
Watchman Nee padeció muchísimo por causa de su ministerio. El seguía al Señor sin reservas y era fiel en cumplir su comisión. Por su fidelidad y su consagración incondicional, sufrió constantes maltratos y pasó por muchas pruebas. Debido a su lucha continua por el recobro del Señor, se hallaba bajo el ataque continuo del enemigo. Al mismo tiempo, él estaba sometido a la mano de Dios. Lo que Dios dispuso en sus circunstancias también fue una fuente de adversidades, y el Señor usó este medio para quebrantarlo. A esto se debió que él llevase una vida de sufrimientos. En general, sus padecimientos provenían de dos fuentes.
En los primeros años del ministerio de Watchman Nee, la situación económica de China era extremadamente precaria. Sin embargo, él recibió tal iluminación que se lanzó a cumplir el llamado del Señor sirviendo totalmente por fe. La luz que él había recibido no le permitía servir en la obra como empleado de una misión, o una denominación, o una iglesia, o algún individuo. Lo que había visto lo condujo a obtener su sustento exclusivamente por la fe en Dios. En esos días, esa manera de vivir no era fácil. En la situación económica de esos días, él supo lo que era la pobreza. En los primeros años de su ministerio en Shanghai, a veces lo único que tenía de comer era pan.
El hermano Nee sufría con frecuencia por deficiencias de salud. El empezó su ministerio antes de 1923 y se casó más adelante, en 1934. Hubo un período de once años en los que no tenía esposa que le ayudara. Durante esos años él vivió solo. En ese período se enfermó de tuberculosis pulmonar, de lo cual padeció durante varios años.
También sufría de una enfermedad gástrica y de una afección cardíaca llamada angina de pecho. Nunca fue sanado de su problema cardíaco. El me dijo que muchas veces, antes de una conferencia, se veía obligado a permanece recostado hasta el momento de ministrar; cuando hacía esto, regresaba a la cama inmediatamente después de terminar el mensaje.
Su deficiente salud le enseñó a depender enteramente del Señor. Aprendió a vivir por la vida de resurrección, la cual satisfacía sus necesidades físicas. A menudo ministraba por la vida de resurrección, no por su fuerza física.
Los siguientes extractos fueron tomados de las cartas abiertas que publicó en El cristiano y en El testimonio actual, y dan una idea del estado de salud en que se encontraba y de las lecciones espirituales que aprendió por medio de eso. La siguiente carta apareció en el número 12, tomo 2, de diciembre de 1927, de El cristiano.
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Este número llegará a sus manos a fines de año. Cuando recordamos el año pasado, damos gracias al Señor por la manera en que El nos bendijo, nos condujo, nos enseñó, nos sustentó, nos amonestó, nos sanó, nos reprendió, nos castigó y nos quebrantó. ¡Corazón mío, alaba al Señor! Al observar que el año pasado nosotros fuimos vencidos, obstinados, rebeldes, ingratos e injustos, y estuvimos tan contaminados, tan faltos y equivocados, nos sentimos completamente insatisfechos con nosotros mismos. Cuánto deseamos que estas manchas no formen parte de la historia de nuestra vida. Pero este deseo no deja de ser más que un deseo; todavía estamos vencidos. ¡Qué lástima! No obstante, al reconocer nuestra condición, quedamos aún más convencidos de que nuestra carne no tiene remedio y esto nos incita a cantar alabanzas al Señor, pues en este fracaso El sigue mostrándonos Su abundante gracia. ¡Oh Señor! ¿Cómo podríamos olvidarnos de Tu gracia?
Al parecer, mis problemas de salud este año se dieron a conocer hasta muy lejos. En tres localidades circularon rumores de que mi tabernáculo terrenal ya estaba deshecho. Por esta razón, oraron por mí aún más que antes. Siento una enorme gratitud para con quienes se preocupan por mi bienestar físico. En días recientes mis fuerzas naturales se han debilitado considerablemente. La menor actividad agota mi cuerpo. Sin embargo, alabo al Señor porque este año estuvo colmado de muchos días de trabajo. En lugar de descansar y “oxidarme”, ¿por qué no laborar y confiar? La fuerza de la promesa nunca disminuye en momentos de necesidad. Por eso, lo único que puedo hacer es alabar al Señor.
La escasez de fruto, lo vacío de mi vida, lo improductivo de mi espíritu y la debilidad de mi cuerpo bastan para que me sienta avergonzado. En realidad, eso es lo único que merezco. Todas las cosas obran para el bien de los que aman a Dios; podemos confiar en eso. En mi situación, estas palabras se han convertido nuevamente en una realidad.
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El extracto que incluimos a continuación proviene del número doce de El testimonio actual, publicado en diciembre de 1929:
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Creo que todos ustedes se han enterado por la revista, u otras fuentes, de que he estado enfermo. De hecho, desde 1926 mi cuerpo se ha debilitado cada día. Estoy cada vez más enfermo y, además, no he tenido casi nada de descanso, debido a las numerosas responsabilidades que llevo sobre mis hombros. Mi salud se ha deteriorado progresivamente. El libro El hombre espiritual agotó las fuerzas que me quedaban, y desde que lo concluí, he estado enfermo hasta ahora...
