Mostrar cabecera
Ocultar сabecera
+
!
NT
-
Navega rápidamente por los libros de vida del Nuevo Testamento
AT
-
Navega rápidamente por los libros de vida del Antiguo Testamento
С
-
Mensajes del libro «Visión del edificio de Dios, La»
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
11 12 13 14 15 16 17 18 19
Чтения
Marcadores
Mis lecturas

La visión del edificio de Dios

PREFACIO

  Dios tiene que realizar dos categorías de obras para poder cumplir Su propósito eterno, a saber: la obra de creación y la obra de edificación. Las Escrituras comienzan con la creación realizada por Dios y terminan con Su edificio. La obra creadora de Dios tiene como finalidad la edificación, y la obra de edificación de Dios es la máxima consumación que cumple el propósito por el cual Dios lo creó todo. El principal medio por el cual Dios realizó la creación fue Su poder divino. Pero el elemento principal utilizado para obtener el edificio de Dios es la vida divina. Nacimos como parte de la obra creadora de Dios, pero renacimos para ser parte del edificio de Dios, que es la iglesia, cuya máxima consumación es la Nueva Jerusalén. Este edificio es de vida, y se realiza mediante la vida y con la vida. La regeneración en vida es el comienzo, el crecimiento en vida es la continuación, y la madurez en vida es la consumación de vida cuya finalidad es producir este edificio de Dios. Finalmente, en la Nueva Jerusalén, que será el edificio consumado de Dios, se proveerá para todos los que participan en el edificio de Dios un río de vida del cual ellos podrán beber, y también se proveerá el árbol de la vida —que crece en el río de vida— del cual podrán comer. El significado del río de vida y del árbol de la vida es que el edificio de Dios es producido, nutrido y sustentado por Dios mismo y con Dios mismo, quien es vida para nosotros en Cristo. Por lo tanto, la única manera en que podemos participar del edificio de Dios es por la vida y con la vida.

  Vida y edificación son las dos palabras clave en toda la Biblia. La vida es Dios en Cristo como el contenido viviente, y la edificación es la expresión corporativa del Dios Triuno. ¡Qué lástima que tanto la vida como la edificación las desatiende casi por completo el cristianismo de hoy! Si hemos de experimentar la vida adecuada de iglesia, es imprescindible recobrarlas cabalmente. En años recientes el Señor ha comenzado este recobro en los Estados Unidos. Tenemos la plena certeza de que Él prontamente lo llevará a su culminación con el fin de cumplir Su propósito.

  Los capítulos siguientes son mensajes dados durante el entrenamiento de invierno de 1964 en Los Ángeles. Permanecen en la forma en que se dieron. Que el Señor los use para la edificación de los que le buscan a Él.

  Los Ángeles, California, EE. UU. Witness Lee 9 de abril de 1972

LA VISIÓN QUE SE RECIBE SOBRE UN MONTE ALTO

  Debo ahora señalarles que esta visión del edificio de Dios se revela únicamente sobre la cima de un monte alto. Si todavía nos encontramos en la llanura, nuestros ojos estarán velados. Por lo tanto, debemos ser llevados a un alto monte a fin de ver estas cosas de una manera clara y completa. En Apocalipsis el apóstol Juan fue llevado en espíritu a un monte grande y alto (Ap. 21:10). Desde este lugar le fue mostrada la Nueva Jerusalén, que es el edificio consumado de Dios. Esta ciudad descendía del cielo, de Dios, y tenía la gloria de Dios. Su resplandor era semejante al de una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristal. En Apocalipsis 4 el aspecto de Dios, quien está sentado en el trono, es también semejante a piedra de jaspe. Por lo tanto, esta ciudad tiene la misma semejanza de Dios. Juan estaba familiarizado con el templo de la antigua Jerusalén, pero no vio templo en esta nueva ciudad, porque el Señor Dios Todopoderoso, y el Cordero, es el templo de ella. Tampoco esta ciudad tenía necesidad de sol ni de luna, porque la gloria de Dios la iluminaba, y el Cordero era su lámpara. Dios es la luz que está en Cristo, la lámpara. Juan también vio en el centro de la ciudad un río resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. Estos detalles son muy significativos y únicamente se pueden ver desde un alto monte.

