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Mensajes del libro «Vida y la edificación como se presentan en Cantar de los cantares, La»
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CAPÍTULO CUATRO

CÓMO TOMAR A CRISTO COMO VIDA

  Lectura bíblica: Cnt. 1:9-11, 15; 2:2, 14; 3:6-7a, 9, 11

  Hay dos libros en la Biblia que están muy relacionados entre sí: el Evangelio de Juan, el cual nos dice cómo tomar al Señor Jesús como nuestra vida, y Cantar de los cantares, el cual nos habla acerca de amar al Señor. Aparentemente, estos dos libros no tienen nada en común, pero en nuestra experiencia hemos descubierto que el verdadero camino para disfrutar al Señor como nuestra vida se halla en Cantar de los cantares. Si oráramos en el espíritu basados en los ocho capítulos de este libro, veríamos cómo tomar al Señor como nuestra vida. Este libro no nos habla de cómo tomar al Señor como nuestro Salvador ni como nuestro Redentor, sino como nuestra vida.

  Este libro nos muestra a una buscadora que tiene hambre y sed del Señor. Ella ama al Señor y lo busca. De hecho, ésta es la manera de disfrutar al Señor como vida. Este libro no nos habla de realizar una obra o emprender una labor, sino de un andar que siempre procura buscar al Señor. Pareciera que la que busca no tiene nada más que hacer, excepto buscar a Aquel a quien ella ama. Prácticamente allí no hay ninguna labor ni nada que hacer, salvo buscar a esta maravillosa persona.

UN LIBRO ÚNICO RELACIONADO CON LA VIDA

  Cantar de los cantares es un libro único en la Biblia que nos muestra la manera apropiada, no sólo de amar al Señor, sino también de disfrutarlo como nuestra vida. Todos estamos familiarizados con estos versículos: Juan 14:6: “Yo soy [...] la vida”; Juan 11:25: “Yo soy la resurrección y la vida”; Juan 10:10: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”; Juan 1:4: “En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”; y 1 Juan 5:12: “El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida”. Son muchos los cristianos que conocen todos estos versículos, pero lo importante no es conocerlos, sino disfrutar a Cristo como vida. Muchos cristianos saben que Cristo es vida, pero ¿cuántos de ellos realmente lo disfrutan como vida? La manera de disfrutar a Cristo como nuestra vida se revela en este libro, Cantar de los cantares.

  Lo que encontramos en Cantar de los cantares también se encuentra en el Evangelio de Juan a modo de principio, sólo que es difícil encontrarlo, a menos que primero veamos algo en Cantar de los cantares. Aparentemente, Cantar de los cantares es sólo un libro que trata acerca de amar al Señor y buscarlo. Pero puedo testificarles que ningún otro libro, entre los sesenta y seis libros de la Biblia, me ha ayudado tanto como éste en el tema de la vida. He dedicado más tiempo a este libro tan breve que a cualquier otro libro del Antiguo Testamento. Si realmente deseamos experimentar a Cristo como nuestra vida de modo que lo disfrutemos, no debemos apartarnos de este libro.

UNA SOLA LECCIÓN

  Como he mencionado anteriormente, en todo este libro de ocho capítulos, el Señor principalmente le enseña a la buscadora una sola lección. Aquí tenemos a una persona que busca al Señor y lo encuentra. Después de que lo encuentra, ella lo aprecia y disfruta. Quienquiera que busque al Señor de todo corazón, lo encontrará, pues el Señor prometió esto en Mateo 7:7. Si buscamos al Señor, ciertamente lo hallaremos. Él nunca nos decepcionará. Y la que ama a Jesús en este libro lo busca de una manera maravillosa. “¡Ah, si me besaras con besos de tu boca! [...] Atráeme; en pos de ti correremos [heb.]”. De inmediato ella encuentra a quien busca, y luego él la introduce en sus habitaciones. Entonces ella allí lo aprecia. La buscadora dice que su amado es como un saquito de mirra y como un ramo de flores de alheña.