Lo que he experimentado durante mi enfermedad es de mucho provecho. Desde el principio he orado para obtener de esta enfermedad lo que necesito, pues no estoy dispuesto a enfermarme gratuitamente. Al examinar el año pasado, puedo decir con agradecimiento que el trato de Dios es justo; y ni un solo día ha sido en vano. No puedo divulgar muchas experiencias, pero estoy convencido de que sirven para mi provecho personal y también para el de ustedes.
La gracia ilimitada e inagotable de Dios y las continuas oraciones de ustedes me hicieron regresar de las puertas de la muerte. Pido al Señor que en el momento que El considere conveniente me sane por completo. Por ahora descanso y trabajo al mismo tiempo. De nuevo me presento ante Dios para cumplir Su voluntad y servir a Sus santos.
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Del número diecinueve de El testimonio actual, publicado para enero y febrero de 1931, incluimos el siguiente extracto:
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Indudablemente Dios ha usado mi enfermedad estos dos o tres años para poner a prueba las compasiones de numerosos santos. Para muchos, mi debilidad se ha convertido en una oportunidad de amar al Señor. Cuando veo el amor y la bondad que ustedes me han mostrado, me siento muy agradecido. Cuando oigo de muchos hermanos y hermanas esparcidos en diferentes lugares que por nuestra relación en el Señor, a pesar de no conocerme, han llorado amargamente ante El rogando por mi salud, siento que ustedes me han dado tanto y yo les he dado tan poco. Por esta razón, siento continuamente que si tuviese más vida, energía y tiempo, cuánto me gustaría pasarlo con los santos.
Aunque mi enfermedad ha durado muchos años, empeoró cuando escribí El hombre espiritual. Gracias doy a Dios porque estoy cobrando fuerzas. Puedo escribir de nuevo algunas cartas, preparar algunos artículos, dirigir varios estudios bíblicos y asistir a algunas reuniones. Todavía existen muchas otras cosas que quisiera hacer, pero que no puedo. De todos modos, le estoy agradecido al Señor por lo que puedo hacer. Los que conocen el cuerpo humano dicen que he estado muy cerca de la muerte en varias ocasiones, pero le doy gracias al Señor porque El me ha preservado hasta ahora. Espero que mientras viva, pueda servirle fielmente a El y a ustedes.
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El siguiente extracto proviene del número veinticinco de El testimonio actual publicado para mayo y junio de 1932:
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En los últimos meses, debido a problemas cardíacos y a otras afecciones físicas, mi tabernáculo terrenal ha vuelto a estar en peligro de llegar a su fin en cualquier momento. Frecuentemente me detengo en la bifurcación del camino, sin saber qué rumbo tomar. En otras palabras, en muchas experiencias no sé si reír o llorar. Pero alabo al Señor, porque por El Señor nada es demasiado difícil y ningún precio es demasiado alto. A los ojos de aquellos que confían en El y le obedecen, una situación oscura y nublada sigue siendo un cielo resplandeciente y despejado. Es cierto lo que dice el himno: “Si no hay mucho gozo terrenal, el Señor da más gozo celestial. Que mi espíritu te alabe, aunque mi corazón esté hecho pedazos”.
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La oposición por parte de las denominaciones fue la tercera fuente de sufrimientos para Watchman Nee. El era un testimonio en contra de todo lo que ellos defendían; así que le causaron muchos sufrimientos.
Las denominaciones menospreciaban a Watchman Nee, y esto le causaba mucho dolor. El empezó a escribir los tres tomos de El hombre espiritual a la edad de veintitrés años. Un eminente teólogo en China reaccionó diciendo: “Watchman Nee no es más que un joven inteligente que ha sobresalido por leer libros en inglés, recopilar el contenido de los mismos y traducirlos al chino”. A veces el menosprecio hiere más que las críticas. En aquel tiempo, Hebreos 13:13 era un pasaje vívido que se podía aplicar a Watchman Nee y también a otros: “Salgamos, pues, a El, fuera del campamento, llevando Su vituperio”. Watchman Nee y los que lo acompañaban seguían al pie de la letra esta amonestación de llevar el vituperio de Cristo por salir del campamento del cristianismo organizado. De hecho, dicho vituperio era la experiencia de la cruz.
Además del menosprecio, las denominaciones lo criticaron severamente. Aunque menospreciaban a Watchman Nee, era evidente que él estaba obteniendo resultados; así que, empezaron a criticarlo públicamente. En su periódico El cristiano, publicado de 1925 a 1927, él sacó a la luz con definida claridad el error de las denominaciones, pues se habían alejado de las verdades bíblicas puras. No les quedaba otra cosa que criticarlo. Por consiguiente, publicaron muchos escritos criticando su ministerio.
Después de la crítica vino la oposición. El ministerio de Watchman Nee para el pueblo de Dios exasperó a las denominaciones, y se levantaron en contra de él. Se oponían a él en secreto y también públicamente. Algunos predicadores se opusieron a él desde el púlpito, e instaban públicamente a sus congregaciones a que se le opusieran.
Los extractos siguientes provienen de cartas que él publicó en El testimonio actual y revelan su actitud frente a la oposición. En el número doce, publicado en diciembre de 1929, él escribió:
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Queridos hermanos, la venida del Señor es inminente; por lo tanto, debemos ser fieles. En los días venideros muy posiblemente sufriremos más malentendidos y la oposición aumentará, pero como para ello estamos destinados, debemos permanecer fieles ... Hermanos, sigan recordándome en sus oraciones para que en todas mis aflicciones pueda seguir adelante, llevando fielmente un buen testimonio para el Señor.
