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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Filipenses»
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Mensaje 48

SOMOS SALVOS DIARIAMENTE POR LA ABUNDANTE SUMINISTRACION DEL ESPIRITU DE JESUCRISTO Y POR LA OPERACION INTERIOR DEL DIOS QUE MORA EN NOSOTROS

  Lectura bíblica: Fil. 1:19-21; 2:12-16

  Aunque el libro de Filipenses es relativamente corto, ciertamente es muy profundo y está lleno de riquezas. Ningún otro libro del Nuevo Testamento revela la salvación de una manera tan práctica y aplicable como este libro. El primer capítulo de Mateo revela que Cristo se hizo un hombre, y que fue llamado Jesús y Emanuel. Jesús significa “Jehová el Salvador”, y Emanuel significa “Dios con nosotros”. Después de ser salvo, llegué a apreciar mucho estos nombres, pero no sabía lo que significaban en relación con nuestra experiencia. Un día, el Señor me condujo a la realidad del libro de Filipenses, el cual revela los detalles de una salvación que podemos experimentar de manera práctica, subjetiva y constante. De hecho, Filipenses presenta la salvación de una manera más práctica y experimental que la epístola de Romanos. Romanos habla de la salvación de una manera doctrinal, mientras que Filipenses lo hace desde la perspectiva de nuestra experiencia.

NECESITAMOS SER SALVOS CONSTANTEMENTE EN NUESTRA VIDA FAMILIAR Y EN NUESTRA VIDA DE IGLESIA

  La salvación que Dios nos brinda en Cristo no solamente es eterna, sino también constante y práctica. En cierto sentido, la salvación eterna está un poco lejana a nosotros. Así que, necesitamos también de una salvación que podamos aplicar a nuestras situaciones cotidianas, especialmente a nuestra vida matrimonial y a nuestra vida familiar. Podemos comparar nuestra vida familiar con una prisión, en la que nuestro cónyuge es el carcelero, y nuestros hijos, los guardias. En tal situación necesitamos ser salvos constantemente, de una manera práctica y verdadera. Filipenses revela una salvación que podemos disfrutar y experimentar diariamente en la “prisión” de la vida familiar.

  La salvación no sólo debe ser práctica en nuestra vida familiar, sino también en la vida de iglesia. La iglesia está constituida de muchos santos de diversas nacionalidades, los cuales poseen toda clase de temperamentos y personalidades. Por consiguiente, si queremos permanecer juntos en la vida de iglesia, requerimos de una salvación presente y práctica. Esto es imprescindible si deseamos experimentar la iglesia no sólo a nivel local, sino también a nivel universal, como el nuevo hombre. En resumen, requerimos de una salvación que podamos aplicar en nuestra vida familiar, en nuestra vida de iglesia, y en la vida que llevamos en el nuevo hombre.

  Supongamos que usted va a visitar iglesias en distintas partes del mundo. Al relacionarse con hermanos de diferentes culturas, nacionalidades y personalidades, descubrirá cuánto necesitamos experimentar la salvación práctica en la vida de iglesia. Si hemos de practicar la vida de iglesia con todos los distintos hermanos y hermanas que se reúnen en unidad, es necesario experimentar la salvación práctica que se revela en la epístola de Filipenses.

  Filipenses 1:19 dice: “Porque sé que ... esto resultará en mi salvación”. Pablo estaba encarcelado en Roma, y por ende, necesitaba de una salvación práctica. Si alguien le hablara de la salvación eterna, seguramente él respondería: “Hermano, no me hable de algo ajeno a mi situación actual. Soy un prisionero en cadenas, y necesito de una salvación que pueda aplicar aquí y ahora mismo”.

SALVOS DE LO TORCIDO Y DESHONESTO

  En Filipenses 2:12-15 Pablo nos anima a llevar a cabo nuestra salvación en cuanto a las murmuraciones, los argumentos, y todo lo que sea reprensible, malicioso, impuro, torcido y perverso. Esto implica que necesitamos ser salvos de todas estas cosas negativas. Si en alguna medida aún somos torcidos, formaremos parte de la generación torcida de hoy, no importa si somos cristianos. Por tanto, si queremos ser salvos de esta generación torcida, debemos ser salvos de toda deshonestidad. Todos necesitamos la salvación revelada en la epístola de Filipenses, una salvación que podamos aplicar a nuestra situación actual.

