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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Romanos»
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Mensaje 43

EN LA VIDA DIVINA SOMOS SALVOS DE SER LOS QUE CAUSAN DIVISIÓN

  Lectura bíblica: Ro. 5:10; Col. 2:16-17; Ro. 14:1-2

  Romanos 5:10 habla no solamente de la muerte de Cristo, sino también de Su vida. A pesar de que hemos sido redimidos, justificados y reconciliados con Dios mediante la muerte de Cristo, aun necesitamos ser salvos en Su vida de muchos elementos negativos. Estos elementos no son objetivos, sino subjetivos, pues están relacionados con nuestro ser interior. En los mensajes anteriores abordamos cuatro de estos asuntos o elementos negativos, de los cuales somos salvos en la vida de Cristo: la ley del pecado, que es el poder espontáneo del pecado en nuestra carne; la mundanalidad, que incluye todas las cosas mundanas y comunes; el vivir por nuestra vida natural, que incluye nuestra vida natural así como nuestra fuerza, sabiduría y modo de ser naturales; y el individualismo, que es la actitud y la práctica de ser individualistas. En este mensaje hablaremos del quinto elemento negativo: nuestra tendencia a ser divisivos.

EL ELEMENTO DIVISIVO

  En nuestra constitución natural existe un elemento divisivo. Antes de que fuéramos salvos, tal vez no nos habíamos dado cuenta aún de que dicho elemento existía en nuestro ser, un elemento que causa que en nuestra vida natural exista la tendencia a ser divisivos, lo cual es peor que ser naturales o individualistas. Toda persona individualista prefiere estar sola y que lo dejen en paz. No quiere que nadie le moleste ni interfiera en nada; simplemente quiere ser lo que él es. Pero ser divisivo es causar división de una manera activa. En contraste con aquellos que son individualistas, los que son divisivos activamente forman partidos. Se ponen en contacto con los santos con la finalidad de dividirlos. Tal vez incluso viajen de lugar en lugar con la sola intención de causar división.

  Romanos 8 dice que la ley del Espíritu de vida nos libra de la ley del pecado, y Romanos 6 nos dice que la vida de Cristo nos santifica en términos de nuestro modo de ser. En Romanos 12 leemos que necesitamos ser transformados por medio de la renovación de la mente. Romanos 12 también nos dice que somos un solo Cuerpo y miembros los unos de los otros. Ser transformados significa ser salvos de vivir por nuestra vida natural, y ser edificados en un solo Cuerpo equivale a ser salvos del individualismo. En el capítulo 12 tenemos transformación y edificación, pero al llegar a los capítulos 14 y 15, vemos que la vida de Cristo puede salvarnos de ser factores que causen división. En estos capítulos el apóstol Pablo se ocupa de nuestra naturaleza divisiva.

RECIBIR A TODOS LOS SANTOS

  En Romanos 14 Pablo aborda el asunto de recibir a los santos. Debemos estar dispuestos a recibir a todos los cristianos. Incluso en el primer siglo había distintas clases de cristianos. Unos solamente comían legumbres, mientras que otros comían de todo. Unos guardaban ciertos días, mientras que otros consideraban todos los días iguales. Si usted hubiera vivido en los tiempos del apóstol Pablo, ¿habría sido capaz de recibir a todos esos tipos de cristianos? Debemos recibir a todo aquel que cree en Cristo. Si una persona cree que Jesús es el Hijo de Dios encarnado como hombre, que Él murió en la cruz por nuestros pecados, que resucitó física y espiritualmente, y que Él está ahora a la diestra de Dios, entonces ciertamente debemos recibirle. De hecho debemos tener una actitud de que ya los hemos recibido.

  Sin embargo, el problema es que tal vez los cristianos que solamente comen verduras, no reciban a los que comen de todo, y puede ser que los que comen de todo, no reciban a los que comen sólo verduras. De igual modo, aquellos que consideran todos los días iguales, quizás no estén dispuestos a recibir a los que guardan ciertos días especiales, y es posible que los que guardan ciertos días, tampoco reciban a los que consideran todos los días iguales. No obstante, en tanto alguien crea en el Señor Jesucristo, debemos recibirle; sin importar lo que coma, o si guarda ciertos días o no lo hace.

