo

  La sangre simboliza la muerte redentora de Cristo. La sangre es para la redención. En este sentido la muerte de Cristo es una muerte redentora.

B. El agua simboliza la muerte de Cristo, la cual libera e imparte vida

  El agua simboliza la muerte de Cristo, la cual libera e imparte vida. El propósito de esto es producir el Cuerpo de Cristo.

  Tenemos que meternos de lleno en todos los puntos cruciales de este mensaje a fin de conocer la muerte todo-inclusiva de Cristo. Todo lo negativo en el universo entero ha sido eliminado por la muerte de Cristo. Hoy en día si queremos vivir la vida cristiana, debemos vivirla por medio de la muerte de Cristo. “Muerte vida trae” (véase el coro en Himnos, #297).

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