  El capítulo 2 luego nos habla del disfrute que ella experimenta. Él no es solamente un saquito de mirra y un ramo de flores de alheña, sino también el manzano entre árboles silvestres. ¡Cuán placentero es sentarnos bajo Su sombra a descansar y hallar satisfacción al comer de Su fruto! Éste es el verdadero disfrute. Ella buscó al Señor, halló al Señor, manifestó su aprecio por el Señor y luego disfrutó a lo sumo al Señor. ¡Aleluya! ¡Él está satisfecho y nosotros también! ¿Qué más necesitamos? Al parecer, lo único que nos queda por hacer es decir: “¡Aleluya!”.

EL MOMENTO DECISIVO

  Sin embargo, de repente el Señor se ha ido. Ella estaba en la sala de banquetes disfrutándolo de una manera tan rica, pero Él se había ido. ¿Qué sucedió? Éste es el punto principal de este libro. Si hemos de disfrutar al Señor como vida, es preciso que veamos esta discrepancia. La buscadora estaba disfrutando al Señor de una manera muy rica en la sala de banquetes. Ella había hallado reposo y disfrute. Ella estaba satisfecha. Sin embargo, inesperadamente, mientras ella reposa, Él está saltando y brincando. ¡Cuán distintas son estas acciones!

  Cantar de los cantares 2:8 nos presenta un punto muy decisivo en este libro. Supongamos que usted fuera la persona que está en la sala de banquetes. ¡Cuán maravilloso sería eso! Muchos de ustedes que están en la vida de iglesia han sido conducidos a este punto. Han llegado a la sala de banquetes, y ya se han dado cuenta de que el Señor se ha ido. Ustedes aún se encuentran en la sala de banquetes, pero la presencia del Señor ya no está allí. Quizás hace dos meses Él estaba con usted, pero ahora no está. Tal vez el año pasado Él estaba con usted en la sala de banquetes, pero este año ya no se encuentra. Por lo tanto, usted diría: “¿Qué ha sucedido? Todavía lo amo tanto; todavía lo busco y lo disfruto. Sin embargo, siento que falta algo. Aunque Él sigue siendo igual de encantador, hay algo que me separa de Él. Yo no amo el mundo. Ya no significo nada para el mundo, y el mundo no significa nada para mí. Si alguien me ofreciera todo el mundo, sencillamente lo rechazaría. Lo único que amo es a mi Señor”.

  Creo sin lugar a dudas que, por la misericordia del Señor, muchos queridos santos que están en la vida de iglesia hoy dirían algo semejante. Sin embargo, hace falta algo. Él está afuera, y nosotros aún estamos adentro. Nosotros podemos verle y Él puede vernos, pero pareciera que hay cierta distancia entre Él y nosotros. Muchos hermanos me han hecho esta pregunta, pero nunca les respondí porque sabía que la respuesta sería dada cuando abarcáramos el libro Cantar de los cantares.

EL OBSTÁCULO PRINCIPAL QUE ENCUENTRA EL SEÑOR COMO VIDA

  ¿Cuál es el problema? Antes de responder directamente esta pregunta, necesitamos ver algo en el Evangelio de Juan. Juan 11 relata el caso de un hombre que había muerto. Jesús es la vida, pero ¿cómo podía este hombre muerto experimentar a Jesús como vida? Juan 11 nos muestra una verdadera discrepancia entre los que amaban a Jesús y el propio Señor Jesús, y esta discrepancia es exactamente la misma que vemos en Cantar de los cantares. Marta es la mejor representante. Ella nos representa a usted y a mí. Marta y su hermana, María, junto con Lázaro, su hermano, verdaderamente amaban al Señor Jesús. No creo que ni usted ni yo amemos al Señor tanto como ellos. Lázaro se enfermó gravemente, y Marta y María mandaron a pedirle al Señor Jesús que viniera a ayudarlos. Pero pareciera que el Señor no tenía sentimientos humanos. Él solamente era un trozo de madera o piedra. Él escuchó la petición de ellos, pero no fue en su ayuda. Él no hizo nada ni dijo nada. Muchas veces el Señor permanece callado, y en esas ocasiones, Su silencio es más importante que Sus palabras.

