Mostrar cabecera
Ocultar сabecera
+
!
NT
-
Navega rápidamente por los libros de vida del Nuevo Testamento
AT
-
Navega rápidamente por los libros de vida del Antiguo Testamento
С
-
Mensajes del libro «Estudio-Vida de Lucas»
Чтения
Marcadores
Mis lecturas


Mensaje 19

EL MINISTERIO DEL SALVADOR-HOMBRE SE LLEVA A CABO EN SUS VIRTUDES HUMANAS JUNTO CON SUS ATRIBUTOS DIVINOS EN GALILEA

(9)

  Lectura bíblica: Lc. 8:22-56

  En este mensaje llegamos a 8:22-56. En esta porción del Evangelio de Lucas vemos tres eventos: se calma la tempestad (8:22-25), se echa fuera una legión de demonios (vs. 26-39), y se sana a una mujer que tenía flujo de sangre y se resucita a una niña (vs. 40-56).

EL VIAJE ORDENADO POR EL SEÑOR

  Estos tres eventos se encuentran juntos no solamente en Lucas, sino también en Marcos y en Mateo. En Marcos, se encuentran juntos para demostrar la autoridad del reino de Dios. Por la autoridad del reino, se calma la tempestad, se derrota a los demonios, se sana a los enfermos y se resucita a los muertos. En Mateo estos mismos tres asuntos se encuentran juntos para demostrar un cambio dispensacional. Pero en Lucas, estos casos se encuentran juntos para demostrar el viaje que debemos tomar, nosotros los que creemos en el Señor Jesús y le seguimos.

  Hemos visto en 7:36—8:21 que nuestra vida cristiana comienza cuando recibimos el perdón de pecados, y continúa cuando vivimos en paz, seguimos al Señor, le ministramos según Su necesidad y crecemos en vida para poder alumbrar. Con el tiempo, llegamos a ser los verdaderos parientes del Señor, es decir, Sus miembros. Luego en 8:22-56 Lucas demuestra que los que creen en el Señor están en un viaje con El. Nosotros no escogemos el viaje; más bien, lo ordenó el Señor.

  Lucas 8:22 indica que el viaje del cual hablamos es ordenado por el Señor: “Aconteció en uno de aquellos días, que El y Sus discípulos entraron en una barca, y El les dijo: Pasemos al otro lado del lago. Y partieron”. Aquí vemos que el Señor dijo a los discípulos que pasaran al otro lado del lago. Esto indica que los discípulos no iniciaron el viaje, sino que fue ordenado por el Señor. Además, esto indica que después de que llegamos a ser los parientes del Señor, nosotros los miembros de Su Cuerpo, no tenemos el derecho de escoger nuestro propio camino. Más bien, debemos tomar el camino escogido por El, el camino ordenado por El. Por lo tanto, los discípulos partieron en conformidad con la palabra del Señor. El dijo: “Pasemos al otro lado del lago”, y aceptaron Su palabra y partieron.

El Señor reprende al viento y al oleaje del agua

  Los versículos 23 y 24 nos cuentan lo que sucedió en el viaje: “Y mientras navegaban, El se durmió. Y cayó sobre el lago una tempestad de viento; y se anegaban y peligraban. Y se le acercaron y le despertaron, diciendo: ¡Maestro, Maestro, que perecemos! Despertando El, reprendió al viento y al oleaje del agua; y cesaron, y sobrevino la calma”. Aquí vemos que mientras el Señor dormía, una tempestad de viento cayó sobre el lago, y la barca se fue llenando de agua. Los discípulos se atemorizaron y llamaron al Señor. Este se despertó y reprendió al viento y al oleaje del agua.

  ¿Por qué el Señor reprendió al viento y al oleaje del agua? ¿Por qué reprende a algo que no tiene vida? Reprendió al viento y al oleaje del agua porque los espíritus malos y los demonios estaban detrás de ellos. Los espíritus malos se hallan en el aire y los demonios en el agua. Tanto los espíritus malos como los demonios siguen a Satanás y nos perturban en nuestro viaje mientras seguimos al Señor. Esto quiere decir que los espíritus malos y los demonios causarán que una “tempestad” nos frustren en nuestro viaje.

  El versículo 25 dice: “Y les dijo: ¿Dónde está vuestra fe? Y atemorizados, se maravillaban, y se decían unos a otros: ¿Quién es éste, que aun a los vientos y a las aguas manda, y le obedecen?” Aquí vemos que después de calmar la tempestad, el Señor reprendió a los discípulos, al preguntarles: “¿Dónde está vuestra fe?”

