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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Lucas»
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Mensaje 26

EL SALVADOR-HOMBRE LLEVA A CABO SU MINISTERIO EN SUS VIRTUDES HUMANAS CON SUS ATRIBUTOS DIVINOS DE GALILEA A JERUSALEN

(4)

  Lectura bíblica: Lc. 10:38-42

SERVIR AL SEÑOR CONFORME A SU DESEO Y SU PREFERENCIA

  Inmediatamente después de la parábola del buen samaritano, Lucas presenta el relato en el que el Salvador-Hombre es recibido por Marta en Betania (10:38-42). ¿Cuál es la conexión entre estos dos casos? La conexión consiste en que después de que somos salvos al conocer la compasión y el amor del Salvador, debemos servirle. En otras palabras, los que son salvos deben ser servidores. Para ser salvos necesitamos conocer la compasión y el amor del Salvador. Para servirle, debemos conocer Su deseo y Su preferencia. No debemos servir al Señor conforme a nuestra opinión, concepto ni entendimiento, sino conforme a Su deseo y Su preferencia.

  En Lucas 10:38 y 39 dice: “Aconteció que yendo de camino, entró en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa. Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies del Señor, escuchaba Su palabra”. Esto sucedió en la aldea Betania (Jn. 12:1; Mr. 11:1; Mt. 21:17). El nombre Betania significa casa de aflicción.

  Según el relato de los evangelios, la última vez que el Señor visitó Jerusalén, se quedó allí solamente durante el día por causa de Su ministerio. Cada noche El iba a posar en Betania, al lado oriental del monte de los Olivos (Mr. 11:19; Lc. 21:37), donde estaban la casa de María, Marta y Lázaro y la casa de Simeón (Jn. 11:1 Mt: 26:6). En Jerusalén los líderes judíos lo rechazaron, pero en Betania fue acogido por los que le amaban.

  En Lucas 10:38 y 39 se mencionan a Marta y María. El nombre Marta probablemente proviene de caldeo y significa “ella era rebelde”. La palabra griega traducida María es “Miriam” en hebreo y significa “la rebelión de ellos” (Nm. 12:1, 10-15).

  El significado de los nombres de Marta y de María conlleva la idea de rebeldía. Esto puede referirse a la vida natural de ellas. La salvación del Señor puede transformar a los rebeldes en personas sumisas, como se ve en esta historia. Una persona rebelde como la Miriam del Antiguo Testamento, llega a ser sumisa como la María del Nuevo Testamento.

  María escuchaba lo que el Señor decía, pero “Marta era llevada de acá para allá con muchos quehaceres” (v. 40). La frase griega traducida llevada de acá para allá significa “ser arrastrada en diferentes direcciones”.

  Marta, acercándose al Señor, dijo: “Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje servir sola?” (v. 40). El Señor le respondió: “Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas, pero sólo una cosa es necesaria. María, pues, ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada”. Aquí vemos que el Señor prefiere que los salvos que le aman le escuchen (v. 39), para que sepan cuál es Su deseo, en vez de laborar para El sin conocer Su voluntad (véase 1 S. 15:22; Ec. 5:1).

  Es bastante significativo que esta historia de Marta y María vaya inmediatamente después de la parábola del buen samaritano. Esta muestra la compasión y el amor del Salvador, quien como hombre llega a ser el prójimo de los pecadores. Aquélla revela el deseo y la preferencia del Señor, quien es Dios y ha de ser el Amo de los creyentes. El Salvador tiene compasión de nosotros, nos ama y nos salva; El desea y prefiere que le sirvamos. Después de recibir la salvación, debemos servir al Señor. Para obtener la salvación necesitamos conocer la compasión y el amor del Salvador; y para servirle necesitamos saber cuál es Su deseo y Su preferencia.

ESCUCHAR LO QUE EL SEÑOR DICE Y CONOCER SU DESEO

  Cuando el Señor vino a Betania, Marta le recibió y le sirvió, pero lo hizo conforme a su propio concepto y entendimiento. Pensó que después de una largo viaje, el Señor quería que le sirvieran con cosas materiales. Por eso hacía muchas cosas para el Salvador-Hombre.

  ¿Piensa usted que cuando el Salvador-Hombre entró en la casa de Marta en Betania deseaba que le sirvieran con cosas materiales? Sin duda, El no deseaba alimentos. Su deseo era que los que fueron salvos por El le escucharan y supieran lo que a El le interesaba. El Señor no estaba interesado en comer; prefería que los que le amaban estuvieran callados, se sentaran con El, le escucharan y se concentraran en lo que El decía. De esta manera conocerían cuál era Su deseo y Su preferencia.