  Entonces, después de unos cuantos días, el Señor decidió ir. Sin embargo, Marta no le dio las gracias al Señor por haber venido. Ella no dijo: “¡Oh, Señor, cuán maravilloso es que hayas venido! Gracias por darnos Tu presencia”. En lugar de ello, ella se quejó de que el Señor no hubiera venido a tiempo. “Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto”. Esto significa que ella le echó toda la culpa al Señor. Ellos pensaban: “¿De qué sirve que haya venido ahora? Lázaro ya murió”. Cuando ellos querían que viniera, Él no vino. Ahora, cuando ya no lo necesitaban, vino. Así que el Señor le dijo: “Yo soy la resurrección. Esto no tiene nada que ver con el tiempo, si es demasiado temprano o demasiado tarde; más bien, tiene que ver conmigo. Yo soy la resurrección. Si hubiera venido hace cinco días o hace tres días, habría hecho lo mismo. Ahora que he venido unos días después, sigue siendo lo mismo. Yo soy la resurrección, y tu hermano se levantará de nuevo”.

  Después de esto Marta de repente se convirtió en la mejor maestra de la Biblia, pues demostró que realmente conocía la doctrina de la resurrección. Ella dijo: “Sí, Señor, yo sé que resucitará en el día postrero. Ya sabemos esa doctrina”. El Señor no le dijo nada más a Marta, pero ella fue a decirle a su hermana que el Señor la había mandado a llamar. En realidad, no era el Señor, sino Marta quien la había mandado a llamar.

  Finalmente, el Señor vino al sepulcro, y Marta expresó una vez más su opinión. “Señor, hiede ya, porque es de cuatro días”. Sin embargo, no se rían de Marta. Ríanse de ustedes mismos, pues ella representa a todos los creyentes que aman al Señor. Nosotros amamos al Señor, pero al igual que Marta, somos el mayor impedimento para que Él sea nuestra vida. Esto se debe a que nunca hemos sido subyugados. Nuestra personalidad y nuestro carácter nunca han sido disciplinados. Si queremos tomar al Señor como nuestra vida, debemos tomar Su carácter y Su personalidad como nuestra personalidad. No es suficiente con apenas citar Gálatas 2:20: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí [...] el cual me amó y se entregó a Sí mismo por mí”. Debemos repudiar nuestra personalidad y tomarlo a Él como nuestra única persona. De este modo, no tendremos conceptos ni opiniones, pues nuestra personalidad habrá desaparecido. Entonces Él, una persona viva, será nuestra vida.

  Si Marta realmente hubiese aprendido la lección, no le habría pedido al Señor que viniera ese día; más bien, habría dicho: “Señor, quisiera que vinieras. Pero eres Tú quien decide si vienes o no. Ya sea que ayudes o no a que mi hermano viva, es cosa Tuya. Tú eres quien decide si vas a hacer algo”. Decir esto es fácil, pero para aprender esta lección y llegar a este punto se necesitan años.

  Cuando leemos Juan 11, vemos que Marta no hizo nada en absoluto para ayudar al Señor. Al contrario, ella hizo todo lo posible para estorbar e impedir que el Señor fuera vida para ellos. Si vemos esto, nos resultará fácil entender la experiencia que se narra en el capítulo 2 de Cantar de los cantares. La buscadora en Cantar de los cantares es exactamente igual a Marta. El Señor está adiestrando y disciplinando a la buscadora para que ella se olvide de sí misma, de su personalidad y de su voluntad, y tome al Señor mismo como su persona.

