
Queridos amigos jóvenes, hermanos y hermanas, que el Señor esté con ustedes. Con corazón sincero, gran regocijo y en calidad de persona mayor de edad, quisiera dirigirles unas breves palabras. En primer lugar, sabemos con absoluta certeza que Dios existe en el universo. Yo tengo más de ochenta años de edad y desde mi juventud he conocido a Dios y la Biblia. He estudiado detenidamente la Biblia con un corazón puro por más de sesenta años, y cuanto más la leo, más firme es mi convicción de que Dios existe en el universo. Podemos afirmar con certeza que la Biblia misma es el testimonio más fehaciente de que Dios existe.
Si no hubiese un Dios que rija sobre este universo como Señor soberano y como Creador todopoderoso, habría sido imposible que la Biblia fuese escrita. En la Biblia no sólo encontramos palabras profundas y sabiduría, sino también profecías con respecto a la situación mundial a lo largo de los siglos. Cuanto más leo estas profecías y observo la situación mundial, más me convenzo de que todos los eventos que ocurren en el mundo están dando cumplimiento a las profecías bíblicas. Por tanto, la Biblia hace que me sea imposible no creer en la existencia de Dios en el universo.
La Biblia nos dice que Dios creó al hombre; más aún, ella nos dice que Dios creó al hombre a Su imagen y conforme a Su semejanza (Gn. 1:26-27). Por tanto, el hombre es la más significativa de todas las criaturas que Dios creó. Decimos que el hombre es la más significativa de las criaturas en el sentido de que Dios quiso que el hombre fuese como Él y le recibiera. Dios desea venir al hombre y, al ser recibido por él, llegar a ser su vida y contenido, a fin de que el hombre viva por Él y le exprese aquí en la tierra.
Al ver miles de jóvenes aquí reunidos siento profundamente que, mientras estén jóvenes y tengan un futuro promisorio, deben comprender con absoluta claridad cuál es el propósito de la vida humana y en qué radica el significado de la misma. Todos ustedes están esforzándose en sus respectivos estudios con la meta y el anhelo de graduarse exitosamente. Por ello, es mi deseo que el Señor los bendiga y que todos ustedes puedan concluir con éxito sus estudios. Sin embargo, quisiera preguntarles, después de haber concluido sus estudios, ¿qué piensan hacer? La cultura mundial ha alcanzado gran desarrollo. Por ejemplo, en Taiwán, la educación cumple las normas más elevadas y está a disposición de toda la población; como consecuencia de ello, todos ustedes han sido grandemente iluminados en su entendimiento. Aun cuando son bastante jóvenes, ya han comenzado a meditar con respecto a la vida. Quiero decirles que el significado de la vida humana radica en Dios. Sin Dios, la humanidad carece de sentido; sin Dios, la vida humana no cumple propósito alguno.
La Biblia dice que entre el pueblo de Dios se produjeron grandes resoluciones de corazón así como gran escudriñamiento de corazón (Jue. 5:15-16). ¿En función de quién se hicieron grandes resoluciones y gran escudriñamiento de corazón? Toda persona que tenga aspiraciones, aun cuando viva en esta tierra, siempre tornará su corazón al Señor. Debemos hacer grandes resoluciones y gran escrutinio de corazón para con Dios. Quiera Dios que, a partir de hoy, todos los jóvenes hagan grandes resoluciones y gran escudriñamiento del corazón. Hacer grandes resoluciones significa decidir con firmeza; y hacer gran escudriñamiento significa adoptar un plan de acción. Esto no es meramente estar resueltos, sino demostrar gran resolución; ni tampoco es meramente hacer planes, sino adoptar un gran plan de acción. Quiera Dios que hoy ustedes demuestren gran resolución y adopten un gran plan de acción.
Tal vez algunos se pregunten: ¿con qué finalidad debemos hacer grandes resoluciones y gran escudriñamiento de corazón? El propósito es el de vivir para Dios aquí en la tierra. El significado que encierran estas tres palabras —vivir para Dios— es bastante amplio. En síntesis, vivir para Dios significa recibir a Dios como nuestra vida por el resto de nuestros días. En otras palabras, Dios hará que le expresemos en esta tierra al ir a todo lugar, todo país y todo pueblo dando testimonio de Él y conduciendo a las personas a que le conozcan personalmente.
Debido al desarrollo de los medios de comunicación en estos últimos tiempos, el mundo se ha hecho más pequeño. Las personas pueden comunicarse entre sí desde cualquiera de los confines de nuestro planeta. Hoy en día, la situación mundial ciertamente es una situación llena de tinieblas y perversidad, y la razón primordial es que los hombres no conocen a Dios ni le reciben. Si ellos conocieran a Dios, habrían salido de las tinieblas y se encontrarían bajo la luz, permanecerían alejados de toda perversidad y cercanos a lo que es bueno. Por tanto, todos los habitantes en los seis continentes de esta tierra necesitan escuchar el evangelio y conocer al Dios verdadero, a fin de ser salvos y ser traídos de las tinieblas a la luz, y de la corrupción a la vida eterna. Ahora pues, ¿quién irá y hará esto posible? Ciertamente ustedes, la generación más joven. Son ustedes quienes deben creer en Jesús, recibirle como vida y Salvador. Además, son ustedes quienes, delante del Señor, deben tomar la gran determinación y adoptar el gran plan de vivir para el Señor.