LA INTENCIÓN DE DIOS EN SU CREACIÓN

  El propósito primordial de este capítulo es que veamos lo que se revela desde el principio de la creación de Dios. Hablando con propiedad, no estamos hablando de la creación de Dios como tal, sino del propósito de Dios en la creación. Creo que todos los cristianos conocen la historia de la creación, pues a muchos de nosotros se nos enseñó sobre este tema en la escuela dominical cuando éramos niños. Sabemos lo que Dios hizo el primer día, el segundo día y los demás días; pero ¿nos hemos dado cuenta de cuál es el objetivo y la meta de Dios en Su creación?

  He aquí el cuadro que nos presenta Génesis 1: Dios creó los cielos y la tierra. Luego, en un sentido, la tierra fue asolada, fue cubierta por aguas profundas. Había desolación y vacío, tinieblas, aguas profundas y no había vida. Entonces Dios hizo tres clases de separación. El primer día separó la luz de las tinieblas. Después de esto separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Por último, separó la tierra seca de las aguas. Luego, a partir de esta tierra que había sido separado de las aguas y “resucitada”, Dios produjo abundancia y variedad de vida. Primero tenemos la forma de vida más baja desprovista de conciencia, la vida vegetal; luego tenemos una forma de vida más elevada, la vida animal; y, por último, fue producido el hombre como la cúspide de la obra creadora de Dios. En Génesis 1 Dios dijo: “Hagamos al hombre a Nuestra imagen, conforme a Nuestra semejanza; y ejerzan dominio sobre los peces del mar, sobre las aves de los cielos, sobre el ganado, sobre toda la tierra y sobre todo lo que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a Su imagen; a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y sojuzgadla; y ejerced dominio sobre los peces del mar, sobre las aves de los cielos y sobre todo ser vivo que se mueve sobre la tierra” (vs. 26-28).

CUATRO PALABRAS CLAVE

  Por favor, presten mucha atención a las cuatro palabras clave mencionadas en Génesis 1: hombre, imagen, dominio y tierra. La imagen y el dominio son palabras muy significativas. Ambas están crucialmente relacionadas con el hombre, el centro de la creación de Dios. La intención de Dios era que el hombre ejerciera dominio sobre toda la tierra, y no simplemente sobre las criaturas vivientes de la tierra. Dios le mandó al hombre que llenara la tierra y que también la sojuzgara. Sojuzgar es un término enfático y significativo; indica que había un elemento de rebelión en la tierra que tenía que ser sojuzgado. El hombre debía ejercer dominio sobre todo lo que se mueve o se arrastra sobre la tierra. Así pues, el hombre fue hecho a la imagen de Dios y le fue confiado el dominio de Dios para gobernar la tierra.

  Sólo unas pocas personas han prestado suficiente atención a la cuarta palabra clave: tierra. Es una palabra aparentemente insignificante que los cristianos de hoy han pasado completamente por alto. Muchos sueñan y hablan de un lugar maravilloso llamado el cielo. Sin embargo, el deseo de Dios tiene que ver con la tierra. El hombre debía fructificar y multiplicarse, llenar la tierra y sojuzgarla. Si captáramos el verdadero significado de estas cuatro palabras —hombre, imagen, dominio y tierra— creo que entenderíamos todas las Escrituras.

EL DESEO DE DIOS

  Todos los buenos estudiantes de la Biblia están de acuerdo en que el salmo 8 es una continuación de Génesis 1. Noten que el salmista no empezó este salmo declarando: “Oh Jehová, Señor nuestro, / ¡cuán excelente es Tu nombre / en todos los cielos!”. No, él no hizo hincapié en los cielos, sino que en vez de ello dijo: “¡Cuán excelente es Tu nombre / en toda la tierra!”. Creo que el salmista estuvo meditando durante la noche cuando escribió este salmo. Siendo un ser humano como nosotros, él miró los cielos creados por Dios, la luna y las estrellas; y mientras miraba los cielos, no exclamó: “¿Qué es el ángel, para que te acuerdes de él?”, sino que preguntó: “¿Qué es el hombre mortal?”. No entiendo este maravilloso razonamiento. El salmista estaba mirando los cielos, pero de repente dirigió su atención al hombre y a la manera en que Dios cuida de esta tierra. Les hago notar estos versículos sólo a modo de ejemplo para mostrarles que en el pensamiento del salmista había quizás lugar para los ángeles, pero en el concepto divino, la posición del hombre era mucho más importante. Y para Dios, la tierra es mucho más importante que los cielos. Al final de este salmo, Dios es nuevamente alabado por la excelencia de Su nombre en toda la tierra.