LOS MEDIOS POR LOS CUALES PODEMOS SER SALVOS DIARIAMENTE

  En este mensaje, veremos que podemos experimentar una salvación diaria y constante, mediante la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo y la operación interior del Dios que mora en nosotros. Para ser salvos de esta manera se requiere de cierto poder. Los medios que Dios ha dispuesto para salvarnos son tan estupendos que no podemos describirlos con palabras humanas. Según la epístola de Filipenses existen dos medios: la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo y la operación interior del Dios que mora en nosotros. Estos dos medios nos pueden salvar cada día e incluso a cada momento.

  Notemos que los medios de nuestra salvación diaria no son la abundante suministración del Espíritu de Dios ni la operación del Dios que nos visita, sino la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo y la operación interna del Dios que mora en nosotros. El Dios que nos salva no es un Dios que nos visita de vez en cuando, sino un Dios que mora en nuestro interior. Por una parte, Pablo podía afirmar que sus circunstancias resultarían en su salvación, gracias a la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo. Por otra, él exhortaba a los santos a llevar a cabo su propia salvación, conforme a la operación interior de Dios. Por lo tanto, la abundante suministración del Espíritu y la operación interior del Dios que mora en nosotros son los dos medios por los cuales somos salvos de una manera práctica día tras día.

NUESTRA UNION ORGANICA CON EL DIOS TRIUNO

  Cuando creímos en Cristo, se produjo una unión orgánica entre nosotros y el Dios Triuno. Fuimos verdaderamente unidos al Dios Triuno, ya que al creer en Cristo, nacimos de Dios, y Dios nació en nosotros. Tal nacimiento divino hizo posible nuestra unión orgánica con Dios. Nacimos de Dios cuando el Dios Triuno entró en nuestro espíritu como el Espíritu que lo es todo, el Espíritu de Jesucristo. Esta transacción ocurrió en el momento en que creímos en el Señor Jesús, aun sin haber estado conscientes de ello. Una vez que el Espíritu entra en nuestro espíritu, permanece allí con Su abundante suministración.

EL CONTENIDO DE LA ABUNDANTE SUMINISTRACION

Divinidad

  Ahora debemos ver lo que incluye la abundante suministración del Espíritu. En primer lugar, incluye la persona divina junto con la vida y la naturaleza divinas. Así, la abundante suministración incluye la divinidad, la cual a su vez incluye la vida, la naturaleza, el ser y la persona de Dios. En otras palabras, la abundante suministración es Dios mismo, junto con Su vida, Su naturaleza, Su ser y Su persona.

Humanidad

  La abundante suministración incluye también una humanidad elevada, una humanidad que posee una vida, conducta, naturaleza y persona apropiadas. El Señor Jesús es tanto Dios como hombre. En El se halla el elemento divino y el elemento humano. Por eso, cuando estuvo en la tierra, El vivió como Dios y también como hombre. Todas las experiencias por las que pasó durante los treinta y tres años y medio que estuvo en la tierra, ahora se hallan en el Espíritu que lo es todo. Por consiguiente, la divinidad y la humanidad, junto con el vivir humano del Señor Jesús, hoy están en la abundante suministración del Espíritu que lo es todo.

Crucifixión, resurrección y ascensión

  La muerte que el Señor Jesús sufrió en la cruz fue maravillosa. Esta muerte aniquiló todo lo negativo en el universo. Su muerte puso fin a todas las cosas pecaminosas. Tal muerte maravillosa se encuentra en la abundante suministración del Espíritu, juntamente con la resurrección y la ascensión de Cristo. Por tanto, en la abundante suministración del Espíritu tenemos la divinidad de Cristo, Su humanidad, Su crucifixión, Su resurrección y Su ascensión.

Los atributos divinos y las virtudes humanas

  La abundante suministración del Espíritu incluye también los atributos divinos y las virtudes humanas. Dios es amor y luz, y también es santo y justo. Estos son algunos de Sus atributos. Por otro lado, Cristo, en su condición de hombre, posee todas las virtudes humanas. Tanto los atributos divinos como las virtudes humanas, hoy se encuentran en el Espíritu de Jesucristo.