La fe se basa en la palabra del Señor

  Conforme al Nuevo Testamento, la fe se basa siempre en la palabra del Señor. Si no tuviéramos la palabra que proviene del Señor, no tendríamos ninguna base para nuestra fe. La palabra del Señor produce la fe. Por lo tanto, la fe se basa en la palabra del Señor. ¿Cuál palabra dio el Señor a los discípulos en este caso? La palabra era la del versículo 22: “Pasemos al otro lado del lago”. Puesto que el Señor había dicho esta palabra, sin falta la cumpliría.

  En 8:22-25 los discípulos no tenían solamente la palabra del Señor sino también al Señor mismo. El estaba con los discípulos en la barca. En esa situación los discípulos tenían la palabra del Señor y al Señor mismo.

  Puesto que los discípulos tenían tanto la palabra del Señor como Su presencia, deberían haber estado en paz, sin preocuparse de la tempestad. El Señor les había dicho que pasasen al otro lado del lago y El estaba con ellos en la barca. No deberían haberse atemorizado por la tempestad.

  Hoy nuestro problema está en que cuando viene una tempestad, muy a menudo, nosotros los seguidores del Señor, nos olvidamos de la palabra del Señor. Además, en vez de mirar al Señor, miramos la tempestad. Todos necesitamos aprender que, siempre que estemos siguiendo al Señor en un viaje, y una tempestad se levante, debemos mirar al Señor dormido y no la tempestad. No deberíamos preocuparnos de la tempestad, sino cuidar de la palabra del Señor. El Señor dijo: “Pasemos al otro lado del lago”, y todo lo que El diga se cumplirá. Una vez que el Señor hable con relación a cierta cosa, establecida está. El Señor siempre cumple con Su palabra. Así que cuando nos diga que pasemos al otro lado, no importa qué clase de tempestad venga, estaremos seguros de que llegaremos al otro lado.

Descansa con el Señor

  Necesitamos creer en el Señor, no mirar nuestro entorno ni circunstancias. En vez de mirar la tempestad, miremos al Señor que descansa. ¿Cuál seguiría usted: la tempestad o el Señor que descansa? Incluso diríamos al Señor: “Señor, ya que estás descansando, descansaré contigo. Dejo que el viento sople. Puesto que Tu estás descansando, puedo descansar contigo”. Sin embargo, decir esto es fácil, pero es difícil practicarlo. Yo que por más de cincuenta años he estado mirando al Señor y no las circunstancias, debo confesar que todavía estoy aprendiendo esta lección.

  A menudo en nuestro viaje con el Señor nos encontramos con una tempestad o con un remolino. Entonces, es posible que nos distraigamos y nos olvidemos de la palabra del Señor y del hecho que El está con nosotros y está en reposo. ¿Es usted capaz de decir: “Señor, ya que estás descansando, también descansaré”? Aprendamos a practicar esto.

  El relato de Lucas en 8:22-25 no muestra un cambio dispensacional; ni tampoco presenta la autoridad del reino de Dios. Aquí Lucas retrata el viaje cristiano. Según el retrato presentado en Lucas, mientras tomamos el camino ordenado por el Señor, El estará en reposo, y el enemigo estará atareado. Los espíritus malos y los demonios estarán avivados para acarrear una tempestad que frustre nuestro viaje. Es necesario acordarnos que en realidad este viaje no es nuestro; sino el del Señor, y que estamos recorriéndolo con El. Tomamos Su camino, y El va en el camino con nosotros. De hecho, El está incluso con nosotros en la barca. Podemos decir que aquí la barca representa la iglesia. El hecho de que el Señor esté con nosotros en la barca significa que El está con nosotros en la iglesia. Aunque la “barca” de la iglesia esté en una tempestad de viento y un oleaje del agua, no debemos desconcertarnos. En vez de desconcertarnos, debemos tener paz en el Señor que descansa.