Unos kilómetros más, amados; Y nuestros pies dejarán de doler; No más pecado, no más tristeza; Tened paz, Jesús ya pasó por aquí; Yo lo oigo susurrar tiernamente: “No desmayes, no temas, sigue adelante; Pues puede suceder mañana; Y el largo viaje acabará”.
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En el número veintiséis publicado para julio y agosto de 1932, él escribió:
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Este número se completó en medio de mucho sufrimiento. Sé que Satanás y sus espíritus malignos están muy ocupados, porque el mensaje de El testimonio actual es una amenaza para ellos. Por consiguiente, el mensaje y también el que lo predica son objeto de sus ataques. Por esta razón, pido a todos los hermanos en el Señor que me sustenten con sus oraciones.
Las numerosas tentaciones, la opresión maligna, los malos entendidos y las dificultades que vienen pueden debilitar físicamente hasta al más fuerte, y mucho más a alguien como yo, cuyo tabernáculo terrenal es sacudido con tanta frecuencia. Resulta difícil ser un mártir, pero también es difícil ser un apóstata. Es difícil ser fiel, pero aún más difícil perder la castidad. Es difícil restringir nuestra lengua, pero justificarnos tampoco nos trae gozo. Tener mala fama nos aflige, pero tener un buen nombre no necesariamente trae alegría. Sólo nos preocupamos por laborar fielmente, por mantener el primer amor y conservar la pureza, mientras esperamos la venida del Señor. ¿No dijo el Señor desde el principio que debemos llevar la cruz y pasar por sufrimientos en este mundo?
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A continuación podemos leer un pasaje del número veintinueve, publicado para enero y febrero de 1933:
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Ciertamente estamos pasando por un período de tentaciones; todo está confuso, frío y arduo. Verdaderamente es difícil en la actualidad que los creyentes se mantengan firmes. ¿Acaso no estamos conscientes de esto desde el principio? ¿Qué más podemos decir?
Andamos en soledad y turbación; debemos deponer nuestras armas o ser arrebatados. Oh Señor, ¿cuál de estas alternativas escogerás Tú para nosotros?
Este es el primer número de este año. No podemos decir que haya más esperanza, más ánimo ni más interés que el año pasado. Por el contrario, afrontaremos mayores dificultades, pero debemos seguir avanzando como siempre.
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La oposición no solamente venía de los cristianos chinos, sino también de los misioneros extranjeros. Casi todos ellos se oponían a Watchman Nee por ser un testimonio en contra de lo que ellos defendían. Se resintieron mucho por el ministerio de Watchman Nee, debido a que habían dejado sus patrias, sus casas y sus carreras para ir a un país pagano y ayudar a la gente a ser salva y a edificar sus misiones. En medio de esta situación, este joven chino que nunca había salido de China, empieza a publicar argumentos que atacaban el fundamento mismo de la obra de ellos y de las denominaciones que habían establecido. El enseñaba que no es bíblico establecer una denominación, pero sí lo es tener una sola iglesia en la localidad. El expresaba la gratitud que tenía para con los misioneros por haber difundido el evangelio en China, pero rechazaba enérgicamente las denominaciones y las misiones que habían fundado porque fomentaban la división. El dijo que todos los nombres o denominaciones, como por ejemplo, presbiterianos, bautistas, metodistas, anglicanos, etcétera, deben ser abandonados. Publicó este mensaje y lo distribuyó por toda China. Estaba plenamente convencido de que su visión era bíblica, y sufrió mucho por mantenerla.
En 1939 estuvo en la convención de Keswick, donde elevó una oración que impresionó profundamente a los asistentes. El encargado de esa convención, quien también era el director de la Misión al Interior de China, habló con el hermano Nee, quien aprovechó la oportunidad, pues juzgó que había llegado el momento de hablar directamente con el líder de una de las mayores misiones establecidas en China. En el curso de la conversación, el presidente de dicha misión estuvo de acuerdo con el hermano Nee y le dijo que su comisión era exactamente la misma que tenía Hudson Taylor, el fundador de dicha misión, y que sus misioneros en China estaban equivocados al oponerse a él. Más adelante, este hermano fue a China y convocó en Shanghai a los misioneros de su misión y les dijo que se habían equivocado al oponerse a la obra de Watchman Nee. Les dijo que lo que estaba haciendo Watchman Nee era exactamente lo que ellos debían hacer y les aconsejó que dejaran de oponérsele. Pero después de que él regresó a Londres, los misioneros continuaron su oposición.
Las denominaciones se opusieron al hermano Nee; lo atacaron e hicieron todo lo posible por destruir su ministerio. Por ejemplo, cuando la tía de la esposa de Watchman Nee se opuso a su boda con Watchman, algunos cristianos de las denominaciones colaboraron con ella para atacarlo e hicieron todo lo que estuvo a su alcance para perjudicar su ministerio. Lo aborrecieron y lanzaron una gran campaña en su contra.
Uno de los métodos usados por los opositores para atacar a Watchman Nee fue esparcir rumores. Esta es la “mala fama” mencionada por Pablo en 2 Corintios 6:8 y es el ataque más sutil y perjudicial. Un rumor no es más que una mentira. Algunos opositores le daban mala fama a Watchman al propagar rumores e informes falsos. Cuando Watchman era soltero y vivía en Shanghai, su madre vino a visitarlo por algunos días. Algunos esparcieron el rumor de que él estaba viviendo con una mujer. ¡Cuán perversa fue esta acción!