  Cantar de los cantares principalmente nos enseña esta única lección. Hablando con propiedad, éste no es un libro de amor. No se trata de aprender la lección de tener fe, de ser pacientes ni de cómo ser más poderosos. Por muchos años, el Señor nos enseñará una sola cosa: que desechemos nuestra personalidad y lo tomemos a Él conforme a Su intención, Su manera y para Su meta.

  Muchas personas aman al Señor, pero son pocas las que realmente saben tomar al Señor como vida rechazando su yo y su propio carácter. Y son muchos los que no tienen la menor intención de aprender esta lección. Al igual que la buscadora en Cantar de los cantares, ellos no tienen la menor intención de responder al llamado del Señor.

EL SEÑOR DESCRIBE A LA BUSCADORA

  Ahora debemos ver un poco más en estos capítulos. En todos los versículos al comienzo de este capítulo, vemos que el Señor Jesús describe a la buscadora de cierta manera.

La yegua del carro del faraón

  La primera descripción se encuentra en 1:9: “A la yegua del carro del faraón te he comparado, amada mía”. Las yeguas aquí representan nuestra fuerza natural. Ella es muy poderosa, pero al mismo tiempo es natural y mundana. El faraón, el rey de Egipto, tenía la fuerza que proviene del mundo. Algunos son muy fuertes y poderosos, pero de una manera natural y mundana, como una de las yeguas de los carros del faraón.

Ojos como palomas

  Luego en el versículo 15 del capítulo 1, el Señor habla de los ojos de una paloma. “¡Qué hermosa eres, amada mía, qué hermosa eres! ¡Tus ojos son como palomas!”. Ahora, la buscadora muestra cierto progreso. Cuando ella empezó a buscar al Señor, era fuerte como una yegua. Pero ahora gradualmente ha aprendido a contemplar al Señor con ojos de paloma.

Un lirio

  Después de esto, el Señor la comparó a un lirio. “Como el lirio entre los espinos es mi amada entre las jóvenes” (2:2). El Señor habla de los lirios en Mateo 6 refiriéndose a una persona que vive en la tierra sin confiar en su propia fuerza, sino en la misericordia de Dios. Al principio ella era fuerte como una yegua, en el aspecto natural. Sin embargo, ahora ya no confiaba en su fuerza natural, sino en la misericordia del Señor. Ella es como un lirio que confía en el Señor en todo aspecto.

Una paloma

  La buscadora continúa mostrando progresos y pasa de ser un lirio a una paloma. “Paloma mía, que anidas en las grietas [heb.] de la roca, en lo escondido de escarpados parajes, muéstrame tu rostro, hazme oír tu voz, porque tu voz es dulce y hermoso tu aspecto” (2:14). Al principio ella sólo tenía ojos de paloma, pero ahora ella misma es una paloma. ¿Qué es más poderoso, una yegua o una paloma? ¿Y qué preferiría ser usted? Creo que la mayoría de nosotros preferiría ser una yegua poderosa, llena de fuerza. Una paloma es pequeña y no muy poderosa. Sin embargo, pasar de ser una yegua a una paloma es un verdadero progreso. Espero que en las iglesias locales haya muchas palomas y no tantas yeguas. Me temo que haya muchas yeguas en las iglesias. Todas las yeguas tienen que ser transformadas en palomas. En la Biblia la paloma es una señal del Espíritu Santo. Cuando el Señor fue bautizado, el Espíritu descendió sobre Él como una paloma. Si realmente estamos en el espíritu y somos uno con el Espíritu, seremos semejantes a una paloma. Habrá un verdadero avance.