  En Lucas 10:39 María se sentó a los pies del Señor a escuchar lo que decía. Más tarde, preparó el ungüento para Su muerte. ¿Cómo supo María que debía hacer esto? Pienso que llegó a saberlo porque escuchaba lo que el Salvador decía. Al sentarse a Sus pies para escucharle, ella pudo conocer qué era lo que el Señor deseaba y prefería.

  Hoy muchas personas están atareadas tratando de obtener la salvación. Piensan que la salvación depende de lo que ellos hagan. Pero no se necesita que hagamos cosa alguna para obtener salvación. Para que un individuo sea salvo, él necesita darse cuenta de que es incapaz de salvarse a sí mismo, ya que él, como el hombre de la parábola del buen samaritano, fue despojado, herido y dejado medio muerto. Esto indica que todos nosotros necesitamos un Salvador lleno de compasión y de amor. Cuando conozcamos la compasión y el amor del Salvador, disfrutaremos de Su gracia salvadora, que está llena de las virtudes humanas y los atributos divinos. Esto es lo que significa ser salvo.

  Aunque no es necesario que hagamos nada para obtener la salvación, el hombre caído piensa que para ser salvo debe hacer muchas cosas. Por lo tanto, damos énfasis a que, no necesitamos hacer nada para obtener la salvación.

  Una vez que hayamos sido convencidos por la compasión y el amor del Salvador y seamos salvos, es posible que tratemos de hacer muchas cosas para el Señor. Tal vez pensemos que ya que le amamos, debemos estar ocupados haciendo cosas para El. Nunca he conocido a una persona salva que no tenga ideas de hacer obras para el Señor. Todas las personas salvas que conozco tienen la intención de laborar para el Señor.

  Recientemente algunos me dijeron que ya que el Señor está bendiciendo Su recobro, debemos estar ocupados haciendo cosas. Algunos proponen que establezcamos escuelas, y otros, hospitales. Otros sugieren que realicemos diferentes actividades. Cuando oí estas propuestas, me dije a mí mismo: “No tengo ningún interés en estas cosas. No deseo establecer escuelas ni hospitales. Cuando escucho tales propuestas, mi deseo es simplemente descansar en el Señor. No creo que el Señor quiera que estemos ocupados en esas actividades”.

  En 10:38-42 Marta estaba muy ocupada e incluso intentó que el Señor también estuviera ocupado. Vio la situación en la cual el Señor y su hermana María se hallaba. Esta no hacía nada, estaba sentada a los pies del Señor, escuchando lo que decía, y El parecía apreciar su silencio. A Marta esto le molestó y hasta le sugirió al Señor: “Dile, pues, que también haga su parte”. Aquí parece que Marta dijera: “Señor, ¿no te das cuenta de que estoy muy ocupada? ¿Por qué no le dices a mi hermana que me ayude?”

  Hoy la mayoría de los salvos están atareados tratando de servir al Señor. Puede ser que también traten de atarear al Salvador. Pero los que conocen al Señor, y conocen Su deseo y Su preferencia dirían: “No estén tan atareados. El Señor quiere descansar. Para El lo más importante no es que ustedes laboren para El ni que traten de hacer cosas para El, sino que se sientan con El y en silencio le escuchen. Si se sientan con El y le escuchan, conocerán Su deseo y Su preferencia.

EL SEÑOR ESTA INTERESADO EN SU MUERTE

  ¿Sabe usted en qué estaba interesado el Señor mientras El estaba en la casa de Marta en Betania? El tenía todo Su interés puesto en Su muerte. El sabía que iba a ir a Jerusalén a morir. Quería que Sus seguidores dejaran a un lado sus trabajos y quehaceres, y fueran con El a Su crucifixión.

  Mientras que los discípulos iban con el Señor en camino de Jerusalén, estaban ocupados discutiendo quién sería el mayor, y prohibiendo que otros hicieran cosas para el Señor. Los hermanos, por su parte, estaban ocupados con sus ambiciones y las hermanas estaban atareadas en servir. Pero entre las hermanas, había una, María, que no lo estaba. Ella escuchaba en silencio al Salvador-Hombre. Como resultado, llegó a conocer lo que le interesaba.