En 1934 el ministerio de Watchman Nee fue rechazado públicamente por las denominaciones. El les ofreció su ministerio, pero ellos le respondieron con desprecio, críticas, oposición, ataques y rumores. ¡El fue totalmente rechazado!
Cuando el Señor estaba sobre la tierra, los judíos también lo menospreciaron, lo criticaron, se opusieron a él, lo atacaron y diseminaron rumores en contra de El. Lo mismo sucedió con los apóstoles. Estas son las armas básicas que Satanás usa en contra de la economía de Dios y con ellas atacó a Watchman Nee.
Watchman Nee no fue entendido ni interpretado correctamente. Cuando él oyó lo que ellos decían respondió: “Yo también condenaría al Watchman Nee que ellos describen”. A menudo fue presentado con una cortina de informes erróneos asociadas con desconfianza por parte de quienes no entendían lo que estaba pasando. Por esta razón, quienes así lo describían daban una impresión completamente equivocada de él, lo cual también le trajo sufrimiento.
Los hermanos y las hermanas fueron otra fuente de sufrimientos para el hermano Nee. Estas heridas le dolían mucho más que las que le infligían las denominaciones. Los sufrimientos que recibió a manos de las denominaciones venían de afuera, mientras que las aflicciones causadas por los hermanos y las hermanas venían de dentro. Los sufrimientos originados desde su círculo cercano lo hirieron más profundamente que los demás factores.
En 1922, dos años después de iniciarse la vida de iglesia en la ciudad natal de Watchman Nee, él fue excomulgado por sus colaboradores. La razón fue que él defendía la verdad del recobro del Señor y se oponía a que el principal líder de esa iglesia fuese ordenado por un misionero de una denominación. Juzgaron que su disensión era demasiado pronunciada y lo excomulgaron. La excomunión es un asunto muy grave, y en este caso fue pronunciada mientras él se encontraba en un viaje ministerial. La mayoría de los creyentes de la iglesia se opusieron a esta acción, pero el Señor no le permitió al hermano Nee justificarse. Esto fue un gran sufrimiento para su hombre natural.
En los días en que Watchman Nee se dedicó a la obra, se mantuvo en comunión con una hermana de edad, quien amaba al Señor, le buscaba y había recibido bastantes dones del Señor. Ella se había ganado el respecto de los creyentes de varias localidades, por lo cual viajaba y predicaba, pero más adelante empezó a manifestar un continuo desacuerdo con lo que compartía Watchman Nee. En enero de 1934, mientras él conducía la tercera conferencia sobre los vencedores en Shanghai, esta hermana asistía a las reuniones y mientras Watchman hablaba, ella sacudía la cabeza mostrando desaprobación. Esto le causaba mucho dolor, pero éste no fue el único caso, ya que en el transcurso de los años, en la obra y en las iglesias, a menudo se presentaba esta clase de disensión.
Entre los que trabajaban con Watchman Nee y compartían con él la responsabilidad en la vida de iglesia, nadie podía compararse con él en madurez y competencia; los demás eran inmaduros e incompetentes. Hace cincuenta años en China, Watchman era único y extraordinario en su conocimiento de las cosas espirituales. El había avanzado más que los demás y vio muchas cosas que no veían los demás, cuya inmadurez e incompetencia le traían bastante aflicción.
La obstinación de los hermanos también le causó sufrimientos. Un día un joven muy culto vino a una reunión de la iglesia en Shanghai y fue salvo. Este deseaba ir a Estados Unidos para terminar sus estudios, pero quería ser bautizado antes de irse.
Watchman Nee tuvo un sentir definido acerca de él y aceptó que fuese bautizado. Pero un colaborador de edad avanzada no estuvo de acuerdo y aducía el hecho de que el joven era demasiado nuevo. Solamente había asistido a las reuniones una o dos veces, y estaba a punto de irse a Estados Unidos; así que, según él, esa persona no debía ser bautizada. Ese anciano se basaba en la propia enseñanza de Watchman, según la cual en la vida de la iglesia no se debía hacer nada sin presentarlo en comunión a los demás hermanos, y la decisión de esta comunión era que ese hermano no debía ser bautizado. Se aferró a esa doctrina y la usó para impedir que el joven fuera bautizado. Su preocupación era que tal vez ese joven no era salvo. Watchman le dijo que si se equivocaban en bautizar al joven, él asumiría toda la responsabilidad ante el Señor. Aún así, el colaborador mantuvo su postura.
En 1933 Watchman empezó a percibir la enorme pérdida que causaba impedir que las hermanas oraran en las reuniones de oración de la iglesia. El estaba convencido de que era válido y necesario que las hermanas orasen en las reuniones. Pero los que estaban en el liderazgo de la iglesia en ese entonces, se obstinaron en mantener la tradición, lo cual también afligió al hermano Nee.
El hermano Nee también sufrió porque los hermanos ambicionaban posiciones. Entre los primeros tres hermanos que estuvieron en la iglesia en Shanghai desde el principio, uno tenía la ambición de ser el líder. Su ambición causó muchos trastornos. En 1948, después de haber estado veinte años en la iglesia, se marchó. Inició una reunión en su casa con un predicador viajero. Más adelante, ese predicador escribió un artículo en contra de Watchman Nee, lo cual también le causó mucho dolor.