Una columna de humo, una litera y un palanquín

  Entre la etapa de la paloma y la siguiente etapa, transcurre un largo periodo de tiempo. No sé cuánto tiempo tarda, pero sí sé que este periodo que va de 2:14 a 3:6 de Cantar de los cantares no es breve. Sin embargo, aquí vemos algo maravilloso: “¿Quién es ésta que sube del desierto cual columna de humo, perfumado de mirra y olíbano, y de todo polvo aromático del mercader? ¡Ved, es la litera de Salomón! [...] El rey Salomón se hizo una carroza [palanquín] de madera del Líbano” [heb.] (3:6-7a, 9).

  ¡Qué cambio más grande vemos en la buscadora! Ahora ella sube del desierto, no como una yegua, ni como una paloma, sino como una columna de humo. Es humo, pero al mismo tiempo es una columna, algo muy sólido. ¿Quién es ésta que está perfumada de mirra y olíbano, y de todo polvo aromático? La pregunta se hace con respecto a ella, pero la respuesta tiene que ver con el rey Salomón. ¿Quién es ella? Ella es la litera de Salomón, un lugar para descansar durante la noche. La buscadora ha progresado tanto que ahora es un descanso para el Señor. ¿Quién es ésta? Ella es el lugar donde descansa Salomón, y también es su carroza. La palabra carroza no es la mejor traducción. La mejor traducción es la palabra palanquín. Esto es un asiento sostenido por varas paralelas y llevado por hombres para transportar a alguien durante el día. La litera se usa para descansar en la noche, y el palanquín se usa como medio de transporte durante el día. ¿Quién es ésta? ¡Ella es el lugar donde Jesús reposa y el medio de transporte de Jesús!

  Esto es sin duda bastante profundo. Es mucho más profundo que la sala de banquetes. No nos está hablando de la sombra de un manzano, sino de la litera de Salomón y del palanquín de Salomón. ¿Quién es ésta? Ella es simplemente el lugar donde Jesús reposa, y es el palanquín que le permite a Jesús moverse en esta tierra. Ella ha llegado a ser la expresión misma de Jesús, y mediante esta expresión, Jesús se mueve en la tierra. Durante la noche, ella es Su lugar de reposo, y durante el día, ella es Su misma expresión que le permite a Él llevar a cabo Su mover en la tierra. Ahora ella realmente ha aprendido a tomar al Señor como su vida. La personalidad del Señor es ahora su personalidad, y Su expresión es la expresión de ella.

Una corona

  “¡Hijas de Sión, salid! Ved al rey Salomón con la corona que le ciñó su madre el día de su boda, el día del gozo de su corazón” (3:11). Al final ella llega a ser la corona misma del Novio. Más adelante, hablaremos acerca la corona con más detalle.

  La vida y el edificio de Dios pueden verse     En el libro de Cantar de los cantares; Él nos muestra allí en tipo a Sus buscadores,     ¡La novia que Cristo tanto anhela!

  Ella, representada por una yegua,     Muestra un amor fuerte y veloz; Pero este amor es natural,     Y contiene el elemento del mundo.

  Con el paso del tiempo, sus conceptos cambian     Y con ojos de paloma ella ahora ve Que absolutamente nada se compara con su amor,     Pues nadie es tan deseable como Él.

  Un lirio es ella ahora para Él,     (El Señor continúa con otra figura); Pues su fe no está puesta en el esfuerzo terrenal,     Sino en el maravilloso Hijo.

  Ella es después una paloma,     Que se esconde en las grietas de la roca; Ahora en la vida ascendida de su Señor     Ella encuentra un amor inconmovible.

  Ella se ha convertido en una columna de humo,     Y ahora, al finalizar su viaje, Su voluntad está sometida a la voluntad del Señor     ¡Cuán dulce es la fragancia que asciende!

  He aquí Su litera... (Oh, ¿será esto posible?)     Aun en medio de la noche tenebrosa... Ella ahora le brinda al Señor tal descanso,     Pues hace huir al enemigo.

  ¡Es un vaso que contiene al Rey!     (Este tipo es de inestimable valor). Él se ha hecho para sí un palanquín     Para llevar a cabo Su mover en la tierra.

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