CRISTO ES LA REALIDAD DE LAS SOMBRAS

  Todo creyente cree en el Señor Jesús y en la Biblia. Sin embargo, existen diferentes entendimientos e interpretaciones de muchos asuntos bíblicos. En el capítulo 14 Pablo se enfrenta con dos de esas diferencias, el comer y la observancia de los días de fiesta. Comer algo es recibirlo dentro de nosotros de manera que llegue a formar parte de nuestro ser, y guardar un día es seguir un rito o reglamento externo. Las diferencias que existen entre los cristianos de hoy consisten principalmente en las cosas que reciben, y en los ritos y reglamentos externos que observan. Según Colosenses 2:16-17, los preceptos bíblicos respecto a observancias externas son tipos y sombras de Cristo. En Colosenses 2:16 Pablo dice: “Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o sábados”. En este versículo vemos las dos categorías mencionadas previamente, el comer y las observancias externas. En el siguiente versículo Pablo indica que todo esto “es sombra de lo que ha de venir; mas el cuerpo es de Cristo”. Si yo me paro junto a una luz, una sombra con la forma de mi cuerpo se proyectará detrás de mí. Mi cuerpo es la realidad de dicha sombra. De igual manera, los asuntos de comer y beber, y de guardar ciertos días son sombras, pero el cuerpo, la realidad de esas sombras, es Cristo.

LOS DIFERENTES TIPOS Y SOMBRAS DE CRISTO

  En el Antiguo Testamento Dios mandó a Su pueblo que solamente comiera lo que era considerado limpio. Ellos no debían comer ninguna cosa inmunda. Sin embargo, la mayoría del pueblo no entendió que esos preceptos en cuanto a la dieta estaban relacionados con Cristo. Todas las cosas limpias mencionadas en Levítico 11 representan distintos aspectos de Cristo. Él es inescrutablemente rico y tiene innumerables aspectos. Este rico Cristo requiere miles de elementos que lo tipifiquen. Todas las clases de comida apropiada para el pueblo de Dios, como las mencionadas en Levítico 11, tipifican diferentes aspectos de Cristo. Además, la comida que Dios prohibió, tipifica lo que no es Cristo. Todo lo de Cristo es bueno para comer, pero todo lo que no es Cristo, no sirve para alimentarnos. Esto nos lleva de nuevo a Génesis 2, donde vemos que el árbol de la vida era bueno para comer, pero no así el árbol del conocimiento del bien y del mal. Sin embargo, lo que realmente le interesa a Dios no es nuestra comida física, sino Cristo. Dios sólo se interesa por Cristo.

  Con respecto al guardar ciertos días especiales, debemos entender que a los ojos de Dios todos los días son iguales. Pero con el fin de presentar ciertos aspectos de Cristo, Dios usa ciertos días como sombras. Por ejemplo, el sabát, el día de reposo, es una sombra de Cristo como nuestro reposo y satisfacción. Ya que Cristo es la consumación y la perfección de todo lo que Dios ha hecho, Él es nuestra satisfacción y reposo. De manera que, Cristo es nuestro sabát. De igual modo, Cristo es nuestra luna nueva, esto es, nuestro nuevo comienzo. En el Antiguo Testamento, todos los días que al pueblo de Dios se les ordenó guardar o celebrar, eran sombras de Cristo. Sin embargo, Dios en realidad no se interesa por esos días; lo que a Él le interesa es Cristo. Por lo tanto, debemos asirnos de todo lo que es de Cristo y rechazar todo lo que no tiene que ver con Él.

  De acuerdo con la ley natural, nuestro cuerpo físico debe tener al menos un día de reposo a la semana. Al descansar de esta manera, podemos trabajar con más eficacia los otros seis días. Sin embargo, no importa si este día de descanso es el séptimo día o el primer día de la semana. Si aplicamos esto a Cristo, veremos que para Él todos los días son iguales. Éste fue el entendimiento de Pablo tal como se muestra en sus epístolas.

CUIDAR A LOS CREYENTES DÉBILES

  No obstante, Pablo sabía que debemos cuidar de los creyentes más débiles. En Romanos 14:1-2 él dijo: “Ahora bien, recibid al débil en la fe, pero no para juzgar sus opiniones. Porque uno cree que puede comer de todo, pero el que es débil, sólo come legumbres”. Aquellos que son fuertes deben cuidar de los más débiles. Aunque usted considere todos los días iguales y crea que todos los alimentos son buenos, es posible que otros que son débiles en la fe guarden ciertos días especiales y sólo coman legumbres. Por un lado, debemos entender que una gran cantidad de cosas materiales y de días especiales son tipos y sombras de Cristo. Si vemos esto, no nos preocuparemos acerca del comer ni del guardar ciertos días. Pero por otro lado, muchos cristianos genuinos no son muy fuertes en su fe acerca de estos asuntos, y nosotros debemos mantener una actitud abierta a todos ellos; de otro modo, seremos divisivos.