Es mi consejo que estudien mucho y se esfuercen por aprender otros idiomas, porque un día todos ustedes irán a diversas partes del mundo a dar testimonio, a predicar el evangelio y a conducir a las personas al conocimiento de Dios. Hoy en día, los idiomas más hablados son el chino, el inglés, el español, el alemán, el francés y el japonés. Espero que durante su juventud ustedes estudien mucho y se esfuercen por aprender otros idiomas, y, lejos de permitir que otros los tengan en poco por ser jóvenes, sepan ser un buen ejemplo para muchos otros. Para ello, pueden elegir estudiar uno o dos idiomas además de su lengua materna.
También quisiera pedirles a nuestros hermanos y hermanas más jóvenes que dediquen esfuerzos adicionales al aprendizaje del idioma griego. Esto les será de gran ayuda para entender la Biblia. Quizás en el futuro algunos de ustedes estudiarán hebreo, lo cual es menester para el estudio del Antiguo Testamento. Si están dispuestos a dedicarse al estudio de idiomas y ser equipados con ello, después que se gradúen, debido al dominio de diversos idiomas, fácilmente podrán encontrar trabajo en cualquier campo profesional y sostenerse a fin de vivir para el Señor sin mayores dificultades. Aun si viajan al extranjero, debido a que hablan diversos idiomas, podrán sostenerse al mismo tiempo que dan testimonio del Señor.
Yo abrigo la esperanza de que en los próximos diez años Taiwán pueda producir unos quinientos mil jóvenes que salgan al mundo entero como testigos del Señor. Creo firmemente que a causa de vuestro testimonio del Señor en toda tribu y nación que puebla la faz de la tierra, las personas de este mundo serán conducidas a salir de las tinieblas y venir a la luz. Esto no solamente será una honra para ustedes mismos y hará que Dios sea glorificado, sino que incluso traerá honra a nuestra nación.
Yo nací y me crié en el cristianismo y también fui educado en el cristianismo. Antes de cumplir los veinte años de edad, aun cuando con frecuencia asistía a las reuniones cristianas y escuchaba las palabras de la Biblia, todavía no era salvo. Yo no tenía una relación personal con el Señor, ni tampoco lo había recibido personalmente como mi Salvador. No fue sino hasta que tenía diecinueve años de edad que recibí al Señor Jesús. Siete años después, el Señor hizo que surgiera una iglesia en mi ciudad natal por medio de mi testimonio de Él. Desde que fui salvo, bullía en mí este sentimiento: “Señor Jesús, deseo dedicar mi vida entera a servirte y dar testimonio de Ti”. Ciertamente, puedo afirmar que desde aquel momento hice una gran resolución y adopté un gran plan: dedicar el resto de mis días a vivir para Jesús y a estudiar la Biblia.
No podría decir que en los últimos sesenta años he obtenido logro académico alguno, pero ciertamente puedo testificar que todo cuanto he aprendido y conseguido, así como todo mi ser, es para el Señor Jesús. Inicialmente, mi expectativa era poder permanecer en mi ciudad natal y, con la Biblia bajo el brazo, predicar a Jesús de aldea en aldea y de ciudad en ciudad a fin de dar testimonio del Señor. Sin embargo, al Señor le plació llevarme del norte de China al sur de China y me permitió recorrer ambas orillas del río Yangtsé. Además, Él quiso llevarme de China continental a Taiwán, para luego permitirme recorrer toda la región del sudeste asiático durante diez años. Después me llevó de Taiwán a los Estados Unidos, en donde he estado viviendo por más de veinte años. Hoy en día, verdaderamente tengo que adorar al Señor desde lo profundo de mi corazón, tal como dice Jueces 5:31: “Jehová /... brillen los que te aman, / como el sol cuando sale en su esplendor”.
Hermanos y hermanas jóvenes, es mi expectativa que desde los días de su juventud demuestren gran resolución y hagan grandes planes con la única finalidad de vivir para el Señor. Quiera Dios que todos ustedes viajen a todos los confines del mundo y a todas las naciones, valiéndose de diversos idiomas para dar testimonio del Señor Jesús y darle la gloria a la vez que ustedes mismos son partícipes de dicha gloria. Que vuestro futuro sea, tal como dice la Biblia: “Como el sol cuando sale en su esplendor”. Que el Señor los bendiga en conformidad con las palabras que han escuchado.
(Un mensaje dado en la ceremonia de graduación del entrenamiento para jóvenes celebrado en Taipéi, Taiwán, el 2 de agosto de 1987).