ECHA FUERA UNA LEGION DE DEMONIOS

  Finalmente, el Señor y Sus discípulos llegan a su destino: “La tierra de los gerasenos, que está en la ribera opuesta a Galilea” (8:26). Inmediatamente se encontraron con un hombre endemoniado (v. 27), un hombre poseído por una legión de demonios (v. 30). El Señor echó fuera todos estos demonios, dándoles permiso para entrar en los muchos cerdos que pacían allí cerca (v. 32). “Y los demonios, salidos del hombre, entraron en los cerdos; y la piara se precipitó por un despeñadero al lago, y se ahogó” (v. 33). El cuadro presentado en 8:22-39 corresponde con nuestra experiencia espiritual. Cuando tomamos el camino del Señor, y lo recorremos con El, habrá tempestades. No obstante, con el tiempo llegaremos a nuestro destino, o sea al “otro lado del lago”. Entonces veremos que en tal lugar, el Señor echa fuera una legión de demonios y deshace el negocio inmundo de criar cerdos. En el Estudio-vida de Marcos indicamos que el negocio de criar cerdos representa la industria inmunda que existe hoy en el mundo. En el mundo existen legiones de demonios, y en todos los lugares existe el negocio inmundo. Pero siempre que los seguidores del Señor Jesús vayan con El, el resultado será que se echa fuera los demonios y se deshace completamente el negocio de criar cerdos.

  La petición de la multitud en la tierra de los gerasenos en cuanto a que el Señor se marchase de ellos, indica que la gente mundana se ofende cuando se echa fuera los demonios y se deshace completamente el negocio de criar cerdos. Ciertamente son buenas obras echar fuera los demonios y deshacer el negocio sucio de criar cerdos, pero esto no es agradable para la gente mundana. Aunque estemos haciendo lo que es mejor para la sociedad, la gente del mundo no nos apreciará. No esperen que la gente mundana les reciba bien. Puesto que nuestro viaje dañará su negocio inmundo, no nos recibirá bien.

  Hemos indicado que los demonios moran en las aguas. Podemos decir que la sociedad de hoy es un lago enorme de aguas sucias y que dichas aguas están llenas de demonios. Dondequiera que vayamos en nuestro viaje con el Señor, nos encontraremos con legiones de demonios, y éstos serán echados fuera y el negocio inmundo será removido. Sin embargo, esto es ofensivo para la sociedad de hoy en día. Como resultado, así como los gerasenos rogaron al Señor que se marchase de ellos, la gente mundana nos rogará que nos distanciemos de ellos.

SANA A UNA MUJER QUE TENIA FLUJO DE SANGRE Y RESUCITA A UNA NIÑA

  En 8:40-56 tenemos el relato que describe cómo el Señor sanó a una mujer que tenía flujo de sangre y resucitó a una niña. En 8:41-42 Jairo, un principal de la sinagoga, pidió a Jesús que sanase a su hija, “como de doce años, que se estaba muriendo”. Mientras que el Señor iba de camino para sanar a la niña, “una mujer que tenía flujo de sangre desde hacía doce años, y que había gastado en médicos todo cuanto tenía, y por ninguno había podido ser curada, se le acercó por detrás y tocó los flecos de Su manto; y al instante se detuvo el flujo de su sangre” (vs. 43-44). Puesto que el caso de esta mujer está combinado con el caso de la hija del principal de la sinagoga, y puesto que los doce años de la enfermedad de la mujer equivalen a la edad de la muchacha y que ambas son mujeres, estos casos pueden considerarse el caso completo de una sola persona. Según esta perspectiva, la muchacha nació, por así decirlo, con la enfermedad mortal de la mujer y murió de ella. Cuando el Salvador-Hombre sanó la enfermedad mortal de la mujer, la joven muerta resucitó. Esto significa que el hombre caído nace en la enfermedad mortal del pecado y está muerto en ella (Ef. 2:1). Cuando su enfermedad mortal, causada por el pecado, es eliminada por la muerte redentora del Salvador (1 P. 2:24), él resucita y pasa de muerte a vida (Jn. 5:24-25).

  El flujo de sangre en el caso de la mujer representa el escape de la vida. Perder sangre significa perder la vida. Esto también es un aspecto de la condición de la sociedad de hoy en día. Según el cuadro presentado en Lucas, la sociedad del hombre caído está lleno de demonios y de los negocios inmundos de criar cerdos, y se caracteriza por el escape de la vida, lo cual lleva a la gente a la muerte.

LO QUE EXPERIMENTAMOS EN NUESTRO VIAJE CON EL SEÑOR

  Es necesario ver el significado de todos los casos que están incluidos en este evangelio, a fin de entender el relato en el Evangelio de Lucas. El hombre con la legión de demonios representa la situación de la sociedad humana. La sociedad humana está llena de demonios. El negocio de criar cerdos representa el negocio inmundo que existe entre la raza humana caída. Ahora vemos que la mujer con el flujo de sangre representa el escape de la vida de las personas caídas que están la sociedad; y la pérdida de la vida resulta en la muerte.