Este fue solamente uno de los muchos casos. Un gran número de predicadores chinos pasaron por la vida de iglesia en los cincuenta años pasados. Venían a las reuniones con el anhelo de escalar posiciones. Pero Watchman siempre dejaba en claro que la iglesia no era una organización y que no había ninguna posición disponible. Cuando le preguntaban acerca de las posiciones, él decía: “¿Quién puede asignar posiciones aquí? No hay ninguna, porque la iglesia es un organismo”. Algunos vinieron y se reunieron con la iglesia durante un tiempo, esperando recibir algún puesto en la obra. No obstante, cuando descubrieron finalmente que no podían obtener lo que buscaban, se marcharon y se opusieron a él.
La rebelión de los hermanos y hermanas fue otra causa de sufrimientos para Watchman Nee. El viajó a una localidad donde un colaborador había cometido inmoralidad, para excomulgar a éste. Dicho colaborador no se sometió, sino que se rebeló y atacó al hermano Nee. Durante la segunda guerra mundial, después de que los japoneses ocuparon Shanghai, ese colaborador mandó una carta a Watchman, cuyo contenido era tan peligroso que si hubiese sido leído por la censura japonesa, habría puesto al hermano Nee en muchos aprietos. ¡Qué ataque tan maligno!
En el transcurso de los años, muchos se rebelaron y lo atacaron. El peor ataque, que se suscitó en 1942 y en el que participaron los santos de Shanghai, giraba en torno a la empresa que estableció. La mayoría de los hermanos y hermanas, aun los colaboradores y ancianos, se levantaron en contra de él y lo atacaron. Ese fue el peor factor de aflicción para él, y eso lo obligó a detener su ministerio durante seis años. Ese fue un sufrimiento intenso y duró mucho tiempo.
No obstante, todos esos sufrimientos le enseñaban lecciones y no sólo le ayudaron a confiar en el Señor, sino que también contribuyeron a poner fin a su carne, su yo, su alma y su vida natural. Hasta donde lo conocí personalmente, puedo decir que la experiencia final que él aprendió por medio de sus sufrimientos, cuando su ministerio fue suspendido durante seis años, fue el quebrantamiento de su hombre exterior. El no comunicaba enseñanzas ni doctrinas, sino que sus mensajes iban cargados de la realidad que él había adquirido por todos esos padecimientos. La experiencia que él obtuvo por medio de los sufrimientos sirvió para ayudarnos a todos nosotros y se convirtió en una rica herencia para todas las iglesias en el recobro del Señor. El obtuvo esta rica herencia pasando por todo lo que pasó.
Sus sufrimientos también le ayudaron a recibir revelaciones del Señor. A menudo él recibía una revelación específica por medio de una aflicción específica. Muchas veces sus sufrimientos se convirtieron en la revelación. El Espíritu Santo lo purificaba, lo quebrantaba, lo molía y transformaba su constitución interior con la vida divina, valiéndose de los padecimientos, ya que por medio de ellos, él fue equipado y estaba en la posición de recibir revelación de parte del Señor.
Watchman Nee fue arrestado en marzo de 1952, y luego juzgado y en 1956, sin que se le probara nada ilícito, fue sentenciado a quince años de cárcel. Murió todavía en la cárcel el 30 de mayo de 1972. No sabemos lo que él experimentó del Señor durante ese largo encierro. Las siguientes ocho cartas fueron escritas de su puño y letra al final de su encarcelamiento, y son el único medio que tenemos para entender algo de los padecimientos, sentimientos y expectativas que experimentó durante su encarcelamiento.
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22 de abril de 1972
Hermana mayor Pin-cheng:
Recibí tu carta del 7 de abril, y me di cuenta de que no has recibido la mía, en la cual te informaba que recibí todo lo que me mandaste. Recibí todo lo que mencionas en tu carta. Te estoy muy agradecido.
Sabes que mi problema de salud es crónico. Cuando se agudiza, sufro mucho, pero aun cuando está pasivo, todavía duele. Aunque a veces está activo y a veces no, de todos modos la dolencia está ahí. Ya viene el verano, y aunque adquiriré algo de color por estar al sol más tiempo, esto no erradica la enfermedad. Con todo y eso, mantengo mi gozo; así que, no te preocupes. También espero que te ocupes de tu salud y estés llena de alegría en tu corazón.
Que estés bien.
Shu-tsu
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Watchman escribió esta carta a su cuñada, la hermana mayor de su esposa y a quien él llama en su carta “hermana mayor”.
Esta hermana vivía en Pekín y estuvo lejos de la esposa de Watchman Nee durante veinte años. En 1971, durante la visita que ella hizo a la esposa de Watchman Nee, ésta se cayó de un taburete y se fracturó dos costillas. Esta caída le afectó la presión arterial, de la cual ella padecía, y más adelante le causó la muerte. Debido a esta gran pérdida, la hermana mayor sintió que era necesario quedarse en Shanghai, cuidar a Watchman y mandarle lo que él necesitaba. A esto alude él en la carta.
También es claro que todavía sufría la misma enfermedad a lo cual alude cuando dice: “Sabes que mi problema de salud es crónico. Cuando se agudiza, sufro mucho, pero aun cuando está pasivo, todavía duele”, y cuando añade: “... estar al sol más tiempo, esto no erradica la enfermedad”.