ENTRE LOS CREYENTES DE HOY EXISTE LA TENDENCIA A CAUSAR DIVISIONES

  Los creyentes hoy en día no sólo tienen la tendencia a causar división, sino que están divididos. En lugar de juzgar la actitud divisiva de otros, debemos juzgar nuestra propia naturaleza divisiva. Hemos visto que todos los cristianos tienen la misma fe salvadora, pues creen en la persona del Señor Jesús y en Su obra. La fe que nos salva es la misma en todos los creyentes. Pero como ya hicimos notar, es difícil que todos los cristianos tengan el mismo entendimiento con respecto a las verdades de la Biblia. Aun nosotros mismos podemos cambiar nuestro punto de vista en cuanto a ciertos asuntos. Hace cuarenta años yo interpretaba cierto versículo de una manera, pero ahora lo interpreto de una forma completamente diferente. ¿Cómo entonces podemos esperar que todos los creyentes en Cristo estén de acuerdo en su interpretación de la Biblia? Esto es ciertamente imposible. Por ejemplo, algunos dicen que el bautismo mencionado por Pablo en Romanos 6 se refiere a un bautismo espiritual, y no al bautismo que se da en agua. Pero otros, igualmente firmes en su convicción, creen que se refiere al bautismo en agua. Así que, sobre este particular ha habido fuertes disputas debido a la diferencia de opiniones. Los cristianos también tienen diferentes opiniones acerca de ofrecer alabanzas al Señor, de invocar Su nombre y de orar-leer la Palabra. No debemos esperar que todos los cristianos tengan exactamente el mismo entendimiento de todo lo contenido en la Biblia. Tal vez no seremos exactamente iguales en todo aspecto sino hasta que estemos en la Nueva Jerusalén.

  Hay una fuerte tendencia natural en todos nosotros de insistir en que todos los creyentes piensen exactamente igual que nosotros. Esta insistencia no sólo pone al descubierto nuestra falta de sabiduría, sino que también descubre el mismo elemento divisivo que se encuentra arraigado muy dentro de nuestro ser natural. Debido a este elemento, tenemos la tendencia a causar división y a formar nuestra propia clase de grupo.

  En 1957 los hermanos que llevaban la delantera en la iglesia en Taipéi tuvimos la carga de visitar a los líderes de los grupos cristianos independientes de esa cuidad. Algunos de esos grupos afirmaban que no pertenecían a ninguna denominación y declaraban reunirse en el nombre del Señor Jesús. Por tanto, los invitamos a tener comunión con nosotros. Durante nuestra comunión, los líderes de esos grupos quedaron plenamente convencidos de que todos los cristianos debían ser uno y que no existía razón para estar divididos. Sin embargo, dijeron que preferían seguir por su propia cuenta. Aunque estábamos dispuestos a que ellos tomaran el liderazgo y manejaran todas las propiedades de la iglesia, aun así prefirieron aferrarse a sus grupos independientes. Ellos agradecieron nuestra disposición, pero no estuvieron dispuestos a ser uno de manera práctica. Nosotros estábamos dispuestos a ser uno, pero ellos prefirieron permanecer en su posición divisiva.

SEGUIR EL CAMINO DEL SEÑOR

  ¡Qué gran misericordia es que estemos en la vida de iglesia! Muchos dicen que es imposible ser uno hoy y que es iluso tratar de practicar la vida de iglesia en una genuina unidad. Si no contamos con la misericordia del Señor, sería imposible ser uno con otros. Si el Señor no hubiera tenido misericordia de nosotros en China, no habríamos sido introducidos a la genuina unidad ni mantenidos en ella. Pero el Señor en Su misericordia abrió nuestros ojos y nos mostró Su camino. Para seguir adelante, es menester que andemos por el camino escogido por el Señor. Conforme a la economía de Dios, nosotros los seres humanos debemos creer en el Señor Jesús y ser cristianos. Si no fuésemos cristianos, viviríamos nuestra vida en vano. Como los cristianos que somos, debemos simplemente seguir el camino del Señor en la vida de iglesia; si no, no podremos seguir adelante. Tal vez querremos argumentar externamente al respecto, pero interiormente sabremos que hemos errado el blanco. No tendremos reposo interior ni sentiremos que hemos encontrado nuestro hogar.