LA EXPRESIÓN Y REPRESENTACIÓN DE DIOS

  El cielo y la tierra son la esfera y ámbito de la creación de Dios, con tantas cosas creadas que conforman el entorno. Pero la tierra, con el hombre como centro, es la principal preocupación de Dios. ¿Por qué Dios necesita al hombre como el centro de Su creación? Porque el hombre es la expresión y autoridad de Dios. Si nosotros estamos familiarizados con todas las Escrituras, veremos claramente que el profundo deseo que Dios tiene es el de ser expresado y, más aún, el de ser representado por medio del hombre sobre la tierra. Dios existe en este universo, pero ¿quién le ha visto? El deseo profundo de Dios es ser expresado, no por Sí mismo sino por medio del hombre. El Nuevo Testamento revela este gran misterio: Dios manifestado en la carne, en un hombre. Sabemos que Dios es real, pero ningún hombre le ha visto jamás. Sin embargo, Él ahora ha sido expresado por medio de la humanidad. Dios de continuo desea expresarse a Sí mismo, usando al hombre como Su vaso y Su representante sobre la tierra.

  Dios nunca dispuso que cualquier otra cosa fuese Su representante, poseyendo Su autoridad. Entre las millones de cosas de Su creación, Dios dispuso que el hombre fuese Su único representante sobre la tierra. Es por eso que el hombre fue expresamente hecho a la imagen de Dios y le fue confiada la autoridad de Dios.

  Si usted tiene la imagen de Dios, entonces puede expresarlo. Usted es una foto, una reproducción de Dios. El hombre existe para un solo propósito, y ése es expresar a Dios. Pero esta expresión sólo es posible cuando en realidad nos parecemos a Dios. Cuando tengamos la semejanza de Dios, lo expresaremos a Él y tendremos Su autoridad y Su dominio. Ésta es la intención de Dios con respecto a nosotros. Más adelante, definiremos el propósito de Dios en el sentido de ser expresado por medio del hombre y representado por el hombre. Por el momento, nuestro objetivo es mostrar claramente que la intención de Dios en la creación era obtener un hombre que fuese Su expresión.

EL CONCEPTO DE EDIFICACIÓN QUE DIOS MANIFESTÓ EN LA CREACIÓN DEL HOMBRE

  El pensamiento de la edificación está presente en Génesis 1. Dios dijo: “Hagamos al hombre a Nuestra imagen [...] y ejerzan dominio...”. Dios primero menciona el hombre en forma singular, pero luego en referencia al hombre Él usa el verbo en plural ejerzan. En aquel entonces, ¿creó Dios un solo hombre o muchos hombres? La respuesta es que cuando Dios creó al hombre, no creó un hombre individual sino un hombre colectivo, incluyéndolo a usted. Dios lo creó a usted y a todo el linaje humano en Adán. Por lo tanto, el hombre que Dios creó es colectivamente singular.

  El viejo hombre, Adán, le falló a Dios. Por esta razón, Dios tuvo que crear otro hombre, un nuevo hombre en Cristo. Así que, vuelve a surgir la misma pregunta: ¿Es este nuevo hombre una sola persona o muchas? Nuevamente, debemos responder que el nuevo hombre también es uno solo. Por lo tanto, desde la perspectiva de Dios, sólo existen dos hombres en el universo: el viejo hombre y el nuevo hombre. Todos los que están en Adán pertenecen a ese viejo hombre y todos los que están en Cristo pertenecen al nuevo hombre. El Nuevo Testamento afirma que Cristo creó en Sí mismo de dos pueblos, judíos y gentiles, un solo y nuevo hombre (Ef. 2:15). Además, nos dice que este nuevo hombre es el Cuerpo de Cristo (v. 16). Por consiguiente, este nuevo hombre es un hombre colectivo.

  ¿Son entonces los cristianos uno o muchos? En 1 Corintios 10:17 se nos dice que nosotros somos muchos, pero que a la vez somos un solo pan, un solo Cuerpo. Somos muchos, pero al mismo tiempo somos uno, colectivamente uno, y debemos ser edificados como una sola entidad.