“Con todo y eso, mantengo mi gozo” indica que él practicaba lo dicho por el apóstol Pablo en Filipenses 4:4, que dice: “Estad siempre gozosos”. “Espero que ... estés llena de alegría en tu corazón” indica que él no sólo se regocijaba en el Señor mismo, sino que también alentaba a su cuñada a estar llena de gozo en el Señor. Ambas expresiones nos muestran que mientras él sufría en la cárcel, confiaba en el Señor y tenía comunión con El. Era como el apóstol, quien se regocijaba en el Señor mientras sufría prisiones y alentaba a sus lectores a regocijarse en el Señor (Fil. 2:17-18). En su carta no cita ningún versículo, lo cual indica que no tenía libertad para hacerlo. Esta carta fue escrita el 22 de abril de 1972, treinta y ocho días antes de fallecer. El firmó esta carta con el nombre Shu-tsu, que era como lo llamaban sus parientes cercanos.
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6 de mayo del 1972
Hermana mayor Pin-cheng:
Mañana se cumplirán seis meses de la muerte de la hermana Hwei, en los cuales ha habido muchísimos cambios. Al recordar el pasado, y al observar y palpar detenidamente los artículos que ella dejó, no puedo evitar lamentarme y afligir a mi corazón. Durante más de veinte años, no pude cuidarla en lo más mínimo. Esto es algo que lamentaré el resto de mi vida; ya que le debo tanto y le causé tantas dificultades. Mi enfermedad es crónica y mis recaídas, frecuentes. En cuanto a mi diario vivir, intento simplificar las cosas lo más que pueda, para no ser molestia a los demás. En mi enfermedad, echo mucho de menos a mis familiares y anhelaría estar con ellos, pero me someto a las circunstancias dispuestas para mí. En estos últimos de diez días no he podido evitar un sentimiento de dolor profundo por la ausencia de la hermana Hwei.
¿Cómo estás de salud? Siempre te tengo presente en mis pensamientos. Como persona mayor, deberías cuidarte más. ¿Sigues planeando venir al sur? No sé que decirte; sólo que estés bien.
Shu-tsu
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En esta carta, “la hermana Hwei" se refiere a Caridad, la esposa de Watchman, cuyo nombre chino era Pin-hwei.
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16 de mayo de 1972
Hermana mayor Pin-cheng:
Recibí las dos cartas, una del 6 desde Pekín y la otra del 11, que enviaste desde Shanghai. Esta vez, cuando vengas, espero que puedas quedarte más tiempo y descansar más. Por causa de mi enfermedad, quisiera tener más contacto con mi familia. Aquí las montañas son hermosas y el agua clara. Este lugar tiene algo especial: los niños son particularmente hermosos, más que los que vi en Shanghai. Espero que puedas descansar aquí.
Las cenizas de la hermana Hwei constituyen realmente un problema. Hablaremos de eso cuando vengas.
No tengo muchas necesidades. Sólo tráeme una lámpara eléctrica.
Deseo que estés bien.
Shu-tsu
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22 de mayo de 1972
Hermana mayor Pin-cheng:
He hablado con el supervisor acerca de mi partida de esta granja. El me dijo: “Usted no puede ir a Pekín ni a Shanghai; sólo puede ir a una ciudad pequeña o una aldea. Cuando lleguen los papeles de verificación, las autoridades tomarán la decisión del caso, según los reglamentos vigentes. No tiene caso que hable conmigo de eso”.
Así que, hazme el favor de comunicarte con alguno de mis familiares que me pueda encargarse de mí. Le puedes explicar que yo me responsabilizaré de mis necesidades. Espero que puedan recibirme y que soliciten en la administración comunal un certificado donde atestigüen que yo puedo quedarme en casa de ellos y que me aceptan.
Espero que puedas encontrar alguno de mis parientes. Tal vez Ma Hsing-tao esté dispuesto a hacer esto. Por favor, coméntale este asunto a él, o a algún otro de mis familiares.
El sábado por la noche tuve otra recaída. Por unas horas, mi corazón temblaba. Más tarde, tomé Diacina y pude estabilizarme. El domingo dormí todo el día. Por causa de mi enfermedad, anhelo regresar con mis parientes y estar con ellos, como una hoja que cae y regresa a sus raíces. Perdí todo contacto con ellos hace más de veinte años. Por eso, te pido que me ayudes.
Cuando vengas, trae una medida de carne molida Tai-Chang y un poco de carne seca. Debido a mi angina de pecho, el médico me dijo que no comiera yema de huevo ni grasas ni vísceras, para que no empeore la enfermedad. Por lo tanto, sólo puedo comer algo de carne sin grasa. Si no como nada, no tendré suficientes aminoácidos ni proteínas. Todo esto es un problema.
Deseo que te encuentres bien.
Shu-tsu
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En esta carta, Watchman Nee se refiere varias veces a su enfermedad. Diacina es la marca comercial de Niacina, un ácido nicotínico. El padecía de angina de pecho, una enfermedad crónica que causa un intenso dolor en el pecho debido a la falta de flujo sanguíneo en el músculo cardíaco.
Ma Hsing-tao es un sobrino político, el esposo de su sobrina, la cual era hija de su primo. Durante el tiempo que estuvo encarcelado, este sobrino y su esposa cuidaron a la señora Nee, quien era delicada de salud. El y su esposa eran hermanos en el Señor. Cuando murió la esposa de dicho sobrino, éste se encontró solo para cuidar a la señora Nee.