  La sumisión y el amor que necesitamos cada día también se hallan en la abundante suministración del Espíritu. Aunque la Biblia manda que las esposas se sometan a sus maridos y que los maridos amen a sus esposas, en nosotros no están la sumisión ni el amor verdaderos. En vez de ser sumisos, somos rebeldes; y en lugar de tener un amor apropiado, tenemos un amor desequilibrado y torcido. La sumisión y el amor verdaderos sólo se hallan en la abundante suministración del Espíritu.

  Al disfrutar de la abundante suministración del Espíritu, participamos de sus ingredientes, aun sin estar conscientes de ello. Por ejemplo, podemos amar a los demás sin percatarnos de ello. Del mismo modo, podemos ser sumisos sin siquiera notarlo. Sin embargo, si nos proponemos amar o someternos por nosotros mismos, dicho amor o sumisión no serán sinceros. El amor verdadero y la sumisión genuina son siempre espontáneos, y no algo de lo cual estamos conscientes. Una hermana que verdaderamente se somete a su marido no estará consciente de su sumisión, ya que ésta proviene de la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo.

  En ocasiones las hermanas se someten por su propio esfuerzo, pensado que así serán más espirituales. Pero ésta es solamente una sumisión diplomática. Otras hermanas pueden someterse simplemente con el propósito ser un buen ejemplo para sus hijas. Sin embargo, dicha sumisión también es diplomática, e incluso hipócrita, pues es una simple actuación, y no algo espontáneo. Repito que la verdadera sumisión es espontánea; es el resultado de experimentar la abundante suministración del Espíritu.

  Cuando tratamos de comportarnos apropiadamente sin disfrutar de la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo, somos hipócritas y actuamos de una manera política. Esto es precisamente lo que la religión le enseña a la gente. Debido a la influencia de la religión, tal vez pensamos que debemos comportarnos de cierta manera por el bien de nuestro marido, esposa, hijos, parientes, e incluso por el bien de la iglesia, pero en realidad esta clase de comportamiento es diplomático e hipócrita.

  La fuente de las virtudes verdaderas es la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo. Cuando Pablo se regocijaba en la cárcel romana, él no estaba aparentando estar gozoso. Puesto que él amaba al Dios Triuno, y puesto que estaba completamente abierto a El y se comunicaba con El, el Dios Triuno tenía la libertad de infundir en el apóstol todo lo que El es. Esto hizo que Pablo comprendiera que el Dios Triuno era la fuente de la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo. Debido a este suministro, él podía regocijarse en el Señor, aun en medio de sus prisiones.

  El Espíritu hoy no es simplemente el Espíritu de Dios, el Espíritu de Jehová ni el Espíritu Santo. Después de haber pasado por el proceso de la encarnación, el vivir humano, la crucifixión, la resurrección y la ascensión, El llegó a ser el Espíritu de Jesucristo. En dicho Espíritu se encuentra un suministro viviente, que incluye un sinnúmero de ingredientes divinos, espirituales y celestiales. Era mediante la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo que el entorno de Pablo resultaría en su salvación. Por medio de tal suministración, él era salvo constantemente y de forma oportuna. Por consiguiente, la fuente de su salvación diaria era la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo.