  María se dio cuenta de que El iría a Jerusalén para morir. El Señor reveló Su muerte dos veces a los discípulos, pero ellos no le entendieron. Sin embargo, María oyó lo que el Señor dijo en cuanto a Su muerte, y entendió a qué se refería. Puesto que ella oyó y recibió las palabras del Señor en cuanto a Su muerte, buscó la oportunidad para ungirle antes de que muriera (Mt. 26:12).

  En 10:38-42 el Señor posiblemente hablaba con María de Su muerte. En aquel momento, lo que al Salvador le interesaba era Su inminente muerte.

  En Lucas 9:51, que es el comienzo de la sección sobre el ministerio del Señor, que se lleva a cabo desde Galilea hasta Jerusalén, leemos: “Estando para cumplirse los días en que El había de ser recibido arriba, afirmó Su rostro para ir a Jerusalén”. La expresión ser recibido arriba alude a la muerte del Señor. Aquí vemos que el Señor estaba a punto de ir a Jerusalén para morir allí. Por lo tanto, desde este momento Su único interés era ir a Jerusalén para morir. Afirmó Su rostro para ir allí. Así que, mientras estaba en camino a Jerusalén, lo único que tenía en mente era Su muerte.

  Cuando estaba en Betania, cerca de Jerusalén, fue recibido en la casa de Marta. Allí hablaba la palabra, y María le escuchaba. Como ya dijimos es posible que haya hablado de Su muerte. Sin embargo, ni los hermanos ni Marta, quien estaba ocupada sirviendo, estaban interesados. La única que se interesó en lo que el Señor dijo de Su muerte y que se sentó a escucharle fue María. quien se sentó a Sus pies y lo escuchó mientras el expresaba Su deseo y Su preferencia.

SOMOS SALVOS Y OFRECEMOS NUESTRO SERVICIO

  Los dos casos mencionados en 10:25-42, el hecho de que el Señor se presentara como el buen samaritano y el hecho de que fuera recibido por Marta, están relacionados. El primer caso muestra la compasión y el amor del Salvador según los cuales fuimos salvos, y el segundo caso, revela Su deseo y Su preferencia con el fin de que le sirvamos. Debemos conocerle en estos dos aspectos. Debemos conocer Su compasión y Su amor con referencia a la salvación, y debemos conocer cuál es Su deseo y Su preferencia con respecto al servicio que le rendimos.

  Antes de hacer algo para el Señor, debemos conocer Su compasión y Su amor por los cuales nos salvó y para servirle, debemos conocer lo que El desea y lo que le interesa. Esto exige que dejemos nuestro hombre natural en la cruz. No necesitamos hacer nada para obtener la salvación, ni cuando servimos al Señor. Con respecto a la salvación y al hecho de que servimos al Señor, debemos permanecer en la cruz. De esta manera, conoceremos la compasión y el amor del Salvador-Hombre en cuanto a nuestra salvación, y sabremos lo que El desea en cuanto a nuestro servicio.

  Vimos que el nombre Marta probablemente viene del caldeo y significa ella era rebelde y que el nombre griego traducido “María” en hebreo es traducido Miriam, significa la rebelión de ellas. Estas palabras provienen de la misma raíz, que significa rebelde o rebeldía. No obstante, una persona rebelde puede llegar a ser sumisa. María era rebelde, pero se convirtió en una persona sumisa no solamente en cuanto a la compasión y el amor del Señor, sino también en cuanto a Su deseo y Su preferencia. Por lo tanto, en el Nuevo Testamento María fue la única que sabía con certeza lo que el Señor deseaba. Por esta razón, ella es un ejemplo para los que siguen al Señor. Todos nosotros debemos seguir y servir al Señor como lo hizo ella.

  En el ejemplo de María, debemos recordar que originalmente ella era rebelde. Debido a la compasión y la misericordia del Salvador-Hombre llegó a ser sumisa, a amar al Señor y a servirle no conforme a su opinión ni por su propio esfuerzo, sino conforme al deseo de El. Es así como somos salvos y como debemos servir al Señor.

  El Evangelio de Lucas es un libro lleno de las virtudes humanas y los atributos divinos del Salvador-Hombre. El llevó a cabo Su ministerio, desde Galilea hasta Jerusalén, en Sus virtudes humanas junto con Sus atributos divinos. Lucas pone en el mismo contexto al Señor como el buen samaritano y el caso que El fue recibido por Marta en Betania con el propósito de demostrar cómo recibimos la salvación del Salvador y cómo debemos servirle después de ser salvos.

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