  El Señor y los discípulos que estaban en su viaje se encontraron con una legión de demonios, con los que trabajaban en el negocio inmundo de criar cerdos, con la que tenía el flujo de sangre, y con la que se había muerto. Esto indica que en nuestro viaje en el cual seguimos al Señor, entraremos en contacto con cuatro cosas: los demonios, el negocio inmundo de criar cerdos, la vida que se escapa y la muerte. En nuestro viaje es posible que al seguir al Señor hasta cierto lugar, nos encontremos ahí con legiones de demonios y con la industria inmunda. Luego podemos ir con El a otro lugar y ahí encontrarnos con el caso de la vida que se escapa y el caso de la muerte.

  En 7:36-50 somos representados por la mujer pecadora cuyos pecados fueron perdonados y luego, quien comenzó a amar al Señor y a llevar una vida en paz. Nosotros, los que hemos experimentado el perdón de pecados, amamos al Señor y llevamos una vida en paz. Luego, según el capítulo ocho, le seguimos, le ministramos según Su necesidad, crecemos en vida, resplandecemos como lámparas, y llegamos a ser los verdaderos parientes del Señor. Por lo tanto, en 7:36—8:21 vemos un cuadro de nuestra experiencia cristiana, que comienza con el perdón de pecados y termina cuando llegamos a ser los parientes del Señor, los miembros de Su Cuerpo.

  Según el relato presentado en 8:22-56, no debemos pararnos cuando llegamos a ser los parientes del Señor, sino que debemos seguir y tomar el camino que el Señor nos ha ordenado. Esto quiere decir que debemos tomar el viaje que El nos ha ordenado. Tomamos este viaje en conformidad con la palabra del Señor, y El está con nosotros en la barca.

  No debemos pensar que si tomamos el viaje que el Señor ordenó todo será fácil. Al contrario, debemos estar preparados para enfrentarnos con la tempestad. Puesto que viajamos en conformidad con la palabra del Señor y el Señor mismo está con nosotros en la barca, no debemos atemorizarnos por la tempestad. El Señor está descansando en la barca, y debemos aprender a descansar con El. Sin embargo, no es fácil hacer esto. Cuando se levanta una tempestad, quizás invoquemos al Señor y le digamos que nos estamos pereciendo. Sabemos por experiencia que probablemente invocamos más al Señor cuando estamos en una tempestad que cuando estamos a salvo y en paz.

  En nuestro viaje con el Señor, en cierto lugar nos encontraremos con demonios y con el negocio de criar cerdos. En otros lugares, nos encontraremos con el caso de la vida que se escapa; también nos encontraremos con el caso de la muerte. Pero nosotros los seguidores del Señor, al tomar el camino que El nos ordenó para nuestro viaje, seremos siempre una bendición a la sociedad. Cuando lleguemos a un lugar como de los gerasenos, un lugar lleno de demonios, se echarán fuera los demonios y se deshará la industria inmunda. Aunque otros nos rechacen, siempre les seremos una bendición. Después quizás seamos guiado a otro lugar y nos convertimos en la bendición de los que sufren del escape de la vida. Como resultado de nuestra estancia ahí, tal vez algunos se sanen y otros resuciten de la muerte.

  Dondequiera que sigamos al Señor en nuestro viaje, se echará fuera los demonios, se deshará el negocio de criar cerdos, se sanará los que sufren el escape de la vida y se resucitará a los muertos.

  Hemos visto que en Mateo, Marcos y Lucas todos ellos relatan los mismos tres casos que hemos estado viendo en este mensaje. Hemos indicado que Mateo tiene la intención de demostrar el cambio dispensacional, y que Marcos tiene la intención de demostrar la autoridad del reino de Dios. Pero en Lucas se relata estos tres eventos con el fin de demostrarnos el viaje que nos fue ordenado por el Salvador-Hombre. Al leer los relatos narrados en Lucas, nosotros los que seguimos al Señor Jesús vemos el camino que debemos tomar. Puesto que tomamos este viaje en conformidad con la palabra del Señor, llegaremos a nuestro destino, no importa cuantas tormentas existan. Luego, al llegar a nuestro destino, nos encontraremos con los demonios, la industria inmunda, la vida que se escapa y la muerte. Sin embargo, siempre llevaremos una bendición a estas situaciones negativas. Ya que se echarán fuera los demonios, se deshará el negocio inmundo, se sanará al que sufre de la enfermedad que hace que la vida se escape y se resucitará al muerto.

Biblia aplicación de android
Reproducir audio
Búsqueda del alfabeto
Rellena el formulario
Rápida transición
a los libros y capítulos de la Biblia
Haga clic en los enlaces o haga clic en ellos
Los enlaces se pueden ocultar en Configuración