El mismo día en que Watchman escribió la carta anterior, escribió a otro pariente (véase la quinta carta).
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22 de mayo de 1972
Sobrino Hsing-tao:
Creo que mientras tu tía vivía, ella te habló de mi situación.
Sabes que mi hermana mayor suple mis necesidades; por lo tanto, éstas no serán un problema. Ya estoy avanzado en edad y estoy enfermo, anhelando estar con mis parientes. Así como una hoja que cae y vuelve a sus raíces, busco un lugar donde descansar. Espero sinceramente que tomes la responsabilidad y te encargues de este asunto. En todo aspecto dependo de ti.
Debido a la muerte de tu tía hace seis meses y medio, me duelen los cinco órganos internos, y me es difícil sobrevivir. Espero que hagas todo lo necesario por enviar aquí el certificado requerido. Cuando tu tía estaba viva, a menudo mencionaba a Hwei-yi y sus hijos. Me pregunto como están los niños ahora. Les echo de menos.
Me enteré de que si voy a Chekiang tendré problema con los cupones de comida, pero ya que yo consumo muy poco, podremos hallar una solución; así que no te preocupes por eso.
Durante más de veinte años no nos hemos escrito; pero pienso en ti con frecuencia.
Espero que estés bien.
Shu-tsu
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Watchman dirigió esta carta a su sobrino político. Cuando le habla de “tu tía” se refiere a su difunta esposa. El contexto de la carta indica que ella posiblemente le habló de la situación de Watchman Nee y de lo que harían cuando él saliera de la cárcel. “Mi hermana mayor” se refiere a su hermana en la carne, la señora Chen, quien vivía en Hong Kong. Durante su encarcelamiento, ella mandaba ayuda económica a Shanghai para Watchman Nee y su esposa. Por esta razón, él le dice que su sustento no sería un problema.
“Anhelando estar con mis parientes” indica que él contaba con que saldría de la cárcel y viviría con su sobrino político. En aquel tiempo él se consideraba “una hoja que cae y vuelve a sus raíces”, y buscaba un lugar donde descansar los años que le quedaban. “Te encargues de esto” indica que le había pedido a su sobrino político que preparara un lugar de descanso para él. “En todo aspecto” significa que dependía de ese pariente.
“Debido a la muerte de tu tía hace seis meses y medio, me duelen los cinco órganos internos, y me es difícil sobrevivir”. Esto describe la profunda tristeza que le embargaba por la muerte de su esposa y todo lo que sufría por causa de ello.
“Espero que hagas todo lo necesario por enviar aquí el certificado requerido” posiblemente indique que Watchman deseaba que su pariente le mandara un papel en el que atestiguara su relación para que le permitiesen salir de la cárcel.
Al hablar de ir a Chekiang da a entender que la casa de este pariente estaba en ese lugar, y que allí Watchman intentaba ir y descansar los años que le quedaban de vida.
“Tendré problema con los cupones de comida” indica que posiblemente no podría comprar alimentos en Chekiang, puesto que allí sería forastero.
Esta carta, con fecha del 22 de mayo de 1972, fue escrita ocho días antes de su fallecimiento.
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25 de mayo de 1972
Hermana mayor Pin-cheng:
Mañana me trasladarán de Feng-shu-ling a la granja de Shan-shia-pu. Así que cuando vengas, no compres tu billete para Feng-shu-linh, sino para Shan-shia-pu, que está un poco más lejos, y es la siguiente estación. Te mandé una carta antes de ésta. No sé si la recibiste. Espero verte pronto.
Que estés bien.
Shu-tsu
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Esta carta dirigida a su cuñada muestra que el 26 de mayo, lo iban a trasladar de la plantación de Feng-shu-ling a otra, en Shan-shia-pu, ubicada aún más lejos de Shanghai.
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26 de mayo de 1972
Hsing-tao:
Mientras estaba en Feng-shu-ling te escribí una carta, con la esperanza de que pudieras conseguir un certificado de la administración comunal para mí, en el que expreses claramente el deseo de recibirme y de sostenerme (aunque ya sabes que mi hermana mayor se encarga de mis necesidades cotidianas). Tu actitud debe ser firme y clara.
[serie de guiones que marcó Watchman Nee aquí]
Hoy fui trasladado de Feng-shu-ling al grupo de convalecencia en Pai-yun-shan. Espero que hagas lo posible por hacer lo que te dije y por enviarme respuesta. El certificado debe enviarse directamente al grupo No. 14, hacienda Pai-yun-shan. El saludo debe dirigirse de la administración comunal local a la hacienda Pai-mao-ling, condado de Kwang-te, provincia de Anhwei. Pero en el sobre debes escribir Grupo No. 14, hacienda Pai-yun-shan, condado de Kwang-te, provincia de Anhwei.
Espero con anhelo volver a casa de mis parientes. Por favor haz el esfuerzo.
Deseo que te encuentres bien,
Shu-tsu
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Esta es la segunda carta que Watchman Nee escribió al mismo sobrino político, el 26 de marzo de 1972, sólo cuatro días antes de su muerte.
“Mientras estaba en Feng-shu-ling te escribí una carta” indica que la carta anterior fue escrita en dicha hacienda.
La hacienda Pai-yun-shan, condado de Kwang-te, provincia de Anhwei es tal vez el lugar donde Watchman Nee murió. La granja Pai-yun-shan es probablemente la misma que Shan-shia-pu mencionada en la sexta carta.