NUESTRA POSICIÓN

  El elemento divisivo está en todos nosotros. No obstante, no debemos justificar la tendencia a causar división ni debemos tomar la ocasión para ser divisivos. Nuestro destino es ser uno con todos los creyentes genuinos. Esta unidad es además nuestra posición en el recobro del Señor. Muchos se ofenden por nuestra posición porque ellos prefieren tener una posición diferente. Algunos cristianos incluso nos condenan y nos acusan de decir que solamente nosotros somos la iglesia y que los demás no lo son. En respuesta a tal acusación, yo he dicho en algunas ocasiones: “Supongamos que cierta mujer está casada con un hombre de apellido Jones. Como es la esposa del señor Jones, ella es la señora Jones. Sin embargo, en lugar de llamarse la señora Jones, ella prefiere llamarse la señora Smith. Pero si alguien más reclama ser la señora Jones, ella se ofende y dice: ‘¿Por qué dice que usted es la señora Jones? ¿Cómo puede decir que usted es la señora Jones y que yo no lo soy?’ Si ella es la señora Jones, ¿por qué entonces quiere llamarse la señora Smith? En realidad no decimos que sólo nosotros somos la iglesia. Sin embargo, si los demás son la iglesia, ¿entonces por qué toman otros nombres como bautistas, presbiterianos, metodistas o episcopales? Si son la iglesia en este lugar, ¿entonces por qué se llaman a sí mismos de otra manera? Ya que se llaman a sí mismos con esos nombres, ¿cómo pueden ser la iglesia en esta localidad? Si nosotros no somos la iglesia en esta ciudad, ¿entonces quiénes somos?”.

  ¡Qué espíritu tan divisivo se halla entre los creyentes hoy en día! Las diferentes denominaciones y grupos están divididos y son divisivos. No obstante, ellos quieren que los demás sean uno con ellos. Por ejemplo, ciertos grupos reciben solamente a aquellos creyentes que han sido bautizados por ellos. ¡Cuán divisivo es esto! Otros grupos le prohíben a la gente invocar el nombre del Señor Jesús o alabar al Señor en voz alta. Esto también demuestra una actitud divisiva. Si ponemos como una condición que los creyentes abandonen o adopten ciertas prácticas para que puedan ser aceptados por nosotros, seremos divisivos. No nos debe importar ninguna práctica, sino que el que desee reunirse con nosotros sea un verdadero cristiano. La base sobre la cual hemos de recibir a los santos no debe ser nada más ni nada menos que Cristo mismo. No importa qué clase de trasfondo pueda tener un determinado creyente, en tanto sea un verdadero creyente, nosotros debemos recibirle cono nuestro hermano en el Señor.

LA NECESIDAD DE CRECER EN VIDA

  A fin de ser salvos de ser los que causan división, necesitamos crecer en vida. No es suficiente aprender las enseñanzas acerca de la unidad. Cuanto más crezcamos en la vida de Cristo, más seremos salvos en Su vida. Cuando yo era un cristiano joven, acostumbraba preguntar a otros cristianos qué creían acerca del bautismo o del arrebatamiento. Pero cuando obtuve cierto crecimiento en vida, dejé de hacer tal clase de preguntas. Ahora, cuando tengo contacto con los santos, nunca les hago preguntas de asuntos doctrinales. En vez de eso, aprecio la medida de Cristo que está en ellos. Simplemente no me interesan las cosas externas. Si queremos ser salvos de ser los que causan división, debemos crecer. Cuanto mayor sea nuestra medida de Cristo, menos seremos divisivos. Debido a que aún estamos en la vieja naturaleza con su elemento divisivo, no podemos afirmar que estamos completamente libres de ser divisivos. Debemos estar muy alertas en cuanto al elemento divisivo que está en nosotros. Además, debemos orar pidiendo que el Señor nos conceda el verdadero crecimiento en vida, a fin de que podamos ser salvos de ser los que causan división.

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