SALVOS DE LAS MURMURACIONES Y LOS ARGUMENTOS

  El primer capítulo de Filipenses afirma que Pablo fue salvo de una situación específica por medio de la abundante suministración del Espíritu. Luego, en el capítulo dos, él explica cómo los creyentes pueden ser salvos de una manera constante, en medio de las situaciones ordinarias de la vida cotidiana. Por ejemplo, Filipenses 2:14 dice: “Haced todo sin murmuraciones y argumentos”. Las murmuraciones y los argumentos son asuntos que se presentan a diario. Tal vez no sintamos odio ni ira todos los días, pero comúnmente argumentamos y murmuramos. En la vida de pareja, las esposas tienden a murmurar y los maridos a argumentar. En cierto sentido, la vida matrimonial es por naturaleza una vida en la que abundan las murmuraciones y los argumentos. Si un hermano permaneciera soltero, tal vez no murmuraría ni discutiría tanto. Sin embargo, en la vida matrimonial se le presentarán muchas oportunidades para murmurar y argumentar. De la misma manera, tal vez una hermana antes de casarse no murmuraba por cosas insignificantes, pero después de casada puede murmurar por la más mínima frustración. También es posible que su marido reaccione discutiendo con ella, y la acuse, tratando de justificarse a sí mismo. Cosas pequeñas como una cama mal tendida, un cepillo fuera de su lugar, una bombilla que se funde o un cuarto sucio, pueden provocar murmuraciones y argumentos. Cuando un marido regresa a casa de su trabajo y encuentra la casa en desorden, tal vez le resulte difícil quedarse callado. Y aun si logra hacerlo, no estará contento. Quejarse o discutir por cosas como éstas, revela que necesitamos de una salvación constante. ¡Oh, cuánto necesitamos ser salvos cada día de las murmuraciones y de los argumentos!

LA OPERACION QUE DIOS REALIZA EN NOSOTROS

  ¿Qué puede salvarnos de las murmuraciones y los argumentos? En Filipenses 2:12-13 Pablo nos exhorta a llevar a cabo nuestra propia salvación, y luego añade: “Porque Dios es el que en vosotros realiza así el querer como el hacer, por Su beneplácito”. Sin embargo, es posible que para nosotros el hecho de que Dios opera en nuestro ser sea una mera doctrina y que cuando afrontamos ciertas situaciones en nuestro hogar nos hallemos por completo en nosotros mismos. Sin embargo, si hemos de experimentar la salvación constante, debemos ver que esta salvación es el mismo Dios que opera en nosotros.

  Durante muchos años no comprendí por qué en 2:13 Pablo menciona a Dios, y no a Cristo ni al Espíritu. Pero ahora puedo ver que él hizo esto para mostrarnos que la salvación constante no es otra cosa que Dios mismo. Sin embargo, existe una diferencia entre el Dios revelado en 2:13 y el Dios revelado en Génesis 1:1. Cuando llegamos a la epístola de Filipenses, Dios ya había pasado por la encarnación, el vivir humano, la crucifixión, la resurrección y la ascensión. Conforme a Isaías 9:6, el niño que nacería sería llamado Dios fuerte. Aquel que nació en un pesebre de Belén y que vivió en la casa de un carpintero en Nazaret era el Dios fuerte. Esto nos permite ver que el Dios viviente experimentó la vida humana. El Dios fuerte vivió como hombre y entre los hombres por más de treinta años. Luego, con el fin de efectuar la redención, fue crucificado, entró en la muerte, dio un paseo por el Hades y después salió en resurrección. Además, nuestro Dios, Jesucristo, ascendió a los cielos donde fue hecho Señor de todos. Ahora, El tiene el señorío, el reinado y la autoridad. Hoy nuestro Dios no es sólo el Creador, el Redentor, el Salvador y el Señor; sino que es el Dios que lo incluye todo. En Filipenses 2:13, la palabra Dios alude a este Dios maravilloso, procesado, quien lo es todo. El Dios que mora en nosotros está operando ahora en nuestro interior. El es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y también es nuestro modelo, la palabra de vida y el Espíritu que lo es todo.

  Este Dios que mora en nosotros no está inactivo; por el contrario, está muy activo y lleno de energía, moviéndose y operando continuamente en nuestro ser. La palabra griega traducida “realiza” en 2:13, significa dar energía. El Dios que mora en nosotros nos da energía desde nuestro interior, con el fin de ser la fuente, el poder, la fuerza y la energía de nuestra salvación constante.

  Ser salvos de las murmuraciones y de los argumentos no es algo insignificante, pues aparte del Dios que mora y opera en nosotros, no podemos ser salvos de estas cosas. Además de estos dos problemas, también necesitamos ser salvos de la deshonestidad y la perversión. En cierto modo, todos somos torcidos y perversos. La palabra perverso significa deforme. No es fácil ser salvos de estas cosas de una manera práctica.