LA EXPRESIÓN CORPORATIVA DE DIOS

  Dado que Dios tiene una sola imagen, Él sólo puede poseer una sola expresión. Hay miles de cristianos en la tierra. ¿Cómo podrían tantos creyentes llegar a ser una sola expresión de Dios? ¡La respuesta se halla en la obra de edificación de Dios! Tal edificación debe producirse entre nosotros. No tengo palabras para expresar lo que bulle en mi corazón sobre este asunto. Al respecto, hay una visión que se despliega delante de mis ojos continuamente, día y noche. Por el lado negativo, es imposible que un individuo consiga expresar plenamente a Dios; por el lado positivo, la expresión apropiada y adecuada de Dios tiene que ser una expresión corporativa y coordinada. Debemos tener presente que el deseo y propósito de Dios es ser expresado y representado por el hombre en la tierra. Pero esto será posible únicamente cuando nos hallemos en mutua coordinación y hayamos sido conjuntamente edificados. Entonces, Dios será plenamente expresado. ¡Oh, tenemos que ser edificados conjuntamente con otros cristianos para constituir una expresión corporativa, una entidad que represente a Dios! El primer hombre que Dios creó, fracasó y no llegó a ser la expresión única de Dios; no obstante, el principio establecido por Dios subsiste: el otro hombre también creado por Dios —el nuevo hombre— está destinado a ser ese hombre corporativo y todo-inclusivo, la verdadera expresión de Dios sobre la tierra.

  Hablemos en términos más prácticos. Los cristianos hablan mucho sobre cómo ser como Jesús, cómo glorificar a Dios y expresar a Cristo. Pero es imposible que un individuo consiga glorificar a Dios o expresar a Cristo en toda Su plenitud si no ha sido edificado conjuntamente con otros cristianos. Examinémonos nosotros mismos. Todos nuestros problemas tienen una sola causa: somos demasiado independientes e individualistas; estamos desconectados y aislados de los demás. Por ello, nos asedian nuestros fracasos y debilidades. ¿Existe algún pecado que lo asedia a usted constantemente y que no ha podido vencer? Usted jamás podrá superarlo ni vencerlo por sí mismo. Usted tiene que olvidarse de sus propios esfuerzos y más bien preocuparse por ser edificado con otros creyentes. Si estamos dispuestos a estar vitalmente relacionados con otros creyentes y edificados con ellos, encontraremos que nuestras flaquezas y carencias desaparecerán. Tenemos que preocuparnos por una sola cosa: el ser conjuntamente edificados con otros cristianos. En los primeros años de mi vida cristiana no discernía este principio de ser edificados. Por ello, luchaba y me esforzaba, seguía buscando y batallaba. Pero un día el Señor abrió mis ojos, y entonces vi que no había necesidad de que yo luchara, batallara o laborara más. Sólo tenía que permanecer en el Cuerpo. Siempre y cuando los diversos miembros de mi cuerpo permanezcan unidos al resto del cuerpo, todo estará bien.

  Supongamos que la mano estuviera aislada y separada del cuerpo, y aun así siguiera esforzándose por vivir y desempeñar su función, tratando de ser una mano saludable y útil. Supongamos que alguien le preguntara a esa mano que se ha separado del cuerpo: “¿Para qué te esfuerzas tanto?”, y ella respondiera: “Oh, tengo que esforzarme por mantenerme saludable, por no dejarme vencer por todos los gérmenes, etc.”. Ciertamente suponer esto es absurdo en extremo. Sin embargo, sucede lo mismo a la mayoría de cristianos hoy, probablemente incluso a usted mismo. Sí, somos cristianos, pero en realidad no estamos relacionados unos con otros. Somos miembros del Cuerpo de Cristo, pero no estamos bien unidos ni acoplados como una sola entidad. Somos los materiales adecuados, pero no hemos sido edificados como edificio de Dios. Por lo tanto, debemos olvidarnos de nuestros propios esfuerzos y simplemente permanecer en el Cuerpo. Una mano que está separada de su cuerpo no sólo es inútil, sino también horrible y espantosa. Olvidémonos de nuestros esfuerzos y simplemente preocupémonos por estar vitalmente relacionados con el Cuerpo de Cristo. Entonces los gérmenes serán exterminados, y nosotros, estando llenos de vida y poder, seremos saludables y desempeñaremos nuestra función. De este modo, no sólo seremos útiles, sino plenamente útiles.