“Espero con anhelo volver a casa de mis parientes” muestra cuánto deseaba salir de la cárcel y volver a ver a su familia; no obstante, él murió cuatro días más tarde.
En las cartas adjuntas no se menciona a Dios ni el nombre del Señor. Esto indica que quizá no le era permitido hacerlo.
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30 de mayo de 1972
Hermana mayor Pin-cheng:
Me han trasladado al Grupo No. 14 de Shan-shia-pu. Se encuentra a unos siete kilómetros de la estación y está separada de ésta por una montaña. Te resultaría muy difícil venir. No es necesario que vengas.
En mi enfermedad sigo con gozo en mi corazón. Por favor, no te preocupes. Sigo haciendo todo lo posible por no quejarme de mi enfermedad.
Las cenizas de Pin-hwei quedarán a tu cuidado. Pongo en ti toda mi confianza y te autorizo para todo lo que decidas hacer.
Esta carta es breve, pero mis sentimientos son muy profundos. Sólo deseo que te encuentres bien.
Shu-tsu
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Esta fue la última carta de Watchman Nee. Muestra que la plantación donde murió estaba bastante alejada, a unos siete kilómetros de la estación, y separada de ésta por una montaña. El hecho de que él había cambiado de opinión y no insistió en que su cuñada lo visitara y el hecho de que dejó las cenizas de su esposa al cuidado de su cuñada, parecen indicar que sentía que su muerte era inminente. Ese mismo día falleció.
Es imposible determinar la causa de la muerte de Watchman Nee. Pero sabemos que cuando sucedió no se estaba con él ningún pariente ni hermano ni hermana. Desde la perspectiva humana, ésta fue una muerte vil y humillante. No hubo notificación legal de su muerte ni tuvo un sepelio. Fue incinerado el 1 de junio de 1972. La hermana mayor de su difunta esposa fue la única a quien informaron de su muerte y de su incineración el 1 de junio de 1972. Ella reclamó las cenizas y las dio al sobrino político de Watchman, el cual las sepultó con las de la señora Nee en su ciudad natal de Kwanchao, en el condado de Haining, provincia de Chekiang.
A continuación incluimos el relato de la sobrina nieta del hermano Nee, la cual acompañó a la hermana mayor de la esposa de Watchman Nee cuando reclamaron sus cenizas:
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En junio de 1972 nos llegó la noticia de la plantación de trabajo de que mi tío abuelo había fallecido. La mayor de mis tías abuelas y yo fuimos rápidamente a aquella finca de trabajo. Pero cuando llegamos allí, nos enteramos de que él ya había sido incinerado. Sólo pudimos ver sus cenizas... Antes de su partida, dejó un pedazo de papel debajo de su almohada, con varios renglones de letras grandes, escritas con una mano temblorosa. El quiso dar testimonio de la verdad que permaneció en él hasta su muerte, y que guardó en la experiencia de toda una vida. Esta verdad es: “Cristo es el Hijo de Dios, quien murió para redimir a los pecadores y resucitó después de tres días. Esta es la verdad más grande del universo. Muero por mi fe en Cristo. Watchman Nee”. Cuando el oficial de la hacienda de trabajo nos mostró este papel, le pedí al Señor que me permitiera aprenderlo de memoria...
Mi tío abuelo ha fallecido. El permaneció fiel hasta la muerte. Con una corona teñida en sangre, él se fue para estar con el Señor. Aunque Dios no le concedió su último deseo, que era salir de la cárcel para unirse con su esposa, le preparó algo aún mejor: se reunieron ante el Señor.
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Así llegó a su fin la existencia de Watchman Nee en la tierra. En mayo de 1989, después de diecisiete años, sus cenizas y las de su esposa fueron trasladadas por sus dos sobrinos de Chekiang a un cementerio público en Shiangshan en la ciudad de Suchow, provincia de Kiangsu. Así, ambos fueron sepultados en “El cementerio cristiano” al lado del hermano de Watchman Nee, Hwai-tsu y la esposa de éste.
Watchman Nee fue un varón de dolores. El sufrió como seguidor del Cordero. Ahora, como fruto de sus sufrimientos, tenemos una rica herencia en el recobro del Señor. Las dos estrofas siguientes son la conclusión del himno 635 [del himnario en inglés], sobre lo que padece la vid. Estas palabras, que él me ayudó a adaptar en las estrofas de cántico en Hong Kong en 1950, resumen toda su vida:
Nuestra vida no se mide por las riquezas, Sino por lo que hayamos perdido No es la cantidad de vino que bebimos Sino cuánto hayamos derramado. Pues la fuerza del amor permanece para siempre En el sacrificio que sobrellevamos; Quien más sufrimiento experimenta Más tiene para compartir.
El que se disciplina severamente Es a quien Dios puede conquistar; Aquel que más lastimado es, Más puede consolar a los demás. Aquel que nunca sufrió Es un metal vacío que retiñe; Aquel que no preserva su propia vida Tiene un gozo que lo supera todo.
Watchman Nee estaba consciente de que la vida no se mide por los bienes que uno haya acumulado, sino por lo que uno haya perdido y que quien más ha sufrido tiene más que compartir con los demás. Por esta razón, él nunca se cuidó a sí mismo, sino que llevó la cruz y la comunión de los padecimientos de Cristo, siendo conformado a Su muerte, para expresarle a fin de que otros fuesen nutridos y enriquecidos por El.