SER SALVOS DE LOS PECADOS COMUNES

  En Filipenses 2 Pablo se refiere a las murmuraciones y los argumentos, y a todo lo que es reprensible, malicioso, impuro, torcido, perverso y oscuro. En contraste con esto, Romanos 1 habla de pecados más graves, tales como la idolatría, la fornicación y el homicidio. Es relativamente fácil ser salvos de los pecados graves, pero es muy difícil ser salvos de las murmuraciones, argumentos, falta de honradez y perversión. Puede ser que ya no cometamos pecados tan graves, pero sigamos siendo atormentados todos los días por los problemas que Pablo enumera en Filipenses 2. Por consiguiente, no sólo necesitamos ser salvos de los pecados graves, sino también de aquellos que podríamos considerar leves, tales como las murmuraciones y los argumentos. De la misma manera, si queremos ser irreprensibles y sencillos, requerimos de una salvación constante.

  El único que puede salvarnos de esta manera es el Dios Triuno, el cual se procesó y llegó a ser el Espíritu compuesto y vivificante, quien lo es todo. Hoy en día nuestro Dios es el Espíritu que todo lo incluye. Ahora este Dios maravilloso mora en nosotros y está operando y vigorizándonos desde nuestro interior, buscando cada día la oportunidad de rescatarnos.

  Cuando era joven, me dijeron que salvación tenía solamente dos aspectos. En primer lugar, aprendí que Cristo murió en la cruz para salvarnos, y en segundo lugar, que El estaba en los cielos como el Dios todopoderoso, y que como tal, es capaz de salvarnos a lo sumo si confiamos en El. Sin embargo, por años no supe cómo el Señor Jesús nos salva de una manera práctica. Pero ahora, en la epístola de Filipenses, puedo ver que contamos con una salvación constante, la cual podemos aplicar no sólo a nuestras situaciones específicas sino también a nuestra vida cotidiana. Somos salvos, no simplemente por el Dios todopoderoso que está en los cielos, sino mediante la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo y por la operación interior del Dios que mora en nuestro ser.

SALVOS MEDIANTE EL ESPIRITU VIVIFICANTE Y EL DIOS PROCESADO

  Hoy podemos experimentar a nuestro Dios de una manera subjetiva, pues El ha llegado a ser nuestro suministro interior con el fin de sostenernos en cualquier situación con Sus riquezas, las cuales se hallan en la abundante suministración del Espíritu como nuestra porción. En tanto que disfrutemos de esta suministración, podremos ser salvos espontáneamente de nuestras situaciones específicas. Además, este Espíritu es el propio Dios que mora y opera en nosotros a fin de salvarnos de las situaciones ordinarias de nuestra vida diaria.

  En los años que llevo viviendo en este país, no he cesado de ministrarles a los santos al Cristo que lo es todo, como el Espíritu vivificante y el Dios procesado. En el primer capítulo de Filipenses, tenemos al Espíritu compuesto y vivificante, quien lo es todo, y en el segundo capítulo, tenemos al Dios procesado. Hoy, nuestro Dios ha dejado de ser simplemente el objeto de nuestra adoración. Por haberse procesado, El ahora mora en nosotros. El ya no es un Dios “crudo” o sin procesar, pues después de haber pasado por las distintas etapas de un proceso, ha venido a morar en nuestro espíritu a fin de que lo disfrutemos y experimentemos. ¡Aleluya, tenemos al Dios procesado como nuestra porción! El está operando en nosotros para salvarnos día tras día. Finalmente, El mismo llegará a ser nuestra salvación constante.

  En realidad, el Dios que mora y opera en nosotros es el Espíritu que lo es todo, el Espíritu de Jesucristo. Por esa sencilla razón, no podemos sistematizarlo. Este Dios es Cristo y es también el Espíritu. La fuente de nuestra salvación constante es el Dios procesado, quien es el Espíritu compuesto y vivificante, el cual lo incluye todo. Con este Espíritu tenemos la abundante suministración, y con el Dios procesado, tenemos la operación interior. La suministración y la operación son la fuente de nuestra salvación constante. Mediante esta fuente maravillosa, somos salvos de situaciones específicas y también de las situaciones comunes de nuestra vida diaria. Es así que somos salvos de las murmuraciones y los argumentos, y de todo lo torcido y perverso. Esto no es una simple teoría, sino algo muy práctico y experimental. Cuando disfrutamos la salvación constante en nuestra vida diaria, vivimos a Cristo.

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