  Poco después que llegué a ser cristiano, leí muchos artículos acerca de la vida victoriosa y de cómo vencer el pecado. Intenté poner en práctica lo que aprendía, pero cuanto más me esforzaba, más fracasos tenía. Así que me sentí muy decepcionado. Pero un día el Señor abrió mis ojos y pude ver que Cristo estaba en mí como mi vida, que yo era un miembro de Su Cuerpo y que, por tanto, no tenía que hacer nada. Entonces aprecié profundamente el hecho de que Cristo era mi vida y que yo estaba en el Cuerpo. Después que comprendí este hecho, experimenté de continuo la victoria. No era necesario que me esforzara, pues todo el Cuerpo me enriquecía y me fortalecía. Descubrí que yo era un miembro del nuevo hombre.

  Al final de las Escrituras, al llegar a su conclusión, se nos muestra una sola ciudad. Esta ciudad es el edificio, la expresión única y universal de Dios. Dios siempre ha tenido una sola expresión. Así como en Génesis 1 encontramos un solo hombre, al final de las Escrituras también encontramos una sola ciudad, edificada con oro, perlas y piedras preciosas. Un cristiano que sea independiente jamás podrá ser la expresión plena y real de Dios. Si nos cortáramos una oreja, tal oreja separada del cuerpo sólo expresaría muerte. Si me encontrara un montón de orejas, me horrorizaría. No obstante, hay muchos cristianos hoy que son así, y espantan a las personas. Son cristianos “simpáticos”, pero en términos prácticos, están separados y aislados del Cuerpo.

  Como cristianos que somos, ¿podríamos nombrar específicamente aquellos miembros del Cuerpo de Cristo con quienes estamos relacionados de manera práctica? Esto no es una cuestión doctrinal ni tiene que ver con una “espiritualidad” etérea; más bien, tiene que ver con la realidad práctica. Examínese a sí mismo. Si usted es un miembro del Cuerpo de Cristo que se encuentra aislado de los demás, estará abrumado por una serie de problemas. La única manera de ser un cristiano victorioso es que sea un cristiano que está relacionado con otros creyentes. Es cuando llegamos al Cuerpo que encontramos que todos los pecados que antes nos asediaban están bajo nuestros pies. La cuestión crucial no es si individualmente somos cristianos vivientes, saludables y que desempeñan alguna función; antes bien, la pregunta crucial es: ¿Estamos relacionados con el Cuerpo de Cristo de manera práctica y vital? Es muy lamentable, pero es un hecho innegable que hoy en día se habla muy poco sobre la edificación que Dios realiza y sobre la verdadera relación que debe haber entre los miembros del Cuerpo de Cristo aquí en la tierra. Espero que todos veamos que la intención de Dios es obtener un hombre corporativo que sea Su edificio, Su única expresión, en el que Sus muchos miembros hayan sido bien unidos y acoplados, estén relacionados entre sí y hayan sido edificados como un solo Cuerpo. Entonces, dondequiera que estemos, disfrutaremos de todas las riquezas del Cuerpo.

LA INTENCIÓN DE DIOS CON RESPECTO A LA TIERRA

  Consideremos ahora la cuarta palabra clave que se menciona en Génesis 1, la palabra tierra. ¿Por qué Dios debe dominar y sojuzgar la tierra? Es debido a que en la tierra está el enemigo de Dios, Satanás, la criatura rebelde. Este enemigo estaba en la serpiente, la principal de las criaturas que se arrastran sobre la tierra. Dios tiene que derrotar a Su enemigo y sojuzgar la tierra rebelde a fin de recobrarla para Sí mismo.

  Los cristianos hoy en día, incluyendo a tantos líderes espirituales, tienen un concepto equivocado. Ellos dicen: “No hablemos del problema de la iglesia. Cuando todos lleguemos al cielo, seremos uno”. Pero si tenemos que esperar a que estemos en el cielo para experimentar la unidad, si no podemos ser uno en esta tierra, esto es una vergüenza para Dios y una gloria para Satanás. Satanás, lleno de alegría, aplaudiría y diría: “Miren a todos esos cristianos derrotados. Ellos simplemente están esperando poder ir al cielo. No hay ningún lugar para ellos en la tierra”. ¡Esto ciertamente sería una vergüenza para Dios! En Mateo 6 el Señor Jesús oró pidiendo que se hiciera la voluntad del Padre en la tierra así como en el cielo. En lo que se refiere a Dios, no hay problemas en el cielo, pero sí hay un verdadero problema en la tierra. Dios tiene que tomar medidas con respecto a esta tierra rebelde. Todos los cristianos tienen que declarar la victoria hoy; tienen que dar hoy testimonio en esta tierra de que son uno. La iglesia tiene que expresarse localmente aquí en la tierra. Si la iglesia únicamente está en los cielos, entonces Dios sufre deshonra. Sin embargo, si la iglesia se expresa localmente en esta tierra, esto es una verdadera deshonra para Satanás y una gloria para Dios. Cada vez que un grupo de santos se reúne para testificar que son uno en Cristo, el enemigo de Dios es avergonzado. Cuando Dios logra obtener este edificio en la tierra, la victoria es proclamada. No obstante, a pesar de la situación actual, sabemos que Dios jamás será derrotado por Satanás.

  Tal vez usted prefiera ir al cielo y ver una vida de iglesia celestial, pero Dios espera y anhela descender a la tierra. En Apocalipsis 21 el Espíritu Santo nos dice que el apóstol Juan vio un cielo nuevo y una tierra nueva. A muchos cristianos les desagrada la tierra; ellos esperan algún día poder estar en el cielo, y piensan que para entonces la tierra habrá desaparecido. Pero Juan no solamente vio un cielo nuevo, sino también una tierra nueva. Tal vez a nosotros no nos guste la tierra, pero a Dios sí; y Él va a recobrarla.

  Juan también vio una visión de la ciudad santa, la Nueva Jerusalén. Sin embargo, él no vio la Nueva Jerusalén ascendiendo de esta tierra al cielo; quizás es de esta manera que muchos cristianos leen este versículo de Apocalipsis. Pero no es así; Juan vio la única expresión de Dios, la Nueva Jerusalén, descender del cielo como un testimonio para toda la tierra. Creo que el salmo 8 se cumplirá completamente en ese momento, y usted y yo diremos: “Oh Jehová, Señor nuestro, / ¡cuán excelente es Tu nombre / en toda la tierra!”. Satanás entonces será avergonzado, y la tierra será completamente sojuzgada y plenamente recobrada.

  Hoy podemos disfrutar de un anticipo de aquel día glorioso. No debemos dejarnos derrotar por el concepto equívoco de que es imposible practicar la vida de iglesia en la tierra y que debemos esperar a cuando estemos en el cielo. Debemos poner todos esos pensamientos negativos bajo nuestros pies y declarar confiadamente que la iglesia tiene que ser expresada en la tierra hoy.

RESUMEN

  La intención de Dios en la creación es, por tanto, obtener un hombre corporativo que tenga la imagen de Dios a fin de expresarlo y que, poseyendo Su autoridad, use Su dominio para sojuzgar la tierra y recobrarla. Sin embargo, mientras los cristianos sigan divididos, no habrá posibilidad alguna de que la tierra sea recobrada para Dios. Es una vergüenza que los cristianos estén tan divididos. Como hijos de Dios que somos, debemos aprender a guardar la unidad.

  El Señor Jesús, en Su última noche en la tierra antes de Su crucifixión, ofreció una oración a Dios en la cual pidió que todos fuésemos uno para que todas las personas de la tierra supieran que el Señor es el Cristo de Dios. La edificación de los santos como una sola expresión corporativa de Cristo es el verdadero testimonio. ¡Oh, que podamos vencer las divisiones! La prueba más severa entre los hijos de Dios hoy es este asunto de la unidad. Esto probará y demostrará donde nos encontramos. Debido a que somos hijos de Dios y miembros de Cristo, no hay ninguna razón ni ninguna base para que estemos divididos. Debemos ser uno y proclamar que somos uno. Entonces tendremos una base para sojuzgar la tierra y recobrarla y para hacer huir al enemigo de Dios. Debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para guardar la unidad. Les digo una vez más que esto es una verdadera prueba, una verdadera cruz, una verdadera muerte y una verdadera sepultura para nuestro yo.

  Debemos tener claro estas dos cosas: la intención de Dios en Su creación es obtener un vaso corporativo que tenga Su imagen para expresarlo a Él de manera corporativa y, en segundo lugar, que posea Su autoridad para representarlo en la tierra. En el aspecto positivo, esto significa que solamente existe un vaso corporativo que expresa a Dios; y en el aspecto negativo, que solamente existe un representante corporativo que derrotará al enemigo de Dios y sojuzgará esta tierra rebelde. Esto no necesita cumplirse en el cielo sino en la tierra. Esperamos que esto suceda hoy.

Biblia aplicación de android
Reproducir audio
Búsqueda del alfabeto
Rellena el formulario
Rápida transición
a los libros y capítulos de la Biblia
Haga clic en los enlaces o haga clic en ellos
Los enlaces se pueden ocultar en Configuración